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domingo, 27 de agosto de 2017

La FAI ante los atentados de Cataluña

 

La FAI, ante los hechos acontecidos el jueves 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, no puede más que rechazar este tipo de atentados en el que, otra vez más, hemos de sufrir los trabajadores y la sociedad civil. Por ello nuestro más sincero apoyo y condolencias a familiares y amigos de las víctimas.

No podemos pasar por alto, y debemos condenar, a los medios de información españoles, los cuales, en vez de ser rigurosos, dar información fehaciente, veraz, contrastada, y respetar a familiares y amigos de las víctimas, se dedican a frivolizar, fomentar el sensacionalismo y alimentar la xenofobia y la islamofobia.

Al igual que en Charlottesville, Teherán, Bagdad, Londres, Estocolmo, Malawi, Hub, Manchester o Madrid, entre otras tantas ciudades de los cinco continentes, somos los pobres, como lo hemos sido a lo largo de la historia, los que tenemos que poner los muertos de una guerra imperialista a escala global al servicio de las grandes multinacionales, que están alimentando la división, el odio racial, el nacionalismo y el fascismo.

Frente a aquellos que siembran el caos con sus políticas imperialistas y los que fomentan y alimentan el fascismo, el racismo y el supremacismo, debemos seguir practicando la solidaridad y el apoyo mutuo entre los desposeídos, y seguir denunciando la barbarie a la que nos somete el capitalismo en el siglo XXI.


martes, 1 de agosto de 2017

A propósito de los últimos atentados yihadistas


Nº 348/julio 2017

Los últimos atentados cometidos en Inglaterra nos animan a reflexionar sobre la lucha contra el terrorismo, la guerra santa, la venganza política o vete a saber qué otros nombres le dan, tanto unos como otros, a este despropósito. Esta competición que consiste en ver quién mata más inocentes, ya sea en atentados en la calle como en bombardeos indiscriminados sobre la población civil, que nada tiene que ver con esta guerra no declarada en la que unos en nombre de Dios y otros en nombre de los intereses capitalistas pretenden dictarnos lo que tenemos que pensar, hacer, decir, trabajar, vestir, comer, beber... a base de ajusticiar injustamente inocentes que nada tienen que ver con su conflicto particular, pero que son los que están muriendo o perdiendo a sus seres queridos, su libertad, su dignidad. Esta es una guerra que ya está durando demasiado y que está causando unos daños irreparables a nuestra libertad, nuestra autonomía personal y colectiva, nuestra personalidad y nuestro libre albedrío, reduciéndolos a cenizas.

Como anarquistas condenamos este tipo de actitudes y a los que caen en ellas, sean del color, la religión y la condición social que sean. Pero no podemos por más que plantearnos una serie de cuestiones que podrían arrojar luz sobre el yihadismo, su auge y extensión a los países occidentales. A los países que condenan con tanta vehemencia los atentados yihadistas habría que preguntarles por qué no condenaron con la misma vehemencia los bombardeos indiscriminados contra la población civil en Iraq, Afganistán, Libia o Siria que causaron tantas víctimas inocentes. ¿Acaso eso no es terrorismo? Esos bombardeos indiscriminados se convirtieron en verdaderas fábricas de yihadistas. ¿Quién entrenó, financió y armó a todos estos grupos en los últimos años de la Guerra Fría para luchar contra el bloque antagonista? ¿Por qué unas víctimas son llamadas víctimas y otras víctimas daños colaterales? ¿Quién es el doctor Frankenstein que ha creado estos monstruos que después se han escapado de su control?

¡Ya está bien! A ver cuándo nos enteramos de que por encima de cualquier consideración política, económica, religiosa o social están el ser humano y el resto de los seres vivos.

F.R.GG.AA. de E.H.

sábado, 1 de agosto de 2015

La pobreza del pensamiento islámico hoy

   [Como complemento a los artículos de los compañeros del Colectivo Amor y Rabia sobre el ateísmo en el mundo musulmán...]

Ibn Rawandi.

Por TARIQ ALÍ

Ibn Hazm, Ibn Sina (Avicena) e Ibn Rusd (Averroes) son exponentes de determinadas corrientes de pensamiento semioficiales que se desarrollaron en los primeros quinientos años del islam. Los dos últimos, en particular, arremetieron contra las restricciones de la ortodoxia religiosa; mas, al igual que Galileo siglos después, no optaron por el martirio sino por continuar en vida y proseguir sus investigaciones. Hubo otros pensadores mucho más explícitos que pusieron en cuestión toda la estructura del islam.

El hereje de Bagdad Ibn Rawandi escribió en el siglo IX varios libros donde cuestionaba los principios básicos de las tres grandes religiones monoteístas. Ibn Rawandi fue mucho más radical que la secta mutazilí a la que había pertenecido. Los mutazilíes creían posible combinar el racionalismo y la fe en un solo dios. Algunos rechazaron la Revelación e insistieron en que el Corán no era un libro revelado sino creado por el hombre. Otros criticaron duramente la calidad de su composición, su falta de elocuencia y la «impureza» de su lenguaje. A su juicio, las obligaciones para con Dios eran dictadas exclusivamente por la razón. Los mutazilíes más extremistas censuraban la impiedad del Profeta y que hubiera tenido demasiadas mujeres.

La secta mutazilí empleaba argumentos racionalistas para explicar el mundo, combinando fragmentos de la filosofía griega con especulaciones basadas en sus propios estudios y observaciones. El Corán era ajeno a este proyecto. Los pensadores mutazilíes crearon teorías para explicar el mundo físico: consideraban que los cuerpos eran conglomerados de átomos; establecieron una distinción entre sustancia y accidente; todos los fenómenos eran explicables mediante la inmanencia de los átomos que constituían los cuerpos. Los mutazilíes consagraron muchos esfuerzos al intento de comprender la ubicación de los cuerpos y el movimiento en el universo. ¿Estaba inmóvil la Tierra? Y, en tal caso, ¿por qué? ¿Qué naturaleza poseía el fuego? ¿Había un vacío en el centro del universo?

