Mostrando entradas con la etiqueta CC.OO. sindicatos mayoritarios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CC.OO. sindicatos mayoritarios. Mostrar todas las entradas

domingo, 1 de abril de 2018

Del 8M a Amazon: CNT y CGT resucitan a costa de los dinosaurios sindicales


Los pequeños sindicatos vuelven a sacar la cabeza después de décadas opacadas por Comisiones Obreras y UGT gracias a los movimientos sociales

25 marzo 2018

«UGT y Comisiones Obreras han abandonado del sindicalismo más básico, el de los centros de trabajo. A estos sindicatos solo les interesa la gran concertación, llegar a acuerdos con el Gobierno y hablar de negociaciones colectivas, pero solo con la patronal, nunca en las empresas. Les veo más en la prensa relacionados con escándalos, como el de los cursos de formación o los ERE de Andalucía, que por sus logros con los trabajadores. Ahora mismo no puedo recordar un acuerdo de UGT o CCOO que haya mejorado notablemente las condiciones de los trabajadores, sino todo lo contrario: sueldos congelados o subidas por debajo del IPC. A resultas, están viendo cómo la clase trabajadora les da la espalda». El que firma el análisis es Tomás Rodríguez, secretario de acción sindical de CGT, teleoperador y delegado sindical no liberado, pero es un secreto a voces que las grandes centrales sindicales ni están, ni se las espera.

Esta semana los trabajadores del centro logístico de Amazon en Madrid hicieron dos días de huelga. Durante el jueves, la empresa se vio obligada a suspender algunas rutas de reparto por falta de personal y a reconocer retrasos en las demás. No fue una huelga cualquiera, sino la primera que golpea a un gigante de la 'nueva economía' en nuestro país ​—Deliveroo llegó antes, pero no puede compararse con la magnitud de Amazon—. También fue un éxito sindical que logró movilizar al 98% de la plantilla frente a las naves de San Fernando de Henares, donde las banderas que ondearon más alto fueron las de la Confederación General del Trabajo, mayoritario en el comité de empresa de Amazon Logistics.

«El caso de Amazon explica bien la situación que vivimos», explica Rodríguez, «porque tiene un perfil de trabajador preparado y joven, pero precario. Para UGT y CCOO es muy complicado acceder a este perfil, porque básicamente solo pueden decirle "afíliate, que ya veremos", mientras que nosotros les ofrecemos luchar ya, en el momento, por mejorar sus condiciones laborales». Este secretario de CGT, con veinte años de trayectoria a sus espaldas, cree que «el mundo sindical como se concebía el siglo pasado está desapareciendo poco a poco» y que los grandes dinosaurios del sindicalismo no saben por dónde sopla el aire, algo que reconocen incluso desde dentro: «Es un mundo al que hemos llegado tarde. Se nos acerca gente de Deliveroo a preguntar, pero no son asalariados y no los representamos. Se está intentando reconocer la relación laboral, pero tal y como está la regulación, es lento. Para empezar a regularse como trabajadores, tendrían que llevar seis meses contratados y no suelen estar tanto tiempo. Las empresas lo aprovechan y los sindicatos vamos muy por detrás», reconocían fuentes de CCOO a este periódico en febrero.

Los dos sindicatos mayoritarios en nuestro país han perdido en torno a 600.000 afiliados desde que comenzó la crisis. Hasta ese momento se movían holgadamente por encima del millón de afiliados cada uno, si bien ahora se contentan con frenar la sangría y establecerse en torno a los 900.000. Muchos de los que han roto el carnet se han pasado a formaciones como CGT o la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), con 100.000 y 50.000 afiliados respectivamente, de perfil más combativo y escorado políticamente; si UGT es socialista y CCOO comunista, CNT y CGT se definen como anarcosindicalistas.

