lunes, 24 de octubre de 2016

Comunicado de la Federación Estudiantil Libertaria ante el boicot a Felipe González y Juan Luis Cebrián en la UAM

 

El miércoles 19 de octubre se llevó a cabo un boicot al acto organizado por el periódico El País (Grupo PRISA) en el cual estaban como ponentes Felipe González, expresidente del Gobierno, y Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo PRISA. Ante ello se ha producido un gran revuelo mediático, ya que la acción impidió la realización del acto. Dentro de este revuelo se nos ha señalado y criminalizado como organización instigadora de los hechos, por ello queremos aclarar algunas cuestiones de gran importancia:

 1. Que la convocatoria es de carácter colectivo, es decir, no somos nosotras como organización quienes lanzamos la convocatoria, si no que es una asamblea en la que participan multitud de estudiantes quienes deciden el marco y la acción de la protesta.

 2. Encontramos el boicot como una herramienta perfectamente legitimada para mostrar un rechazo colectivo a algo o alguien. Existen multitud de razones por las que este boicot en concreto se encontraba justificado, las cuales se detallaban en el comunicado repartido durante la acción.

 

 3. Las caretas con nombres de personas asesinadas por el terrorismo de estado de los GAL, con Felipe González como responsable político, eran una muestra más de los motivos del boicot. Además cumplían con la finalidad de preservar la intimidad y privacidad de las manifestantes ante posibles consecuencias represivas fruto del clima generalizado de represión a los movimientos sociales derivadas de las Leyes Mordaza.

 4. Que 300 estudiantes protagonicen una protesta ante dos de las personas más poderosas del país y, por tanto, con grandes responsabilidades de la actual situación de precariedad, pobreza y falta de expectativas de futuro de la juventud, sean motivo de portada en todos los grandes medios de comunicación, tertulias y prensa en general es cuanto menos desproporcionado. Entendemos que en un país con unas desigualdades sociales cada vez mayores, fruto de las políticas de austeridad y el desmantelamiento de los servicios sociales, existen multitud de motivos que deberían ser noticia constante y que no lo son porque pondrían en cuestión los pilares del Régimen que representan Cebrián y González.

 5. Que se nos acuse de coartar la libertad de expresión de la persona poseedora del mayor grupo mediático del país es cuanto menos cómico. El señor Cebrián y el señor González tienen capacidad de expresarse con plena libertad todos los días en todos los grandes medios de comunicación. A quienes se nos criminaliza y se nos impide participar del debate público en igualdad de condiciones solo nos queda la protesta política para hacer valer nuestras reivindicaciones. La libertad de expresión es una farsa en la que se escudan quienes tienen plena capacidad de expresarse y ser escuchadas debido a sus posiciones de poder y privilegio.

Somos conscientes de que este boicot ha herido el orgullo de las organizadoras del evento, principalmente del Grupo PRISA que ha lanzado una serie de artículos en las que se comparaba la protesta con el Golpe de Estado del 23F o cuestiones similares. Una argumentación de tan baja calidad solo podía entrar en un medio de comunicación que es central para la subsistencia de un Régimen que se resiste a morir. Juan Luis Cebrián ha puesto toda su maquinaria propagandística contra quienes le han chafado la mañana. Una muestra más de la falta de solidez de las acusaciones de censoras a las que hemos sido sometidas.

Queremos agradecer todas las muestras de solidaridad recibidas. Nosotras somos una organización política que desarrolla un trabajo público ampliamente conocido y reconocido en las diversas luchas tanto en el ámbito educativo como en el resto de campos en las que nos vemos involucradas. Somos conscientes de que vivimos en una etapa histórica regresiva y de crisis múltiple, en la cual los derechos sociales adquiridos mediante la lucha colectiva están siendo desmantelados ante el avance de la mercantilización de todos los espacios de la vida cotidiana. Ante ello presentamos resistencia, señalamos a los responsables y construimos de la mano del resto de luchas políticas y sociales que reivindican la justicia social y la igualdad alternativas que allanen el camino de una transformación social en clave libertaria y anticapitalista.

Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir. Seguimos.

21 octubre 2016


miércoles, 19 de octubre de 2016

Anarquismo español y educación


«El anarquismo español dedicó siempre una atención especial a la educación dentro de su estrategia revolucionaria. Baste con recordar el conjunto de resoluciones sobre enseñanza aprobadas por la CNT en sus congresos de 1910, 1919, 1931 y 1936.»


Mi intención en este trabajo es traer a la memoria un tema viejo, pero del que aún pueden extraerse grandes enseñanzas para los tiempos que ahora corren. Me refiero a las colectivizaciones libertarias, posiblemente la experiencia de autogestión obrera total más importante en todo el mundo desde la revolución industrial, experiencia que, entre otras cosas, puso en práctica una educación bien diferente de la tradicional, tanto en sus fines como en su filosofía subyacente y en sus prácticas cotidianas.

