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lunes, 5 de mayo de 2014

Ante las elecciones europeas



Las elecciones europeas se están llevando a cabo en un contexto de aumento de la austeridad. Todos los días nos vemos sometidos a los efectos de la crisis provocada por la transformación capitalista global. Los gobiernos, los Estados y las estructuras supranacionales, como la Comunidad Europea, niegan derechos y atacan condiciones de vida, adquiridos en años de lucha, con el fin de apuntalar el capitalismo y garantizar que las empresas y los bancos no paguen el precio de una situación que ellos mismos han creado. Algunos de los problemas que afrontamos son:

 — El desempleo, debido esencialmente a la privatización y la externalización.
 — La privatización de los servicios sociales básicos, con la consecuencia de una oferta garantizada sólo a los pocos que se lo puede permitir, y una baja calidad de los servicios.
 — La atomización social, en la que todos están obligados a ser responsables, a crear competencia entre los individuos en la lucha diaria por la existencia.
 — Los puestos de trabajo y otros aspectos de la vida son cada vez más precarios; todos los días se niegan derechos.
 — La consecuencia de este modelo social es el regreso de la familia patriarcal, que impone a las mujeres un papel subordinado en la sociedad.
 — La inmigración se utiliza como una reserva de trabajadores a los que explotar y esclavizar en el beneficio de los jefes.
 — Los métodos despiadados de producción que causan devastación en nuestras vidas y el medio ambiente.
 — Una sociedad basada en la deuda, en la que las condiciones de nuestra existencia son propiedad de los bancos.
 — La burocratización de la sociedad que garantiza la continuidad de las instituciones políticas y los intereses económicos de los ricos a expensas de la clase obrera.

Es en este contexto en el que se nos pide participar en la farsa llamada a sí misma democracia. Las únicas opciones que se nos presentan son los que van a continuar las políticas que benefician a corporaciones, instituciones financieras y los políticos. Uno de los principales debates reside en la función de la propia Unión Europea (UE). Algunos la ven como una forma de resolver la crisis y mantener la unidad entre las personas. Otros argumentan que deberíamos limitarnos a nuestras fronteras con el fin de recuperar el control de nuestras propias economías y las instituciones políticas. Sin embargo, cualquiera de estas soluciones contribuirá únicamente a reforzar el poder de los que nos oprimen.

La Unión Europea

La UE ha significado otra capa de poder sobre las poblaciones. Su principal objetivo es servir a las necesidades de las empresas e instituciones financieras, por lo que es un obstáculo para la emancipación de la clase obrera. La mayoría de las leyes a las que la gente está sometida procede ahora del Parlamento Europeo en lugar de los Estados individuales. La UE no tiene que respetar las condiciones locales y en su lugar impone su propia visión de Europa basándose en las necesidades del capital. La gran mayoría de las regulaciones ha consistido en aumentar el poder del capital sobre las personas. Muy pocas políticas se han dirigido a mejorar las condiciones sociales de las poblaciones europeas. Ya hemos visto la forma en que la UE ha dirigido el ataque contra el pueblo griego y la incursión del capital occidental en los activos de Europa del Este. Cualquier intento por parte de la gente para resistir a la invasión de este súper Estado ha sido firmemente impedido por los Estados individuales. Por ejemplo, el Estado puede negarse a permitir que la gente vote sobre si desean o no permanecer en la UE o, si se lo permiten, la presión es tal que el país seguirá la UE. Este fue el caso de Irlanda, Francia y los Países Bajos. Además, la UE ha creado una Europa-fortaleza, cerrando sus fronteras al resto del mundo, y tratando de convertirse en una de las policías oficiales del mundo.

¿Salirse de la UE?

Dado el tipo de problemas que nos ha creado la Unión Europea, se podría pensar que la respuesta es salir de ella. Sin embargo, la idea de que la clase obrera estaría mejor fuera de la UE, gobernado por su propio Estado, es una ilusión peligrosa. Es especialmente peligroso por el hecho de que esta es la posición de los partidos de extrema derecha que no están ni remotamente interesados en resistir al poder del Estado. Por el contrario, su objetivo sería instalar un régimen aún más autoritario, con más represión.

En primer lugar, el capitalismo es global. El poder de las corporaciones y de los bancos internacionales, la principal causa de los problemas que enfrentamos, no va a desaparecer si un país se retira de la UE. Los procesos globales inherentes al trabajo, al movimiento de la producción y al dinero a través de fronteras, motivados por la búsqueda de beneficios, continuarán. Las instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial seguirán teniendo la facultad de imponer austeridad y políticas en contra de los intereses de las poblaciones locales. Las necesidades humanas se llevarán a un segundo plano; no importa si el país se encuentra dentro o fuera de la UE.

En segundo lugar, el cierre de las fronteras nacionales, un movimiento impulsado por la ideología xenófoba de la extrema derecha, tendrá graves consecuencias para el espíritu de cooperación y solidaridad entre la clase obrera de Europa. La gente común tiene un historial de apoyo entre sí, independientemente de su origen nacional. Esta tradición se verá afectada si la gente antepone lo que parece ser su propio interés a la ayuda mutua. Tal vez no dé lugar a una guerra real, pero ya ha dado lugar a una mentalidad de competencia y conflicto que solo socavará la eficacia de una clase obrera europea unida. Una clase obrera dividida beneficiará a aquellos que han causado los problemas a los que nos estamos enfrentando en primer lugar, como la austeridad y las medidas represivas.

Muchos de los que apoyan la retirada de la UE parecen pensar que podemos volver a una especie de edad de oro de la prosperidad. Sin embargo, esta es otra ilusión; esa edad de oro nunca existió. Se olvidan de que su propio Estado nunca ha sido su amigo; que siempre ha sido un instrumento para imponer los intereses de una pequeña minoría sobre la mayoría. Todos los Estados operan quitando el poder a la gente. No importa si el Estado está a pocos o a miles de kilómetros de distancia; siempre estará fuera de nuestro control, actuando según sus propios intereses.

La alternativa anarquista

Los anarquistas rechazamos las dos opciones que se nos presentan: apoyar a la UE mediante el voto en las elecciones europeas, o hacer campaña para la retirada. Esto es debido a nuestra crítica básica de lo que representa el Estado. La Unión Europea, al igual que todos los Estados grandes o pequeños, se basa en ceder el poder a una minoría, que lo utilizará a favor de los intereses de la élite empresarial y financiera. Además, el internacionalismo que la UE representa es la unidad de esta élite contra la clase obrera europea. Nosotros proponemos tanto un método alternativo de organizar la sociedad como un internacionalismo alternativo que se extienda por todo el planeta.

Los anarquistas se oponen a la idea del arriba y abajo aprobada por el Estado y los partidos de izquierda. Tenemos que promover formas no jerárquicas de organización y métodos de organización. La futura organización de la sociedad que deseamos será de abajo hacia arriba sobre la base de grupos federados y coordinados a nivel internacional, independientemente de cualquier estructura estatal actual, sea nacional o de ámbito europeo. Esto incluirá todos los aspectos de la vida económica y social, tales como la producción, distribución y consumo de bienes y la prestación de servicios como la sanidad y la educación. Tenemos que tomar el control de nuestra propia educación, de tal manera que contribuya a promover nuestra emancipación de las ideologías autoritarias como la religión, el nacionalismo y el culto al líder.

Con el fin de lograr este objetivo de transformación política, económica, social y cultural global necesitamos aprovechar y fortalecer las redes internacionales y coordinaciones que ya tenemos. Tenemos que tomar medidas concretas allí donde vivimos y trabajamos, pero contribuyendo a una estrategia global. La elaboración de una estrategia de este tipo para luchar con éxito contra las fuerzas globales de la opresión y la explotación no es una tarea fácil. Sin embargo, es una necesidad y hay una serie de pasos que podemos establecer. Estos pasos pueden ser tomados por todos los que queramos crear una nueva sociedad, independientemente del país en que vivamos. Los ataques son siempre similares, por lo que podemos adoptar una estrategia común que se adapte a las condiciones locales.