En realidad CGT y CNT son instituciones hermanas. El primero lo fundaron en 1989 [antes se llamaban también CNT sector Valencia] anarquistas escindidos de CNT que no estaban de acuerdo con el rumbo que estaban tomando, sobre todo en torno a un punto caliente: las elecciones sindicales. Se trata de un proceso cuatrienal en el que los comités de empresa de todo el país eligen a sus representantes sindicales; a los sindicatos les va la vida en ello, no solo porque implica influencia directa en los centros de trabajo, sino por el acceso a subvenciones públicas. CNT es el único sindicato que siempre se ha negado a acercarse a las empresas o al dinero público.

Ana Sigüenza era, hasta que se jubiló hace poco, profesora en un instituto del sur de Madrid. También fue la primera secretaria general de un sindicato en España, entre 2000 y 2003; hoy es una biblia del sindicalismo: «Fuimos los únicos que se opusieron a participar en las primeras elecciones sindicales, de extrapolar el modelo parlamentario al mundo del trabajo, y ahí comenzó nuestra travesía por el desierto, porque sin subvenciones un sindicato está condenado a ser minoritario», dice a este periódico. «Veníamos del franquismo y todos los sindicatos estaban encantados con que se votase y establecer comités de empresa, pero nosotros no estábamos de acuerdo. Les decíamos "cuidado, que lo que te están dando las empresas, se lo van a cobrar por otro lado". No es bueno que haya trabajadores liberados en las empresas, que tengan privilegios como no ser despedidos... eso te lo están regalando, no puedes ser independiente. En su momento dijimos que esto sería el final del sindicalismo español y cuarenta años después siento que no nos hayamos equivocado».

En vez de los comités de empresa, CNT aboga por las secciones sindicales, esto es, que sean los grupos de trabajadores de una misma empresa o sector que comparten sindicato los que tomen las decisiones. En 1993 el Tribunal Constitucional reconoció el derecho de representación de los trabajadores a las secciones sindicales, si bien desde CNT afirman que se les sigue ninguneando en muchas empresas. A finales [más bien, a principios] de los 80 se desgajó CGT, preocupado por quedar al margen del esquema sindical y también por las acusaciones de filoterrorismo que recibía la CNT surgidas del Caso Scala. CGT se ha presentado desde entonces a todas las elecciones sindicales, siendo el cuarto más votado por detrás de CCOO, UGT y CSIF, el sindicato de funcionarios.


Foco en los movimientos sociales

Aun en paralelo, ambos sindicatos están creciendo en afiliados dentro de las empresas cuyo tamaño no da para un comité y en los trabajadores autónomos: «Nos hemos centrado en la atomización del trabajo, en las Pymes y los autónomos, esos a los que ahora quieren llamar emprendedores, pero son más trabajadores que nadie», dice Sigüenza. «UGT y CCOO se crearon para funcionar en las grandes fábricas, en el sector industrial, y esto ya no existe. Ha cambiado el equilibrio: todo se produce fuera, las empresas no necesitan al trabajador tanto como antes y, por tanto, estas enormes estructuras sindicales han dejado de tener sentido. Los jóvenes de ahora no van a ir a la Fasa Renault o a una oficina como sus padres, sino que van a trabajar para varias empresas a la vez. A ellos este sindicalismo no solo no les representa, sino que da mala imagen a la sociedad verlos tan desaparecidos. Es un sindicalismo para señores mayores en el que las mujeres y los jóvenes no se ven en absoluto reflejados».

¿Y qué están haciendo para convencer a los jóvenes? Pescar en los movimientos sociales, especialmente reivindicativos desde el 15M. Los sindicatos alternativos llegaron antes que CCOO y UGT al movimiento antidesahucios o a las mareas, y posteriormente lo han capitalizado el más poderoso de todos ellos: el feminista. De hecho el día de la huelga feminista fueron CNT y CGT, esta vez juntas, las que se anotaron el tanto. Ambos sindicatos, sin símbolos visibles, encabezaron la manifestación en distintas ciudades de España, dejando en evidencia a CCOO y UGT, a los que acusan de intentar boicotearles con juego sucio. Lo cuenta Sigüenza: «Las organizadoras de la manifestación contactaron con CNT el año pasado para hacer una huelga general, porque no tenían los conocimientos del mundo laboral necesarios para convocarla, pero ya estábamos sin tiempo para organizarla. Nos comprometimos, eso sí, a trabajar con ellas durante todo este año para organizar las marchas de forma legal y masiva», dice la sindicalista. «No lo hicimos solos, sino trabajando con otros sindicatos, incluido CGT. Entre todos conseguimos la autorización en distintas ciudades para hacer una huelga de 24 horas y una manifestación por la tarde. Pues bien, desde las grandes centrales, a través de los comités de empresas, se dedicaron a decir el día antes que la huelga convocada era ilegal, y que la única autorizada era la de dos horas propuesta por ellos», afirma. «Cuando me enteré de esto me convencí de que era el final de UGT y CCOO. No me lo estoy inventando, ojo, que nos llamaban los trabajadores diciéndolo».