Si los ilustrados levantaran la cabeza, se volverían rápidamente a sus tumbas. Ellos creían que si se generalizaba la educación en una sociedad, esa sociedad se haría mejor, resolvería adecuadamente sus conflictos y hasta desaparecería la violencia. Pues bien, prácticamente toda la población europea recibe educación escolar hasta los 15 o 16 años, y millones de ellos siguen estudiando hasta los 20 y los 25 años. Y sin embargo, no se han cumplido en absoluto sus optimistas previsiones. Y es que ellos olvidaron algo esencial: no toda la educación libera. Lo esencial no es la cantidad de educación sino el tipo de educación. Hay una educación que libera y que fomenta el espíritu crítico y hay otra educación que constriñe aún más la mente humana y que empobrece el pensamiento crítico. Así, el capitalismo europeo ha fomentado la educación escolar, pero ha sido una educación cuya finalidad básica es, por una parte, preparar trabajadores eficaces y disciplinados, y por otra, construir ciudadanos dóciles y obedientes. Y por eso ha habido siempre tanta oposición a la implementación escolar de una educación libertaria, hasta el punto de que se llegó incluso a fusilar a Francisco Ferrer.

La Escuela Moderna

Pues bien, lo que pretendieron los colectivistas libertarios fue construir una sociedad igualitaria, cooperativa y solidaria, pero siempre apoyándose en la educación. Porque, según ellos, la transformación social sólo podría provenir de un cambio radical de mentalidad de la mayoría de la ciudadanía, por lo que la educación, tanto la formal como la no formal, inevitablemente se tenía que convertir en el elemento básico y fundamental del proyecto anarquista.

Como es sabido, a la rebelión militar del 17 de julio de 1936 respondió la CNT con la revolución social, que era la consecuencia de varias décadas de educación libertaria obrera. En efecto, quienes levantaron las colectivizaciones habían ido a las escuelas libertarias y habían recibido una educación inspirada en la Escuela Moderna de Ferrer. Desde varias generaciones atrás, los anarquistas españoles, especialmente en Barcelona, habían puesto el acento en la educación. Por tanto, aunque fue un fenómeno espontáneo y totalmente imprevisible, las colectivizaciones no hubieran sido posibles sin el poso que durante varias décadas fue dejando la educación libertaria en miles de trabajadores y sin su convicción de que la transformación radical de la sociedad sólo puede conseguirse a través de la educación y de la cultura. No olvidemos que, como escribe Alejandro Tiana, «ante todo, es preciso señalar que el anarquismo español dedicó siempre una atención especial a la educación dentro de su estrategia revolucionaria. Baste con recordar el conjunto de resoluciones sobre enseñanza aprobadas por la CNT en sus congresos de 1910, 1919, 1931 y 1936». Fue, en definitiva, el tipo de educación libre, cooperativa, solidaria y crítica que habían recibido miles de obreros anarquistas lo que provocó que, al darse las circunstancias propicias, surgieran espontáneamente las colectivizaciones libertarias.

La mayor parte del movimiento libertario español tenía puestas todas sus esperanzas en la cultura y en la educación como auténtico motor del cambio social. De hecho, como escribía hace unos años Álvarez Junco, «entre los anarquistas, el planteamiento es, en principio, tajante: cada militante debe realizar una 'revolución interior', fundamentalmente intelectual, antes de poder aspirar legítimamente a transformar la sociedad..., y sólo cuando, gracias a la cultura, se haya creado un número considerable de seres 'conscientes' de sus derechos y liberados personalmente del militarismo, la religión, los vicios y la ignorancia de la sociedad actual, será positiva una acción revolucionaria tendente a derribar las estructuras sociales y sustituirlas por otras en las que esos individuos transformados previamente puedan iniciar la práctica de la libertad».

Maestros por curas

En resumidas cuentas, la preocupación por la educación y la cultura ocupó siempre un lugar central en el pensamiento político del anarquismo español, impregnando totalmente la ideología e incluso la forma de vivir de sus miembros, hasta el punto de que en cuanto podían abrían ateneos libertarios, escuelas libertarias y editaban infinidad de periódicos. Pero se trataba de una educación que tenía como objetivo último la transformación radical de la sociedad, para lo que promovía ante todo el pensamiento crítico, la libertad y los valores de igualdad y solidaridad entre todos los seres humanos. Y en cuanto tuvieron ocasión, los anarquistas españoles llevaron a la práctica sus ideales en el campo de la educación, tanto a nivel cuantitativo (aumentaron mucho más aún el número de maestros, de forma que a menudo en un pueblo en el que había tres curas y un maestro, los anarquistas quitaron los tres curas y pusieron cinco maestros; implantaron la escolarización obligatoria hasta los 14 o 15 años; por ejemplo, en Calanda se pasó de ocho a dieciocho maestros, aumentando el alumnado en un 25% con respecto al curso 1935-1936. ¡Y todo ello en plena guerra! Y teniendo en su contra no sólo a los militares rebeldes, sino incluso al gobierno de la República y a toda Europa.