 — Tenemos que luchar contra las fronteras, que actúan como un filtro humano, y dejar que el capital fluya por ellas. Nuestra propuesta consiste en suprimir todas las fronteras dentro de los países y entre los países que limitan la libre circulación de personas.
 — Unidos en la lucha contra los bancos por el rechazo universal a pagar deudas.
 — Desobediencia civil en contra de todas las leyes represivas que nos arrebatan nuestros derechos humanos.
 — Fortalecer y ampliar las luchas actuales contra la creciente precariedad de las condiciones de vida y de trabajo.
 — Resistir a todos los intentos de dividirnos según la raza, el sexo o la edad.
 — Coordinar las luchas contra los empleadores comunes a través de las fronteras.
 — Resistir a la privatización de los servicios públicos.
 — Promover redes alternativas de producción y distribución.
 — Extender la solidaridad internacional para los que están siendo criminalizados como resultado de las luchas sociales.

La lucha contra la austeridad y las soluciones propuestas por los políticos, tanto a favor como en contra de la UE, no va a funcionar y, en todo caso, hará que las cosas empeoren. Quieren que validemos sus acciones, poniendo una X en un pedazo de papel, lo que les da el poder de actuar en nuestro nombre. Sin embargo, sabemos que no nos van a representar y seguirán apoyando a los ricos y las poderosas instituciones económicas del capitalismo, que están haciendo de nuestra vida una miseria. La única manera de resistir a los ataques, así como de comenzar a hacernos con el control de nuestras vidas y de nuestra sociedad, es la construcción de movimientos y redes que desafíen las fronteras, que hemos de controlar al margen de los políticos y las instituciones del Estado.

Mayo 2014

jueves, 20 de septiembre de 2012

Declaración pública de la IFA a los trabajadores explotados y oprimidos del mundo

Tierra y Libertad
Nº 289-290 (Agosto/Septiembre 2012)

Los encuentros internacionales de Saint-Imier han permitido reunirse a numerosos grupos y militantes que son miembros y no miembros de la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA). La IFA tratará de hacer un balance de los últimos días.

Hace ciento cuarenta años, en esta ciudad, se estableció un movimiento anti-autoritario. Desempeñó un papel importante en la creación de un movimiento organizado de anarquistas. Trabajaron en pro de una profunda transformación social, y con este fin hemos participado, como IFA, en el encuentro internacional en Saint-Imier.

Lo que tenemos que ofrecer es el mejor tipo de sociedad que la humanidad sea capaz de lograr. Queremos crear un mundo en el que se haya logrado la más completa igualdad económica, es decir, que no exista ninguna propiedad personal, sino que produzcamos y poseamos todo en común, sin necesidad de dinero.

Pero además de la igualdad económica, habrá el máximo de libertad personal. Esto significa que viviremos como queramos, y nadie podrá obligarnos a hacer lo que no queramos o impedirnos hacer lo que queramos, a menos que eso limite la libertad de otros. Además, no habrá jerarquías ni opresión de ninguna clase. No será necesario un Estado o policía, porque no necesitaremos control ni coerción. Y no habrá guerras ni conflictos globales porque no tendremos enemigos políticos ni ningún deseo de apropiarnos de los recursos de otros. Eso es lo que llamamos anarquismo.

Los anarquistas rechazan la idea de que está en la naturaleza humana el explotarnos unos a otros, y que no somos iguales. Es verdad que los dirigentes y los Estados han mantenido ese sistema a través de los siglos. Esa mentira justifica el capitalismo como un sistema «natural». Se oye decir que hay una «crisis» del capitalismo, pero el capitalismo es la crisis. A escala histórica es un sistema reciente y ya ha puesto a la humanidad de rodillas en numerosas ocasiones antes de llevarnos a la situación actual. Pero a través del mundo la gente ve la mentira y resiste contra los Estados y el capitalismo como nunca antes lo había hecho, y trata de coordinar sus esfuerzos a través de las fronteras nacionales. Eso hace a la sociedad anarquista más posible que nunca.

Pero el anarquismo no es utópico. Obviamente, para que una sociedad así funcione, hay que cambiar primero muchas cosas, y nuestra tarea consiste en ayudar a desarrollar esas grandes transformaciones y proponer un análisis que sea útil para ello. La clase obrera, con la que nos referimos a todos los explotados y empobrecidos, incluidos nosotros, debe crear un movimiento de masas. Ante todo, no debe confiar la lucha a nuevos dirigentes con ideas viejas; debe definir ella misma su camino.