Desde CGT coinciden en este punto: «Es que no escuchan. No escuchan a los trabajadores y, en este caso, no quisieron escuchar a las feministas, que pedían una huelga de 24 horas. Y sí, claro que crearon confusión para intentar imponer su agenda, como también hicieron en la huelga de pensionistas del 17 de marzo», dice Rodríguez. «Todo ha ido cuesta abajo en los últimos diez años. Estos dos sindicatos mayoritarios han firmado decenas de convenios, siempre juntos, con subidas por debajo del 1% en pos de la pacificación, con la excusa de la crisis económica, pero lo cierto es que los trabajadores hemos perdido unos derechos que ahora, que salimos del agujero, no estamos recuperando. Ha sido una estafa», sigue el secretario de CGT.

«Todos los sindicatos hemos cometido errores y tenemos que debatir sobre la forma de mejorar. Tú dime qué pintamos ahora mismo ante un capitalismo tan poderoso que puede cambiar tu Constitución con una llamada. Nos hemos desvirtuado, nos hemos prostituido, estamos denigrados. El sindicalismo se ha despeñado a la misma velocidad que las condiciones laborales. Pero tendremos que encontrar un nuevo camino, porque está claro que el sindicalismo es insustituible. Lo que hace un sindicato no lo puede hacer un partido político ni una asociación. Que el sindicalismo vaya mal, ya sean unos u otros, es malo para el avance de la sociedad», concluye Sigüenza.

Alfredo Pascual

lunes, 23 de marzo de 2015

Los sindicatos del crimen


MONCHO ALPUENTE

«Mi vista está empeorando, eso pensé la primera vez que vi a los líderes de los dos sindicatos mayoritarios riéndose a mandíbula batiente en compañía de los principales capos de la CEOE.»

«Estoy tan mal de la vista que ya no distingo entre los cerdos y los hombres». La frase figura en boca de un caballo viejo y miope que va a ser enviado al matadero en Rebelión en la Granja de Orwell. Después de haber luchado por la revolución animal frente a los hombres explotadores, los cerdos dirigidos por el puerco Napoleón (Stalin) se han puesto sobre dos patas para seguir comerciando con los humanos vendiéndoles a sus propios hermanos, excedentes y disidentes.

La terrible parodia orwelliana me impactó cuando siendo niño me llevaron al cine a ver una película de dibujos animados (nada que ver con Disney). Llorábamos a coro los niños y los adultos no daban crédito a sus ojos, aquellos dibujos animados no animaban mucho, no hacia falta saber nada de Stalin para comprender la brutalidad de aquél régimen que había comenzado como una gloriosa revolución y derivado en una férrea y criminal dictadura.

Mi vista está empeorando, eso pensé la primera vez que vi a los líderes de los dos sindicatos mayoritarios riéndose a mandíbula batiente en compañía de los principales capos de la CEOE. Debían estar contando chistes de obreros y seguramente terminarían la jornada en un asador o en una marisquería. Por lo visto, no hay nada que guste más a los líderes sindicales que los chuletones y los percebes, tienen hambre atrasada y han perdido sus tarjetas black. Las comisiones que cobraban algunos líderes de CCOO, de IU, del PSOE y de UGT, no eran comisiones ni para los obreros, ni para los trabajadores. Al arrimo del poder los sindicatos mayoritarios se convirtieron en empresas o en ministerios, se han contagiaron y se hicieron cómplices de sus enemigos de clase.

