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sábado, 12 de marzo de 2022

Ucrania: todo estaba escrito en el plan de la ‎RAND Corporation

 Si nos detenemos a analizar con la cabeza fría la angustiosa situación actual, llegamos ‎forzosamente a la conclusión de que, aunque Moscú inició los combates, adelantándose así ‎a la ofensiva que Kiev había preparado en secreto contra el Donbass, en realidad ‎la guerra en Ucrania no es una iniciativa imputable a Rusia. Lo que hoy sucede ‎en Ucrania estaba planificado desde 2019 y así lo demuestra el plan de la RAND ‎Corporation presentado en la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos el 5 de ‎septiembre de 2019.‎

 Por MANLIO DINUCCI

El plan estratégico de Estados Unidos contra Rusia fue elaborado por la RAND Corporation hace ‎‎3 años.‎

La RAND Corporation, cuyo cuartel general está ubicado en Washington, es una «organización ‎mundial de investigación que desarrolla soluciones para los desafíos políticos» y dispone de un ‎verdadero ejército que cuenta 1.800 investigadores y otros especialistas reclutados en 50 países. ‎Los miembros de ese personal hablan 75 idiomas y están distribuidos en oficinas y otras sedes ‎secundarias en Norteamérica, Europa, Australia y la región del Golfo Pérsico. La RAND ‎Corporation tiene personal estadounidense en más de 25 países. ‎

La RAND Corporation, que se autocalifica como una «organización no lucrativa y no partidista», ‎está oficialmente financiada por el Pentágono, el US Army [las fuerzas terrestres de ‎Estados Unidos], la US Air Force [la fuerzas aérea de Estados Unidos] y la «comunidad de ‎inteligencia» estadounidense [las llamadas «agencias de seguridad nacional», como la CIA] y ‎por poderosas organizaciones 'no gubernamentales' [las ONG's]. ‎

La RAND Corporation se jacta de haber contribuido a elaborar la estrategia que permitió a ‎Estados Unidos salir de la guerra fría como vencedor, forzando la Unión Soviética a dedicar ‎cuantiosos recursos al extenuante enfrentamiento militar. Ese es el modo de acción que inspira ‎el nuevo plan concebido contra Rusia en 2019 y presentado bajo el título «Overextending and ‎Unbalancing Russia», que plantea como estrategia imponer a Rusia un despliegue excesivo para ‎desequilibrarla y destruirla. Esas son las líneas directivas fundamentales que se exponen en el plan ‎de la RAND Corporation y en ese sentido ha venido actuando Estados Unidos durante los últimos ‎años. ‎

Ese plan estipula que, ante todo, Rusia debe ser atacada por su flanco más vulnerable: su ‎economía fuertemente dependiente de la exportación de gas y petróleo. Para ello se recurre a ‎las sanciones comerciales y financieras y, al mismo tiempo, se busca lograr que Europa occidental disminuya ‎su importación de gas ruso, reemplazándolo por el gas natural licuado (GNL) estadounidense. ‎

En el plano ideológico e informativo se estimulan las protestas internas en Rusia mientras que ‎se busca socavar la imagen de ese país en el exterior. En el plano militar, se maniobra para que ‎los países europeos miembros de la OTAN aumenten sus presupuestos de defensa dirigiéndolos ‎contra Rusia. ‎

De esa manera, Estados Unidos multiplica sus posibilidades de éxito, al mismo tiempo que sus ‎ganancias, con riesgos moderados e invirtiendo principalmente en bombarderos estratégicos y ‎misiles de largo alcance dirigidos contra Rusia. El despliegue en Europa de nuevos misiles ‎nucleares de alcance intermedio garantiza altas probabilidades de éxito pero también implica grandes riesgos. ‎

Calibrando cada opción para obtener el efecto deseado —concluye la RAND Corporation— Rusia ‎tendrá que pagar el más alto precio en la confrontación con Estados Unidos… pero el mismo Estados Unidos y sus aliados se verán obligados a invertir grandes recursos que tendrán que sustraer a otros ‎objetivos. ‎

En el marco de toda esa estrategia, la RAND Corporation preveía —en 2019— que «proporcionar a ‎Ucrania ayudas letales explotaría el punto más importante de vulnerabilidad externa de Rusia, pero ‎todo aumento de las armas y de la consejería militar que Estados Unidos proporcione a Ucrania ‎tendría que ser metódicamente calibrado para imponer costos a Rusia sin provocar un conflicto ‎mucho más amplio en el cual Rusia, a causa de la proximidad, tendría ventajas significativas». ‎

Es precisamente ahí, en lo que la RAND Corporation llama «el punto más importante de ‎vulnerabilidad externa de Rusia» que se podría explotar armando a Ucrania de manera ‎‎«calibrada para imponer costos a Rusia sin provocar un conflicto mucho más amplio», donde ‎se ha producido la ruptura. ‎

Atrapada en una tenaza política, económica y militar que Estados Unidos y la OTAN cerraban ‎cada vez más —lo cual hacían ignorando las repetidas advertencias y propuestas de negociaciones ‎emitidas por Moscú—, Rusia reaccionó finalmente emprendiendo la operación militar que ya ‎ha destruido en Ucrania más de 2.000 estructuras militares erigidas y controladas en realidad ‎no por los gobernantes de Kiev sino por los mandos de Estados Unidos y la OTAN. ‎

El artículo que, hace 3 años, presentaba el plan de la RAND Corporation terminaba con la ‎siguiente frase: ‎

«Las “opciones” previstas en el plan en realidad son sólo variantes de la misma ‎estrategia de guerra, cuyo precio en términos de sacrificios y de riesgos pagamos todos.»‎

El hecho es que quienes estamos pagando ese precio somos nosotros, los pueblos europeos. Y ‎seguiremos pagándolo —cada vez más caro— si seguimos aceptando el papel de peones ‎sacrificados en la estrategia de Estados Unidos y la OTAN. 

RED VOLTAIRE
10 marzo 2022

domingo, 6 de septiembre de 2020

Comunicado del grupo 'Amor y Rabia' sobre Bielorrusia

CONTRA LAS REVOLUCIONES ARTIFICIALES

Una vez más, la hipócrita propaganda 'democrática-liberal' de los medios de comunicación de la oligarquía occidental apoya protestas de la oposición de uno de los Estados del antiguo bloque soviético. El resultado de estas «revoluciones» ha sido el mismo en todos los países que las han sufrido desde la caída de la URSS: la implantación de regímenes autoritarios que aplastan toda protesta, la profundización de las políticas de corte neoliberal que benefician al sector de la oligarquía que impulsaba las protestas a costa de más pobreza y desigualdad social, una política exterior sumisa a los intereses de potencias extranjeras, y una política económica sumisa a los intereses de empresas multinacionales.