Es de señalar que, en la primera mitad del siglo IX, esta secta detentó el poder estatal durante treinta años. Tres califas sucesivos, a partir de al-Mamun, obligaron a aceptar a los funcionarios estatales, a los teólogos y a los cadíes que el Corán era una obra humana y no un texto revelado. Los califas ordenaron que se flagelase en público a los teólogos que se negaban a romper con la ortodoxia coránica. Este periodo, en el que se hicieron demostraciones tan poco atractivas del poder de la razón, no tardó en llegar a su fin. Los mutazilíes huyeron a otras regiones del mundo islámico, donde, conscientes de los peligros inherentes a su filosofía, adoptaron una postura más cautelosa.

Es tentador tratar de imaginar qué habría ocurrido si hubiesen permanecido en el poder. Parece evidente que, si sus ideas hubieran evolucionado más, habrían terminado por poner en tela de juicio la propia existencia de Dios. La comparación con los pensadores islámicos del siglo XX, cuyas obras se enseñan en los principales seminarios y escuelas religiosas de El Cairo y Qom, revela que los pensadores del siglo IX eran más avanzados en todos los aspectos. La pobreza del pensamiento islámico contemporáneo contrasta con la riqueza de la que gozó en los siglos IX y X. Pero los imanes que imparten enseñanzas orales en las escuelas-mezquitas de las ciudades de Europa occidental y de Norteamérica probablemente ni siquiera estarían dispuestos a reconocer la existencia de los mutazilíes. Esta mermada perspectiva es una de las tragedias del islam «moderno».

No es de extrañar que en el fértil ambiente intelectual de mediados del siglo IX apareciera una voz crítica como la de Ibn Rawandi. Este pensador hizo reflexiones muy cáusticas acerca de los profetas, incluido Mahoma, las profecías y los milagros. Ibn Rawandi sostenía que los dogmas religiosos siempre eran inferiores a la razón porque sólo ésta permitía alcanzar la integridad y la superioridad moral. La ferocidad de sus ataques sorprendió tanto a los teólogos islámicos como a los judíos, y unos y otros lo censuraron implacablemente. Ibn Rawandi respondió demostrando que los milagros no eran más que trucos de magia. Lejos de excluir a su propia religión de las críticas, argumentó que la Revelación de la que emanaba el Corán era a todas luces una impostura. En su opinión, el Corán no era una obra revelada ni tampoco original. Repetitiva y poco convincente, distaba mucho de ser una obra maestra. Ibn Rawandi fue creyente en la primera etapa de su vida y terminó siendo ateo. Es de suponer que recorrió un camino duro y solitario. No se ha conservado absolutamente nada de su obra original. Lo que sabemos de él y de sus escritos nos ha llegado a través de los textos de los críticos musulmanes y judíos que consagraron tomos y tomos a refutar sus herejías.

El choque de los fundamentalismos
(2002)

lunes, 27 de julio de 2015

Anarquismo y feminismo como reacción al auge del islamismo

Anarquistas egipcios ocupan un local del partido Libertad y Justicia,
brazo político de los Hermanos Musulmanes.

Por YEGHIG TASHJIAN
Strategic Outloock
(marzo 2013)

Según la escritora feminista marroquí Fátima Mernissi, la confusión entre el Islam como una creencia y el Islam como una religión de Estado ha contribuido en gran medida del fracaso de los movimientos de la izquierda laicista en el mundo árabe. La corrupción y el autoritarismo de estos movimientos y sus regímenes han llevado a la explosión de movimientos populares, a veces de manera pacífica y otras en forma de levantamientos violentos, exigiendo el derrocamiento de dichos regímenes.

A medida que la «Primavera árabe» se desataba y los jefes de Estado eran derrocados, pero la «esencia» de estos regímenes se mantuvo, como en Egipto y Túnez, donde el «islamo-fascismo» llegó al poder al ser elegido democráticamente. Estos movimientos, tanto la Hermandad Musulmana como Al-Nahda, trataron de hacerse con el control de los recursos del gobierno y oprimieron los izquierdistas seculares, ignoraron los derechos de las mujeres y trataron de marginar a los revolucionarios laicistas mediante el uso de la fuerza. Como resultado, grupos de la oposición influenciados por los movimientos de protesta en Europa intentaron organizarse por su cuenta, dando lugar a la aparición de nuevas ideologías en el mundo árabe; tanto el anarquismo como el feminismo trataron de desafiar el poder del «islamo-fascismo» en la región.

ACCIÓN Y REACCIÓN

Los movimientos islamistas como los Hermanos Musulmanes y los salafistas no son recién llegados a nuestra región. La asociación de los Hermanos Musulmanes surgió en 1928 como un movimiento pan-islámico, fundada por Hasan al-Banna. Durante los años 70 y 80 sus miembros fueron perseguidos por las fuerzas del nacionalismo laicista en Egipto, Siria y Túnez. Mientras tanto empezaron a echar raíces los movimientos salafistas de Arabia Saudí, divididos en diversas ramas, la más peligrosa de las cuales es la wahabita-yijadista [o, también llamado, salafismo combatiente]. Tras estallar las revueltas en Túnez y Egipto, los movimientos y partidos islamistas reaparecieron en la arena política y obtuvieron la mayoría en el Parlamento, y en Egipto además lograron ganar las elecciones presidenciales...

De manera unificada, las fuerzas laicistas débiles y desorganizadas comenzaron a acusar a los islamistas de «reislamizar» sus sociedades. El choque ideológico entre laicistas e islamistas alcanzó su clímax durante la redacción de la constitución. El conflicto más importante tuvo lugar en torno a la definición del estado y los derechos de las mujeres, es decir, si se trataba de un estado laico o islámico y si las mujeres serían tratadas como iguales o sujetas a la sharia musulmana.

Durante las elecciones presidenciales egipcias una declaración de la rama egipcia de los Hermanos Musulmanes afirmaba que «las mujeres tienen derecho a ocupar todas las posiciones, excepto la oficina de la presidencia»; esto era algo que no es muy diferente de las declaraciones salafistas; estos dos partidos tenían mujeres en sus candidaturas electorales, pero siempre explican que los derechos y deberes de las mujeres no deben contradecir la ley islámica. La rama egipcia de los Hermanos Musulmanes incluía en su programa electoral «garantizar el acceso de las mujeres a todos sus derechos, de acuerdo con los valores de la ley islámica, manteniendo el equilibrio entre sus deberes y derechos». Tras las elecciones muchos movimientos revolucionarios egipcios acusaron al partido Libertad y Justicia (el partido político egipcio de los Hermanos Musulmanes) de apartarse de los objetivos de la revolución egipcia. El problema es que la Ley Islámica, la sharia, no es lo mismo que lo que el mundo conoce en nuestra época como «derechos de las mujeres» o los derechos que forman parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos. Asimismo, los «deberes de las mujeres» que defiende la Hermandad Musulmana es evidente que no considera los derechos de las mujeres como algo natural e inalienable. Afirma que sus derechos han de ser restringidos por la sharia y sus obligaciones sociales; obligaciones que a su vez están impuestas por la sharia.

