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sábado, 30 de marzo de 2024

El grito del movimiento obrero contra la Gran Guerra


Miles de jóvenes vidas obreras se perdieron en
los frentes de batalla que supuso esta gran matanza.

 El 30 de abril de 2015 se cumplieron cien años del Congreso por la Paz de Ferrol, que se opuso a la I Guerra Mundial.

Por JULIAN VADILLO

Si algo distinguió al movimiento obrero internacional desde su nacimiento fue la lucha que mantuvo por la paz. Pero no una paz indiferente. Frente a las guerras que denunciaban, oponían la lucha de clases. O lo que en terminología anarquista llamaban la guerra social.

El estallido de la Primera Guerra Mundial vino a romper esa posición casi unánime del movimiento obrero, con las peculiaridades de cada escuela. Frente a todo el pacifismo, antimilitarismo e internacionalismo proletario precedente, el movimiento obrero socialista explotó y muchos de sus partidos votaron los presupuestos de guerra en sus países. Aun así el socialismo no fue un bloque. Pequeños grupos se opusieron a la guerra. Entre ellos destacó la figura de Jean Jaurès. En España lo representó Andrés Sabo­rit, Núñez de Arenas, García Cortes y las Juventudes Socialistas de Ramón Lamoneda.

El anarquismo fue más uniforme. Su oposición a la guerra fue más general, pese a que hubo un pequeño grupo que dudó ante la misma. La posición firme de Mala­testa contra la guerra fue eficiente y la amplia mayoría del anarquismo se decantó por ello. Las posiciones del histórico Kropotkin quedaron en minoría. No es de extrañar que la celebración de un congreso internacional por la paz surgiera por iniciativa anarquista.

Algo que distinguió a España de otros países fue que una misma organización, la CNT, se opuso en bloque a la guerra. El anarquismo español fue casi monolítico en este aspecto, a excepción de figuras concretas como Ricardo Mella, Federico Ura­les o Soledad Gustavo.

Esta oposición a la guerra hizo que el anarquismo español impulsase la celebración de un congreso por la paz que tuvo como sede la ciudad de Ferrol. A pesar de que desde inicios de 1915 la prensa anarquista comenzó una fuerte campaña contra la guerra, fue por iniciativa del Ateneo Sindicalista de Ferrol que se comenzó a organizar el congreso.

Un congreso difícil

El congreso quedó convocado para los días 29 de abril y el 1 y 2 de mayo de 1915. Su secretario sería José López Beunza. Y a él acudirían las figuras más importantes del anarquismo español del momento: Mauro Bajatierra, Ángel Pestaña, Francisco Miranda, Antonio Lo­redo, etc. Todas las corrientes obreristas de distintos países esta­ban invitadas. Los convocantes eran conscientes de la dificultad del congreso. Muchos delegados no podrían acudir por la misma guerra. Y otros no estaban de acuerdo con el modelo de organización del congreso o con sus objetivos. Éste fue el caso de los socialistas, que, siguiendo los postulados aliadófilos de Pablo Iglesias, no apoyaron el con­greso.

Igualmente, los convocantes encontraron otro escollo. El Gobierno español de Eduardo Dato prohibió la celebración del congreso argumentando que se preparaba una reunión internacional de anarquistas.

A pesar de todos estos inconvenientes, el congreso inició sus sesiones con delegados españoles, portugueses y una indirecta de franceses. En la primera sesión se debatió el nombramiento de un comité permanente del Congreso por la Paz, que tuviese cinco miembros y que planteara como objetivo introducir la propaganda antibélica en las propias trincheras. La sede del comité estaría en Lisboa. En esa sesión se marcó también la impronta del antiparlamentarismo, criticando la actitud del Gobierno español contra el congreso y de los socialistas por no apoyarlo.

La siguiente sesión no contó con la presencia de los delegados portugueses, que fueron expulsados de España por orden gubernativa. La protesta de los delegados españoles no se hizo esperar, pero el congreso se reanudó sólo con presencia española. Incluso se valoró la posibilidad de convocar una huelga general en señal de protesta, pero fue rechazada la idea por iniciativa de Mauro Bajatierra y Francisco Miranda.

Dada esta situación, los temas del congreso variaron y comenzaron a debatir sobre la reorganización de la CNT, que hacía unos meses que había salido de la clandestinidad. Contra la guerra se vio prioritario el fortalecimiento de la CNT y del periódico Solidaridad Obrera. Aquí ya se sentaron las bases de lo que serían los acuerdos del Congreso de Sans de 1918 y del Congreso de la Comedia de 1919.

En la última sesión que se celebró en el congreso, cuando estaba a punto de finalizar, aparecieron las delegaciones de Gijón y de Cuba, que fueron puestas al día de lo debatido.

A pesar de lo difícil de la situación, la impronta de este congreso se dejó sentir. Su iniciativa y sus acuerdos fueron la base del anarquismo internacional contra la guerra. Y también significó el definitivo afianzamiento de la CNT en el seno del movimiento obrero español.

PERIÓDICO DIAGONAL
(6-mayo-2015)

domingo, 5 de junio de 2022

Otra vez sobre «anarquistas» que olvidan los principios

 

La sección de la Asociación Internacional de Trabajadores en la región de Rusia llama a boicotear a los provocadores y estafadores que se esconden detrás del nombre de «anarquistas» y denuncian a los activistas de nuestra organización.