Las cúpulas sindicales de ambas organizaciones, encargadas de luchar por los derechos de los trabajadores han tragado con inicuas reformas laborales y siniestros recortes, aunque de vez en cuando hayan salido a las calles para protestar en un supremo acto de hipocresía. Todos mis respetos y mis condolencias para los sindicalistas de buena voluntad que aún quedan, ilusos de una ilusión, mil veces traicionada por los sindicatos del crimen.

martes, 25 de noviembre de 2014

Por la dignidad de las marchas


La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) se ve obligada a manifestar públicamente su rechazo a la incorporación de CCOO y UGT a las Marchas de la Dignidad, a la vez que muestra su repulsa a sus convocatorias paralelas realizadas para este próximo sábado 29N con el lema «Dignidad y Derechos».

Puede que la CNT haya aportado poco a este movimiento por el momento. Somos una organización que funciona sin liberados y sin subvenciones, que tiene sus propios conflictos y luchas. Nos sumamos a las Marchas con la voluntad de apoyar un movimiento popular que nació desde los pueblos, barrios, colectivos sociales y organizaciones de base. No se podrá decir de la CNT que nos hemos sumado para imponer postulados propios o proponer iniciativas partidistas o en nuestro beneficio.

En nuestra opinión las Marchas de la Dignidad tienen un importante reto que afrontar para preservar aquello que las ha hecho especiales, para seguir siendo capaz de aglutinar a miles de personas y a multitud de colectivos y organizaciones, para mantener como objetivo articular una lucha común contra el sistema al margen de los cauces establecidos, y para conservar la unidad. Por lo cual debemos ser capaces, tanto personas y colectivos como sobre todo las organizaciones, de no convertir las Marchas en un espacio por el que pugnar para satisfacer intereses políticos propios, ya sean estos electoralistas, territoriales, sindicales...

Por lo tanto el primer paso debería ser no admitir a CCOO y UGT y todo lo que éstas representan en el seno de las Marchas de la Dignidad, ya que al aceptarlos se convertirían en todo menos en aquello que las hizo un referente hace menos de un año y permitió alcanzar el éxito sin precedentes del 22M. Esperamos que todos los que componemos las Marchas respondamos colectivamente ante ataques e intentos de control y manipulación como este. Sólo manteniendo su autonomía y dependencia podremos alcanzar los objetivos que proclamamos: PAN, TECHO, TRABAJO Y DIGNIDAD.

Secretariado Permanente del Comité Confederal de CNT

jueves, 3 de mayo de 2012

MANIFESTANTES INCREPAN A LA POLICÍA POR CARGA CONTRA LOS ANARQUISTAS (Vídeo)

Canarias Semanal, 02/05/2012

Los libertarios aseguran que fueron agredidos por el servicio de orden de Comisiones y UGT

En la parte final de la manifestación del 1º de Mayo en Las Palmas de G.C. - mientras intervenían los  representantes de las centrales sindicales convocantes - tuvo lugar un serio incidente que acabó con la normalidad que había caracterizado hasta ese momento la celebración.  

Un enfrentamiento entre el servicio de orden de CC.OO. y UGT y un grupo de militantes de la CNT y la Federación Anarquista de Gran Canaria, que coreaban lemas como "Comisiones y UGT, sindicatos del poder", derivó en una carga policial contra los anarquistas y en una espontánea manifestación popular de repulsa contra ese acto represivo.

Según expresaron los anarquistas, uno de los integrantes del servicio de orden que pretendía evitar que expresaran sus críticas contra los sindicatos de la concertación rompió la cámara en la que una de sus compañeras estaba registrando el enfrentamiento. Posteriormente - y según estas mismas fuentes-  fueron miembros de la propia Comisiones Obreras quienes reclamaron la presencia de la Policía Nacional.

El forcejeo posterior desembocó en una carga policial que se saldó con un herido y dos detenidos, que más tarde fueron  puestos en libertad.  Posteriormente, un nutrido número de manifestantes recriminó duramente a los agentes de la policía.


VÍDEO: