miércoles, 18 de julio de 2018

Reedición digital de EL AULLIDO, Nº 1 - junio 1994


Hace tiempo, allá por el mes de junio de 1994, salió el primer número de nuestro humilde y sencillo panfletillo EL AULLIDO. Tras la experiencia de pasar por las Juventudes Libertarias de Valladolid, algunos componentes (que al final se quedó en uno) decidimos sacar una pequeña publicación difusora del ideal ácrata, continuadora del órgano de expresión anterior de las JJLL pucelanas, EN LA LÍNEA DEL FRENTE (y también predecesora de AMOR Y RABIA).

En este primer número hicimos nuestra presentación de intenciones. Y con la colaboración de la publicación hermana citada, AMOR Y RABIA, vamos a sacarlo digitalmente.

Para poder leerlo y descargarlo podéis hacerlo desde este enlace:


EL AULLIDO 01


sábado, 14 de julio de 2018

Contra el estigma de la prostitución


Introducción al número 71 de la revista AMOR Y RABIA

 Por RABIOSO

En 2013 murió asesinada una mujer en Suecia. Eva-Marree Kullander Smith, madre de dos hijos, estaba casada con un marido drogadicto y violento, del que los servicios sociales aconsejaron que se divorciase; tras hacerlo, al tener que hacerse cargo de sus hijos, fue incapaz de ganar suficiente dinero como para poder mantenerse, por lo que decidió prostituirse. Esta situación durará tan sólo dos semanas, en las que tuvo cinco clientes; cuando se lo contó a su prima, esta lo denunció a los servicios sociales que, al comprobar que era cierto la impusieron una terapia. Como no se arrepentía, rápidamente la quitaron la custodia de sus hijos y se la dieron a su exmarido, que impidió que pudiera volver a verlos.

A partir de entonces se inició una lucha de años para recuperar la custodia de sus hijos o, al menos, el contacto, mientras el exmarido se dedicaba a acosarla y amenazarla. Tras un juicio en que quedó en evidencia el carácter violento y desequilibrado de su exmarido, logró que se la permitiese visitar a sus hijos, pero la sentencia no se ejecutó. Entre tanto, Eva-Marree se había convertido en un personaje cada vez más incómodo para el Estado sueco, al ser una destacada representante del movimiento que lucha contra la ilegalización de la prostitución. Fue entonces cuando los servicios sociales organizaron una visita para que pudiese ver a sus hijos. Pero, pese a que la ley sueca prohíbe que parejas enfrentadas coincidan en este tipo de visitas, y pese a que el padre tenía entre sus antecedentes incluso el haber agredido a un miembro de los servicios sociales, se le permitió estar presente durante la visita, que además tuvo lugar en los locales de los servicios sociales, donde Eva-Marree carería del menor control o protección. La visita duró poco: Tras insultarla y gritarla, el exmarido se dirigió a la cocina, cogió un cuchillo, y la mató de 32 puñaladas delante de sus hijos.

Ahí no acabó la tragedia. Por si esto no fuera suficiente, aunque el marido fue condenado a 18 años de prisión, se le concedió la custodia de los hijos y se negó a la familia de Eva-Marree tener el menos contacto con ellos (por haberse prostituido su hija). Para contener el escándalo, que dio lugar a manifestaciones de protesta ante las embajadas de Suecia por todo el mundo, los servicios sociales intentaron convencer a la familia que no hiciera un entierro público, y al no lograrlo, se declararon dispuestos a asumir los costes. En realidad, como se descubrió más tarde, esa oferta había sido una broma macabra del Estado: los servicios sociales pagaron los costes del entierro con el dinero de Eva-Marree, que habían heredado sus hijos a su muerte.

ESTADO «FEMINISTA», O LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTIGMA

Esta historia, que es explicada en detalle en el documental «Donde las putas no existen», emitido en el Canal Arte, es el mejor ejemplo de las consecuencias de disfrazar al Estado de feminista y darle la potestad de juzgar a las mujeres en función de lo que hagan con su cuerpo. Para el Estado sueco, que se califica a si mismo de feminista con la complicidad de un sector importante del movimiento feminista mundial, es incompatible que una mujer pueda ser al mismo tiempo madre y prostituta. Y fue eso lo que mató a Eva-Marree: el estigma de haber sido prostituta; o, mejor dicho, su negativa a arrepentirse de haber sido prostituta para poder sacar adelante a su familia.

A pesar de lo que pueda parecer, el estigma que acompaña a las mujeres que han ejercido o ejercen la prostitución es algo puramente cultural y está muy ligado a las religiones monoteístas. En Europa, el paso del politeísmo al cristianismo estuvo ligado a la prohibición de la prostitución, representado en la Biblia con la figura de Maria Magdalena. La estigmatización de las prostitutas no fue ni inmediata ni uniforme: la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, uno de los principales emperadores romanos, había sido previamente prostituta, y San Agustín, cuyo pensamiento impregnó la Edad media, se declaró contrario a abolir la prostitución en La ciudad de Dios: «La mujer pública es en la sociedad lo que la sentina es al barco y la cloaca al palacio. Cierra la cloaca y todo el palacio será infectado».

«Salvadnos de quienes nos quieren salvar»:
Manifestación de protitutas en la India
contra el abolicionismo.

Esta situación cambiará al final de la Edad Media, cuando la Iglesia católica intentó imponer en Europa su hegemonía ideológica y política, algo representado simbólicamente con la Tiara y llevado a la práctica mediante la persecución de quienes consideraba herejes y la puesta en marcha de la Inquisición. Fue entonces cuando se condenó teológicamente la prostitución, y se pusieron en marcha los mismos mecanismos de estigmatización que se acababan de aplicar a los judíos: encerrarlas en guetos, imponerlas el uso de una vestimenta especial y obligarlas a llevar símbolos que permitiesen reconocerlas, prohibirlas tocar comida y frutas en los mercados, etc.; eran básicamente las mismas reglas que se habían impuesto previamente a los leprosos para separarlos del resto de la sociedad, y las consecuencias fueron similares: a partir de entonces, las prostitutas pasaron a sufrir el desprecio de una sociedad que, al mismo tiempo, era incapaz de lograr que desapareciesen. El mismo resultado, por cierto, que ha logrado producir en la sociedad sueca la prohibición de la prostitución.

Lo cierto es que la prostitución, calificada de «oficio más viejo del mundo», ha existido siempre en todas las culturas y civilizaciones, y ha demostrado una formidable capacidad para sobrevivir a todos los intentos de erradicarla. Lo único que han logrado sin excepción todos los esfuerzos represivos para acabar con ella ha sido situar a las prostitutas al margen de la sociedad, marcándolas para toda la vida. La prostitución en cambio ha seguido existiendo, aún bajo las peores circunstancias, para volver a expandirse rápidamente tras relajarse la legislación.