Hoy en día, los movimientos sociales llevan a cabo nuevas formas de organizarse que se asemejan en gran medida al anarquismo. Por ejemplo, el hecho de llevar a cabo las acciones directamente y hacerlas progresar a pesar de los obstáculos, y experimentar con formas no jerárquicas de organización. Esto incluye a los movimientos estudiantiles, la acción contra la destrucción del mundo natural y los recursos comunes, las luchas antimilitaristas, las luchas contra las cumbres del G8 y el capitalismo en general, y más recientemente, la lucha contra la austeridad que une a la clase obrera internacional. Movimientos tales como Occupy y los Indignados y movimientos similares de auto-organización y contra el sistema bancario han demostrado la importancia de utilizar la acción directa para reclamar el espacio público. Los levantamientos de los oprimidos pueblos indígenas en las últimas décadas, tales como los zapatistas, han inspirado a los nuevos movimientos sociales y han influido en el propio anarquismo. Estos nuevos movimientos crean grandes asambleas para tomar decisiones en conjunto sin líderes. Se constituyen federalmente, como organizaciones de igual estatus, sin órganos centrales de toma de decisión.

Pero estas tentativas no siempre logran éxito porque los cambios sociales significativos exigen también que cambiemos nosotros como individuos. Queremos ser libres e iguales como individuos, pero debe existir también la responsabilidad personal. La misma clase obrera tiene sus divisiones y opresiones, y sus jerarquías, que no desaparecerán solo porque no queramos tener dirigentes y porque queramos ser todos iguales. Como miembros de la clase obrera, luchamos por tanto con nosotros mismos contra nuestro propio racismo, nuestro sexismo y nuestras actitudes y prácticas patriarcales. Luchamos también contra la afirmación según la cual la heterosexualidad es la norma, o las categorías claramente definidas como «masculino» o «femenino» son «normales». Debemos identificar, y oponernos, a la discriminación y los estereotipos basado en la edad o la capacidad. Hasta que las desigualdades y la sumisión a la autoridad no sean identificadas y abolidas, no podremos ser libres, por lo que nos identificaremos y nos opondremos a ellas en los movimientos sociales y en las organizaciones de trabajadores tanto como en la sociedad en general.

Por último, para crear esta sociedad libre e igualitaria, la propia clase obrera debe derribar a los poderosos y al capital. Llamamos a esto «revolución social». Los anarquistas tratan de suscitar en el seno de la clase obrera la confianza en nuestra capacidad para tener éxito del modo más rápido y menos violento posible. Lo lograremos mejor uniéndonos a otros trabajadores para ganar pequeñas victorias. Lo hacemos mejor por la acción directa y no a través de reformas y negociación con los patronos. La acción directa significa no esperar, sino tomar lo que nos debería pertenecer a todos. Tenemos que afianzar nuestras luchas a través del apoyo mutuo. Esto significa solidaridad en tiempos difíciles. Al mismo tiempo que nos ayuda en el día a día, demostramos a la gente lo que somos. Por lo tanto, practiquemos ahora la anarquía al máximo posible según nuestra manera de organizarnos para demostrar que una sociedad anarquista es posible.

Saludamos a los compañeros del pasado, su trabajo y los sacrificios personales que hicieron para la emancipación humana. Seguimos su tarea y desarrollamos de manera crítica sus ideas, aplicándolas a nuestra situación actual. Ellos, a su vez, saludaron a la clase obrera mundial en ese momento de su historia, en su combate por una verdadera libertad e igualdad.

La IFA se ha ocupado de muchos temas en los últimos cinco días, y en particular:

-La crisis económica y las luchas sociales
-La solidaridad internacional
-El antimilitarismo
-Lo antinuclear y las energías alternativas
-La emigración

Sobre esta base, la IFA ha reforzado sus propias actividades e invita a todos los explotados a luchar por la transformación de la sociedad, por el anarquismo.

Saint-Imier, 12 agosto 2012