Además, la marginación de la oposición egipcia y el asesinato del jefe de la oposición izquierdista tunecina plantearon serias dudas sobre la «democratización» de estas sociedades. Como en la época previa a los alzamientos, las fuerzas de seguridad, controladas por el gobierno, han abierto fuego sobre los manifestantes y encarcelado a muchos de ellos; como consecuencia la desobediencia se ha extendido a muchos pueblos; recientemente en una pequeña área en Port Said en Egipto, hay un pueblo bajo control de los anarquistas que defienden a los manifestantes de las fuerzas gubernamentales empleando incluso violencia contra su violencia. Estas acciones por parte de los islamistas doy lugar al ascenso de fuertes movimientos feministas y anarquistas árabes en. Egipto, Túnez e incluso en el Líbano, donde hace unos meses tuvo lugar una «Primavera del trabajo».

TUNEZ Y LA APARICIÓN DEL ANARQUISMO EN EL MUNDO ÁRABE
De todos los países árabes, sólo en Túnez y Egipto han surgido por primera vez desde principios del siglo XX grupos y organizaciones anarquistas con una participación e influencia en las luchas sociales. En Egipto la Hermandad Musulmana usó las protestas para llegar al poder e intentar forzar una reislamización, lo que provocó un golpe de Estado militar que mientras aplasta hoy día a la Hermandad intenta presentarse como defensor del Islam, aplastando cualquier protesta laicista. En Túnez ocurrió lo contrario: la llegada al poder de los islamistas y su intento de reislamizar la sociedad ha dado lugar a una enorme resistencia civil que finalmente les ha obligado a abandonar sus planes. A raíz de las protestas (primero contra el régimen de Ben Alí y luego en defensa del laicismo) ha surgido un movimiento anarquista con un componente anarcofeminista, lo que es una novedad en el mundo árabe. Le Monde Libertaire publicó un libro al respecto.

DE «ABAJO EL RÉGIMEN» A «ABAJO EL CAPITALISMO»

Es evidente que la ola actual de alzamientos árabes, a diferencia de los «alzamientos» de los años 50, no tienen una autoridad intelectual, política e incluso ideológica debido a que su naturaleza es anárquica. Cuando los partidos islamistas tomaron el poder a través de elecciones democráticas, los izquierdistas quedaron marginados y adoptaron el papel de oposición. Algunos de estos movimientos demostraron ser incapaces de movilizar a gente y de poner fin a las violaciones de derechos humanos que siguieron teniendo lugar incluso cuando esos islamistas gobernaban. Por tanto, era necesario defender los derechos de los oprimidos y hacer frente a cualquiera de las medidas opresoras tomadas por el gobierno. Debido a ello, el anarquismo resurgió. Históricamente, el anarquismo no ha jugado un papel importante en la política árabe y de Oriente Medio, pero no obstante en Egipto y Túnez está en ascenso debido a la violencia que ha llevado al rechazo de las autoridades políticas y religiosas. De la misma forma en que los islamistas trataron de reducir la separación entre Estado y religión, los anarquistas árabes declararon la «guerra» tanto a las opresoras autoridades civiles como a las religiosas que intentaban eliminar los derechos de las mujeres y las minorías. Según Eric Hobsbawm, el principal atractivo del anarquismo es emocional y no intelectual, por ello los anarquistas están profundamente movilizados por el idealismo, el heroísmo y el sacrificio. Como el marxismo tradicional, los anarquistas son contrarios a la explotación de clase y comprometidos a derribar la presente sociedad mediante el rechazo del estado o las instituciones religiosas.

Recientemente todo el mundo está hablando de un nuevo movimiento anarquista radical que apareció en Egipto, el «Black Bloc». Estos nuevos opositores al régimen de la Hermandad Musulmana enmascarados de negro quieren defender los manifestantes callejeros mediante el uso de la fuerza si es necesario. Inspirados en los movimientos occidentales anticapitalistas de los 80, el nuevo y misterioso «Black Bloc» apareció por primera vez en las manifestaciones convocadas para celebrar el segundo aniversario de la revolución del 25 de febrero. Esta organización declaró que su misión es luchar «contra el régimen fascista (de los Hermanos Musulmanes) y su brazo armado», y ha asumido la responsabilidad de una serie de actos de desobediencia civil, como el parar el transporte público o prender fuego a algunos de los centros de la Hermandad Musulmana. Entre tanto, la Hermandad Musulmana y los medios de comunicación proislamistas se han apresurado a denunciar al grupo calificándole de cualquier cosa, desde ser anarquistas violentos a títeres de Israel, mientras el Ejército ordenó «arrestar a cualquier sospechoso de pertenecer (al Black Bloc)», que calificó de «grupo organizado que lleva a cabo acciones terroristas». A comienzos de febrero de 2013 el líder de la oposición de izquierdas de Túnez, Chokri Belaid, fue asesinado, y violentos enfrentamientos tuvieron lugar en las calles entre partidarios del gobierno islamista e izquierdistas. Como consecuencia, algunos de los locales del partido islamista Al-Nahda fueron quemados por algunos manifestantes furiosos. La responsabilidad de estas acciones recaló en los anarquistas del «Movimiento Tunecino de Desobediencia», que se comprometió a defender la revolución de la contrarrevolución islamista. El movimiento también hizo pública una declaración llamando al establecimiento del Socialismo Libertario en Túnez y organizó protestas anticapitalistas durante el Foro Social Mundial que tuvo lugar en Túnez, difundiendo un manifiesto al respecto.

Logo del Bloque Negro de Egipto.