Nuestra posición contra la guerra librada por las oligarquías capitalistas por la repartición del «espacio postsoviético» es recibida con comprensión y apoyo por parte de anarquistas internacionalistas en Ucrania, Moldavia y Lituania, con quienes mantenemos contactos.

Pero desde el comienzo mismo de la guerra ruso-ucraniana, los llamados «anarquistas», que abandonaron la tradicional posición anarquista internacionalista de derrotar a todos los Estados y naciones y apoyan a una de las partes en conflicto, lanzaron una campaña de calumnias contra nuestra organización.

Por ejemplo, los exanarquistas Anatoly Dubovik y Olexandr Kolchenko que viven en Ucrania han publicado los nombres y direcciones de nuestros activistas en Internet abierto. El primero de ellos escribió el texto correspondiente, y el segundo le dio su cuenta de Facebook para que lo publicara y lo aprobara. El pretexto fue que nuestra organización adopta una posición internacionalista consecuente y condena tanto la invasión rusa de Ucrania como el nacionalismo ucraniano y la política expansionista del bloque de la OTAN.

Los Sres. Dubovik y Kolchenko intentaron desvergonzadamente y con desfachatez calumniar a la nuestra sección de la AIT, sin ninguna razón tratando de atribuirnos una posición en defensa del Kremlin. Al mismo tiempo, admiten que estamos pidiendo a los soldados ucranianos y rusos que se nieguen a luchar.

¡Esto último significa que estos anarquistas imaginarios, al publicar las direcciones de los activistas contra la guerra ubicados en Rusia, están incitando directamente a los servicios secretos rusos y a los matones nacionalistas contra ellos, como oponentes a la guerra, para tratar con ellos con sus manos! En las condiciones de hostigamiento, despidos, amenazas y represalias físicas constantes contra personas de mentalidad antimilitarista en Rusia, tales acciones equivalen a una denuncia real con una indicación directa de a quién deben dirigir su atención las fuerzas represivas.

Una vez más, los nacionalistas de ambos lados del frente, siguiendo la lógica de «quien no está con nosotros está contra nosotros», están listos para destruir juntos a sus principales oponentes: los internacionalistas que se niegan a elegir entre los estados en guerra y las camarillas burguesas, entre la peste y el cólera.

Los anarquistas de todo el mundo deberían ser conscientes de los actos vergonzosos de los provocadores-informantes y negarse de una vez por todas a tener nada que ver con ellos, echándolos para siempre del entorno anarquista y enviándolos a sus patrocinadores y amos de los servicios secretos y la policía secreta.

La declaracion fue aprobada por la mayoría de militantes de la KRAS-AIT

 

sábado, 12 de marzo de 2022

Ucrania: todo estaba escrito en el plan de la ‎RAND Corporation

 Si nos detenemos a analizar con la cabeza fría la angustiosa situación actual, llegamos ‎forzosamente a la conclusión de que, aunque Moscú inició los combates, adelantándose así ‎a la ofensiva que Kiev había preparado en secreto contra el Donbass, en realidad ‎la guerra en Ucrania no es una iniciativa imputable a Rusia. Lo que hoy sucede ‎en Ucrania estaba planificado desde 2019 y así lo demuestra el plan de la RAND ‎Corporation presentado en la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos el 5 de ‎septiembre de 2019.‎

 Por MANLIO DINUCCI

El plan estratégico de Estados Unidos contra Rusia fue elaborado por la RAND Corporation hace ‎‎3 años.‎

La RAND Corporation, cuyo cuartel general está ubicado en Washington, es una «organización ‎mundial de investigación que desarrolla soluciones para los desafíos políticos» y dispone de un ‎verdadero ejército que cuenta 1.800 investigadores y otros especialistas reclutados en 50 países. ‎Los miembros de ese personal hablan 75 idiomas y están distribuidos en oficinas y otras sedes ‎secundarias en Norteamérica, Europa, Australia y la región del Golfo Pérsico. La RAND ‎Corporation tiene personal estadounidense en más de 25 países. ‎

La RAND Corporation, que se autocalifica como una «organización no lucrativa y no partidista», ‎está oficialmente financiada por el Pentágono, el US Army [las fuerzas terrestres de ‎Estados Unidos], la US Air Force [la fuerzas aérea de Estados Unidos] y la «comunidad de ‎inteligencia» estadounidense [las llamadas «agencias de seguridad nacional», como la CIA] y ‎por poderosas organizaciones 'no gubernamentales' [las ONG's]. ‎

La RAND Corporation se jacta de haber contribuido a elaborar la estrategia que permitió a ‎Estados Unidos salir de la guerra fría como vencedor, forzando la Unión Soviética a dedicar ‎cuantiosos recursos al extenuante enfrentamiento militar. Ese es el modo de acción que inspira ‎el nuevo plan concebido contra Rusia en 2019 y presentado bajo el título «Overextending and ‎Unbalancing Russia», que plantea como estrategia imponer a Rusia un despliegue excesivo para ‎desequilibrarla y destruirla. Esas son las líneas directivas fundamentales que se exponen en el plan ‎de la RAND Corporation y en ese sentido ha venido actuando Estados Unidos durante los últimos ‎años. ‎

Ese plan estipula que, ante todo, Rusia debe ser atacada por su flanco más vulnerable: su ‎economía fuertemente dependiente de la exportación de gas y petróleo. Para ello se recurre a ‎las sanciones comerciales y financieras y, al mismo tiempo, se busca lograr que Europa occidental disminuya ‎su importación de gas ruso, reemplazándolo por el gas natural licuado (GNL) estadounidense. ‎

En el plano ideológico e informativo se estimulan las protestas internas en Rusia mientras que ‎se busca socavar la imagen de ese país en el exterior. En el plano militar, se maniobra para que ‎los países europeos miembros de la OTAN aumenten sus presupuestos de defensa dirigiéndolos ‎contra Rusia. ‎

De esa manera, Estados Unidos multiplica sus posibilidades de éxito, al mismo tiempo que sus ‎ganancias, con riesgos moderados e invirtiendo principalmente en bombarderos estratégicos y ‎misiles de largo alcance dirigidos contra Rusia. El despliegue en Europa de nuevos misiles ‎nucleares de alcance intermedio garantiza altas probabilidades de éxito pero también implica grandes riesgos. ‎

Calibrando cada opción para obtener el efecto deseado —concluye la RAND Corporation— Rusia ‎tendrá que pagar el más alto precio en la confrontación con Estados Unidos… pero el mismo Estados Unidos y sus aliados se verán obligados a invertir grandes recursos que tendrán que sustraer a otros ‎objetivos. ‎

En el marco de toda esa estrategia, la RAND Corporation preveía —en 2019— que «proporcionar a ‎Ucrania ayudas letales explotaría el punto más importante de vulnerabilidad externa de Rusia, pero ‎todo aumento de las armas y de la consejería militar que Estados Unidos proporcione a Ucrania ‎tendría que ser metódicamente calibrado para imponer costos a Rusia sin provocar un conflicto ‎mucho más amplio en el cual Rusia, a causa de la proximidad, tendría ventajas significativas». ‎

Es precisamente ahí, en lo que la RAND Corporation llama «el punto más importante de ‎vulnerabilidad externa de Rusia» que se podría explotar armando a Ucrania de manera ‎‎«calibrada para imponer costos a Rusia sin provocar un conflicto mucho más amplio», donde ‎se ha producido la ruptura. ‎

Atrapada en una tenaza política, económica y militar que Estados Unidos y la OTAN cerraban ‎cada vez más —lo cual hacían ignorando las repetidas advertencias y propuestas de negociaciones ‎emitidas por Moscú—, Rusia reaccionó finalmente emprendiendo la operación militar que ya ‎ha destruido en Ucrania más de 2.000 estructuras militares erigidas y controladas en realidad ‎no por los gobernantes de Kiev sino por los mandos de Estados Unidos y la OTAN. ‎

El artículo que, hace 3 años, presentaba el plan de la RAND Corporation terminaba con la ‎siguiente frase: ‎

«Las “opciones” previstas en el plan en realidad son sólo variantes de la misma ‎estrategia de guerra, cuyo precio en términos de sacrificios y de riesgos pagamos todos.»‎

El hecho es que quienes estamos pagando ese precio somos nosotros, los pueblos europeos. Y ‎seguiremos pagándolo —cada vez más caro— si seguimos aceptando el papel de peones ‎sacrificados en la estrategia de Estados Unidos y la OTAN. 

RED VOLTAIRE
10 marzo 2022

domingo, 27 de febrero de 2022

¡No a la guerra! (KRAS-AIT)

 

DECLARACIÓN DE LA SECCIÓN RUSA DE AIT

La guerra ha comenzado.

Lo que temían, lo que advirtieron, lo que no querían creer, pero lo que era inevitable, sucedió. Las élites gobernantes de Rusia y Ucrania, instigadas y provocadas por el capital mundial, ávidas de poder e infladas con miles de millones robados a los trabajadores, se luchan en una batalla mortal. Su sed de ganancias y dominación ahora paga con su sangre la gente común, como nosotros.

El primer tiro lo disparó el más fuerte, depredador y arrogante de los bandidos: el Kremlin. Pero, como siempre sucede en los conflictos imperialistas, detrás de la causa inmediata se esconde toda una maraña de razones asquerosamente hediondas: esta es la lucha internacional por los mercados del gas, y el afán de las autoridades de todos los países por desviar la atención de la población de la tiranía, de las dictaduras «sanitarias», la lucha de las clases dominantes de los países de la antigua Unión Soviética por la división y redistribución del «espacio postsoviético», las contradicciones globales a mayor escala, y la lucha por la dominación mundial entre la OTAN —dirigida por EEUU— y China desafiando a la vieja potencia hegemónica y sujetando a su carro a su «hermano pequeño» en el Kremlin. Hoy estas contradicciones dan lugar a guerras locales. Mañana amenaza con convertirse en una Tercera Guerra Mundial entre imperialismos.

Cualquiera que sea la retórica «humanista», nacionalista, militarista, histórica o de cualquier otra índole que justifique el actual conflicto, detrás de él solo están los intereses de quienes detentan el poder político, económico y militar. Para nosotros, trabajadores, jubilados, estudiantes, sólo trae sufrimiento, sangre y muerte. El bombardeo de ciudades pacíficas, los bombardeos, la matanza de personas no tienen justificación.

Exigimos el cese inmediato de las hostilidades y la retirada de todas las tropas a las fronteras que existían antes del inicio de la guerra.

Hacemos un llamamiento a los soldados enviados a combatir a que no se disparen entre ellos y más aún a que no abran fuego contra la población civil.

Les instamos a que se nieguen en masa a cumplir las órdenes criminales de sus comandantes.

¡PARAR ESTA GUERRA!

¡BAYONETA AL SUELO!

Llamamos a la gente en la retaguardia a ambos lados del frente, a los trabajadores de Rusia y Ucrania a no apoyar esta guerra, no ayudarla, al contrario, ¡resistirla con todas sus fuerzas!

¡No vayas a la guerra!

¡Ni un solo rublo, ni una sola grivna de nuestros bolsillos para la guerra!

¡Haced huelgas contra esta guerra si podemos!

Algún día, cuando tengan suficiente fuerza, los trabajadores de Rusia y Ucrania exigirán la completa responsabilidad de todos los oligarcas y políticos engreídos que entre nosotros nos enfrentan.

Recordamos:

¡NO A LA GUERRA ENTRE LOS TRABAJADORES DE RUSIA Y UCRANIA!

¡NO HAY PAZ ENTRE CLASES!

¡PAZ A LOS HOGARES - GUERRA A LOS PALACIOS!

KRAS-AIT

viernes, 26 de marzo de 2021

Orwell y la Guerra Fría

Por GEORGE WOODCOK

Fue la buena y la mala fortuna de George Orwell escribir y publicar Rebelión en la granja y 1984 cuando lo hizo, la primera en 1945, la segunda en 1949.

Llegado un tiempo en que las relaciones de los aliados de tiempos de guerra estaban cambiando rápidamente, y la URSS estaba siendo transformada de un aliado querido a un rival desconfiado en el balance del juego del poder de la posguerra, sus libros se hicieron inmediatamente populares. Parecieron dar una formidable munición para el fortalecimiento de la propaganda de la «guerra fría».

Especialmente los americanos, que no sabían nada de la afiliación radical de Orwell, supusieron que era un «guerrero frío» y un antisocialista. Tuvo que escribir cartas indignadas desde su lecho de muerte para corregir esa impresión. Pero aún ahora los conservadores americanos lo reclaman como uno de los suyos. Norman Podhoretz, el derechista editor de Commentary, declaró recientemente que si Orwell hubiera vivido hasta 1984 habría sido un radical convertido en Tory, como el propio Podhoretz.

No gustándome especular sobre lo que pudo haber sido, me limitaré a mostrar por qué, mientras estuvo vivo, Orwell no era ciertamente un guerrero frío. Y que él era un conservador sólo en el sentido que la mayoría de los anarquistas comparten, el de estar horrorizados por los usos hechos de los progresos tecnológicos modernos en un mundo capitalista, y el de desear encontrar modos de preservar los factores sociales positivos que hemos heredado del pasado.

Eso, por supuesto, no está muy lejos de donde estaban Proudhon y Kropotkin, ni de los anarquistas que han subrayado la continuidad del principio de ayuda mutua en la historia humana.

La Guerra Fría emergió parcialmente del odio capitalista hacia la URSS, el cual había sido parcialmente disminuido (o tal vez sólo disimulado) durante el periodo de alianza en la Segunda Guerra Mundial. Y salió parcialmente de las rivalidades territoriales entre EEUU y la URSS, las cuales se había desarrollado cuando el mundo se preparaba para estar libre en términos de esferas de influencia. 

El anticomunismo de Orwell precede mucho a la Guerra Fría y tiene diferentes fuentes. Viene de haber aprendido, por experiencia directa en España durante la Guerra Civil, las mismas lecciones que anarquistas como Goldman, Majno, Berkman y Volín aprendieron en Rusia en los años posteriores a 1917: que el comunismo, como fue concebido por Marx, institucionalizado por Lenin y estabilizado por Stalin, se había convertido en una tiranía despiadada.

Mientras correctamente recalcaba el elemento económico en los desarrollos políticos, Marx descuidó desastrosamente el elemento psicológico en las estructuras de poder. Al recomendar que el proletariado debería tomar el poder estatal de sus derrotados predecesores, puso las bases de una nueva tiranía, más eficiente que la vieja debido a que reclutó tecnócratas dentro de su aparato.

Antes de ir a España, Orwell, como muchos intelectuales británicos de su generación, era bastante cándido acerca del comunismo. Incluso fue donde Harry Pollit, el secretario general del Partido Comunista de la Gran Bretaña, a solicitarle ayuda para cruzar la frontera española. Cuando Orwell no aceptó comprometerse a unirse a las Brigadas Internacionales —controladas por los comunistas—, Pollit lo rechazó.

Orwell terminó en Barcelona como miembro de la milicia ligada al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista, el cual contradecía su nombre al luchar contra los otros marxistas). Fue al soñoliento frente de Aragón con la milicia del POUM, pero aún entonces confiaba en los comunistas. Cuando descendió a Barcelona con licencia, en mayo de 1937, esperó trasladarse a las Brigadas Internacionales, que estaban combatiendo en el más activo frente de Madrid.

Pero sus puntos de vista y su vida fueron cambiados completamente cuando, con los otros milicianos del POUM, se encontró a sí mismo combatiendo al lado de los anarquistas contra los comunistas. Una guerra civil más pequeña estalló en Barcelona cuando los comunistas trataron de apoderarse de la central telefónica defendida por los anarquistas como un preludio para tomar la ciudad. El incidente empezó a abrir los ojos de Orwell acerca de los comunistas. Cuando su propio partido, el POUM, había hecho de chivo expiatorio por los recientes problemas y sus miembros fueron cazados y puestos en prisiones provistas de personal por la policía secreta rusa, no tuvo que darse la vuelta por Barcelona, perseguido por los comunistas, y huyó a través de la frontera hacia Francia.

Cando Orwell regresó a Inglaterra, trató de expresar en la prensa de izquierda el modo en que los comunistas estaban intentando ganar el control de la parte leal (a la República) de España y de destruir no sólo al POUM, sino también a los anarquistas, debido a que éstos tomaron la actitud (que Orwell compartía) de que la Guerra Civil solamente sería ganada convirtiéndola en una muy radical revolución socialista. Los comunistas, dominados por las necesidades políticas extranjeras de los rusos, estaban tomando una posición reformista, la cual esperaban que gustara a Francia y a Gran Bretaña y los indujera a concluir una alianza militar con la Unión Soviética.

Orwell encontró que la prensa izquierdista británica estaba completamente dominada por simpatizantes de los comunistas, excepto el periódico New Leader y los pequeños periódicos anarquistas. Escribió su magnífico informe de experiencias en España, Homenaje a Cataluña, y tuvo dificultad en imprimirlo en 1938. Fue tan boicoteado por la izquierda autoritaria que la primera edición de 1.500 ejemplares aún no estaba vendida cuando Orwell murió doce años después.

Aunque Orwell su posición antiguerrera en 1939 y apoyó la participación británica en la Segunda Guerra Mundial, tenía bastantes reservas acerca de muchas cuestiones. Nunca aceptó la idea de que, convirtiéndose en aliados después de que Hitler atacó Rusia, los líderes comunistas se habían trasformado por un milagro en menos tiránicos. Trabajó por algún tiempo en la BBC, donde llegué a conocerlo. Aún entonces, aunque él tenía que mantener una discreción pública bastante intranquila debido a su posición semioficial, privadamente no dejaba dudas acerca de su continúa oposición al comunismo estalinista, al cual entonces consideraba como un totalitarismo no menos sediento de sangre y no menos repulsivo que el nazismo.

En 1943 dejó la BBC y se convirtió en editor literario del diario socialista de izquierda Tribune (cuyas páginas abrió a una amplia variedad de opiniones izquierdistas y pacifistas) y empezó a escribir Rebelión en la granja. Sus dificultades para publicar ese libro fueron tan grandes como las que tuvo para que viera luz Homenaje a Cataluña. Su propio editor, el correoso Victor Gollance, se había convertido en simpatizante de los comunistas, y no sólo se negó a ocuparse del libro sino que habló a otros editores para indisponerlos en contra de aquel original, como lo supe por Herbert Read.

Algunos otros editores, aunque no simpatizaban con los comunistas pensaban que podría ser antipatriótico editar un libro atacando a la URSS, que era todavía un aliado. Algunos editores de la extrema derecha podían haberlo aceptado, pero Orwell instruyó a su representante para que no negociara con ellos. Él quería que se entendiera que Rebelión en la granja era una exposición de los males del comunismo ruso escrita desde el seno mismo de la izquierda.

En algún momento pensó en publicarlo él mismo como un panfleto de dos chelines y divulgarlo en círculos izquierdistas, y una vez me sondeó acerca de la posibilidad de que se publicara por Freedom Press, la editorial anarquista de Londres, de lo que me encargué, pero desafortunadamente no se realizó la edición, por este medio. Cuando encontró un editor, fue uno con credenciales impecables de izquierdista, pero no comunista, Fred Werberg, que había editado Homenaje a Cataluña y algunos otros libros de crítica al comunismo desde un punto de vista izquierdista. 

Werberg se consolidó como editor y Orwell se convirtió de un pobre a un rico escritor con el cambio en el clima político entre los EEUU y la URSS. Rebelión en la granja —libro que cerca de dos docenas de editores británicos y americanos habían rechazado un año antes— se convirtió en un 'best-seller' de la noche a la mañana. Su éxito comercial se coronó cuando fue escogido por el Club del Libro del Mes en los EEUU. Pero nada de esto afectó la actitud de Orwell. Él no cambió, como algunos suponen, de ser un humanista libertario (lo que él llamó un «socialista democrático») a un 'cripto-Tory'. Permaneció, como él mismo recomendaba a otros escritores, luchando en una «guerrilla inoportuna», peleando su propia batalla como un hombre decente contra aquellos que han traicionado la revolución. Como es lógico, la derecha lo cortejó, y cuando la duquesa de Atholl trató de hacerlo participar en la Liga por la Libertad de Europa —de orientación Tory—, él se negó. Criticó a la Liga porque atacaba el expansionismo ruso en la Europa oriental mientras ignoraba al imperialismo británico en la India, y añadió: «Pertenezco a la izquierda y debo trabajar en su seno por mucho que odie al imperialismo ruso y su venenosa influencia en este país.»

1984 es un libro mucho más ambivalente que Rebelión en la granja, y siempre ha permitido diversas interpretaciones según el lugar donde es leído. En los países comunistas, donde circula en ediciones clandestinas («samizdat»), es considerado como una sátira sobre la URSS y sus satélites, y efectivamente satirizar a los regímenes totalitarios existentes fue uno de los propósitos de Orwell; pero hay otro aspecto del libro que no es esencialmente antisoviético, y es el modo en que él quería que lo vieran los lectores de fuera de Rusia. Es una advertencia a Occidente de que dentro de su propia estructura política están contenidos aquellos deseos de poder y aquellas corrupciones de la comunicación que podrían conducir hacia una clase especial de totalitarismo. INGSOC, la doctrina dominante de Oceanía, era casera, no importada de Moscú y, al inventarla, Orwell estaba —en sus propias palabras— ofreciendo «una muestra de las perversiones hacia las que está sujeta una economía centralizada y las cuales ya han sido parcialmente realizadas en el comunismo y en el fascismo». Continúa, en la famosa carta que escribió desde su lecho de muerte a Francis A. Henson, de la UAW: «La escena del libro es puesta en Gran Bretaña a fin de enfatizar que las razas de habla inglesa no son innatamente mejores que ninguna otra y que el totalitarismo, si no es combatido, podría triunfar en cualquier otra parte.»

Orwell nunca les dio la bienvenida a los intentos de los conservadores americanos —más que sus contrapartes británicos— para atraerlo dentro de sus filas. El hecho de que 1984 apareciera cuando lo hizo y que fuera tomado por mucha gente como buena propaganda para la «guerra fría» no significa que el miso Orwell se hubiera convertido en «guerrero frío».

Los riesgos políticos que él delineó en 1984 no estaban, desde su punto de vista, confinados a Rusia; existían, más disimulados pero tal vez por esa razón más insidiosos, también en las así llamadas «democracias». Todo lo que ha sucedido en los pasados 30 años ha tendido a corroborar sus advertencias.

La idea más importante de 1984, que él compartía con los anarquistas, la de que el deseo de poder es más durable y más peligroso que todas las ideologías, ha sido confirmada con la decadencia de la ideología en Rusia y con el incremento en el número de regímenes en el mundo moderno que dependen completamente del poder desnudo.

Los conservadores americanos que imaginaban que Orwell podría haber estado de su lado deberían considerar la reciente denominación hecha por el presidente Reagan del misil MX como «el Pacificador». Eso, por supuesto, es puro «doble pensar» orveliano. Uno de los 'slogans' dominantes del estado total en su novela es «LA GUERRA ES LA PAZ» y el Ministerio de la Paz en Oceanía se encarga de hacer la guerra.

¿Piensa seriamente Podhoretz que Orwell, que llamaba hipócrita al hipócrita y al pan pan y al vino vino, se habría puesto a sí mismo en tal compañía?

TIERRA Y LIBERTAD -MÉXICO
Nº 455 / JULIO 1985

domingo, 4 de marzo de 2018

Lo que los grandes medios no te cuentan sobre Guta Oriental


Muchos medios de comunicación hacen sonar las alarmas y comparan el asedio de Guta Oriental con la matanza de Srebrenica de 1995. Sin embargo, se les olvida mencionar que el área está dominada por dos facciones islamistas que las fuerzas del Gobierno sirio han estado combatiendo desde el 18 de febrero.

SPUTNIK NEWS
24 febrero 2018

El suburbio de Guta Oriental, al este de la capital siria, ocupó las primeras páginas hace cuatro días cuando el Ejército Árabe Sirio lanzó una ofensiva militar denominada Acero de Damasco, en un intento de limpiar la región de los grupos islamistas, principalmente de Yeish al-Islam, pero también de Frente al-Nusra, Ahrar al-Sham y Failaq al-Rahman.

«La situación humanitaria y socioeconómica en Guta Oriental se vuelve crítica. Los llamamientos del Centro Ruso para la Reconciliación a los grupos armados ilegales para que pongan fin a su resistencia y entreguen sus armas no han dado resultados. Las negociaciones para la solución pacífica del conflicto en Guta Oriental se han descarrilado», señaló Yuri Evtushenko, portavoz del centro.

Mientras tanto, la situación humanitaria en la región se ha deteriorado drásticamente, lo que llevó al embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, a convocar una reunión urgente del Consejo de Seguridad para que todas las partes involucradas «presenten su visión y entendimiento de la situación y encuentren formas de solucionarlo».

Campaña para desacreditar a Asad

Los medios vuelven a acusar a Asad de crímenes de lesa humanidad y exponen la posición de los países occidentales, mientras que se niegan a tomar en cuenta los argumentos del mismo Gobierno sirio y a reconocer la complejidad de la situación.

«Hay terroristas allí contra los que el Ejército sirio está luchando y los terroristas están bombardeando Damasco, y eso se ha descuidado. Es una situación compleja», señaló el embajador ruso.

Damasco ha sido acusado hasta ahora de bombardear civiles en la región y de matar a unas 300 personas. Sin embargo, los datos de las acusaciones provienen de los informes de los Cascos Blancos, que en repetidas ocasiones han falsificado información y organizado provocaciones de 'bandera falsa'.

Los medios de comunicación occidentales y Al-Yazira, con sede en Qatar, han lanzado una nueva campaña de desinformación contra Bashar al-Asad en una última apuesta por desacreditar los esfuerzos de su Gobierno para restablecer la paz en el país.

The New York Times: 'Fuerzas bárbaras' vs. terrorismo

En el artículo de The New York Times (NYT) titulado «El bombardeo sirio causa el mayor número de víctimas mortales en años» los autores citan al líder de las Fuerzas Tigre del Gobierno, general Suheil Hasan, quien anunció los planes de eliminar a los rebeldes en la región.

«Prometo que les daré una lección, en combate y en fuego», declaró Hasan en un vídeo compartido por las cuentas de redes sociales progubernamentales.

Tras destacar la «barbarie» de las fuerzas pro-Asad, el medio no mencionó que los militares estaban allí no para luchar contra civiles, sino para expulsar y eliminar a los terroristas que han estado cada vez más activos en la región, utilizando el enclave como plataforma para bombardear Damasco.

De hecho, el NYT confía en los datos proporcionados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que el medio ha elogiado anteriormente por su contribución al recuento de víctimas. Pero ¿qué se sabe sobre el observatorio? Su oficina se encuentra en el Reino Unido y su fundador, Osama Suleiman (cuyo seudónimo es Rami Abdulrahman), vive en Coventry y dirige las actividades del observatorio desde su casa prácticamente él solo. Los datos proporcionados por su 'proyecto favorito' son bastante cuestionables, dado su clara tendencia anti-Asad.

El NYT también cita a un residente local que afirmó que «a los civiles nunca se les permitió irse». Esto desestima todo el esfuerzo diplomático realizado por Siria y Rusia para este fin que, aunque en este caso fracasó, demostró su eficacia en Alepo.


The Guardian: «Otro Srebrenica»

El medio de comunicación británico eligió una forma más sofisticada para abordar la situación en Guta Oriental: la comparó con el genocidio de Srebrenica en Bosnia Herzegovina.

En su artículo, The Guardian hace ver como si las fuerzas sirias y los «partidarios rusos» atacaran deliberadamente a civiles después de que las conversaciones de paz fracasaron, pero no menciona que mientras Damasco y Moscú han estado presionando para lograr un acuerdo de paz, parecido al de Alepo, con evacuaciones de personas y un éxodo masivo de terroristas de la ciudad, los islamistas bombardeaban la capital desde Guta Oriental. El artículo da la impresión de que las partes no han hecho nada para proteger a la población.

El 'implacable bombardeo' de Al-Yazira

La emisora qatarí se ha unido a la campaña de desinformación, al afirmar que las fuerzas sirias respaldadas por los cazas rusos atacaron el enclave, matando a cientos de personas. Mientras que el NYT confió en los datos obtenidos del observatorio, Al-Yazira ha optado por los 'más confiables' Cascos Blancos, entusiastas en la falsificación de la información.

Anteriormente, los voluntarios de la Defensa Civil siria fueron acusados de escenificar operaciones de rescate, así como de planear un falso ataque químico en Guta Oriental. Según un residente local, el grupo distribuyó máscaras en la región para proteger a los civiles de un ataque químico.

¿Proceso de paz?

Los diplomáticos rusos han estado mediando el proceso de paz a lo largo del conflicto, trabajando duro para evitar que el caos se extienda aún más. Sin embargo, sus esfuerzos se han visto constantemente socavados por el doble rasero de EEUU hacia Siria.

Recientemente, el vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, destacó ante la comunidad internacional que Washington estaba tratando los asuntos «de modo selectivo».

Según el Departamento de Estado de EEUU, las Fuerzas Aéreas de Damasco realizaron ataques indiscriminados contra Guta Oriental, atacando hospitales y centros médicos y matando a 100 civiles en las primeras 48 horas de la Operación Acero de Damasco. Tras esta declaración, emitida por la portavoz Heather Nauert, el Departamento de Estado pidió a Rusia que deje de apoyar al presidente Asad en vista de la «escalada de violencia en Guta Oriental».

En respuesta, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó las acusaciones contra Rusia y señaló que los informes sobre la muerte de civiles en bombardeos eran «infundados».

Tanto Siria como Rusia han instado a una solución pacífica de la crisis en la zona de distensión creada durante las Conversaciones de Astaná sobre la reconciliación siria. Sin embargo, los rebeldes han ignorado los llamados a cesar la resistencia y a comenzar la evacuación de civiles, así como la retirada de los terroristas del área.

lunes, 16 de mayo de 2016

Una guerra por el petróleo


Por ANTONIO RUBERTI

Si se tuviera que hacer una estadística de las palabras más utilizadas por los medios de comunicación para describir la situación libia, seguramente encontraríamos a la cabeza «caos» (libio) y «avanza» (el Estado Islámico). Poco espacio viene por el contrario dedicado a otras dos palabras que ayudarían a explicar el presunto caos libio: «petróleo» y «gas».

Libia posee las mayores reservas de petróleo de África, las novenas del mundo. Se trata de una cifra imponente, cerca de 48.000 millones de barriles (alrededor del 3 por 100 del total de las reservas mundiales, según datos de 2009).

Si echamos un vistazo al mapa de Libia, vemos que los pozos petrolíferos (véase intereses franceses, británicos y norteamericanos, pero también chinos, rusos y brasileños) están concentrados en el área entre Bengasi y Sirte, donde se encuentran el 80 por ciento de las reservas conocidas de petróleo del país. El gas (léase intereses italianos) se encuentra por el contrario sobre todo en el mar al Este de Trípoli y en la región de Gadames, también al Este de la antigua capital.

Antes de la guerra de 2011, el mayor productor externo de petróleo era la italiana ENI con 24.000 barriles al día, extraídos en 2010; pero estaban también compañías americanas (Chevron, Exxon Mobil, Occidental Petroleum, Phillips) con 124.000 barriles al día, alemanas (BASF), 100.000, chinas (CNPC), españolas (Repsol), francesas (Total), británicas (BP) y rusas (Gazprom). Todas estas compañías tenían un contrato de colaboración con la compañía nacional libia, NOC, que por su parte producía alrededor de un millón de barriles al día. En la práctica, una parte de los beneficios de las multinacionales extranjeras eran ingresados en la NOC, es decir, en el Estado libio.