El movimiento obrero también declaró entre sus objetivos la erradicación de la prostitución, pero al intentar llevarlo a cabo fracasó tan estrepitosamente como sus predecesores: así ocurrió en la Rusia soviética, donde tras encerrar a las prostitutas en campos de concentración se proclamó oficialmente que había desaparecido tras el fin del capitalismo, a pesar de que los informes internos del estado reconocían su existencia clandestina; y así ocurrió en España durante la Revolución social y Guerra Civil de 1936-39, donde el anarquismo tenía claro que la prohibición de la prostitución no era una solución viable. Según explicaba Federica Montseny, Ministra de Sanidad por la CNT, «Considerábamos que no era posible terminar por Decreto con la prostitución, porque la prostitución representa un problema de carácter social que no se puede resolver radicalmente. (...) mientras no se consiguiera transformar la mentalidad de los hombres y de las mujeres, mientras España no superase la moral sexual, la abolición de la prostitución era imposible» (Mis primeros cuarenta años, Federica Montseny, 1987). La realidad de la guerra se impuso al idealismo, y de una etapa inicial en la que los anarquistas ejecutaron a los 'chulos' del barrio chino de Barcelona y pusieron en marcha los llamados «liberatorios de prostitución» se pasó a organizar prostíbulos en el frente para las milicias.

En épocas más modernas ha ocurrido algo similar: tras la revolución y toma del poder en Cuba y Nicaragua se cerraron los prostíbulos e incluso se prohibió la prostitución (en la Nicaragua sandinista); pero tras una situación de clandestinidad, la prostitución volvió a hacer su aparición pública. El propio Fidel Castro, que en un discurso el 30 de noviembre de 1971 decía que «en nuestro país, la prostitución se erradicó hace muchos años. En nuestro país, todas esas tristes y horribles cosas de una sociedad explotadora, ya no existen», tuvo que reconocer décadas más tarde la existencia de la prostitución: «nuestras prostitutas son las más sanas e instruidas del mundo».

En Suecia la situación es similar: a pesar de la intensa campaña de propaganda a favor del nuevo abolicionismo, que ha logrado que se prohíba la prostitución en varios países de la UE, la realidad es tozuda. La policía sueca reconoce que sigue existiendo, pero de manera clandestina, y la ONU ha denunciado que esta situación pone en riesgo la vida de las prostitutas. El único resultado real ha sido lograr implantar el estigma contra la prostitución entre la mayoría de la población sueca, el mismo estigma que, institucionalizado, quitó los hijos a Eva-Marree cuando se negó a arrepentirse de haber sido prostituta, y finalmente la acabó matando.

MISERIA SEXUAL

Mientras no se combatan las causas que originan la prostitución, esta seguirá existiendo. Y no hay que confundir causa y efecto: el motivo de la prostitución no es el dinero, sino la miseria sexual. La prostitución cubre una necesidad humana básica, al ofrecer una salida al deseo, reprimido en todas las sociedades mediante las más diversas reglas, legislaciones y tabús. Esta realidad, origen de la imposibilidad de erradicarla, es asimismo mucho más compleja de lo que parece a primera vista; tras la revolución sexual que supuso el descubrimiento de la píldora al dar a las mujeres el control de sus capacidades reproductivas, la sexualidad perdió parcialmente el tabú que la rodeaba en Occidente. Esto ha hecho visibles aspectos de la sexualidad reprimida que antes estaban silenciados, que han dado lugar por ejemplo a la asistencia sexual a las personas discapacitadas, un 60% de las cuales son mujeres en España, un 60% de las cuales son mujeres en España, o a servicios sexuales para calmar a personas internadas en centros psiquiátricos.

Ambos son ejemplos perfectos de pago de dinero por sexo, y por tanto prostitución ¿hay que prohibirlos también? Y, en caso contrario, ¿cuál es la diferencia? Y, más importante aún, si la prostitución consiste en el intercambio de sexo por beneficios materiales ¿cómo puede reconocerse, dónde está el límite? Basta echar un vistazo a otras regiones del mundo para darse cuenta de la insostenibilidad de juzgar comportamientos sociales mediante la visión judeocristiana. En Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, existe la llamada semiprostitución, mediante la cual las mujeres mantienen relaciones sexuales con hombres para recibir favores o regalos sin que exista una tarifa fija. Este modelo de intercambio de sexo por diversos beneficios materiales ha dificultado enormemente la implantación del modelo occidental de prostitución, basado en prostíbulos que no son sino un vago recuerdo de los guetos medievales donde se concentraba a las prostitutas; y, más importante aún, la práctica de la semiprostitución está socialmente aceptada, careciendo del estigma occidental.

Aquí puede reconocerse de manera nítida el imperialismo cultural occidental, que intenta imponer su paradigma social al resto del mundo, lo que implica necesariamente imponer su visión de la sexualidad a todo el planeta, algo tan imposible como poco recomendable. Porque, en el fondo, la visión de la prostitución que tienen las sociedades occidentales, incluidos amplios sectores de la izquierda y del movimiento feminista actual, está impregnada del estigma medieval. Es cada vez más difícil reconocer la menor diferencia entre la visión puritana del cristianismo con la censura sobre la exposición del cuerpo femenino que últimamente pretende imponer un sector aparentemente mayoritario del movimiento feminista.

«Hylas y las Ninfas», cuadro de John William Waterhouse
retirado de un museo de Manchester por «cosificar a la mujer».

Un ejemplo de o problemático de esta visión de las cosas es la reciente decisión de retirar en un museo de Manchester la exposición del cuadro «Hylas y las ninfas», de John William Waterhouse, acusado de «cosificar a la mujer» En realidad, el cuadro representa el secuestro de Hylas, el amante de Hércules, que al ir en busca de agua, es secuestrado para siempre por las ninfas de un manantial, que deseaban al joven por su belleza. Las depredadoras son las mujeres, no Hylas. Potter Steward, juez del Tribunal Supremo de EEUU, dijo en una sentencia en 1964 «No sabría definir la pornografía pero la reconozco cuando la veo», y esta sentencia puede aplicarse igualmente al sexismo, cuyas fronteras son líquidas, más allá de los casos evidentes.

En los años 60-70, poder llevar una minifalda (es decir, que una mujer pueda vestirse como quiera) fue motivo de lucha del movimiento de liberación de la mujer. Hoy día, bajo el barniz ideológico de una supuesta defensa de la mujer se oculta el tradicional rechazo de la cultura judeocristiana a la exposición pública del cuerpo femenino, el estigma de la Iglesia medieval que considera la sexualidad algo sucio y la convirtió en un tabú sobre el que no puede hablarse abiertamente. El mismo tabú que da lugar a la miseria sexual, y sienta las bases de la existencia de la prostitución.

DERECHOS Y EXPLOTACIONES

Frente a la identifación de la prostitución con esclavitud de un amplio sector del feminismo, en las últimas décadas ha surgido un fenómeno global tan singular como inesperado: prostitutas que se rebelan contra el estigma, se declaran feministas y se organizan para defender su derecho a acceder al sistema de seguridad social y cotizar para recibir una pensión. Enarbolando el lema «My body, my business» (Mi cuerpo, mi negocio), las prostitutas feministas reclaman el derecho a usar su cuerpo como las dé la gana, y denuncian que el feminismo abolicionista pone en peligro sus vidas, al querer llevarlas a la ilegalidad, además de intentar forzarlas a integrarse en un mercado laboral precariezado. En el movimiento anarquista y la izquierda de países como EEUU, Canadá, Irlanda, Reino Unido o Australia amplios sectores han declarado abiertamente su apoyo a la lucha por los derechos de los trabajadores y trabajadoras sexuales.

Y es que es innegable que la pretensión de imponer un modelo sexual por medios represivos es indefendible desde una perspectiva anarquista, además de irracional: no hay ejemplo en la historia de un sistema social, religioso o político que haya logrado abolir la prostitución, de la misma manera que no se conoce sociedad alguna en la que no haya existido. Más indefendible aún desde un punto de vista anarquista (y feminista) es la pretensión de presentar a la mujer como un ser débil, una víctima que hay que proteger, como plantea el feminismo abolicionista. Basta escuchar las voces de las prostitutas mismas y los datos de que se dispone sobre la prostitución para darse cuenta de que sólo una minoría (1 de cada 7) es víctima de las redes de trata de blancas, algo que no es prostitución sino esclavitud pura y dura.

Usar el cuerpo para obtener beneficio económico en el contexto de un sistema económico basado en la injusta distribución de la riqueza ha sido siempre un medio de la mujer para mejorar sus condiciones de vida. Así ha sido en Occidente, como explica Silvia Federici, así lo utilizaron las mujeres de la tribu de Ouled Nail, en el Sahara, y así es hoy en Asia, donde las prostitutas son mujeres que prefieren vender su cuerpo a trabajar en un taller textil en condiciones infrahumanas, por un salario mísero y la amenaza constante de la muerte en accidente laboral o ser violada por un capataz. Y en Europa la situación no es muy diferente: «mejor puta que trabajar en un McDonald's», dice una prostituta española, o «prefiero ser puta que trabajar 40 horas a la semana en una fabrica», dice una prostituta francesa. Recientes estudios las dan la razón, como demuestra el elevado porcentaje de trabajadoras de lalimpieza que sufren cáncer debido a su contacto continuo con sustancias químicas, en un sector tradicionalmente femenino y mal pagado.
 
«No me hables de máquinas de coser. Hablame de los derechos de
las trabajadoras», pancarta de una manifestación de trabajadoras sexuales
del sudeste asiático rechazando trabajar en las factorías textiles de la región,
conocidas por sus condiciones laborales similares a la esclavitud.

Pero esto no es toda la historia. Aunque sus argumentos deslegitimizan —con razón— el discurso victimista del abolicionismo, la lucha para acabar con la ilegalidad y el estigma no deben impedir un análisis crítico de los resultados de la legalización, y para ello nada mejor que Nueva Zelanda, el primer país en legalizar la prostitución. Sabrinna Valisce, exprostituta que se destacó en la lucha por acabar con la prohibición en Nueva Zelanda, se ha convertido hoy en una de sus principales críticas; rechazar el abolicionismo que hoy defiende no es motivo para no escuchar su crítica, muy distinta de las ideólogas burguesas del feminismo abolicionista que en su inmensa mayoría nunca han formado parte del mundo de la prostitución. Según Valisce, «la despenalización distanció a las trabajadoras y propició una competencia feroz que antes no existía» mientras que «los burdeles implantaron rápidamente la tarifa 'todo incluido', por la que las prostitutas estaban obligadas a hacer todo lo que sus clientes deseaba».

En otras palabras: la salida de la ilegalidad dio paso a la normalización neoliberal de la prostitución. Y no solo eso. La escritora feminista Gloria Steinem ha advertido que normalizar el concepto de «trabajo sexual» podría dar lugar a que el Estado neoliberal pudiese obligar a quienes reciben ayudas a aceptar ofertas de trabajo en el sector sexual, bajo la amenaza de, en caso contrario, perderlas.

Y hay que tener en cuenta también que, como todo oficio, la prostitución tiene una estructura piramidal: frente a quienes aseguran que los ingresos que se pueden ganar son muy superiores a los de otros trabajos, la realidad es hay grandes diferencias entre una minoría de clase media/alta dedicada a la prostitución de lujo, y una mayoría de prostitutas de clase baja que trabajan están sometidas a una competencia brutal que hunde los precios a la baja, como nos recuerda Valisce. De manera paralela a la lucha por su acceso a la seguridad social, a una pensión digna y a que se acabe la discriminación fruto del estigma, el sector más activista de las prostitutas, tan enemigo de los 'chulos' como las abolicionistas, busca medios para asegurarse que nadie se quede con el dinero que ganan con su cuerpo, y para ello se han puesto en marcha prostíbulos autogestionados en Ámsterdam, cooperativas de servicios sexuales en Ibiza, cooperativas de ahorro comunitario, que tienen una amplia difusión por todo el mundo o incluso un banco en la India, que ha mejorado notablemente la situación de las prostitutas, al permitirlas comprarse casas, pagar los estudios de sus hijos, o poderse pagar operaciones médicas. Estas iniciativas son similares a las iniciativas cooperativistas que siempre favoreció el movimiento libertario, basta recordar la Cooperativa Cristalera de Mataró, en la que Juan Peiró (futuro Ministro de Industria) jugó un papel fundamental.

REFLEXIONES FINALES

En definitiva, este corto repaso de un tema enormemente complejo como es la prostitución pretende poner de manifiesto varios puntos:
Apoyar el abolicionismo es apoyar una distopía represiva y puritana que reproduce el estigma medieval y judeocristiano, y es inasumible por el movimiento anarquista.
Pretender negar a la mujer el derecho a decidir de manera consciente si usa su cuerpo para ganar dinero es contraria a la defensa anarquista de los derechos del individuo.
Acabar con la ilegalidad de la prostitución es acabar con la inseguridad de quienes lo practican, asegurándolas un acceso a la seguridad social y una pensión, lo que es un objetivo digno de ser apoyado.
La prostitución no puede desaparecer mientras exista una de las causas que dan lugar a su existencia: las desigualdades económicas, fruto de una injusta distribución de la riqueza, que impiden tomar libres decisiones sobre nuestras vidas.
Por último, la prostitución existe debido a la miseria sexual de un modelo de sociedad de carácter autoritario, que fomenta una moral sexual represiva y puritana. El anarquismo ha de luchar para acabar con ella, sustituyéndola por una sociedad sin propiedad privada en la que sea posible disfrutar de la sexualidad de la manera más libre posible. De alcanzarse ese objetivo, los motivos que dan lugar a la prostitución —la miseria económica y la miseria sexual— desaparecerían y, con ello, es posible que con ello dejase de existir. Pero, aunque carecemos de garantías de que ocurriese, ¿no merece acaso la pena luchar por ese modelo de sociedad en lugar de favorecer un modelo social y sexualmente represivo?

jueves, 5 de julio de 2018

Ricardo Flores Magón y la república socialista de Baja California


En los albores de la revolución mexicana, un grupo de insurgentes puso en marcha una efímera sociedad comunista agraria.