Pero la empresa educativa de las colectivizaciones no se circunscribió sólo a la educación primaria ni siquiera sólo a la educación formal, sino que también se ocuparon de abrir bibliotecas en todos los pueblos colectivizados, fomentar conferencias y charlas culturales así como la educación de adultos o la implementación de cursos y centros de formación profesional. También adquirieron un cierto auge las escuelas de párvulos y guarderías infantiles, dada la necesidad de atender a los niños y niñas pequeños a causa de la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa para suplir la falta de brazos. Por otra parte, el arte y la cultura general fueron también objeto de diversas iniciativas, con objeto de procurar un ambiente rico y estimulante para el desarrollo integral de la población colectivista (apertura de Ateneos, veladas culturales…).

Finalmente, no deberíamos olvidar algo tan central en la concepción anarquista de la cultura como es la educación no formal que englobaba una muy variada serie de actividades como la educación artística, la divulgación científica y cultural, el desarrollo de una nueva estética, el debate sobre temas de actualidad, la edición de obras literarias o científicas, etc., y que fueron llevadas a cabo principalmente por los propios sindicatos de la CNT, por las Juventudes Libertarias, por el colectivo feminista Mujeres Libres y por los Ateneos Libertarios, y siempre bajo la concepción de la cultura y la educación como instrumento de liberación de la clase trabajadora.

Y ésa fue siempre y lo sigue siendouno de los principales objetivos de los anarquistas: propagar una educación realmente libre, cooperativa y solidaria que pueda transformar radicalmente la sociedad, frente a la escuela oficial que lo que pretende es justamente lo contrario, es decir, reproducir tanto las diferencias sociales como la misma sociedad actual desigual e injusta. Y ello sería de gran interés hoy día frente al proyecto opuesto que con tanto éxito el neoliberalismo está implementando en todo el planeta.

  * Anastasio Ovejero Bernal, es catedrático de Psicología Social por la Universidad de Valladolid.

viernes, 14 de octubre de 2016

Anarquistas alemanes contra Hitler

 

TIERRA y LIBERTAD
Nº 339, octubre 2016

La historia de la resistencia anarquista alemana no es muy conocida. Trataré por ello de facilitar sistemáticamente una mínima orientación dentro de un tema tan poco estudiado.

Para comenzar, es necesario decir unas palabras sobre la historia del movimiento anarquista en Alemania. Max Nettlau ha identificado sus orígenes en aquel Círculo de los Libres de Berlín que se formó alrededor de 1848, del que formaban parte también Max Stirner, los hermanos Bauer y otros. En la segunda mitad del siglo XIX toma forma progresivamente un movimiento anarquista que se las tiene que ver con el partido socialdemócrata más fuerte de Europa, el SPD. El pequeño movimiento anarquista alemán vive un prometedor pero efímero auge en los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial, probablemente de la mano del antimilitarismo presente en la población, extenuada por el conflicto y por sus pesadas consecuencias sociales. La anarcosindicalista FAUD (Freie Arbeiter Union Deutschlands - Unión Libre de Trabajadores Alemanes), surgida en 1919 de las cenizas de una organización sindicalista revolucionaria de anteguerra, llega a alcanzar entre 1921 y 1922 la nada desdeñable cifra de 200.000 activistas, afirmándose como la principal organización anarquista (pero no la única) de Alemania. En 1923 se inicia una grave fase de decadencia que lleva a la FAUD en 1929 a contar con tan solo unos pocos miles de activistas. Es en estas condiciones cuando los anarquistas alemanes empiezan a afrontar el cada vez más brutal y preocupante ascenso del Partido Nazi de Adolf Hitler. De igual forma que la italiana, también la resistencia anarquista al nazismo es "larga". Comienza de hecho algunos años antes de la subida al poder de Hitler, como contraposición a un partido (el nazi) en lucha por el poder, para proseguir sucesivamente ampliándose muy por fuera de las fronteras alemanas.