Esta colaboración con la NOC prosigue aún hoy, exactamente igual que durante el régimen de Gadafi, solo que hoy la NOC ingresa las cuotas del rédito petrolero tanto al gobierno de Tobruk («internacionalmente reconocido», como es definido) como al de Trípoli («islámico moderado», como nos advierten a menudo los medios de comunicación).

Gadafi acostumbraba a decir que a los occidentales, de Libia lo único que les interesaba era el petróleo. Tenía razón.

La guerra de 2011, como bien sabemos, fue deseada por los franceses, y los británicos se apresuraron a acompañarles con la esperanza no muy secreta de volver a entrar en Libia, de donde habían sido expulsados en 1969 por el golpe de los jóvenes coroneles.

En el otoño de 2011, los medios de comunicación franceses no completamente alineados estaban llenos de artículos que denunciaban el papel guerrero de la Total, que hasta ese momento jugaba un papel marginal entre las compañías extranjeras (apenas 55.000 barriles extraídos en 2010). «Entre los agentes franceses infiltrados entre los rebeldes de Bengasi había representantes de la Total», denunció el diario Libération, que reveló también los términos del acuerdo suscrito: los franceses habrían apoyado la rebelión a cambio de la promesa de entregar a la Total el 35 por 100 de las concesiones petrolíferas.

El objetivo era, sin duda, quitar de en medio a la embarazosa figura de Gadafi (que en 2009 había anunciado el proyecto de nacionalizar completamente el sector petrolero) pero el fin último era también arrebatar al ENI una tajada de sus concesiones petrolíferas. Italia, renuente, se posicionó de forma diferente a Alemania, que apoyaba los bombardeos de la OTAN. Los mismos americanos pronto se echaron atrás; una vez liquidado Gadafi, a ellos de Libia no les interesaba nada. Exactamente como ahora.

Pero volvamos a la actualidad. Fracasado el cómico intento de constituir-imponer un gobierno de «unidad nacional» (se podría ironizar con que «se habían olvidado de avisar… a los libios»), los nuevos colonialistas están llevando adelante cada uno su propia estrategia, a menudo en contraste entre ellos. Así, se ha «descubierto que en Libia están las fuerzas especiales francesas y británicas que adiestran a los combatientes del general Haftar y a la milicia de Misurata respectivamente».

También están los americanos, naturalmente, igualmente de parte de Tobruk. Los italianos, como hemos dicho, son pocos, pero pronto llegarán una cincuentena de paracaidistas. Los italianos deberán tomar posiciones en la región de Trípoli (donde el ENI tiene el control del gasoducto de Mellita). De hecho, los italianos van a Libia a proteger los intereses del ENI de… ¡franceses y británicos!

El riesgo concreto es que se llegue a un fuerte contraste entre las potencias europeas: los franceses adiestran a las tropas de Haftar, que está reconquistando Bengasi. El siguiente paso será asegurar el área petrolífera, ahora en manos de milicias independentistas tanto del gobierno de Tobruk como del de Trípoli, pero que responden a la NOC y a las compañías petrolíferas extranjeras, entre ellas la Total. La ambición de Haftar, apoyado por franceses y americanos (además de por los Emiratos Árabes Unidos y por Egipto) es reconquistar Trípoli donde estarán los italianos cuyo gobierno está aliado con la ciudad-Estado de Misurata (donde están los británicos). Trípoli está claramente apoyada por Qatar y Turquía. Hay que subrayar que estos últimos apoyan de hecho al EI libio, como han hecho con el sirio-iraquí.

Y después, naturalmente, está el EI (o Daesh o Califato o ISIS) que, si hacemos caso a los medios de comunicación del régimen, es la causa de la intervención. Asentado en Sirte y sus alrededores, efectúa incursiones sobre todo en la vecina zona petrolífera, intentado hacer el mayor daño posible y tener una gran visibilidad, que los medios de comunicación occidentales están encantados de proporcionarle. En Sirte, último bastión de Gadafi, el EI ha llenado un vacío producido por la incapacidad libia de ofrecer un futuro a esta ciudad. La ocupación de Sirte no se ha producido pacíficamente: en octubre el EI ha ahogado en sangre una revuelta. No se ha dicho que el control de la ciudad sea tan férreo como la propaganda del EI quiere hacer creer. En cualquier caso, es cierto que el EI no «avanza» como pretenden hacernos creer los medios de comunicación.

En realidad, como ha demostrado lo ocurrido en Siria, las potencias occidentales no tienen ninguna intención de eliminar al EI, que ha servido y sirve como pretexto para llevar a cabo misiones militares encaminadas a redistribuir las zonas de influencia y el control de las áreas petrolíferas. La política externa la hacen el ENI, la Total, la BP, la Exxon y las otras multinacionales, y durará se ha dicho al menos treinta años, es decir, hasta que ya no quede petróleo ni gas que rapiñar.

Las guerras «humanitarias» son hoy sustituidas por operaciones militares de «estabilización», una manera refinada de definir los nuevos colonialismos. A pequeños pasos están entrando en guerra. Una guerra por el petróleo. La enésima guerra por el petróleo.

Tierra y Libertad
Nº 334 - Mayo 2016