Por JULIUS VAN DAAL

En el otoño de 1910, México está al borde de la revolución. El régimen de Porfirio Díaz se tambalea, pero el viejo tirano se aferra al poder, como todos los viejos tiranos. Las autoridades de Estados Unidos, que lo han apoyado durante mucho tiempo tapándose la nariz, se deciden a apostar por su rival reformista Francisco Madero, al que ha vencido, en junio, en unas elecciones burdamente manipuladas. Pero en la oposición no hay sólo maderistas, demócratas moderados sobre todo influyentes entre la pequeña burguesía urbana. También están sus aliados, el impenitente ladrón de ganado Francisco Villa en el norte y el íntegro guerrillero Emiliano Zapata en el sur, dos extraordinarios personajes cuyo éxito y destinos trágicos son universalmente conocidos gracias a Hollywood (y al subcomandante Marcos). También hay numerosos opositores refugiados en Estados Unidos, muchos en el sur de California y de Texas e impacientes por enfrentarse al porfirismo, no por el voto, sino por las armas. La mayor parte se agrupan en el seno del Partido Liberal Mexicano (PLM), de tendencia comunista y libertario y animado por el impetuoso publicista Ricardo Flores Magón y su hermano Enrique.

Ricardo Flores Magón tiene entonces 37 años. Agitador infatigable, había creado diez años antes el periódico Regeneración y participado en la fundación del PLM unos meses antes. Ese partido, al principio más bien moderado, se radicalizó bajo la influencia de Magón, constatando la imposibilidad creciente de un cambio pacífico. Sus miembros denuncian con virulencia las condiciones de explotación espantosas que sufren las clases populares, pero también la connivencia de las autoridades con los grandes capitalistas extranjeros, sobre todo estadounidenses, que aprovechan para saquear los recursos del país (Henry Ford acaba de inventar el automóvil barato y en 1901 se han descubierto yacimientos petrolíferos cerca de Tampico).

Esta actividad subversiva le valió a Magón varias estancias tras los barrotes. Con sus camaradas más cercanos, se exilió a Estados Unidos en 1903. Allí crearon lazos con el Industrial Workers of the World (IWW), el gran sindicato revolucionario que acababa de ser creado bajo el impulso de Big Bill Haywood, y las posiciones de Magón se acercan cada vez más al anarquismo: los magonistas defienden en adelante la acción directa y la huelga general, llamando sobre todo a la abolición de la propiedad privada de las tierras, y vuelven a publicar en San Antonio, en Texas, Regeneración, que se difunde clandestinamente del otro lado de la muy permeable frontera. De 1905 a 1908, los magonistas, conspiradores encarnizados, fomentan varias tentativas de levantamiento, lo que provoca el encarcelamiento de Magón por el Gobierno de los Estados Unidos en 1907.

En septiembre de 1910, Magón acaba de ser liberado y está sediento de acción. Es en Los Ángeles donde Regeneración se edita desde ese momento (con 20.000 ejemplares), pues la California meridional se ha convertido en una de las principales bases de retaguardia de los grupos armados que se preparan para la insurrección. Se trata de adelantar a los maderistas que quieren instaurar la democracia pero sin transformar las relaciones sociales. Madero toma la decisión de llamar a un levantamiento general para el 20 de noviembre de 1910. Pero, llegada la fecha fatídica, es un fiasco, salvo en el Estado fronterizo de Chihuahua, donde el jefe maderista Pascual Orozco y Pancho Villa obtienen algunas victorias poco decisivas. Madero, decepcionado, deberá esperar algunos meses y nuevos acontecimientos políticos y militares —y el apoyo más marcado del gran vecino del norte— para que la insurrección se extienda a todo el país, lo que le permitirá triunfar por fin y ser elegido presidente.

Pero, entre tanto, los magonistas han preparado su propio levantamiento, que debe producirse en Baja California. Desde la península, entonces semidesértica, la revuelta debe propagarse por contagio. Cuentan con fundar allí una república, no burguesa, sino socialista, cuyo lema, «Tierra y Libertad», se pondrá en práctica más tarde con mayor éxito por los zapatistas en el estado de Morelos y en la actualidad por los de Chiapas.


Ese proyecto se atrae el apoyo entusiasta de todos los rebeldes al norte de Río Grande, desde John Reed a Jack London. Los revolucionarios estadounidenses, muy numerosos en aquella época, expresan su solidaridad con los insurgentes, y algunos de ellos participarán en los combates que se desarrollarán en las zonas fronterizas, en la Baja California y en la vecina Sonora. Son, por tanto, Magón y sus partidarios, y no los grises políticos maderistas, quienes atraen primero las más sinceras simpatías de la izquierda americana, ávida de romanticismo revolucionario.

En febrero de 1911 se atribuirá, erróneamente, un papel activo al escritor socialista Jack London en la «invasión» de la Baja California por los «grupos de harapientos» que describe cariñosamente en la novela El mexicano. Es verdad que dirigió una carta abierta «a los queridos y valientes camaradas de la revolución mexicana», en la que escribe:
 Nosotros los socialistas, los anarquistas, los vagabundos, los ladrones de gallinas, los fuera de la ley y otros ciudadanos indeseables de los Estados Unidos estamos de corazón y de espíritu con vosotros en vuestros esfuerzos por acabar con la esclavitud y la autocracia en México […]. De todo aquello de lo que os han acusado nos han acusado a nosotros también. Y cuando la corrupción y la codicia tienen el insulto en los labios, es inevitable que las gentes íntegras y valientes, los patriotas y los mártires se hagan tratar de ladrones de gallinas y de fuera de la ley. Y es en tanto que ladrón de gallinas, de fuera de la ley y de revolucionario que firmo esta carta:
Jack London
El San Francisco Post y otros periódicos imaginan incluso que el célebre escritor-aventurero se ha puesto a la cabeza de la horda abigarrada que se ha apoderado del norte de la península pegando unos pocos tiros. Pero la exclusiva no es más que una fake news.

Lo que sí es cierto es que los magonistas y sus apoyos estadounidenses, anarquistas o sindicalistas revolucionarios, pusieron en marcha su proyecto y se aprovecharon del debilitamiento del régimen porfirista para cruzar armados la frontera en enero de 1911.

Algunas decenas de hombres decididos, comandados por los guerrilleros mexicanos Simón Berthold y Juan María Leyva, ocupan Mexicali el 29 de enero sin encontrar resistencia. Los notables y poderosos del pueblo huyen a Calexico, ciudad gemela situada del lado estadounidense. Aldeanos indígenas de los alrededores se unen a los revolucionarios, que, reforzados por este apoyo, destrozan un destacamento de tropas porfiristas el 15 de febrero. Esta victoria les atrae nuevos refuerzos entre la población local, y más todavía entre los miembros californianos de la IWW. Los magonistas en armas cuentan en ese momento entre sus rangos con más gringos que mexicanos. Pero sus sueños difieren, y esa divergencia influye sobre la situación estratégica. Además, los anarquistas son de buen grado indisciplinados y no obedecen para nada a las consignas del Estado Mayor magonista, en Los Ángeles, cuyas misivas son, de hecho, sistemáticamente interceptadas por la policía estadounidense.

En abril, tras dos asaltos infructuosos en marzo, los magonistas toman Tecate, y en mayo se apoderan de Tijuana, que en ese momento no es más que un pueblo fronterizo. Los insurgentes controlan, por tanto, toda la frontera, lo que permite a utopistas de todo pelaje y origen afluir a los territorios liberados para tratar de dar vida en ese rincón del desierto a una sociedad comunista agraria, fundada sobre la abolición de la propiedad privada. Lo primero que los rebeldes hacen en Mexicali es crear una biblioteca. Después, como buenos discípulos de Kropotkin, empiezan a distribuir la tierra, muy árida en esas latitudes, entre los habitantes indígenas, que los han acogido con los brazos abiertos pero a quienes les enfrentan grandes diferencias culturales.

 

LA TRANSICIÓN

Pero entonces en México se organiza la transición: maderistas y porfiristas firman una tregua, lo que da toda libertad a estos últimos para contraatacar en Baja California. Con el apoyo de las autoridades estadounidenses, expulsan a los invasores distribuidores en mayo de 1911, algunos días antes de la caída de su senil ídolo en México, y esta experiencia revolucionaria se detiene de repente. Alejado el peligro socialista, el Gobierno estadounidense puede con toda la calma empujar a Porfirio Díaz hacia la salida.

Las razones de este fracaso son múltiples. A pesar de sus éxitos y de su popularidad, los voluntarios magonistas siempre fueron poco numerosos y poco disciplinados. Carecían terriblemente de dinero, y por tanto, de armas y de municiones. Los habituales piques entre miembros de diversas corrientes, los intereses divergentes de los patriotas mexicanos y de los internacionalistas gringos perjudicaron fuertemente a su coherencia estratégica. Y, por supuesto, todas las potencias se habían aliado contra ellos: los grandes terratenientes a los que pretendían expropiar; los restos de las fuerzas porfiristas, feroces como las bestias heridas de muerte; el Gobierno estadounidense del presidente Taft, que veía con muy malos ojos el comunismo establecerse en sus fronteras… Pero también los partidarios de Madero, a las puertas del poder, que sólo aspiraban a restablecer el orden y a hacer buenos negocios.

La presencia de numerosos gringos internacionalistas entre las fuerzas magonistas permitió también a los maderistas, cuyo discurso era ferozmente patriótico, denunciar un complot imaginario para anexionar la Baja California a los Estados Unidos o, al menos, para separarla de México. De hecho, es indiscutible que ciertos apoyos de las fuerzas magonistas eran simples aventureros, más cercanos a los principios individualistas de Stirner que a los principios más comunitarios de Kropotkin. La policía y la prensa californiana, así como el Gobierno federal estadounidense, se afanaron en apuñalar por la espalda a la joven y frágil república.

Por último, la muerte, en abril de 1911, del intrépido Berthold, abatido por un francotirador porfirista durante una ofensiva en la región de Ensenada, la capital del Estado, aceleró la derrota anunciada de ese batallón emancipador, que anticipaba modestamente las columnas anarquistas catalanas extendiendo el comunismo libertario en Aragón un cuarto de siglo más tarde.

Comparado con la historia dantesca de la revolución mexicana, este episodio previo parece ser un mero suceso, y se olvidó rápidamente. Minúscula y efímera, fue, no obstante, la primera república comunista de este siglo que debía ver nacer tantas otras, que en su mayoría sólo tuvieron de eso el nombre.

Podemos lamentar la falta de lucidez estratégica de los magonistas, que quisieron saltarse etapas y establecer sin transición la comunidad de bienes. Y, sin embargo, es fácil constatar que, tras innumerables reformas agrarias, el campesinado mexicano sigue siendo igual de pobre y explotado, mientras que la colectivización irreversible que defendían los magonistas habría impedido que las tierras volvieran a ser compradas a precios irrisorios a campesinos asfixiados por las deudas, como ocurrió tras la victoria definitiva de los «revolucionarios institucionales», mitad burócratas, mitad mafiosos, que saquearon el país durante las siguientes ocho décadas.

En cuanto a Magón, el Gobierno estadounidense lo acusó de haber fomentado una «sedición» y lo encarceló. Tras su liberación, en 1913, el PLM había perdido toda influencia sobre el transcurso de los acontecimientos en México, donde los combates habían retomado tras el asesinato de Madero: una vez más, la guerra civil había cortado las alas a la revolución. Continuó, sin embargo, publicando Regeneración en su exilio. En 1918, siempre fiel a sus ideas, publicó un manifiesto contra la guerra mundial en la que los Estados Unidos acababan de entrar tras muchas tergiversaciones. Esos escritos le valieron un nuevo encarcelamiento en virtud de la ley sobre espionaje, que sancionaba el derrotismo, durante una redada contra los pacifistas y los socialistas llevada a cabo por la Administración Wilson.

Y es en la cárcel de Leavenworth, en Kansas, donde ese «soñador forrado de boxeador» acabó sus días en 1922.

1 julio 2018

sábado, 30 de junio de 2018

La lengua, señores...


Por AGUSTÍN GARCÍA CALVO

Señores: la lengua no es de nadie; esa máquina de maravillosa complejidad que ustedes mismos usan, «con la cual suele el pueblo fablar a su vezino», no es de nadie; no ya la lengua común, que no aparece en la realidad más que como lenguas de Babel, pero ni siquiera una de esas lenguas o idiomas es de nadie, y no hay académico ni emperador que pueda mandar en su maquinaria, ni cambiar por decreto ni la más menuda regla, por ejemplo, de oposiciones entre fonemas y neutralización combinatoria de oposiciones que en ella rijan.

La escritura, la cultura, la organización gubernativa, la escolar, las leyes, las opiniones, ésas sí que tienen dueño; y el dueño es el de siempre: el jefe, sus secretarios, sus sacerdotes, la persona que se cree que sabe lo que dice.

Y ésos ya se sabe lo que quieren o necesitan: quieren ordenar el mundo, el mapa, las poblaciones; es el juego terrible de niños grandes, malcriados y simplones, que ha venido arrasando tierras y torturando gentes desde el comienzo de la Historia, en nombre del Ideal; y así siguen queriendo, por ejemplo, que España sea una, que los Estados Unidos sean uno, que Cataluña sea una, que Euskal Herria o Galicia sean una cada una... Da lo mismo: el caso es someter al ideal a todos, dentro de las fronteras que les toquen: que todos sean uno.

Por medio de la escritura y de la escuela, el Poder ha utilizado una y otra vez las lenguas o idiomas para ese fin: tomando en bloque una variedad simplificada del idioma correspondiente, y sin entrar para nada a la maquinaria de la lengua, ha logrado por ley (pero siempre a través de la escuela y la escritura) imponer hasta cierto punto un idioma uniforme dentro de las lindes que los avatares de la Historia le hayan repartido a esa forma de Poder; así impuso Roma en el vasto territorio del Imperio la unidad lingüística, para apenas un par de siglos, mientras los pueblos volvían a hacer de las suyas y deshacían el latín en dialectos innumerables; y hazañas parecidas se han dado luego, en territorios más o menos amplios, como, por ejemplo, la conversión del hebreo, una lengua muerta, en idioma, relativamente uniforme, del Estado de Israel.

En aquello que iba siendo Europa hace unos ocho siglos, los hombres cultos, que hablaban diferentes idiomas o dialectos como lengua cotidiana, trataron de mantener, y mantuvieron durante unos cinco siglos, una lengua común, el latín resucitado por escrito, no sólo para las disputas escolares y científicas, sino también para los tratos internacionales. Pero ya, entre tanto, los Estados modernos, el Español, el Francés, el Inglés, se habían establecido, y preferían volver a repetir, cada cual en su ámbito propio, la empresa del Imperio: la unificación de los varios idiomas y dialectos bajo el mismo ideal; una lengua una para el Estado uno; y en la misma idea les han seguido todas las naciones de cuño estatal, chiquitas o mayores, que tratan de dividirse el mapamundi.

Cierto que el que una lengua, relativamente uniforme, ocupe vastos espacios, tiene sus ventajas, no sólo para los trámites comerciales y administrativos, sino para que, por ejemplo, esta andanada contra los tratantes de lenguas le llegue a más gente que si la escribiera en sayagués; pero la cuenta de lo que con eso gana la denuncia de la mentira en contra de lo que gana la difusión de la mentira, ¿quién, señores, me ayudará a echar esa cuenta?

En fin, lo que el Poder, nacional, autonómico, universal, quiere hacer con las lenguas y la gente, eso cualquiera, si se deja sentir, lo sabe. Algo de vergüenza da que hombres doctos y esclarecidos confundan en un trance como éste los manejos unificatorios de una u otra administración con la máquina, desconocida y libre, de la lengua. Pero tampoco eso debe extrañarnos demasiado, sabiendo y sufriendo, como sufrimos, lo que es la condición de la Cultura y la de la Persona.

2 julio 2008

domingo, 17 de junio de 2018

'El Libertario', arma falaz de la contrainformación en Venezuela


Por GABRIEL OLIVEROS

En medio de la vorágine mundial y local por conseguir información oportuna y veraz, pero fundamentalmente útil, deconstructiva y constructiva, nutritiva y cardinal, los anarquistas venezolanos contamos apenas con una publicación periódica conocida como El Libertario. No obstante, de la diversidad de tendencias y opiniones internas en el movimiento ácrata surgen dudas acerca de la autenticidad del Colectivo Editor El Libertario como agrupación de raíz anarquista y cónsono con las ideas y luchas libertarias.

En tal sentido, con la intención de conocer qué es o quiénes son el Colectivo Editor El Libertario, me he planteado una investigación diacrónica (en el tiempo) de todas y cada una de las publicaciones digitalizadas y disponibles en Internet de este periódico. El objetivo es evaluar la postura política de El Libertario y su consonancia con el ideario ácrata. La hipótesis de trabajo: Una cantidad equiparable de artículos en contra del Gobierno y de la oposición muestra una auténtica postura anarquista. Téngase en consideración que la oposición venezolana está conformada y representada por grupos e individuos conservadores, adherentes a la derecha nacional.

Para el desarrollo del estudio he empleado cuatro categorías que ayudaron a la evaluación de los artículos y su adecuada clasificación con fines estadísticos. Estas categorías de trabajo son:

- Contra el Gobierno: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal de la gestión de gobierno o de sus partidarios.

- Contra la oposición: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal de los sectores de oposición (conservadores, derecha), sus partidarios, sus patrocinadores, o la oligarquía venezolana.

- Contra ambos: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal tanto del gobierno como de la oposición.

- Contra el sistema en general: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se tocan temas y/o se narran hechos al margen de la polarización política venezolana (temas diversos).

Se han excluido del estudio las propagandas, poemas, caricaturas y similares. Se examinó cada artículo a partir de su lectura y se ubicó en alguna de las cuatro categorías de trabajo. Los resultados de la lectura y evaluación de cada uno de los artículos contenidos en los distintos ejemplares se muestran a continuación:


Otras siete (07) ediciones o ejemplares no están digitalizados ni presentados en la página web (#26, 27, 31, 33, 39, 46 y 69). La #69 que se muestra en la página web hace referencia (quizá por error) a la #68. Ninguna de éstas está incluida en el estudio.

Resumen cuantitativo de datos

Como se aprecia en la tabla anterior, existen 46 ejemplares digitalizados de El Libertario cargados en la web, con un total de 1277 artículos en un periodo de catorce (14) años. El promedio de artículos por ejemplar es de 28 (27,8 ± 6). Del total de artículos, el 26,4% corresponden a escritos «Contra el gobierno», mientras que tan sólo 1,4% son escritos «Contra la oposición» y 1,3% «Contra ambos». El restante 70,9% corresponde a artículos «Contra el sistema en general» de diversa índole o en los que no se plantea el conflicto político venezolano. Sin embargo, en esta última categoría también se incluyen muchos artículos que presentan contenido indirectamente vinculado al conflicto, pero que el Colectivo Editor El Libertario parece utilizar muy convenientemente a sus intereses.

Los resultados muestran con total claridad que más de la cuarta parte del periódico (26,4%) se destina a criticar y/o hablar mal de una gestión del Gobierno (socialista, de izquierda) que contrasta sobremanera con las críticas lanzadas a los sectores de la derecha nacional (apenas 1,4%). En este sentido, tomando la misma «premisa» empleada por los editores del periódico de que la izquierda (bolivariana, chavista) y la derecha venezolana son lo mismo, cabría esperar un abultado porcentaje de artículos escritos en contra de ambos sectores simultáneamente, pero no es así, porque el 1,3% de los artículos escritos «Contra ambos» lo demuestra con claridad, derriba la «premisa» de la que se quiere valer el colectivo editor y lleva a inferir que existe una tendencia muy clara en la posición política que asume El Libertario a favor de la derecha venezolana.

Analizando, pues, los datos correspondientes a los artículos escritos «Contra el Gobierno» se aprecia que hasta el año 2002 no existía mayor interés por parte de El Libertario de criticar al gobierno de Hugo Chávez. No obstante, los ejemplares #28 y 29 que corresponden al año del golpe de Estado en Venezuela por parte de la derecha recalcitrante y radical, no están publicados en Internet, hecho curioso y llamativo porque a partir de allí comienza la escalada de escritos en contra del Gobierno. Pero es también muy llamativo que sea entre los años 2002 y 2003 cuando publican con más frecuencia en «Contra de la oposición» y luego la proporción de artículos baja y la frecuencia se hace prácticamente cero, lo cual es curioso para un colectivo que se proclama anarquista (de izquierda, y si no es de izquierda sino «de los de abajo» ya veremos más adelante qué ocurre).

La escalada de escritos en contra del Gobierno se aprecia claramente en la columna por periodos (resaltada en colores) en la que el porcentaje se incrementa abruptamente desde 0 hasta 21 % y de allí con incrementos paulatinos a 31% hasta radicalizarse en el periodo 2012-2015 con un 35% de escritos en contra del Gobierno, mientras que en contra de la oposición continúa el silencio. Este hecho debe resaltarse porque se aprecia que para El Libertario el poder sólo lo ejerce el Gobierno, mientras que la oposición (derecha venezolana) pareciera no ejercer ningún poder político (nacional e internacional), económico y comunicacional. Se entiende, pues, que El Libertario no tiene ningún problema con la oligarquía venezolana, con los ricos, con los grupos y partidos de derecha, conservadores, con los flamantes dueños de tierras, empresas y toda clase de propiedades, que pugnan para impedir a los pobres el disfrute de los recursos naturales.

Resumen cualitativo de los artículos contenidos en El Libertario

Pero los datos interesantes que se desprenden de la revisión de los 46 ejemplares digitales de este periódico, no se detienen en las cifras.

La postura editorial de este colectivo abandonó la ecuanimidad inicial para declararse abiertamente opositor al gobierno nacional, mas no opositor a la oposición, es decir, a la derecha. Incluso, por lo que se lee en sus artículos, todo proceso que se autodenomine, se identifique o se considere de izquierda en Latinoamérica es mal visto por El Libertario y apuntan sus palabras contra éstos (ejemplares #44, 45, 47, 57 y 60), pero jamás han escrito algo sobre las oligarquías de esos países; por el contrario, les lanzan piropos. Caso emblemático (repugnante) es el ejemplar #47 donde tras el disfraz de la ironía se habla bien de Álvaro Uribe Vélez y sus Consejos Comunales, pero en el mismo artículo nunca se dice nada malo sobre este personaje nefasto de la política en América Latina. Es en este mismo ejemplar donde hasta parece verse con buenos ojos a Enrique Capriles Radonsky, del partido de derecha Primero Justicia, y donde se le exime del paredón lingüístico que emplea El Libertario para los políticos del Gobierno. Igualmente, en este histórico ejemplar, se fustiga con inclemencia a los Consejos Comunales simplemente por ser una propuesta del Gobierno, pero entonces ¿de qué clase de anarquismo que defiende el colectivismo, la cooperación, el apoyo mutuo, la solidaridad y la federación estamos hablando?

Y las disonancias de este «colectivo anarquista» no paran. Para ellos resulta prácticamente imposible una intervención bélica gringa en Venezuela (ejemplar #48), como si no fueran suficientes excusas las reservas de petróleo y otros minerales, así como el agua. Para ellos las «guarimbas» son una auténtica forma de manifestación popular (ejemplar #50) porque parece que asfixiar, aturdir, amedrentar e impedir el tránsito a los vecinos afecta sólo al Gobierno, o saquear, quemar vivas a las personas, decapitar motorizados con «guallas» en las calles, incendiar transporte público con personas adentro, atiborrarse hasta los cojones con droga para tomar valor, o pagarle los jóvenes y hasta a los niños para que salgan a «guarimbear» es una forma apropiada y auténtica de protestar. El Libertario incluso compara las guarimbas con las protestas universitarias de los años 80 y 90 en Venezuela en las que se cerraban algunos accesos a la Universidad Central de Venezuela, pero olvidan algunos colaboradores de este periódico que en esa época no se secuestraba a nadie pues permanecían abiertos otros accesos a la universidad, que las unidades de transporte o distribución que se quemaban eran de la empresa privada y que, además, no se atentaba contra la vida de los transeúntes independientemente de su tendencia política.

El Libertario intenta hacer creer a sus lectores que el movimiento estudiantil de hoy es tan crítico, popular, autónomo y combatiente como el de los 80 y 90’s (ejemplar #52), como si los estudiantes de las instituciones privadas (que nunca las mencionan) legitimaran la lucha popular, como si ser conservador o sentir mariposas en el estómago por el neoliberalismo les otorgara esencia crítica, como si declararse prosélito de un partido o de una agrupación de extrema derecha les diera autonomía política. Tan sólo en el ejemplar #55, cuando tratan de corregir el error cometido y reconocer la participación en las protestas de los años 2008 y 2009 de estudiantes de derecha, realizan una maniobra evasiva (y, perdonen la expresión, muy bastarda) restándole méritos a los estudiantes de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) creada por el gobierno nacional para facilitar la educación universitaria a los pobres y excluidos del sistema de educación, ello con la intención por parte de El Libertario de desviar el foco de atención de los estudiantes de derecha. Parece que a este colectivo, pues, también le molesta la educación gratuita y de puertas abiertas a los pobres; parece que son más criminales los estudiantes que siguen al gobierno que aquellos de “manitas blancas” que queman universidades y preescolares.

Por primera vez en este recorrido, en el año 2008 (ejemplar #53) se dedica un artículo completo a hablar mal de un político de la oposición, pero como algunas cosas extrañas de este periódico, un opositor desubicado, alienado, un opositor pobre: Stalin González. ¡Vaya que El Libertario sabe elegir a quién fustigar! Y pocos meses después escriben su segundo artículo contra otro opositor: Antonio Ledezma, a quien curiosamente le dedicaron apenas la cuarta parte de lo que derramaron sobre González, a pesar de ser Ledezma una de esas viejas figuras oscuras y patéticas de la oposición venezolana que reprimió sin clemencia las manifestaciones populares durante la Cuarta República.

El Libertario ataca absolutamente todo lo que le huele a gobierno (bolivariano, claro está) pero nunca ha escrito sobre la gestión de los gobernadores o alcaldes de oposición, se ensaña contra el comunismo ruso o cubano, pero no contra el imperialismo yanqui, además, nunca se ensaña contra las empresas privadas, seguramente porque de allí obtiene su financiamiento PROVEA (Programa Venezolano de Educación Acción) dedicada al trabajo con Derechos Humanos y cuyo director es el editor de El Libertario, Rafael Uzcátegui, además de Rodolfo Montes de Oca.