Antes del régimen nazi

Los anarquistas enseguida se preocupan del ascenso del nazismo, tanto que en la prensa británica ya a finales de los años veinte se pueden leer artículos que advierten del peligro nazi. Pero el antinazismo de los anarquistas no se agota con la actividad propagandística. De las filas de la FAUD surge a finales de 1929 la experiencia de las Schwarze Scharen (algo así como «formaciones negras»), una de las expresiones más sorprendentes y rompedoras del antifascismo anarquista en los años precedentes al inicio del régimen nazi. Las Schwarze Sharen son una red de grupos repartidos por algunas zonas de Alemania (Alta Silesia, Berlín, Hesse, Turingia, Renania del Norte-Westfalia) que practican la autodefensa militante en clave antifascista, reconociéndose como organización integrada pero independiente de la FAUD y presentándose en público totalmente vestidos de negro. Estos grupos practican el antifascismo con la propaganda, con periódicos como Die Proletarische Front (El frente proletario) de Kassel, o Schwarze Horde (La horda negra), y con la acción militante. Las Schwarze Scharen, de hecho, entablan encuentros violentos con los nazis allá donde se presentan, y en particular con las SA (Sturmabteilung, «secciones de asalto»), incluso con las armas en la mano (pistolas, fusiles). De hecho, la policía descubre en 1932 un depósito clandestino de armas y explosivos escondido por la Schwarze Schare de Beuthen (hoy Polonia), en previsión de la toma del poder por parte de Hitler. Los militantes que animan las Schwarze Scharen, en su mayor parte jóvenes proletarios sin trabajo, son pocos; se habla incluso de solo algunos cientos de activistas repartidos por toda Alemania, pero en las zonas en que están presentes hacen sentir contundentemente su peso y buscan estimular la construcción de una suerte de frente unitario desde abajo, de todos los explotados, independientemente de su procedencia política, basado en la acción directa antifascista.


Contra el régimen nazi dentro y fuera de Alemania

La represión que se desencadena a partir de 1932 sobre las Schwarze Scharen y sobre el movimiento libertario alemán se intensifica en 1933, cuando Hitler asume el poder. De hecho, ya en 1932 la FAUD, reunida en congreso en Erfurt, había decidido prepararse para la clandestinidad. Desde ese momento, esquematizando al máximo se podrían identificar a grandes rasgos tres planos en la resistencia anarquista contra el nazismo.

Dentro de Alemania (de 1933 a 1937-38): Pocas horas después del incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933), es detenido el poeta anarquista Erich Mühsam (será asesinado en el campo de concentración de Sachsenhausen al año siguiente), mientras que Rudolf Rocker y su compañera Milly consiguen refugiarse en Suiza: así son puestos fuera de juego dos importantes exponentes del movimiento anarquista alemán. Tras un primer momento de desbandada, los anarquistas consiguen organizar una red clandestina que cuenta también con algunos apoyos en el exterior (Ámsterdam, España). Ya en mayo de 1933 fueron difundidas en Alemania las primeras publicaciones anarquistas clandestinas. Entre ellas hay que mencionar Die Soziale Revolution (La Revolución Social) de Leipzig, periódico promovido por Ferdinand Götze, que se editará entre 1933 y 1935 (ocho números documentados), con una difusión de alrededor de doscientos ejemplares por número. Las actividades de resistencia cesan entre 1937 y 1938 a causa de la dura represión que se desata sobre las filas anarquistas, represión que reduce la resistencia a una dimensión «individual», si bien no cesan, por ejemplo, los sabotajes en los grandes puertos del Norte como Hamburgo. Entre estas actividades de resistencia, sin duda de dimensiones bastante reducidas pero en cualquier caso importantes e interesantes, hay que recordar la figura de Fritz Scherer, ya responsable del refugio de Bakunin en los años veinte (un refugio de montaña construido y gestionado por los anarquistas de Meiningen, pequeña ciudad de Turingia; ver artículo en Tierra y Libertad, 323, de junio de 2015). Durante el régimen nazi a Scherer lo dejó tranquilo la Gestapo (más o menos) por ser bombero en la capital alemana, y ayuda como puede a sus compañeros en dificultad y difunde material antifascista y libertario. Entre otras cosas, consigue salvar de la furia del Tercer Reich y de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial muchos libros y folletos anarquistas, cambiándoles la cubierta por otras con títulos nada sospechosos políticamente. Los libros y folletos custodiados por Scherer serán leídos y reeditados por las nuevas generaciones de activistas anarquistas surgidos de la experiencia del 68 alemán.

Fuera de Alemania (1933-1945) en España, Francia, Polonia, etc.: La FAUD, desde los primerísimos años treinta, sigue con mucho interés el desarrollo del movimiento obrero español y de la CNT. En 1932, algunos militantes de las Schwarze Scharen, acosados por la policía, se refugian no por casualidad en España. Las filas del anarcosindicalismo alemán en el exilio se engrosan desde comienzos de 1933, tanto que en 1934 se funda en Barcelona el grupo DAS (Deutsche Anarcho-Syndikalisten - Anarcosindicalistas Alemanes), que se dota incluso de un periódico propio. El grupo participa en los combates de Barcelona en julio de 1936, tomando por asalto el Club Alemán, un importante punto de referencia del régimen nazi en la Ciudad Condal. Posteriormente encontraremos activistas anarquistas en varias experiencias de la Revolución española. Un grupo Erich Mühsam combate en Huesca, militantes alemanes forman parte de la Columna Durruti, y hay activistas como Etta Federn en Mujeres Libres y en las escuelas libertarias. Con la victoria franquista, los anarquistas alemanes se desperdigan: algunos inician un largo y doloroso periplo por los campos de concentración de media Europa (tanto los creados por el Gobierno francés para los excombatientes de España como, obviamente, los creados por los nazis), otros tomarán parte en la resistencia francesa, con el antiguo miembro de las Schwarze Scharen, Paul Czakon, o en la resistencia polaca, como Alfons Pilarski, fundador de la primera Schwarze Schere alemana (en Ratibor), que es gravemente herido en los combates del levantamiento de Varsovia en 1944.