Esta vez le ha tocado a Bielorrusia, antaño la república europea más pobre de la URSS y más afectada por el desastre de Chernóbil, y hoy con un PIB que casi triplica el de Ucrania gracias a haber logrado mantener su independencia política y económica, evitando convertirse en un satélite de la oligarquía rusa. Mientras las repúblicas bálticas y Ucrania, las más ricas de la URSS, se transformaban en regímenes neoliberales de ideología ultraderechista aliados a EEUU y la OTAN que se dedicaron a desindustrializar sus países, en Bielorrusia la derrota a comienzo de la década de los 90 del gobierno nacionalista debido a la falta de apoyo popular hizo posible dar marcha atrás en la implantación del modelo neoliberal, permitiendo mantener buena parte de los beneficios sociales del modelo soviético. De esta forma, su población no cayó en la miseria ni tuvo que emigrar, y el gobierno siguió honrando la memoria de los partisanos, en lugar de homenajear a los colaboradores del nazismo, como pasa en el resto de Europa oriental.

El éxito económico y la política exterior independiente de Bielorrusia son lo que molesta, y no los derechos humanos, excusa usada sistemáticamente por Occidente para justificar su injerencia en los asuntos de otros países. Demasiadas veces hemos visto como en nombre de la democracia y los Derechos Humanos se ha bombardeado e invadido países, veremos como en nombre del medio ambiente y el planeta nos pueden imponer medidas económicas duras para pagar transiciones energéticas que beneficien a los principales responsables de la degradación de los ecosistemas. O ahora mismo en nombre de nuestra seguridad sanitaria se violen los derechos de libertad de expresión y de movimiento. Amparándose en causas nobles nos imponen otras injusticias y se valen de un discurso responsable para que las aceptemos. Que nos hablen de la defensa de los valores democráticos en Bielorrusia o Venezuela mientras apoyan a opositores de extrema derecha y golpistas les hace más despreciables.

Desde Amor y Rabia condenamos este nuevo Maidán organizado por Occidente, que en caso de triunfar provocará el hundimiento del nivel de vida de la población de Bielorrusia y dará lugar a la imposición desde el Estado de un modelo neoliberal combinado con la difusión de la ideología de un nacionalismo heredero de los colaboracionistas de los nazis. Y denunciamos la ceguera de la inmensa mayoría de la izquierda, movimiento libertario incluido, al apoyar sistemáticamente unas «revoluciones de colores» patrocinadas por Washington, que no son otra cosa que golpes de Estado al servicio de los intereses del Capital occidental.

«Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.»

ABRAHAM LINCOLN

 

https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2020/09/comunicado-contra-las-revoluciones.html

viernes, 1 de marzo de 2019

Las intervenciones militares por la democracia y la libertad que solo han sembrado muerte y miseria


Por ALBERTO RODRÍGUEZ GARCÍA

Después de millones de muertos, generaciones perdidas, guerras interminables y destruir pueblos enteros, Estados Unidos se quiere retirar de Oriente Medio como si no hubiese sucedido nada.

Esta es la fórmula que mejor resume la política exterior de Estados Unidos en Oriente Medio y gran parte del mundo. Cualquier país que intente desarrollarse de forma independiente fuera de la órbita gringa está condenado a ser demonizado, a sufrir sanciones, a la desestabilización y, en los peores casos, su destrucción. Todo en nombre de la democracia.

Las guerras en nombre de la democracia y la libertad

La democracia y la libertad; esos dos términos tan utilizados y cuyo significado ya apenas importan. Palabras tan potentes que inspiraron movimientos revolucionarios, hoy están vacías de contenido. En nombre de la democracia y la libertad se han cometido algunos de los crímenes más crueles de la historia moderna.

En nombre de la democracia, Estados Unidos y Reino Unido financiaron el golpe de estado de 1953 contra el primer y último líder elegido de forma democrática con el voto libre de los iraníes, Mohammad Mosaddegh. Su figura fue condenada al olvido por haberse atrevido a cometer el peor de los crímenes: oponerse a convertir Irán en un satélite estadounidense durante la guerra fría.

El golpe contra Mosaddegh marcó el principio de una ola de intervenciones en Oriente Medio que todavía hoy siguen desangrando la región y dejando un rastro de muerte allá por donde pisan las botas de los marines.

En 1958, en nombre de la libertad, 14.000 marines desembarcaron en Líbano para proteger al maronita Camille Chamoun de una rebelión de musulmanes y cristianos que querían acabar con las políticas libanesas hostiles hacia el proyecto de Gamal Abdul Nasser. Poco importaba a EEUU la voluntad del pueblo en este momento, así como poco importaba a EEUU que Camille Chamoun estuviese intentando alargar su presidencia de forma anticonstitucional.

Gamal Abdul Nasser fue demonizado, tuvo que enfrentar la insurgencia de los Hermanos Musulmanes y estuvo a punto de ser asesinado en varias ocasiones. Al parecer era demasiado peligroso que quisiera unir a los árabes fuera de la lógica de la Guerra Fría.

Desde entonces, prácticamente todos los escenarios de Oriente Medio han vivido en primera persona la injerencia norteamericana. Una injerencia agresiva y depredadora. Una injerencia que en prácticamente ningún caso ha sido exitosa.

El derrocamiento de Sadam Husein en 2003 bajo la excusa de las armas de destrucción masiva —que nunca existieron—, aunque en un principio pareció ser la gran victoria de EEUU en la región, hoy se ha convertido en el máximo exponente del fracaso de sus intervenciones junto con la de Libia y ahora también Siria.

El Irak post-Sadam Husein se ha convertido en un cementerio a gran escala. La invasión norteamericana y su falta de planificación a largo plazo provocó indirectamente la creación del Estado Islámico. Y ahora, tras dos décadas de violencia y más de medio millón de muertos, el gobierno que supuestamente tendría que ser un títere estadounidense, no oculta sus simpatías por Irán.

Libia, que con Muhammad Gadafi era uno de los países más ricos, prósperos y estables de África, ahora es un estado fallido dominado por 'señores de la guerra' en el que Al Qaeda en el Magreb Islámico y el Estado Islámico se han asentado sin ningún problema.

¿De qué sirvieron estas guerras?

¿En qué mejoraron las vidas de las personas que las sufrieron? ¿Es eso la democracia? ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué libertad?

«No quiero vivir con miedo», es lo único que me dice una amiga de Damasco mientras escribo este texto. La gente solo quiere vivir en paz. ¿De qué sirve perder la juventud? Las guerras por «democracia y libertad» lo único que han provocado es miseria y dolor; generaciones enteras sin poder tener un proyecto de futuro.