En el año 2012, luego de 13 años de la gestión de gobierno de Hugo Chávez, por primera vez El Libertario dedica un artículo (ejemplar #67) al conglomerado amorfo de la oposición, denominado Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pero con idéntica maniobra evasiva ya antes aplicada a los estudiantes y hecha costumbre en El Libertario, terminaron hablando mal del gobierno de Chávez (el chivo expiatorio), buscando siempre la manera de aminorar la carga sobre la oposición venezolana. El culpable siempre es el Gobierno (bolivariano) a quienes llaman boliburgueses, mas la oposición no tiene para ellos ni un ápice de responsabilidad en las crisis y conflictos que han generado.

Llegado el 2013, y con él la muerte de Hugo Chávez, el primer ejemplar posterior a la muerte del mismo (#69) no está publicado en la Internet, resultando importante conocer la opinión del periódico sobre este hecho, y en particular sobre el hombre que desde el año 1998 se mantuvo con su opción socialista en el poder a base de elecciones y con amplio apoyo popular durante 14 años. Y es importante esa edición #69 porque en la #70 por primera vez la cantidad de artículos en contra del Gobierno se hace superior a la mitad (52%), es decir, más de la mitad del periódico dedicado a criticar al Gobierno, mientras que a la oposición ¡Nada!

El segundo caso emblemático (y también repugnante) que puede encontrarse en este recorrido histórico de El Libertario (años 2001-2015) es el que corresponde al ejemplar #72, dedicado a las protestas del año 2014 y en el que los editores del periódico pretenden hacer ver como manifestaciones populares. En la portada comparan burdamente una foto del alzamiento popular del 27 de febrero de 1989 con una de las protestas de los guarimberos de 2014 en las que su líder, el ultraderechista Leopoldo López, llamó a incendiar el país (¿por qué El Libertario nunca se ha metido con Leopoldo López?). Digo burdamente porque intentaron comparar una foto donde aparecen personas pobres cargando a un herido (año 1989), con otra donde aparecen jóvenes con zarcillo y hasta con un estetoscopio cargando otro herido (año 2014), como si cargar un estetoscopio en el cuello fuera en este país señal de pobreza y no de privilegio. A propósito de las protestas de 2014, intentan decirle a la opinión pública que son legítimamente de base popular, pero que los partidos y sectores de derecha los han arropado con sus liderazgos robándole el mérito al pueblo ¡vaya entuerto! ¿Será que El Libertario cree que toda Venezuela es anarquista, o que el pueblo venezolano está muy empapado de las ideas libertarias y no desea gobierno alguno?

Llegamos al #73 (año 2014). Hay que cantar ¡Victoria! porque al fin se encuentra el primer artículo en contra de tres oligarcas venezolanos: Gustavo Cisneros, Lorenzo Mendoza y Juan Carlos Escotet. Luego de trece (13) años de anarquismo autogestionario, El Libertario comienza a considerar que actores ajenos al Gobierno también tienen poder en Venezuela; en este caso económico. Algún compañer@ anarquista compartirá con el subcomandante Marcos que «No soy de izquierdas ni de derechas; soy de los de abajo y voy a por los de arriba». Si esta fuera la perspectiva de El Libertario, que repetidamente lo infieren en varios artículos ¿Por qué se han demorado 13 años en criticar a esos de arriba que tienen poder económico? Ojalá ello no le cueste el financiamiento a PROVEA.

Un par de datos finales: en aquél emblemático ejemplar #72 como guinda del pastel se escribe nota sobre un foro público en el que los ponentes fueron Iván Loscher, Rubén Monasterios, Amalio Belmonte y Humberto Decarli, los tres primeros reconocidos ultra-opositores al Gobierno (bolivariano) y Decarli escritor insignia de El Libertario. Entonces, si los tres primeros son ultra-opositores ¿el cuarto es…? ¿Anarquista? ¿Compartiría Ud. estimado lector anarquista tribuna con ponentes de derecha? Quizá también puedan seguir contribuyendo con el periódico intelectuales como Edgardo Lander, que a pesar de haber sido acusado de neoliberal en el ejemplar #75, ya había publicado mucho antes un artículo sobre el movimiento popular venezolano en el #65; entonces, si Lander es neoliberal y publica en éste periódico ¿El Libertario es…?

Conclusiones

1) El análisis cuantitativo (estadístico) de la evaluación de los artículos practicada al periódico El Libertario, así como el análisis cualitativo de la información contenida en los 1.277 artículos, muestran una tendencia clara a criticar al Gobierno y favorecer con silencio a la oposición venezolana y a los sectores conservadores. Esta tendencia se acentúa en el tiempo manteniéndose la misma cantidad promedio de artículos escritos por ejemplar.

2) No existen indicios para pensar que El Libertario tiene una postura imparcial en medio de la polarización política venezolana. Evidentemente no puede tenerla como colectivo que se autodenomina anarquista, porque además el ejercicio debe ser 'contrainformativo', pero a pesar de ello, el silencio informativo respecto a la oposición venezolana lo ubica en términos políticos hacia la derecha.

3) El Libertario encapsula como enemigo a cualquier movimiento de izquierda nacional o internacional que le parezca solidario con el proyecto bolivariano impulsado por Hugo Chávez, incluyendo a grupos anarquistas que vean condiciones sociales favorables al desarrollo del ideal ácrata con la actual gestión de gobierno. Incluso, criminaliza las manifestaciones de apoyo popular, de los de abajo, a la mencionada gestión de gobierno.

4) Las contradicciones manifiestas en el estudio diacrónico practicado a las publicaciones de El Libertario dejan serias dudas acerca de la autenticidad del mismo como colectivo anarquista, razón por la cual queda negada la hipótesis de trabajo. En tal sentido, parece utilizarse el periódico y el anarquismo como tapadera de intenciones insanas, esencialmente conservadoras y para captar incautos descontentos por los vicios y corruptelas del gobierno bolivariano (que obviamente existen).

Colofón

Quiero aclarar a los lectores que no tengo en lo absoluto problema alguno de índole personal con los colaboradores y editores de El Libertario, ni mantengo relación laboral o contractual con ninguno de los mismos, ni tengo interés en hacerme con la propiedad del periódico, ni impulsar ningún otro medio o favorecer puntos de vista de otras agrupaciones anarquistas. Escribo desde mi postura independiente mas no individualista, con autonomía, sin fin de lucro y únicamente con ánimo de aportar verdades y reclamar por lo justo. Nadie me encargó o pagó por este estudio.

Bajo ningún concepto o motivo le pido con este estudio a El Libertario que asuma una postura favorable al Gobierno, pero sí que deje de favorecer con silencio a la oposición derechista, oligárquica, capitalista y neoliberal venezolana y latinoamericana. Igualdad de palabras, argumentos y artículos contra ambos (Gobierno y oposición).

Eximo de todo comentario y responsabilidad al compañero Antonio Serrano, respetable escritor de El Libertario, quien en cada uno de sus artículos mostró gran altura intelectual frente a la polarización política, y quien en sus largos recorridos por la UCV vendía los ejemplares en clara demostración de consonancia con la clase obrera del país y el ideal libertario. Honor a su memoria.


31 agosto 2017