Dentro de Alemania (finales de los años 30-alrededor de 1944): Este periodo es el de más difícil definición. Simplificando, se puede afirmar que son elementos de la juventud que, a pesar de ser adoctrinada y encuadrada por las instituciones del régimen nazi, como las Juventudes Hitlerianas, a finales de los años 30 se rebelan contra el régimen, llegando en algunos casos a la resistencia abierta. Quiero resaltar de modo particular a estos grupos salidos de un ambiente obrero, como los Edelweisspiraten (Los piratas de la Edelweiss) de Alemania Occidental (especialmente en ciudades como Colonia, Wuppertal, Essen, Fráncfort, etc.) y las Meuten (Turbas) de Lepzig. Dentro de estos grupos juveniles había una presencia anarquista: el grupo de los Edelweisspiraten de Wuppertal, por ejemplo, contaba entre sus miembros con un antiguo componente de las Schwarze Scheren como Hans Schmitz (que narrará su experiencia en el libro Umsoust is dat nie, así como en las Meuten ha sido recientemente descubierta presencia libertaria (primero el grupo había sido considerado de tendencia comunista), como por ejemplo Irma Götze, hermana de Ferdinand, que después irá a España.

La de los anarquistas alemanes es una resistencia larga y, sobre todo, sin fronteras. Como el mundo por el que luchamos.

David Bernardini

jueves, 6 de octubre de 2016

Las manifestaciones de mujeres logran que el gobierno polaco rechace la prohibición del aborto


Las multitudinarias protestas de mujeres en Polonia contra la prohibición total del aborto parecen haber hecho recapacitar al gobierno del ultraconservador partido Ley y Justicia, que había apoyado una iniciativa popular en ese sentido.

05/10/16

El proyecto legal para la prohibición total del aborto en Polonia podría no ser aprobado finalmente, tras las masivas manifestaciones de mujeres que tuvieron lugar el lunes en distintas ciudades del país.

El ministro de Ciencia y Educación, Jaroslaw Gowin, ha afirmado en declaraciones recogidas por la agencia Associated Press que las movilizaciones han hecho recapacitar al gobierno del ultraconservador partido Ley y Justicia, «nos han hecho pensar y nos han enseñado humildad».

El portavoz del Senado, Stanisław Karczewski, también ha realizado unas declaraciones que parecen indicar que el gobierno va a dar marcha atrás en su apoyo a la iniciativa para prohibir totalmente el aborto en el país.

El pasado 23 de septiembre, el Parlamento inició el trámite para desarrollar una iniciativa popular que ha recogido 450.000 firmas con el objetivo de prohibir totalmente el aborto, implantar penas de cárcel para las mujeres que lo practiquen, mayores castigos para los médicos y hasta el inicio de investigaciones en los casos de aborto natural. La iniciativa fue aprobada gracias al apoyo de Ley y Justicia.

Polonia ya prohíbe los abortos, con algunas excepciones como casos de violación, incesto, los fetos gravemente dañados o si la vida de la madre está en riesgo. En la práctica, sin embargo, algunos médicos se niegan a realizar abortos legales incluso, citando objeciones morales.

Muchas mujeres polacas suelen ir a Alemania u otros países vecinos para realizar interrupciones voluntarias del embarazo o compran píldoras abortivas en Internet.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Sobre la odiosa contradicción de ser trabajador

Quizá comprender que vivimos una crisis civilizatoria y no una crisis económica —como lo denomina el espectáculo— suponga disminuir la exigencia a tener más Estado y más trabajo; quizá también comprender que el capitalismo no morirá de muerte natural, ayude a ver lo contradictorio de las relaciones sociales impersonales.


Nuestra civilización —entendiéndola como un presente que no cesa— goza del elenco de personas más numeroso habido en la historia que asume el trabajo como necesario para la vida y a su vez emplea más tiempo social dedicado a un fin absoluto ajeno: trabajar.

Dramático es, que la condición de trabajadoras nos defina frente al otro y este hecho organice nuestras relaciones. Somos el personaje que trabaja.