¿Qué autoridad moral tienen para decidir que en determinado lugar del mundo hace falta llevar la democracia, los mismos que callan cuando Israel viola sistemáticamente los Derechos Humanos en Gaza? Desde la Casa Blanca no dudan en jalear intervenciones en países que le resultan incómodos, pero guarda silencio cuando las Fuerzas de Defensa de Israel utilizan fósforo blanco o balas de mariposa. Guardan silencio. Guardan silencio como si guardasen luto en el funeral de su decencia.

El petróleo no es suyo. El gas no es suyo. Los minerales no son suyos. La tierra no es suya. Y sin embargo, desde el otro lado del mundo en Washington, a casi 6.000 kilómetros de Oriente Medio, se permiten decidir qué es lo que los pueblos quieren y cuál debe ser su futuro.

Los oficiales norteamericanos no es que se crean con la potestad de decidir el futuro de los árabes; es que actúan como si la tuviesen. Actúan como si fuesen los caballeros de un canto de trovadores que van, como en los relatos medievales, recorriendo el mundo cazando monstruos. Pero la única verdad que existe es que ellos son los monstruos.

Estados Unidos, en lugar de preocuparse por destruir el mundo, debería preocuparse por respetar el Derecho Internacional y por cuidar a su propia población. Porque un país que permite que 45.000 de sus ciudadanos mueran anualmente por falta de acceso al sistema sanitario, no tiene autoridad moral alguna para juzgar a terceros.

Cuanto peor mejor. Así funciona la política exterior norteamericana.

Irán lleva 40 años de demonización constante. Irán lleva 40 años sufriendo sanciones que tienen como objetivo agravar la crisis, hundir la economía y generar descontento provocando la miseria de la población. Irán lleva 40 años enfrentando la insurgencia de grupos armados que reciben financiación y armamento desde EEUU y cuya colaboración no oculta la CIA. Y sin embargo, desde Washington nos dicen que la amenaza para la estabilidad mundial son los iraníes. Y desde los voceros de la Casa Blanca nos insisten en que la situación de Irán es provocada al 100% por los Ayatolás, y que hay que liberar al pueblo del yugo al que está sometido. Pero seamos honestos, ¿quién puede creer a estas alturas que la libertad importa lo más mínimo?

Es vergonzoso escuchar al presidente estadounidense del momento decir que Irán necesita democracia. Es vergonzoso porque fueron los estadounidenses quienes derrocaron al gobierno democrático de Mosaddegh para colocar de nuevo al gobierno títere del Shá.

Estados Unidos ya es un imperio decadente. Donald Trump comprende que medio siglo de intervenciones en Oriente Medio no han servido para absolutamente nada. Que invertir en seguir desestabilizando Oriente Medio como hasta ahora es como tirar dinero a un pozo sin fondo. Trump se ha dado cuenta que ni siquiera los que fueran sus títeres le tienen respeto. Por eso se retira. Pero se retira como si no hubiese sucedido nada.

Desde la primera intervención en 1953 ha habido mucha historia. Una historia de violencia, que ha provocado la muerte de millones.

Hay generaciones perdidas, generaciones que solo conocen la guerra. El integrismo islámico ha hecho a algunas regiones volver a la Edad Media. En algunas regiones el tráfico de personas está a la orden del día. En ningún país han mejorado las condiciones de vida gracias a las intervenciones estadounidenses. No hay ni más democracia, ni más libertad. Pero Donald Trump se retira, como si no hubiese sucedido nada.

14 febrero 2019

domingo, 27 de enero de 2019

Carta abierta a los Estados Unidos: dejen de interferir en la política interna de Venezuela


 Por NOAM CHOMSKY y otros 70 firmantes más:

El gobierno de los Estados Unidos debe dejar de interferir en la política interna de Venezuela, especialmente con el objetivo de derrocar al gobierno del país. Las acciones de la administración Trump y sus aliados regionales empeorarán casi seguro la situación en Venezuela, lo que llevará a un sufrimiento humano innecesario, violencia e inestabilidad.

La polarización política en Venezuela no es nueva; el país lleva mucho tiempo dividido por las diferencias raciales y socioeconómicas. Pero la polarización se ha profundizado en los últimos años. Esto se debe, en parte, al apoyo de los Estados Unidos a una estrategia de la oposición para destituir al gobierno de Nicolás Maduro por medios extraelectorales. Si bien la oposición está dividida respecto a esta estrategia, los EEUU han apoyado a los partidarios de la línea dura en su objetivo de derrocar al gobierno de Maduro mediante protestas a menudo violentas, un golpe de Estado militar u otras vías que eluden las urnas.

Bajo la administración de Trump, la retórica agresiva contra el gobierno venezolano se disparó a un nivel más extremo y amenazador, con sus representantes hablando de «acción militar» y condenando a Venezuela, junto con Cuba y Nicaragua, como parte de una «troika de tiranía». Los problemas derivados de las políticas del gobierno venezolano han empeorado por las sanciones económicas de Estados Unidos, que serían ilegales bajo los parámetros de la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas, así como de la legislación de los Estados Unidos y otros tratados y convenciones internacionales. Estas sanciones han reducido los medios por los cuales el gobierno venezolano podría haber escapado de la recesión económica, y a la vez han causado una dramática caída en la producción de petróleo y han agravado la crisis económica, causando la muerte de muchas personas que no pudieron acceder a medicamentos que hubieran podido salvar sus vidas. Mientras tanto, los gobiernos de EEUU y sus aliados continúan culpando únicamente al gobierno de Venezuela por el daño económico, incluso el causado por las sanciones estadounidenses.

Ahora EEUU y sus aliados, incluido el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, han empujado a Venezuela al precipicio. Al reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó como el nuevo presidente de Venezuela —algo ilegal según la Carta de la OEA— la administración Trump ha acelerado drásticamente la crisis política de Venezuela con la esperanza de dividir a los militares venezolanos y polarizar aún más a la población, obligándola a elegir un bando. El obvio y a veces explícito objetivo es expulsar a Maduro a través de un golpe de Estado.

La realidad es que, a pesar de la hiperinflación, la escasez y una profunda depresión, Venezuela sigue siendo un país políticamente polarizado. Los Estados Unidos y sus aliados deben dejar de alentar la violencia presionando por un cambio de régimen violento y fuera de la legalidad. Si la administración Trump y sus aliados continúan su curso imprudente en Venezuela, el resultado más probable será el derramamiento de sangre, el caos y la inestabilidad. Estados Unidos debería haber aprendido algo de sus iniciativas de «cambio de régimen» en Iraq, Siria, Libia y su larga y violenta historia de patrocinio de «cambios de régimen» en América Latina.

Ninguna de las partes en Venezuela puede simplemente vencer a la otra. El ejército, por ejemplo, tiene al menos 235.000 efectivos de primera línea, y hay al menos 1,6 millones en las milicias. Muchas de estas personas lucharán, no solo sobre la base de la creencia en la soberanía nacional que se mantiene ampliamente en América Latina, frente a lo que parece ser una intervención liderada por Estados Unidos, sino también para protegerse de una posible represión si la oposición derroca al gobierno por la fuerza.