LAS MUJERES ÁRABES REVOLUCIONARIAS

Una «Primavera árabe» no vale para nada si no garantiza a la mujer árabe todos sus derechos, siendo de esta forma una «Primavera de la mujer». Debido a los tabúes religiosos y culturales, las mujeres árabes han sido oprimidas, maltratadas sexualmente y discriminadas en asuntos públicos. Pero las últimas revoluciones en la región ofrecieron a las mujeres árabes la posibilidad de alzar su voz, y debido a ello las mujeres en Egipto, Túnez e incluso Líbano se revolucionaron. Un fuerte llamamiento a favor del feminismo surgió en esos países llamando a la igualdad entre el hombre y la mujer y poner fin a la discriminación de género en los asuntos públicos.

A mediados de marzo de 2013, cuando la ONU hizo pública una declaración sobre los derechos de las mujeres, los Hermanos Musulmanes en Egipto criticaron el documento por anticipado afirmando que era «engañoso», y chocaba con los principios islámicos y minaba los valores familiares. Según la Hermandad Musulmana, la declaración de la ONU «elimina los valores islámicos, y busca destruir la familia... lo que llevará a la desintegración de la sociedad». Pese a que la Hermandad Musulmana aseguraba que los derechos de la mujer estaban protegidos en la Constitución posterior a la revolución, los activistas egipcios de derechos humanos declaraban que la Constitución minaba los derechos de las mujeres y las negaba la igualdad al ignorar sus derechos políticos.

Entre tanto, en Túnez, mientras el país celebraba el 56 aniversario de la Ley del Estatus Personal, el 23 de agosto de 2013 el partido gobernante islamista Al-Nahda propuso añadir una cláusula a la Constitución que dejaría de considerar a las mujeres iguales a los hombres ante la ley; en lugar de ello, la cláusula decía que la mujer «complementa» el papel del hombre en la familia. Esta cláusula se basaba en varios principios teóricos de Rashed Ghannoushi, líder del partido Al-Nahda, que presentó sus teorías en su libro Las mujeres: Entre el Corán y la realidad musulmana, y llegaba a la conclusión de que «las características únicas de la mujer giran en torno a sus funciones sexuales». Debido a ello, cada «característica de una mujer está relacionada con sus funciones sexuales y es el resultado de éstas». Esta teoría regresiva era simplemente evidente en la propuesta de Al-Nahda para el capítulo 28 de la Constitución sobre los derechos de la mujer. Desafortunadamente logró superar el «Comité de Derechos y Libertades».

Los partidos islamistas y salafistas siempre bloquean a las organizaciones internacionales que protegen a la mujer de la violencia con la excusa de que ciertos detalles se oponen al Islam. En su artículo la columnista saudí Badria al-Bishr nos recordaba que la declaración que liberaba los esclavos también fue rechazada por algunos que consideraban que esclavizar personas es un derecho asegurado por la religión. Pero ya nadie se atreve a «defenderlo».

CONCLUSIÒN

Es un error decir que los actuales alzamientos o la llamada «Primavera árabe» tan solo han regenerado el Islam. Hoy día el anarquismo y el islamismo están en ascenso, tan solo hay que ir a una cafetería en cualquier país árabe e intentar hablar con algunos intelectuales sobre la actual crisis política de la región para darse cuenta de cuanto rechazo hay hacia el tradicionalismo y las autoridades patriarcales debido a la frustración provocada por las falsas promesas. Todo esto son síntomas de que la región está cambiando, y las autoridades han de ser conscientes de dichos cambios, ya que los islamistas de hoy no serán los gobernantes de mañana. De lo contrario, como decía Karl Marx, la historia se repite, y la sociedad siempre se estructura a si misma, por lo que una segunda revolución sería inevitable.

FERRER, MÁRTIR DEL LAICISMO ÁRABE
La ejecución en 1909 de Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna, provocó una ola de indignación en Oriente Medio. La militancia anticlerical de Ferrer, su defensa del laicismo y su condena a muerte acusado de organizar la «Semana Trágica», un alzamiento contra la guerra colonial en Marruecos (es decir, contra el imperialismo occidental) emocionó al mundo árabe. Según Ilham Khuri-Makdisi (The eastern Mediterranean and the Making of Global Radicalism, 1860-1914) tras la ejecución los intelectuales árabes Daud Mujais y Emile Khuri en el Líbano escribieron una obra de teatro que fue un éxito de aceptación popular. Lo mismo ocurrió en El Cairo y Alejandría, los otros centros intelectuales árabes de principios del siglo XX.

domingo, 12 de julio de 2015

Batallones de islamistas contra Donetsk y Lugansk


9 de julio de 2015

Batallones de islamistas están participando, junto al régimen de Kiev, en los combates contra las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.

Según el New York Times, se trata de los batallones Cheikh Manur y Jokhar Dudaev, que se componen principalmente de chechenos provenientes de Georgia y de Uzbekistán, así como del batallón Crimea, integrado por tártaros [1].

Esos grupos están vinculados a los nazis de la organización ucraniana Pravy Sektor y no están cobrando salarios del régimen de Kiev. El New York Times afirma no haber encontrado indicios de implicación estadounidense.

Sin embargo, como reveló Thierry Meyssan hace más de un año [2], la CIA viene coordinando a nazis e islamistas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En el caso particular de Ucrania, el 8 de mayo de 2007, la CIA organizó un «Congreso Antiimperialista» (léase anti-ruso) en Ternopol (oeste de Ucrania) con la participación —ya en aquel momento— de los nazis ucranianos y los islamistas del Cáucaso. La coordinación creada aquel día puso a Dimitro Yarosh (el jefe de Pravy Sektor) en la presidencia de aquel movimiento e incluso recibió la bendición de Doku Umarov, quinto presidente del Emirato Islámico de Ichkeria y posteriormente proclamado primer emir del Cáucaso.

En diciembre de 2013, islamistas tártaros regresaban inesperadamente de Oriente Medio, donde habían estado peleando contra la República Árabe Siria, para dar protección a los participantes en la revolución de color de la plaza Maidan [3].

Por otro lado, en este momento, los antiguos oficiales del Estado Islámico en Irak y el Levante han sido ampliamente reemplazados por chechenos, al extremo que el idioma ruso ha reemplazado el uso del idioma árabe en el seno del estado mayor del actual Estado Islámico o Daesh.


NOTAS:
 [1] «Islamic Units Help Ukraine Battle Rebels. Stocked With Chechens Eager to Defy Russia», Andrew E. Kramer, The New York Times, 8 de julio de 2015.
 [2] «La CIA coordina una alianza de nazis y yihadistas», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 19 de mayo de 2014.
 [3] «Yihadistas dan servicio de seguridad a los manifestantes de Kiev», Red Voltaire, 4 de diciembre de 2013.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Ni Dios

 

Los hombres hicieron a sus dioses semejantes a ellos, dioses crueles y despiadados, criminales violentos y genocidas, enmascarados muchas veces con palabras tan bellas como falsas.

En nombre del amor descabezaban infieles los buenos cristianos, en nombre de Alá el misericordioso los infieles descabezan hoy a los buenos cristianos, en nombre de Jehová masacran los israelíes a sus vecinos de la tierra ocupada y siempre, animando y bendiciendo a las hordas sanguinarias, figuran los sacerdotes de cultos ancestrales profundamente enraizados en sus «culturas» y «civilizaciones». Un mundo sin dioses sería, sin duda, más pacífico y piadoso. Así sería si las milenarias supercherías y las supersticiones más aberrantes no siguieran en la bocas y en los corazones de los primeros mandatarios del mundo, personas a las que se supone capaces de liderar el orbe y guiar a los pueblos en el camino. Si el colérico dios del Sinaí hubiera cumplido su amenaza, tantas veces repetida, de exterminar a sus criaturas y dar por concluido el fallido experimento, la Tierra sería otra y sus pobladores inocentes como animales y no canallas como cristianos, judíos o musulmanes.

La Yihad practica un exterminio selectivo, no es el amor sino el terror lo que se predica en los dos lados de un frente siempre activo. Históricos agravios y venganzas perpetuas, el ojo por el ojo y el diente por el diente, la violencia es ciega y bajo los barnices más sofisticados afloran los instintos más primitivos y salvajes. Libre sea cada uno de creer en su dios siempre que no trate de imponer sus creencias al prójimo en nombre de una religión cualquiera. Las religiones comercian con lo más sagrado y ofrecen paraísos post-mortem, ofertas que no se pueden comprobar y que los crédulos no pueden rechazar porque en su soberbia creen que merecen algo mejor que la muerte y ansían la inmortalidad. En nombre de la Humanidad habría que acabar con todos esos dioses para salvar a los hombres, pero los ateos son, somos, estigmatizados y perseguidos. La diosa Razón se bate en retirada en todos los frentes y las viejas e inicuas deidades siguen en pie, y una amplia mayoría prefiere seguir caminando de rodillas.

martes, 9 de diciembre de 2014

Manifiesto del Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia

 

El empuje creciente del movimiento laicista internacional por una sociedad más libre y democrática, requiere que sus reivindicaciones tengan un reflejo, además de simbólico, significativo y de agitación social, estableciendo una fecha donde conmemorar el «Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia» que se celebre, anualmente, en entornos mundiales cada vez más amplios y reconocidos.

En este marco, Europa Laica ha establecido desde 2012 la fecha del 9 de Diciembre de cada año, como la de conmemoración de este día.

La razón que nos llevó a señalar esta fecha tiene su origen primigenio en la correspondiente del 9 de diciembre de 1905 de proclamación de la ley francesa de «Separación del Estado de las religiones» que supuso un hito mundial en este terreno, siguiendo la estela de la Declaración de los «Derechos del Hombre y del Ciudadano» de 1789. Pero, además de ello, la fecha elegida tiene, en nuestro país, el alto valor simbólico y de reconocimiento a la fecha del 9 de diciembre de 1931, de proclamación de la Constitución de la II República española, que supuso una ley de leyes de neto carácter laicista (la primera más nítida de esas características a nivel mundial) en la senda de la ley francesa y superando constituciones laicistas latinoamericanas. El reconocimiento de la Libertad de Conciencia en esta Constitución fue incluso anterior al que posteriormente se estableció, 17 años más tarde, en la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 1948 (10 de diciembre), siendo el día 9, víspera de esta conmemoración a nivel mundial.

Estas son las razones básicas que nos impulsan, desde Europa Laica (España) a fijar la fecha del 9 de diciembre como «Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia», en base al siguiente:

MANIFIESTO-DECLARACIÓN DE 2014

En este «día internacional del laicismo y de la libertad de conciencia» de 2014, denunciamos la vulneración que en todo el mundo se hace del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, fruto en muchos casos de la enorme influencia que las confesiones religiosas mantienen hacia los gobiernos, de forma muy diversa, marcando las políticas económicas, educativas, jurídicas, etc., en mayor o menor grado. Incluso, en pleno siglo XXI, hay Estados teocráticos y confesionales, en donde el dogma religioso es a su vez la ley civil y en donde el crimen contra la libertad de conciencia y todo tipo de derechos de ciudadanía, quebrantan el Estado de Derecho con toda impunidad.

Queremos reflexionar, compartir un sueño, una utopía universal, un proyecto político y jurídico, en donde la laicidad de las instituciones y la libertad de conciencia inunden todos los pueblos de la Tierra, con un total respeto hacia todo tipo de convicciones, en el marco de los principios democráticos, de justicia, de igualdad y de no discriminación, que proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Porque apostamos por la construcción colectiva, como ciudadanas y ciudadanos libres e iguales; porque defendemos la palabra, la racionalidad y la libertad de expresión como instrumento de comunicación y progreso en las ideas; porque apostamos por el respeto a la libertad de pensamiento y conciencia, como elementos básicos para la convivencia y la emancipación del ser humano; porque apostamos por una ética humana común a todas las personas; porque apostamos por la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos libres de fronteras, libres de discriminaciones; porque apostamos por un espacio común integrador de cuantas personas lo comparten; porque apostamos por la igualdad real ante la ley, la justicia social y la defensa de los derechos humanos universales.

El Laicismo es sinónimo de Democracia y supone una apuesta por lo público, por la 'res pública', marco común de derechos y deberes ciudadanos, donde se dote de forma universal y sin exclusiones, de los servicios necesarios para una vida digna para todas las personas (educación, sanidad, asistencia social, vivienda, justicia...).

En este año 2014

Expresamente condenamos la impunidad con la que el Estado español trata a las víctimas de los crímenes internacionales o de lesa humanidad cometidos a partir del «golpe de Estado» fascista y nacional-católico que derivó en la guerra y la dictadura. Hechos que también significan una atrocidad contra la libertad de conciencia, de pensamiento y expresión, y cuyos autores han vivido y aún viven en la más absoluta impunidad. Las recomendaciones de la ONU al Estado español, los exhortos de los tribunales de Ginebra, Estrasburgo y Buenos Aires, así como el pronunciamiento de numerosas entidades defensoras de los derechos humanos, insisten en la necesidad del reconocimiento político y jurídico de las víctimas del franquismo, y por tanto como sujetos de derechos, de manera que se permita juzgar dichos crímenes en el propio Estado español estableciendo los principios de Verdad, Justicia, Reparación (y no repetición), que aún se les debe. La creación de una Comisión oficial de la Verdad, con carácter y eficacia institucional, debe ser un instrumento para acabar con la justificación histórica y política de la barbarie.

Además y en la línea manifestada en años anteriores

Queremos reconquistar la idea originaria de la política, como forma de organización colectiva de nuestra sociedad, recuperando la soberanía, hoy arrebatada por los poderes económicos, financieros, religiosos o políticos. Una soberanía ciudadana que nos permita la toma de decisiones libre y responsablemente.

Deseamos que las personas decidan sus normas colectivas, sin las imposiciones morales de cualquier doctrina religiosa o ideológica de cualquier naturaleza.

Aspiramos a un modelo de Escuela y Universidad Públicas y Laicas, donde el conocimiento se construya desde la racionalidad, desde los métodos científicos y la filosofía humanista, no desde las creencias, que ya cuentan con sus propios lugares de culto: iglesias, templos, mezquitas, sinagogas...

Queremos, una efectiva orientación y formación afectivo-sexual para todas las personas y la libre decisión de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo. Y como defensores de una vida digna, también queremos una muerte digna, mediante el derecho a la eutanasia.

Exigimos un ámbito público institucional libre de simbologías particulares. Que los rituales civiles, con motivo de acontecimientos importantes, puedan tener su expresión neutral, con independencia de las ceremonias religiosas o de otra naturaleza ideológica, de quienes compartan una creencia particular. En esta línea reclamamos que los responsables políticos, en función de su responsabilidad pública, no utilicen símbolos religiosos, para prometer sus cargos, ni participen, de forma oficial, en acontecimientos de carácter religioso.

Pretendemos la neutralidad del Estado (de los Estados) en materia de convicciones. Para lo que debe eliminarse todo tipo de identificación, real o aparente, de éste, con cualquier convicción particular y, por lo tanto, debe suprimirse cualquier privilegio económico, tributario, jurídico, simbólico, etc. de las confesiones religiosas. Reclamamos, por tanto, una clara separación entre las religiones y los Estados. De ahí que Apostemos por una lucha permanente por la construcción de Estados verdaderamente laicos.

Queremos un espacio común y público de solidaridad, justicia social y compromiso, frente a la voracidad privatizadora del capitalismo depredador y frente a todas formas de beneficencia y de caridad.

Reclamamos iniciativas transformadoras que busquen la completa emancipación de la persona y la implantación —rea— de los principios republicanos de libertad, fraternidad, igualdad y solidaridad, así como el ejercicio efectivo de todos los Derechos Humanos.

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domingo, 7 de diciembre de 2014

«El Éxodo no existió», afirma el arqueólogo Israel Finkelstein

[Ya que en estas fechas se estrena la película de Ridley Scott: Exodus: Dioses y reyes, otra versión más del relato bíblico, hace años el arqueólogo israelí I. Finkelstein nos demostró que tal evento, y otros, nunca ocurrió. Ya nos recordaba el filósofo sefardí B. Spinoza que la Biblia es un 'cuento chino'...]

Sus investigaciones han revolucionado la disciplina de la arqueología bíblica

25 de enero de 2006

TEL AVIV.- Israel Finkelstein es un hombre de suerte: aunque sus trabajos de arqueología cuestionan el origen divino de los primeros libros del Antiguo Testamento, judíos y católicos acogen sus hipótesis con auténtico interés y, curiosamente, no lo estigmatizan.

Este enfant terrible de la ciencia revolucionó la nueva arqueología bíblica cuando afirmó que la saga histórica relatada en los cinco libros que conforman el Pentateuco de los cristianos y la Torá de los judíos no responde a ninguna revelación divina. Dijo que, por el contrario, esa gesta es un brillante producto de la imaginación humana y que muchos de sus episodios nunca existieron.

El Pentateuco «es una genial reconstrucción literaria y política de la génesis del pueblo judío, realizada 1.500 años después de lo que siempre creímos», sostiene Finkelstein, de 57 años, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.

Añade que esos textos bíblicos son una compilación iniciada durante la monarquía de Josías, rey de Judá, en el siglo VII a.C. En aquel momento, ese reino judío del Sur comenzó a surgir como potencia regional, en una época en la cual Israel (reino israelita del Norte) había caído bajo control del Imperio asirio.

El principal objetivo de esa obra era crear una nación unificada, que pudiera cimentarse en una nueva religión. El proyecto, que marcó el nacimiento de la idea monoteísta, era constituir un solo pueblo judío, guiado por un solo Dios, gobernado por un solo rey, con una sola capital, Jerusalén, y un solo templo, el de Salomón. En sus trabajos, que han marcado a generaciones de la nueva escuela de la arqueología bíblica, Finkelstein establece una coherencia entre los cinco libros del Pentateuco: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. Los siglos nos han traído esos episodios que relatan la creación del hombre, la vida del patriarca Abraham y su familia —fundadores de la nación judía—, el éxodo de Egipto, la instalación en la tierra prometida y la época de los Reyes. Según Finkelstein, esos relatos fueron embellecidos para servir al proyecto del rey Josías de reconciliar a los dos reinos israelitas (Israel y Judá) e imponerse frente a los grandes imperios regionales: Asiria, Egipto y Mesopotamia. El arqueólogo recibió a LA NACION en la Universidad de Tel Aviv.

—Durante más de veinte siglos, los hombres creyeron que Dios había dictado las Escrituras a un cierto número de sabios, profetas y grandes sacerdotes israelitas.

—Así es. Para las autoridades religiosas, judías y cristianas, Moisés era el autor del Pentateuco. Según el Deuteronomio, el profeta lo escribió poco antes de su muerte, en el monte Nebo. Los libros de Josué, de los Jueces y de Samuel eran archivos sagrados, obtenidos y conservados por el profeta Samuel en el santuario de Silo, y los libros de los Reyes venían de la pluma del profeta Jeremías. Así también, David era el autor de los Salmos y Salomón, el de los Proverbios y el del Cantar de los Cantares.

—¿Y sin embargo?

—Desde el siglo XVII, los expertos comenzaron a preguntarse quién había escrito la Biblia. Moisés fue la primera víctima de los avances de la investigación científica, que planteó cantidad de contradicciones. ¿Cómo es posible —preguntaron los especialistas— que haya sido el autor del Pentateuco cuando el Deuteronomio, el último de los cinco libros, describe el momento y las circunstancias de su propia muerte?

—Usted afirma que el Pentateuco fue escrito en una época mucho más reciente.

—La arqueología moderna nos permite asegurar que el núcleo histórico del Pentateuco y de la historia deuteronómica fue compuesto durante el siglo VII antes de Cristo. El Pentateuco fue una creación de la monarquía tardía del reino de Judá, destinada a propagar la ideología y las necesidades de ese reino. Creo que la historia deuteronómica fue compilada, durante el reino de Josías, a fin de servir de fundamento ideológico a ambiciones políticas y reformas religiosas particulares.


—Según la Biblia, primero fue el viaje del patriarca Abraham de la Mesopotamia a Canaán. El relato bíblico abunda en informaciones cronológicas precisas.

—Es verdad. La Biblia libra una cantidad de informaciones que deberían permitir saber cuándo vivieron los patriarcas. En ese relato, la historia de los comienzos de Israel se desarrolla en secuencias bien ordenadas: los Patriarcas, el Éxodo, la travesía del desierto, la conquista de Canaán, el reino de los Jueces, el establecimiento de la monarquía. Haciendo cálculos, Abraham debería de haber partido hacia Canaán unos 2.100 años antes de Cristo.

—¿Y no es así?

—No. En dos siglos de investigación científica, la búsqueda de los patriarcas nunca dio resultados positivos. La supuesta migración hacia el Oeste de tribus provenientes de la Mesopotamia, con destino a Canaán, se reveló ilusoria. La arqueología ha probado que en esa época no se produjo ningún movimiento masivo de población. El texto bíblico da indicios que permiten precisar el momento de la composición final del libro de los Patriarcas. Por ejemplo, la historia de los patriarcas está llena de camellos. Sin embargo, la arqueología revela que el dromedario sólo fue domesticado cuando se acababa el segundo milenio anterior a la era cristiana y que comenzó a ser utilizado como animal de carga en Oriente Medio mucho después del año 1000 a.C. La historia de Josué dice que la caravana de camellos transporta «goma tragacanto, bálsamo y láudano». Esa inscripción corresponde al comercio realizado por los mercaderes árabes bajo control del Imperio asirio en los siglos VIII y VII a.C. Otro hecho anacrónico es la primera aparición de los filisteos en el relato, cuando Isaac encuentra a Abimelech, rey de los filisteos. Esos filisteos —grupo migratorio proveniente del mar Egeo o de Asia Menor— se establecieron en la llanura litoral de Canaán a partir de 1200 a.C. Esos y otros detalles prueban que esos textos fueron escritos entre los siglos VIII y VII a.C.

—El heroísmo de Moisés frente a la tiranía del faraón, las diez plagas de Egipto y el éxodo masivo de israelitas hacia Canaán son algunos de los episodios más dramáticos de la Biblia. ¿También eso es leyenda?

—Según la Biblia, los descendientes del patriarca Jacob permanecieron 430 años en Egipto antes de iniciar el éxodo hacia la Tierra Prometida, guiados por Moisés, a mediados del siglo XV a.C. Otra posibilidad es que ese viaje se haya producido dos siglos después. Los textos sagrados afirman que 600.000 hebreos cruzaron el Mar Rojo y que erraron durante 40 años por el desierto antes de llegar al monte Sinaí, donde Moisés selló la alianza de su pueblo con Dios. Sin embargo, los archivos egipcios, que consignaban todos los acontecimientos administrativos del reino faraónico, no conservaron ningún rastro de una presencia judía durante más de cuatro siglos en su territorio. Tampoco existían, en esas fechas, muchos sitios mencionados en el relato. Las ciudades de Pitom y Ramsés, que habrían sido construidas por los hebreos esclavos antes de partir, no existían en el siglo XV a.C. En cuanto al Exodo, desde el punto de vista científico no resiste el análisis.

—¿Por qué?

—Porque, desde el siglo XVI a.C., Egipto había construido en toda la región una serie de fuertes militares, perfectamente administrados y equipados. Nada, desde el litoral oriental del Nilo hasta el más alejado de los pueblos de Canaán, escapaba a su control. Casi dos millones de israelitas que hubieran huido por el desierto durante 40 años tendrían que haber llamado la atención de esas tropas. Sin embargo, ni una estela de la época hace referencia a esa gente. Tampoco existieron las grandes batallas mencionadas en los textos sagrados. La orgullosa Jericó, cuyos muros se desplomaron con el sonar de las trompetas de los hebreos, era entonces un pobre caserío. Tampoco existían otros sitios célebres, como Bersheba o Edom. No había ningún rey en Edom para enfrentar a los israelitas. Esos sitios existieron, pero mucho tiempo después del Exodo, mucho después de la emergencia del reino de Judá. Ni siquiera hay rastros dejados por esa gente en su peregrinación de 40 años. Hemos sido capaces de hallar rastros de minúsculos caseríos de 40 o 50 personas. A menos que esa multitud nunca se haya detenido a dormir, comer o descansar: no existe el menor indicio de su paso por el desierto.


—En resumen, los hebreos nunca conquistaron Palestina.