Nuestra vida, en al menos 1/3 está empeñada en conseguir un salario, 8 horas o más diarias que dejamos de lado nuestras relaciones personales, 8 horas dedicadas a relacionarnos por y para un elemento común: el dinero.

Por esto el trabajo es una esfera separada de la vida, que se abstrae de ella como el globo de la tierra, dejando fuera de ese espacio limitado y no total de la vida, la conciencia de nuestras dolencias, nuestras necesidades, nuestros deseos… De ahí que sea la noción de trabajo abstracto lo que define su realidad bajo el capitalismo. De hecho la sustancia social de la que se alimenta el capital es el tiempo de trabajo, trabajo abstracto porque es independiente de las virtualidades de cada trabajo concreto y de sus utilidades específicas. Actividades que separadas de sus especificidades sólo tienen en común que son tiempo de trabajo.

El trabajo es un afuera relativo, ya que su existencia también determina la importancia y la centralidad de las relaciones humanas en nuestras sociedades. Además, como relación social impersonal, la dinámica capitalista es capaz de transformar emociones sentidas en el trabajo como impotencia, disgusto o frustración en emociones provechosas para mejorar la productividad

Innumerables los momentos de aislamiento en el trabajo frente a la inseguridad con el resto de compañerxs —trabajo sin distracciones—, la obcecación por los objetivos frente al miedo a la pérdida del curro o garantizar nuestro puesto esforzándonos por mantenerlo —competencia y enfrentamiento entre todxs.

¡Una tiene que ir a cumplir, no a quejarse!

Es la civilización del capital quien no recompensa las distancias entre nuestra casa y el trabajo o las preocupaciones que nos llegan cuando terminamos la jornada —incrementando el consumo de drogas, regladas o no, por el aislamiento entre las relaciones humanas—. A mayor tiempo dedicado a la producción de valor y mercancías, menor es el que disponemos para estar con nuestra gente querida. El fundamento de existencia y reproducción de la sociedad del capital es la separación y fragmentación entre los diferentes sujetos, de nuestras vidas. Una atomización social que es reconducida por la comunidad ficticia del dinero y del Estado.

No son recompensadas porque supone seguir la misma lógica del capital, objetivar nuestro tiempo de trabajo como mercancía.

Lo contrario, que fueran recompensadas sería principalmente el resultado de la capacidad autónoma del capital por revalorizar los salarios, además de las diferentes presiones sindicales o huelgas, aunque estas no sean siempre suficientes para equilibrar las demandas con parte del valor producido. Sigamos...

Esta separación entre el trabajo y el resto de momentos para relacionarnos con gente querida no es una construcción de la conciencia, no. Es el producto de las relaciones capitalistas, como una suerte de Deus ex Machina que introdujera rupturas de realidad permanentemente entre las relaciones humanas.

El capitalismo y el Estado son un tejido de relaciones sociales que superan nuestra capacidad para relacionarnos, debido al fundamento atomizado de nuestra realidad social como indicábamos más arriba. Midiendo, cuantificando, tasando y contrastando lo que deberían ser vínculos sociales concretos y directos —vínculos personales— tecnificando la experiencia y experimentando la técnica.

Surge así el engaño, la contradicción de ficcionalizar el trabajo, identificándonos más o menos con él. La urgencia por simular un personaje que asuma la contradicción capital/trabajo. Es a esto a lo que Marx se refería cuando hablaba del fetichismo de la mercancía.

Nuestro personaje intercambia secciones de vida —un tiempo delimitado y aislado que produce valor—por dinero —la encarnación del valor.


En una época de mutación de las relaciones sociales a unas cada vez más impersonales y descompuestas; mientras las desigualdades aumentan más que nunca, los movimientos no surgen al calor del rechazo del trabajo —como reivindicaba la autonomía italiana de los '70— al contrario, brotan movimientos en defensa del trabajo y piden mayor gestión por parte de instituciones jurídicas de la economía y la sociedad. Estos movimientos nos piden que nos hagamos a un lado y prescindamos de nuestros vínculos con el otro, que defendamos el dominio de la mercancía y defendamos nuestra condición de trabajadores a tiempo completo.

Piden una mayor separación de la vida y piden un vaciamiento de contenido de nuestra gran parte de vida sensible. Las reivindicaciones no buscan la comunidad humana porque no surgen de ella, buscan la repercusión pasivo mediática y la organización a través del laboratorio social antes que el cambio de relaciones sociales, producto de las interacciones de cuerpos sin que entre ellos medie la mercancía.

Como trabajadores nos movilizamos para que nuestras vidas mejoren al tiempo que reivindicamos la existencia del trabajo. Quizá haya sido el error de buena parte de las luchas precedentes, organizar la revolución desde el argumento capitalista. El error, la organización a partir del trabajo (y por ende del capital), reconociendo que esta crisis es económica y es un problema de gestión de los medios de producción.

La cuestión está en la producción misma —de valor, mercancías, sufrimiento— como relación social abstraída que busca la acumulación de capital y su reproducción ampliada. Su organización y gestión, consideramos, no es la cuestión fundamental del sistema capitalista (¿posible crítica a los partidos políticos y a la democracia como cristalización de las relaciones sociales capitalistas?). La producción nos acerca a la barbarie.

Esta crisis, reiteramos, es civilizatoria.

Estimular el consumo para salir de la crisis, resulta utópico si entendemos todos sus efectos y el presente civilizatorio. Estimular el consumo significa nuevamente, dejar paso a la libre mercantilización de la vida.

La realidad dicta que es el consumo de trabajadores por el capital lo que aumenta, como sujetos flexibles y aislados entre nosotros. Trabajadores sin vínculos, esto es lo homogéneo en estas relaciones sociales. Nuestra comunidad ficticia basada en ser ficción en el trabajo, el dinero en forma de salario, el tiempo de trabajo gastado en forma de valor —sustancia inmaterial que mediante su acumulación e intercambio, hace posible el desarrollo de las relaciones sociales capitalistas.

Nuestra capacidad de imaginar, empozada. La naturaleza, estéril. La vida, mercantilizada.

El decorado que genera el teatro de los trabajadores son las villas miseria, las infraestructuras faraónicas —que permiten la aceleración del intercambio de mercancías, midiendo en tiempo y no en distancias la geografía, tecnificando la noción de lejanía— y la arquitectura del aislamiento y represión.

Y su trama se desenvuelve entre la vampírica apropiación de valor frente a la disolución de los vínculos humanos y la creación de trabajos que tratan de producir y gestionar en el menor tiempo posible las mercancías.

Confiar en el intercambio mercantil como forma de justicia y equilibrio social supone reconocer la propiedad exclusiva y su explotación privada. El liberalismo, a través de las expropiaciones originarias en la modernidad, se valía de este intercambio mercantil para extender su dominio tanto territorial como social y promocionar políticas mercantilistas y discriminatorias. Este intercambio está en la génesis del Estado Moderno (efectivamente, Capitalista).


Hay que hacer arder el teatro del mundo, no basta con salir de la esfera económica escaladamente o nutrir los ayuntamientos del cambio con sentido de acumular fuerzas. Esta incoherencia refuerza la presencia de las relaciones impersonales. En este momento histórico de imposibilidad de revalorización del capital —que desde los '70 comenzó a menguar su rentabilidad, al aumentar costes de explotación— demandar más empleo multitudinariamente significa emplear energías vitales para la causa de nuestros males, es la contradicción en movimiento.

Explicitar que el paradigma relacional en Occidente está mutando al paradigma corporativo y estatista es quizá, entender la dominación del capital y el Estado en la sociedad del trabajo. Nuestro mecanismo frente a esta dominación es el engaño, el ser ficción al menos un tercio de la vida, pensándonos falsamente libres el otro tiempo sin trabajar, interiorizando el uso del dinero como un elemento consustancial a la interacción humana. Esta es nuestra libertad, elegir a qué supermercado ir a gastarnos el dinero.

La mercancía es susceptible de ser controlada, nunca nuestras aspiraciones revolucionarias.

A.I., miembro de Colectivo Germinal
Sanabria, Julio 2016

domingo, 7 de agosto de 2016

¿Qué significa enseñar?


Por ENRICO FERRI

La enseñanza está en la base de la vida, no solo en la escuela, porque para vivir es necesario aprender de todo, empezando por el lenguaje, para comunicar, para pensar, para recordar, para aprender. Enseñar, en griego, se dice didasko, que literalmente significa «ayudar a alguien a crecer». Y este es el significado más importante del verbo enseñar, ayudar a las personas a crecer.

Pero aquí comienzan los problemas. ¿Quién debe ayudar y a quién? ¿A hacer qué? ¿Con qué condiciones y a qué precio? ¿Y el que no quiera aprender? Es evidente que cada uno de nosotros tiene que aprender muchísimas cosas, también a caminar y a hablar. El hombre es esencialmente un sujeto cultural, incluso los deseos más «físicos», más «materiales» son vividos y satisfechos dentro de unas reglas, de ritos, de modos culturales. La cultura, los valores, los principios reguladores se eligen, se transmiten, se enseñan. Pero incluso las artes, las técnicas, los oficios y todo aquello que implica no solo el conocimiento, sino también la maña y la experiencia, deben enseñarse y aprenderse. Prácticamente no hay nada que no pueda o no debe enseñarse y aprenderse.

Si consideramos la enseñanza desde esta perspectiva, que contempla el desarrollo humano esencialmente como evolución cultural, debemos reconocer que la formación basada en el nexo enseñar-aprender no acaba con un curso de estudios a los dieciocho o a los veinticuatro años. La formación es permanente porque la vida no se detiene nunca, no para de transformarse, de cambiar; nosotros mismos no dejamos de crecer, de cambiar, y debemos aprender a vivir en condiciones y edades diferentes, en situaciones nuevas, a veces inimaginables. Jamás se es solo enseñante o solo alumno en el curso de los años. Incluso un niño no solo puede enseñar pequeñas cosas a un hermano más pequeño o al gato de la casa, sino que también puede enseñar muchas cosas a un adulto, como por ejemplo qué es el asombro, la maravilla, la curiosidad, la espontaneidad y tantas otras cosas.

Hemos establecido que enseñar y aprender son dos modalidades esenciales de la vida, exigencias imprescindibles, pero no hemos respondido todavía a la pregunta inicial: ¿Qué significa enseñar? Podemos responder con un aparente juego de palabras: enseñar algo a alguien significa enseñarle a no tener ya más necesidad de una enseñanza. Ser un buen maestro significa ayudar a alguien a no necesitar maestro. Si enseño a alguien a conducir el coche, ya no tendrá necesidad de chófer; si enseño a alguien cómo se pesca, no necesitará comprar pescado; si enseño a un niño a pensar, podrá pensar con su cerebro; si enseño a un individuo el valor de la libertad, no tendrá ya necesidad de un amo. Es decir, ¿enseñar significa transmitir, transferir, trasvasar de un individuo sapiente, experto, adiestrado, a otro individuo menos competente, valores y competencias? Diremos que no. El conocimiento es como la libertad; no puede ser otorgado, concedido, regalado, impuesto; debe ser deseado, conquistado, defendido. El enseñante debe ser un transmisor y un apoyo, un fermento y una guía.

Stirner, hace ya más de ciento cincuenta años, escribía en Las leyes de la escuela que un buen enseñante es un trámite entre el escolar y la ciencia, y demostrará ser capaz cuanto antes se emancipe de él el estudiante y sea autónomo, capaz de aprender por sí solo, de no necesitar guía. Enseñar quiere decir convertir al alumno en maestro de sí mismo.

Nº 336, JULIO 2016

sábado, 30 de julio de 2016

Medios franceses homenajean a Federica Montseny, la primera mujer ministra de Europa


RADIOCABLE.COM
19 julio, 2016

Su figura ha sido en gran medida «olvidada por la Historia», incluso en España, pero en Francia un documental, emitido este 18 de julio paradójicamente coincidiendo con el 80 aniversario del golpe, y varios artículos están poniendo de relieve la vida y trayectoria de Federica Montseny. Se resalta que fue la primera mujer en ser ministra en Europa y que aprobó la primera ley del aborto, además de otras medidas en favor de la igualdad de género y los más desfavorecidos. También se subraya cómo la «modernidad de sus ideas» ha llegado a influir a las nuevas generaciones, incluida Ada Colau.
France 3 homenajea a Federica Montseny, la indomable, en un documental. En la noche de este 18 de julio cuando se cumplen 80 años del golpe que inició la Guerra Civil, la TV gala ha emitido un documental de Jean Michel Rodrigo en el que se homenajea a Federica Montseny y la modernidad de sus ideas. Se resalta que fue una figura intelectual, feminista y libertaria, que llegó a ser ministra de Sanidad e intentó imponer en España, en plena Guerra Civil, la primera ley que autorizaba el aborto. Detalla como la ruptura definitiva entre comunistas y anarquista la obliga a salir del gobierno y más tarde exiliarse a Francia. Recuerda que en este país fue perseguida y juzgada por el régimen de Vichy, aunque no fue extraditada por estar embarazada.

La Croix enfatiza que fue la primera mujer ministra en Europa. Recuerda que se cumplen 80 años de la nominación de Federica Montseny «escritora, editora, figura vanguardista de los movimientos libertarios y feministas y la primera que ocupó cargo de ministra en Europa en la Segunda República española». Explica que Montseny fue una figura principal de la CNT y del anarco-sindicalismo español y que pese a ser en principio «refractaria» a la política, aceptó entrar en el gobierno como ministra para democratizar el acceso a la salud de los más pobres y favorecer la igualdad entre los sexos. Añade que tras exiliarse se instaló en Toulouse, convirtiéndose en «heroína de la resistencia y símbolo para las nuevas generaciones».

L´Humanité apunta que Montseny fue la «madre del aborto» en España. Apunta que ha sido «olvidada por la historia», pero Federica Montseny llegó a ser la primera mujer ministro en España y Europa y se propuso en 1936 legalizar el aborto, aprobando de hecho la primera ley al respecto. Añade también que la figura de Montseny es una referencia para Ada Colau que reivindica su memoria y apunta a ciertos paralelismos con la propia trayectoria de la actual alcaldesa de Barcelona, al provenir Montseny del movimiento libertario y Colau, del social.

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