En semejante situación, la única solución es un acuerdo negociado, como sucedió en el pasado en países latinoamericanos cuando las sociedades políticamente polarizadas no pudieron resolver sus diferencias a través de las elecciones. Ha habido esfuerzos con potencial, tales como los liderados por el Vaticano en el otoño de 2016, pero no recibieron apoyo de Washington y sus aliados, concentrados en el cambio de régimen. Esta estrategia debe cambiar para que exista una solución viable a la crisis actual en Venezuela.

Por el bien del pueblo venezolano, la región y por el principio de la soberanía nacional, estos actores internacionales deben apoyar las negociaciones entre el gobierno venezolano y sus oponentes que permitirán que el país salga finalmente de su crisis política y económica.

martes, 1 de agosto de 2017

A propósito de los últimos atentados yihadistas


Nº 348/julio 2017

Los últimos atentados cometidos en Inglaterra nos animan a reflexionar sobre la lucha contra el terrorismo, la guerra santa, la venganza política o vete a saber qué otros nombres le dan, tanto unos como otros, a este despropósito. Esta competición que consiste en ver quién mata más inocentes, ya sea en atentados en la calle como en bombardeos indiscriminados sobre la población civil, que nada tiene que ver con esta guerra no declarada en la que unos en nombre de Dios y otros en nombre de los intereses capitalistas pretenden dictarnos lo que tenemos que pensar, hacer, decir, trabajar, vestir, comer, beber... a base de ajusticiar injustamente inocentes que nada tienen que ver con su conflicto particular, pero que son los que están muriendo o perdiendo a sus seres queridos, su libertad, su dignidad. Esta es una guerra que ya está durando demasiado y que está causando unos daños irreparables a nuestra libertad, nuestra autonomía personal y colectiva, nuestra personalidad y nuestro libre albedrío, reduciéndolos a cenizas.

Como anarquistas condenamos este tipo de actitudes y a los que caen en ellas, sean del color, la religión y la condición social que sean. Pero no podemos por más que plantearnos una serie de cuestiones que podrían arrojar luz sobre el yihadismo, su auge y extensión a los países occidentales. A los países que condenan con tanta vehemencia los atentados yihadistas habría que preguntarles por qué no condenaron con la misma vehemencia los bombardeos indiscriminados contra la población civil en Iraq, Afganistán, Libia o Siria que causaron tantas víctimas inocentes. ¿Acaso eso no es terrorismo? Esos bombardeos indiscriminados se convirtieron en verdaderas fábricas de yihadistas. ¿Quién entrenó, financió y armó a todos estos grupos en los últimos años de la Guerra Fría para luchar contra el bloque antagonista? ¿Por qué unas víctimas son llamadas víctimas y otras víctimas daños colaterales? ¿Quién es el doctor Frankenstein que ha creado estos monstruos que después se han escapado de su control?

¡Ya está bien! A ver cuándo nos enteramos de que por encima de cualquier consideración política, económica, religiosa o social están el ser humano y el resto de los seres vivos.

F.R.GG.AA. de E.H.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Cuando mueren los imperios

 

Por MUMIA ABU-JAMAL

La revista Foreign Affairs publicó recientemente un extraordinario artículo por el conservador historiador británico Niall Ferguson, de las Universidades de Harvard y Oxford, en el que estudia las razones que causaron la caída de diez grandes imperios.

Su tesis básica es que grandes y poderosos imperios pueden caer con una rapidez sorprendente, generalmente en el espacio de un ciclo de vida —y a veces en menos tiempo.

Citando obras de historiadores e intelectuales, Ferguson escribe sobre los Imperios Romano, Británico, Francés, Otomano, Ming, Qing, y sobre el Imperio Ruso, entre otros. Muchos imperios duraron varios siglos y tuvieron un poder casi global.

¿Cómo cayeron? Algunos debido a crisis económica, generalmente causada por aventuras militares, como es el caso francés. Los franceses dieron tropas y dinero a los revolucionarios norteamericanos que buscaban terminar con la ocupación de Gran Bretaña, enemiga histórica de Francia.

En dos decenios los franceses estuvieron virtualmente en quiebra y el pueblo salió a las calles en rebelión contra la nobleza. En pocos años, una revolución envolvió toda Francia y un rey, Luis XVI, perdió su noble cabeza.

Roma, la gloria de Europa, cayó víctima de fuerzas internas y externas. En 50 años, la población romana cayó un 75%. Los vándalos destruyeron sus fronteras, y al mismo tiempo sus antiguos soldados se volvieron bandoleros. La división Este-Oeste, Roma y Constantinopla, debilitó la unidad imperial. Según Ferguson, la gran caída de Roma duró menos de diez años.

Ferguson no sólo estaba dando una lección de historia. Su artículo era para el imperio de los Estados Unidos —uno de los imperios más poderosos y ricos de la historia.

¿Cuál era su propósito? Que sepamos que los imperios —incluso los que parecen más indestructibles— pueden sufrir por la convergencia de problemas financieros, militares, del medio ambiente y de tantos otros; y quebrarse como se quiebra un huevo.

Esta es la lección de la historia: ningún Imperio dura para siempre.

16-04-2010

sábado, 8 de abril de 2017

¡Abajo el sistema!


Por ALEJANDRO FRENKEL*

Fidel Castro solía decir que el presidente de los Estados Unidos no era una persona, sino un sistema. Emulando el escepticismo del líder cubano, Evo Morales repetiría esa idea una y otra vez cuando le preguntaban si prefería a Hillary Clinton o a Donald Trump para ocupar la Casa Blanca. Más optimistas, analistas, políticos y gente de a pie expresaron, luego de que candidato republicano ganara las elecciones, su confianza en que «el sistema» de frenos y contrapesos de la democracia norteamericana sería capaz de domesticar a la bestia y evitar que la irracionalidad y la incontinencia de Trump produjeran alguna catástrofe.

Ayer, el presidente norteamericano decidió bombardear una base del ejército sirio, como respuesta a un supuesto ataque con armas químicas perpetrado el martes pasado por el gobierno de Bashar al-Assad contra grupos rebeldes. Trump, además, acompañaría la acción militar con un llamado a conformar una «gran coalición de naciones civilizadas» para enfrentar al régimen alauita que gobierna Siria.

Ahora bien, ante todo este embrollo vale tener en cuenta dos cuestiones: 1) Siria es un aliado incondicional de Rusia. 2) Desde que Trump comenzó su campaña para la presidencia tanto en las primarias como en el mano a mano con Hillary expresó en reiteradas ocasiones que en su administración Estados Unidos iba a dejar de derrocar gobiernos y, además, iba a buscar un entendimiento con Vladimir Putin para administrar conjuntamente el tablero en Oriente Medio. Entonces, ¿qué pasó en el medio para que Trump decidiera ir contra el gobierno de al-Assad y, con ello, efectuar una provocación directa a Moscú? Como sucede en toda cocina del poder, es probable que nunca lleguemos a conocer todos los ingredientes de la receta. Sin embargo, se pueden hacer algunas presunciones.