—Nunca. Porque ya estaban allí. Los primeros israelitas eran pastores nómadas de Canaán que se instalaron en las regiones montañosas en el siglo XII a.C. Allí, unas 250 comunidades muy reducidas vivieron de la agricultura, aisladas unas de otras, sin administración ni organización política. Todas las excavaciones en la región exhumaron vestigios de poblados con silos para cereales, pero también de corrales rudimentarios. Esto nos lleva a pensar que esos individuos habían sido nómadas que se convirtieron en agricultores. Pero ésa fue la tercera ola de instalación sedentaria registrada en la región desde el 3500 a.C. Esos pobladores pasaban alternativamente del sedentarismo al nomadismo pastoral con mucha facilidad.

—¿Por qué?

—Ese tipo de fluctuación era muy frecuente en Oriente Medio. Los pueblos autóctonos siempre supieron operar una rápida transición de la actividad agrícola a la pastoral en función de las condiciones políticas, económicas o climáticas. En este caso, en épocas de nomadismo, esos grupos intercambiaban la carne de sus manadas por cereales con las ricas ciudades cananeas del litoral. Pero cuando éstas eran víctimas de invasiones, crisis económicas o sequías, esos pastores se veían forzados a procurarse los granos necesarios para su subsistencia y se instalaban a cultivar en las colinas. Ese proceso es el opuesto al que relata la Biblia: la emergencia de Israel fue el resultado, no la causa, del derrumbe de la cultura cananea.

—Pero entonces, si esos primeros israelitas eran también originarios de Canaán, ¿cómo identificarlos?

—Los pueblos disponen de todo tipo de medios para afirmar su etnicidad: la lengua, la religión, la indumentaria, los ritos funerarios, los tabúes alimentarios. En este caso, la cultura material no propone ningún indicio revelador en cuanto a dialectos, ritos religiosos, formas de vestirse o de enterrar a los muertos. Hay un detalle muy interesante sobre sus costumbres alimentarias: nunca, en ningún poblado israelita, fueron exhumados huesos de cerdo. En esa época, los primeros israelitas eran el único pueblo de esa región que no comía cerdo.

—¿Cuál es la razón?

—No lo sabemos. Quizá los protoisraelitas dejaron de comer cerdo porque sus adversarios lo hacían en profusión y ellos querían ser diferentes. El monoteísmo, los relatos del Éxodo y la alianza establecida por los hebreos con Dios hicieron su aparición mucho más tarde en la historia, 500 años después. Cuando los judíos actuales observan esa prohibición, no hacen más que perpetuar la práctica más antigua de la cultura de su pueblo verificada por la arqueología.

—En el siglo X a.C. las tribus de Israel formaron una monarquía unificada —el reino de Judá— bajo la égida del rey David. David y su hijo, Salomón, servirán de modelo a las monarquías de Occidente. ¿Tampoco ellos fueron lo que siempre se creyó?

—Tampoco en este caso la arqueología ha sido capaz de encontrar pruebas del imperio que nos legó la Biblia: ni en los archivos egipcios ni en el subsuelo palestino. David, sucesor del primer rey, Saúl, probablemente existió entre 1010 y 970 a.C. Una única estela encontrada en el santuario de Tel Dan, en el norte de Palestina, menciona «la casa de David». Pero nada prueba que se haya tratado del conquistador que evocan las Escrituras, capaz de derrotar a Goliat. Es improbable que David haya sido capaz de conquistas militares a más de un día de marcha de Judá. La Jerusalén de entonces, escogida por el soberano como su capital, era un pequeño poblado, rodeado de aldeas poco habitadas. ¿Dónde el más carismático de los reyes hubiera podido reclutar los soldados y reunir el armamento necesarios para conquistar y conservar un imperio que se extendía desde el Mar Rojo, al Sur, hasta Siria, al Norte? Salomón, constructor del Templo y del palacio de Samaria, probablemente tampoco haya sido el personaje glorioso que nos legó la Biblia.

—¿Y de dónde salieron sus fabulosos establos para 400.000 caballos, cuyos vestigios sí se han encontrado?

—Fueron criaderos instalados en el Sur por el reino de Israel varios decenios más tarde. A la muerte de Salomón, alrededor del 933 a.C., las tribus del norte de Palestina se separaron del reino unificado de Judá y constituyeron el reino de Israel. Un reino que, contrariamente a lo que afirma la Biblia, se desarrolló rápido, económica y políticamente. Los textos sagrados nos describen las tribus del Norte como bandas de fracasados y pusilánimes, inclinados al pecado y a la idolatría. Sin embargo, la arqueología nos da buenas razones para creer que, de las dos entidades existentes, la meridional (Judá) fue siempre más pobre, menos poblada, más rústica y menos influyente. Hasta el día en que alcanzó una prosperidad espectacular. Esto se produjo después de la caída del reino nórdico de Israel, ocupado por el poderoso Imperio asirio, que no sólo deportó hacia Babilonia a los israelitas, sino que además instaló a su propia gente en esas fértiles tierras.

—¿Fue, entonces, durante el reino de Josías en Judá cuando surgió la idea de ese texto que se transformaría en fundamento de nuestra civilización occidental y origen del monoteísmo?

—Hacia fines del siglo VII a.C. hubo en Judá un fermento espiritual sin precedente y una intensa agitación política. Una coalición heteróclita de funcionarios de la corte sería responsable de la confección de una saga épica compuesta por una colección de relatos históricos, recuerdos, leyendas, cuentos populares, anécdotas, predicciones y poemas antiguos. Esa obra maestra de la literatura —mitad composición original, mitad adaptación de versiones anteriores— pasó por ajustes y mejoras antes de servir de fundamento espiritual a los descendientes del pueblo de Judá y a innumerables comunidades en todo el mundo.

—El núcleo del Pentateuco fue concebido, entonces, quince siglos después de lo que creíamos. ¿Sólo por razones políticas? ¿Con el fin de unificar los dos reinos israelitas?

—El objetivo fue religioso. Los dirigentes de Jerusalén lanzaron un anatema contra la más mínima expresión de veneración de deidades extranjeras, acusadas de ser el origen de los infortunios que padecía el pueblo judío. Pusieron en marcha una campaña de purificación religiosa, ordenando la destrucción de los santuarios locales. A partir de ese momento, el templo que dominaba Jerusalén debía ser reconocido como único sitio de culto legítimo por el conjunto del pueblo de Israel. El monoteísmo moderno nació de esa innovación.