Al poco tiempo de que Trump ganara las elecciones, al interior de Estados Unidos comenzó a gestarse una intensa campaña por parte de sectores de inteligencia, económicos y políticos secundados por importantes medios de comunicación con el objeto de desentrañar los vínculos espurios que el presidente estadounidense tendría con su par ruso. Según se decía, Trump era un monigote de Putin y el Kremlin se había entrometido en las elecciones norteamericanas para beneficiar a su candidato. En este marco, el otrora asesor de seguridad nacional de la presidencia, Michael Flynn (hombre de su máxima confianza, había dicho Trump al momento de nombrarlo) tuvo que renunciar a su cargo tras revelarse que mantenía conversaciones secretas con la embajada rusa. A partir de allí, el conflicto fue escalando y el «affaire Rusia» se transformó para muchos en la eventual excusa perfecta para avanzar en un juicio político contra Trump. Flynn no es la única víctima de esta disputa. Varios funcionarios y asesores de Trump han quedado en la mira de la justicia estadounidense por la misma razón. Hace pocos días Steve Bannon un trumpista de la primera hora, agitador mediático de la ultraderecha y defensor de la alianza con Putin fue sacado por el propio Trump del Consejo de Seguridad Nacional, a pedido del nuevo asesor de seguridad, el general Herbert McMaster, quien considera al Kremlin una amenaza. En este contexto, el bombardeo en Siria estaría vinculado a cuestiones domésticas. De hecho, el saliente Flynn manifestó la semana pasada que estaba dispuesto a testificar ante el FBI si le otorgaban inmunidad penal, apelando a una especie de figura del arrepentido.

En definitiva, en caso que efectivamente estas cuestiones sean las que están marcando el pulso de la política exterior estadounidense, vale la pena tener en cuenta dos lecciones: 1) Que Trump, lejos de ser un loco irracional es, como buen empresario, alguien que busca siempre negociar para sacar el mejor rédito y, como buen político, alguien que apela al pragmatismo para poder sobrevivir en el cargo. 2) Que el «sistema» del que hablaba Fidel, lejos de aplacar toda iniciativa temeraria puede, más bien, llevar al presidente a ordenar un bombardeo indiscriminado y, lo que es peor, a un enfrentamiento entre las dos principales potencias militares del planeta. Es por ello que tal vez haya que preguntarse si no es mejor decir: «¡abajo el sistema!».

8 abril 2017


  * Investigador del Conicet. Politólogo-UBA.

martes, 13 de diciembre de 2016

Santiago Alba Rico se lamenta de la expulsión de los terroristas de Alepo

LaRepublica.es
7 diciembre 2016

Uno de los fundadores de Podemos y habitual columnista de la izquierda trotskista española, Santiago Alba Rico, ha vuelto a posicionarse públicamente del lado del imperialismo en Siria, como ya hiciera en anteriores ocasiones.

En el día de hoy se conocía la noticia, de que el Ejército Árabe Sirio, con la ayuda de Rusia, tomaba gran parte de la zona este de Alepo, expulsando a los terroristas del Estado Islámico y sus diferentes facciones de su feudo sirio, y evacuando a los civiles que han vivido bajo el yugo de este grupo terrorista durante meses.

Sin embargo, Alba Rico ha lamentado en la red social Twitter este acontecimiento: «En el hueco que dejó al huir nuestra conciencia cabe holgadamente Alepo. Qué digo: el agujero es tan grande que cabe toda Siria» ha asegurado Rico.

No es la primera vez que el «filósofo» de Podemos se posiciona políticamente del mismo modo. Recordemos que sobre la invasión a Libia llegó a asegurar: «La intervención de la OTAN en Libia salvó vidas», «No es la OTAN quien está bombardeando a los libios sino Gadafi», o «No creo, sinceramente, que la OTAN vaya a invadir Libia»; justo dos semanas después de estas palabras, la OTAN ya estaba bombardeando Libia.

Sobre el golpe de estado neonazi en Kiev, Rico afirmaba: «En Ucrania no ha habido un golpe de estado ultraderechista; hubo una rebelión, un movimiento muy amplio y espontáneo de los ciudadanos indignados», y calificó a los grupos de extrema derecha que asaltaron las instituciones y expulsaron a Yakunovich como «heroicos».

En un artículo publicado en Rebelion.org, titulado «Podemos en Ucrania», publicado el cuatro de marzo de 2014, llegó a afirmar que «EEUU nunca ha intervenido tan poco, lleva diez años sin intervenir militarmente en ningún sitio».

Tampoco pasaron desapercibidas sus críticas hacia el Eurodiputado de Izquierda Unida Javier Couso: «Que Couso se reúna con el asesino gobierno sirio me parece tan repugnante como si se hubiese reunido con los asesinos de su hermano» aseguró. Estas palabras no estuvieron ausentes de crítica y fueron calificadas como «repugnantes» por el actor Willy Toledo. «¿Puede haber un sinvergüenza mayor que Santiago Alba Rico?» dijo el Secretario General del PCPV Javier Parra; e incluso el propio ex Secretario General del PCE Paco Frutos, afirmó sobre Alba Rico que «está cada vez más claro que Santiago Alba Rico es ayudante de la CIA, dentro de unos años sabremos porqué y por cuánto, de momento sigue con su tarea de enfangar y destruir la conciencia de la izquierda».

https://twitter.com/ELAULLIDO1/status/808250824426135552?lang=es

martes, 1 de diciembre de 2015

Michel Collon acusa a los responsables del terrorismo


En estas horas dramáticas, recibimos gran cantidad de preguntas en nuestro sitio web, en nuestro Facebook, que tienen que ver siempre con dos preguntas: ¿Cómo es posible que cosas como estas se produzcan? y ¿cómo detenerlas, cómo impedir que esto recomience?

21 noviembre 2015

Un estudiante francés de origen marroquí, Amin, me escribe lo siguiente:

«Sin excusas o justificaciones a la barbarie, pero tomemos consciencia de que el monstruo no nace, se fabrica. Sobre nuestro territorio (En Francia, en Bélgica) él se fabrica en el rechazo, la exclusión, la humillación, la explotación y el abandono, frente al discurso de extremistas y fanáticos de todos los bandos. Fuera de aquí —dice él— él se fabrica en la matanza, la destrucción, la desesperación, y bajo las bombas de los sanguinarios de todos los bandos. —Él termina— la humanidad es una y es indivisible, no hay ninguna diferencia entre el llanto de una madre que ha perdido un hijo en el bombardeo del hospital de Kunduz por las fuerzas de la OTAN, y ese de un padre que ha perdido su hija en un concierto en el corazón de Paris.»

Como lo he dicho a menudo, nuestra emoción y nuestras condolencias son para las familias de la victimas de todos lados. Pero también plantean la exigencia de verdaderos debates. Insisto diciendo claramente, que más allá de los hechos, necesitamos las causas. E insisto y digo:

Yo acuso al seños Fabius, Hollande, Valls de ser responsables por lo que pasó en Paris, por la simple razón de que Fabius declaró: «Al-Nusra, es decir, Al Qaeda en Siria, hace un buen trabajo». Reconociendo la alianza de hecho entre Francia y los terroristas en Siria, y antes era el caso en Libia y en otros países.

Yo acuso las relaciones con los regímenes de Arabia Saudita y de Qatar que propagaron este adoctrinamiento, esta intoxicación, de algo que se pretende islamista pero que no tiene nada que ver con el Islam, que es una falsificación del Islam. Y yo no soy el único en acusar, ya que el señor Alain Chouet, quien era responsable de DGSC (Dirección General de la Seguridad Exterior) declaró, le cito:

«En Oriente Medio, en el Sahel, en Somalia, en Nigeria, nosotros Francia somos aliados de aquellos que esponsorizan, desde hace 30 años, el fenómeno terrorista, aliados con aquellos que esponsorizan los terrorismos. Y él continúa— nos cansamos atacando a los que ejecutan, es decir, a los efectos del wahabismo, pero no a sus causas y no lograremos detener los atentados, a menos que coloquemos un policía detrás de cada ciudadano.»

Yo acuso la alianza con Arabia Saudita y Qatar.

Yo acuso la alianza con Turquía que ha dejado pasar miles, decenas de miles de euro-yihadistas sobre su suelo, para ir a cometer en Siria, las mismas atrocidades que vemos ahora en Paris. Yo acuso a Turquía de ayudar a comercializar las reservas de petróleo de Daesh y a financiar este movimiento terrorista. Y yo no soy el único, la señora Hybaskova, quien es la embajadora de la Unión Europea en Irak, declaró a la Comisión de Asuntos Extranjeros del Parlamento Europeo, la cito: «Desgraciadamente, estados miembros de la Unión Europea compran este petróleo, no puedo dar más detalles.»

Yo acuso esta alianza con Turquía de ser funcional al terrorismo. Y de una forma general, yo acuso a los Estados Unidos de haber utilizado el terrorismo, donde sea que esto le fuese útil, donde sea que ellos mismos no se atrevieran a usar sus tropas terrestres. Esto comenzó con la operación Bin Laden en Afganistán, continuó en Yugoslavia, Bosnia-Kosovo, en el Cáucaso, luego en Irak, Libia y Siria, habiendo todavía otra serie de países. Los Estados Unidos en ciertos momentos combaten el terrorismo y en otros lo utilizan cuando eso les conviene.

Y, alguien dirá, ¿Cómo explica usted que si ellos financiaron el terrorismo, ahora estos terroristas vienen a golpear el centro mismo de Francia sobre el suelo europeo? No hay que ver esto como un complot donde la CIA organiza todo de A a Z y controla todo infaliblemente. Sí, ellos lo han organizado, pero no es un complot. Es una alianza entre fuerzas que existen y que tienen su propia agenda. Lo mismo que Bin Laden, quien había trabajado para los Estados Unidos y luego se volvió contra ellos. Ahora tenemos Al Qaeda en Siria y Daesh y todos esos movimientos terroristas que trabajaron para los Estados Unidos, pero que tienen su propia agenda, y ahora se ponen en contra porque la alianza no va más.

Yo acuso de una forma general también a los EEUU de haber mostrado el ejemplo de la violencia, de haber llevado guerras todo el tiempo desde hace 25 o 30 años y de haber mostrado a todos los pueblos que los problemas, se intenta, se quieren resolver por medio de la violencia. Les recuerdo que la Carta de la ONU prevé que todos los conflictos deben ser negociados, no tenemos el derecho de hacer la guerra. Esta estrictamente prohibido por la carta de la ONU desde 1945 y les recuerdo que Wesley Clark, un general de los EEUU había revelado que la administración de los EEUU en 2001 habían decidido de tomar, yo cito, siete países: Afganistán, Irak, Irán, Somalia, Sudán, Libia y El Líbano, ellos ya lo habían anunciado en 2001. Por lo tanto ya había un programa para desarrollar la guerra.

Yo acuso esta alianza con Israel por envenenar, por sembrar un clima de odio en  Oriente Medio y por mostrar que se mantiene el colonialismo por medio de la violencia y, de hecho, el rechazo a negociar. Esto es sobre el plano de las causas exteriores de este terrorismo, pero hay también causas interiores en Francia, en Bélgica, en los países europeos, que hacen que ciertas personas caigan en el engaño de este terrorismo.

Y yo acuso la discriminación racista hacia los inmigrantes, ya sea referida al empleo o a la vida cotidiana. La discriminación, el delito de portación de rostro, los controles, la humillación policial, es eso evidentemente que provoca una rabia, un enojo que, la mayoría de las veces, busca expresarse de una forma totalmente positiva, y en el caso de uno u otro que se vuelve loco a causa de esta indignación y de este desprecio, nos hacemos intoxicar pero por gente que, de hecho, son amigos, ya que es Arabia Saudita quien intoxica los jóvenes de los barrios populares para utilizarlos como carne de cañón.

Por lo tanto yo acuso esta discriminación racista y acuso igualmente, el hecho de que algunos le impiden a la escuela de desempeñar el rol que debe desempeñar. Quisiera recordarles, que cuando tuvimos los atentados odiosos contra Charlie, tuvimos enseguida la ministro de educación francesa Najat Vallaud-Belkacem que declaró, le cito:

«Hubo numerosísimos cuestionamientos de parte de los alumnos y todos hemos escuchado: "sí, yo apoyo a Charlie, pero las dos varas distintas, ¿por qué defender la libertad de expresión aquí y no allá?" Fin de comillas y la ministra continúa Esas preguntas nos resultan insoportables, sobre todo cuando las escuchamos en la escuela, que es la encargada de transmitir valores.»

Pero eso no es la escuela, eso es la Policía. Una ministro de la Educación que dice que los jóvenes no tienen derecho de cuestionarse y de discutir con sus profesores. Pero es así exactamente como empujamos a los jóvenes en los brazos del terrorismo. Yo estuve el sábado pasado en una reunión de profesores para la Escuela Democrática, aquí en Bruselas, talleres donde los profesores intercambian sobre la manera de formar, lo mejor posible sus jóvenes, y todos me decían lo extremadamente difícil que es actualmente, como nos faltan elementos y a menudo estamos desmotivados a lanzar verdaderos debates y desarrollar verdaderos conocimientos sobre todos estos problemas entre los jóvenes.

Yo acuso la amalgama hecha actualmente entre los migrantes, los refugiados, los terroristas, los islamistas, etc. No es un problema de migrantes. Esta gente no deja su país porque quieren venir a nuestro buen clima o porque tienen negros pensamientos. Esta gente deja su país para huir la miseria y la guerra que nosotros, gobiernos occidentales, hemos llevado a su país. Somos nosotros quienes hemos destruido su país. Los migrantes peligrosos, no son aquellos que intentan cruzar el Mediterráneo para salvar sus familias de la miseria o de la muerte. Los migrantes que son peligrosos son las personas como Sarkozy, como Bernard-Henry Lévy, que se dan el derecho de ir a Libia y decir, ustedes tienen que hacer esto, ustedes tienen que derribar este gobierno, ustedes tienen que darle el petróleo a Francia, obviamente. Esos son los migrantes peligrosos. O bien, Hollande, Valls, Fabius, que van a Siria como si fuera su casa y deciden todo lo que debe hacer Siria. Esos son los migrantes peligrosos desde mi punto de vista.

Y yo acuso finalmente, el hecho de que ciertas personas intenten utilizar estos eventos trágicos para propagar el odio hacia los musulmanes, para propagar la islamofobia. Esa es una cosa que yo ya había puesto a la vista y que todavía hemos visto recientemente. En la televisión no hemos tenido, prácticamente, debates donde pudiéramos verdaderamente discutir sobre el fondo de las cosas. Y en lugar de eso, hemos tenido, a veces, llamados al odio absolutamente asombrosos. El domingo pasado en la televisión belga, tuvimos un tal Moniquet que, dicho por él mismo, ha trabajado para el servicio secreto francés-israelí, alguien de la extrema derecha, y él dijo lo siguiente:

«No hay democracia en el mundo árabe, no hay una universidad válida en el mundo árabe, hay pocas creaciones artísticas en el mundo árabe, no hay creaciones científicas en el mundo árabe; bueno, ya sé, me dirán en el siglo VII, sí, pero estamos en el siglo XXI.»

Pero eso es completamente falso, ese es el problema. No es un problema de árabes o musulmanes o cristianos. Bush se decía cristiano e hizo los horrores que hemos visto en Irak y en otras partes, pero no vamos a tirar a todos los cristianos al infierno porque Bush haya hecho eso. Es lo mismo, lo que pasa acá, no tiene nada que ver con la religión del Islam. Y yo quisiera remarcar dos cosas. Cada vez que hubo, en el mundo árabe o musulmán, dirigentes que eran demócratas o que no eran demócratas pero que en todo caso eran laicos y querían modernizar su país, ¿que hizo el Occidente? EI los ha asesinado o los ha derrocado. Hemos hecho eso en Egipto, hemos hecho eso en Irán, hemos hecho eso en Libia, hemos hecho eso en Siria. Por lo tanto, hay de todas formas una hipocresía fundamental, ustedes se quejan porque el mundo árabe y musulmán no es democrático, pero cada vez que hay un demócrata ustedes lo derrocan para que las multinacionales puedan controlar el petróleo y robar los pueblos locales, lo que es evidentemente, muy democrático.

Por lo tanto, estamos en la hipocresía absoluta y entonces aprovechamos para divulgar un discurso de pánico y miedo hacia los musulmanes, que son peligrosos. Y evidentemente así, lo único que hacemos es tirar combustible sobre el fuego.

La pregunta que nos preocupa a todos es ¿Cómo vamos a impedir la repetición de tales atentados? Y nos dicen que nuestros gobiernos nos protegen. Por ejemplo, cuando un niño pregunta ¿qué es el terrorismo?, la television le responde lo siguiente:

«Es difícil luchar contra el terrorismo, ya que los guerrilleros se esconden y disponen de medios sofisticados para actuar. Pero la mayoría de los países hacen todo para proteger sus ciudadanos. Francia dispone, por ejemplo, del plan Vigipirata. Un conjunto de medidas basadas en la vigilancia que ya han permitido frustrar varios atentados

En realidad, nuestros gobiernos no nos protegen. Yo pienso que son ellos los que han creado el riesgo de estos atentados en Paris y en otras partes. Y no soy el único en decirlo. Alain Chouet, de quien yo he hablado, un ex dirigente de la Dirección General de Seguridad Exterior ha denunciado la actitud de Francia sobre la cuestión de la prevención del terrorismo, le cito:

«Los servicios de seguridad sirios le han ahorrado a Francia, en varias oportunidades, terribles catástrofes que terroristas de origen árabe, se disponían a provocar. Sólo la información provista por los servicios sirios nos han permitido frustrarlas y salvar vidas inocentes. Y da un ejemplo Hemos obtenido, gracias a la cooperación con Siria, informaciones invaluables, que nos han permitido frustrar en 2008, un plan terrorista que hubiese causado miles de muertes en el metro de Paris. Gracias al Coronel Makhlouf hemos podido desmantelar e interceptar un grupo de los más peligrosos terroristas de Al Qaeda. Y entonces él se sorprende de la política francesa y el dice ¿Cómo podemos meter en la lista de sanciones francesas y europeas este oficial Makhlouf, quien ha sido herido al momento de una operación contra terroristas que atacaban las embajadas francesa y americana en Damas. Imaginen que alguien salve nuestros hijos de una muerte segura y en lugar de agradecerle, nuestra diplomacia lo trata de terrorista y lo mete como un criminal sobre una lista de sanciones, y además —dice élle agradecemos, financiando, nosotros, atentados terroristas sobre su territorio. Es una política razonable

Esta es la opinión de un responsable oficial de la seguridad en Francia. En base a esto, yo insisto en enviar un llamado para que justamente, podamos movilizarnos para evitar la repetición de tales actos.

Yo creo que para detener este engranaje de guerras, de terrorismo, de atentados, es absolutamente necesario decir ¡STOP! a las guerras, a las intromisiones. Lo he dicho, la guerra es ilegal, no es una forma de resolver los conflictos internacionales. Y si se quiere hacer la guerra, sean claros: Es porque se persiguen otros intereses: el negocio, el petróleo, el gas, sus riquezas, etc. Entonces lo que quieren no es una solución, sino alejar la gente que no quiere que le robemos su petróleo.

Por otro lado, es muy importante decir ¡STOP! al colonialismo de Israel. Es bien sabido, que la gente aquí tiene rabia porque ellos ven que se apoya el terrorismo y el colonialismo de Israel, que podemos masacrar los palestinos, que podemos enviar la gente a los hospitales para matar gente, que podemos masacrar niños en la calle y que por todo eso, no solo que no hay sanción, sino que además lo apoyamos armando a Israel para hacer estas cosas. Es importante frenar el colonialismo de Israel. Es importante detener el rol espantoso desempeñado por Arabia Saudita y Qatar. Es necesario detener nuestras relaciones con estos países, en tanto y en cuento no hayamos puesto fin a este financiamiento del terrorismo, a este adoctrinamiento, y en tanto y en cuanto no dejemos a sus poblaciones evolucionar hacia una democracia.

Es necesario igualmente, dar fin a la injerencia de Turquía que ayuda a Daesh, permitiéndole exportar su petróleo y proveyendo todos estos combatientes que pasan por allí. Y yo creo necesario por todo esto, desarrollar absolutamente un debate en las escuelas. Es extremadamente importante que en las escuelas podamos hablar de todo esto. E igualmente son necesarios más y verdaderos debates en los medios de comunicación. Hasta aquí no ha habido, y las personas que dicen este tipo de cosas son excluidos y censurados en los medios. Es necesario que todo el mundo lo sepa. La gente como yo que hacemos investigaciones, hace 4 años que decimos lo que va a pasar. Hace 4 años que denunciamos el carácter criminal de esta guerra.

Hace cuatro años, por ejemplo, yo escribí un libro en el cual yo decía, la guerra de Sarkozy contra Libia es una guerra por el petróleo, una guerra por el dinero. Y en las grandes redacciones de los informativos de los grandes medios, decían: ¡Otro conspiracionista! Y ahora, aparece Clinton que en sus memorias dice: «Sí, Sarkozy lo que quería era el petróleo libio. Era una guerra por dinero.» ¿Cuántas veces vamos a esperar que esto sea confirmado?

Sobre el punto de vista de los medios. Si hubiésemos hablado como era necesario de la muertes en Libia, de las muertes en Irak, de las muertes en Siria, víctimas de los mismos actos terroristas y si hubiéramos dicho cuales eran la causas, puede ser que eso hubiera impedido los atentados como estos de Paris.

Mi llamado es el siguiente. Ahora estamos en el cruce de caminos. Podemos ir por mas represión, más espionaje, obviamente, hay que tomar medidas contra el terrorismo, pero espiar y restringir las libertades de todos los ciudadanos no es para nada una solución. Yo pienso que, es necesario, frente al terrorismo, no menos libertad sino más libertad. Y esto pasa por la libertad de debatir, esto pasa por la libertad de informarse. Y en este sentido yo he visto una cosa alentadora en uno de los debates del fin de semana en la televisión francesa, es la actriz francesa Catherine Frot que ha declarado:

«Me di cuenta que no comprendía nada y pienso que no soy la única a no comprender nada de esta historia, del pasado y del presente de esta historia en la cual estamos. Y me dije que tenía ganas de cultivarme, que hoy los jóvenes tenían interés por cultivarse, por comprender el sentido de la historia.»

Creo que ese es un llamado fundamental, para poder comprender la situación, para poder pesar sobre las decisiones debemos cultivarnos, formarnos para comprender la historia, para comprender los intereses económicos y estratégicos que están en todos estos conflictos, y para comprender los principios de la propaganda de guerra, es decir, la forma en la que nos manipulan. En Invetig’Action, una parte de nuestro trabajo, al lado de la Newsletter, del sitio web y la cadena de videos que es en formación, hacemos libros referidos a esto para que cada uno pueda formarse y ser capaz de debatir alrededor de sí mismo y de sobrepasar los medios mentirosos que escuchamos. Por ejemplo, La stratégie du chaos con Mohamed Hassan, todo un capítulo sobre Arabia Saudita, ¿Qué es el wahabismo, qué rol desempeñan y cuál es el lugar de Arabia Saudita en alianza con Israel y en las manos de los Estados Unidos?

O Syriana de Bahar Kimyongür quien explicaba, hace ya cuatro años, que son efectivamente terroristas que fueron usados y que las manifestaciones democráticas de partida y las manifestaciones sociales con respecto a la política del gobierno sirio que era legitimo, fueron enseguida utilizadas y transformadas, corrompidas hacia una violencia terrorista porque lo que se quería no era la democracia en Siria, sino tomar el control de Siria. En Libye, OTAN et médiamensonges : Manuel de contre-propagande, yo había analizado las verdaderas razones de la guerra contra Siria, contra Libia, disculpen, y explicaba que los Libios no estaban para nada liberados, pero que iban a enterrarse en el infierno como Irak y lamentablemente es lo que pasó.

En Jihad, made in USA, Grégoire Lalieu y Mohamed Hassan explican lo que pasó verdaderamente en Siria y en Egipto, explican también que no hay un sólo islamismo, que es un concepto vago y confuso, sino que en realidad hay varias corrientes, muy contradictorias entre . Hay islamistas que están en las manos de los Estado Unidos y hay quienes los combaten. Por lo tanto, hay que analizar esto de una manera fina y precisa.

Recientemente, Arabesque$, una investigación sobre el rol de los EEUU en la revuelta árabe de Ahmed Bensaada, es un análisis muy interesante para ver cómo los EEUU controlaron y manipularon los ciberactivistas y los movimientos de protesta en Egipto y en Túnez, para hacer de cuenta que se cambian las marionetas, pero que nada cambia y que sus intereses económicos sean preservados.

Y en Je suis ou je ne suis pas Charlie ? yo he estudiado el fenómeno de la islamofobia, los problemas de la inmigración y describo la complicidad permanente, desde hace 30 años, entre los EEUU y el terrorismo. La utilización del terrorismo por los EEUU. Y quisiera decir que mis fuentes en este libro son únicamente fuentes que provienen de los EEUU, obviamente.

Para terminar hago un llamado. Estamos en un cruce de caminos. El mundo está cambiando muy rápida y brutalmente. Esto puede bascular en el sentido de aún más peligro, aún mas guerra, y es eso lo que algunos quisieran. Utilizando los atentados de Paris como un pretexto para ir a invadir Siria y recolonizar todo Oriente Medio y luego ocuparse de Hezbo, Hamas, la resistencia palestina y a todo aquel que no se ponga de rodillas. Puede ir en ese sentido, más guerra y entonces más atentados y más terrorismo, o puede ir en el sentido contrario.

Comenzar a tomar conciencia de que esto ya no puedo continuar, que debemos escapar de este espiral, de este engranaje. Que debemos restablecer la fraternidad y el dialogo sin importar la religión ni los orígenes ni la cultura. Que debemos intentar comprendernos, y que debemos intentar comprender, todos juntos, como poner fin a la guerra. Poner fin a los atentados. Cómo podemos ir hacia un periodo que será marcado por la paz, la justicia, el progreso. Y eso, para mí, la lucha por la paz, pasa por una lucha por una información correcta.

¡Muchas gracias!

Michel Collon
 16 de noviembre de 2015, Molenbeek (Bruselas)