domingo, 7 de junio de 2015

El capitalismo gana las elecciones municipales y autonómicas


Por MANUEL VICENT

La verdad es que el resultado electoral no nos ha sorprendido, han ganado los de siempre; han ganado los que tienen que mantener el sistema.

No pensemos que Podemos cambiará algo, al igual que el PSOE, ni que decir de Ciudadanos (un partido creado por las élites financieras para tener un sustituto al PP), de IU ya lo conocemos todo, son capaces de vender a Marx para seguir viviendo en el capitalismo; el resto, todos igual, títeres en un sistema que les permite el juego democrático capitalista para que entretengan al pueblo.

Cuando hablamos de pueblo queremos referirnos, sobre todo, a los que necesitan ganarse el pan trabajando, si se lo permiten los egoísmos de los capitalistas que siempre pretenden ganar dinero a costa de detraerlo del salario de los primeros.

No pensemos que cuando los partidos de esta izquierda plantean las candidaturas de Unidad Popular están fomentando la unión, ya que fomentan la separación de los trabajadores entre los que creen en la participación en el sistema y los que no; la única Unidad Popular es aquella que fomenta la solidaridad, el apoyo mutuo, la fraternidad y la igualdad entre todos y no la pretendida representación política a través de líderes que fomentan el verticalismo y la separación entre dirigentes y dirigidos.

Parece mentira que los que tenemos que trabajar, los que no somos propietarios de los medios de producción; los que no podemos encontrar trabajo, porque los capitalistas deciden deslocalizar las empresas; los que tenemos que vivir de un salario, estemos pendientes de depositar el voto en una urna para elegir unos representantes que no nos representan a nosotros y sí a ellos mismos, a los lobbies de poder que les sustentan y les mantienen en su estatus que han conseguido gracias a nuestra participación en un proceso electoral creado para mantenernos aborregados.

Si no es entendible que los trabajadores depositen el voto a favor de los partidos de la derecha, menos entendible es que los partidos de lo que se ha dado en llamar izquierda se dediquen a mendigar el voto de los trabajadores, para participar en unos parlamentos que están diseñados para mantener el poder y los beneficios de los capitalistas. Es vergonzoso que los partidos de la llamada izquierda y los sindicatos se estén dedicando a mendigar el voto, o a luchar por el poder dentro de sus propias organizaciones, en vez de estar agitando a los trabajadores, creando conciencia y luchando todos los días en la calle, preconizando la caída del sistema explotador capitalista y su sustitución por un sistema donde lo colectivo y la colectividad sean el referente social.

Cómo se puede estar pidiendo el voto a los parados y no plantear nadie la reducción de la jornada laboral, sin ningún tipo de disminución salarial, hasta conseguir que todo el mundo esté trabajando. No se puede entender que en una sociedad donde la tecnología ha avanzado tanto que ha sido capaz de sustituir el trabajo manual del hombre por el mecánico de la máquina y donde la informatización está sustituyendo el trabajo de las personas por la robótica o por el trabajo autónomo de las máquinas, sigamos creyéndonos lo que nos quieren vender los capitalistas y sus pregoneros, los políticos, que es necesario aumentar las horas de trabajo para ser más productivos. Esa es una de las mentiras más flagrantes con la que nos han machacado en los últimos tiempos y, solamente, porque los capitalistas quieren seguir acumulando dinero y poder, sin importarles que para ello tienen que morir o quedarse sin lo necesario para vivir una tercera parte de la población.

Desde un punto de vista humano, no podemos seguir tolerando que se sigan fomentando estas políticas, ni seguir manteniendo a políticos y sindicalistas que no son capaces de denunciar esto todos los días y de luchar contra ello hasta conseguir que lo podamos cambiar.

Si en vez de reducir la jornada laboral lo que hacemos es aumentarla, como han hecho los políticos al dictado del Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Mundial, lo que estamos fomentando es que a los parados les sea mucho más difícil conseguir un trabajo. Todo ello lleva a que las empresas empiecen a ofrecer trabajos peor pagados y los que no lo tienen lo cojan porque se han quedado sin ningún tipo de ayuda para poder seguir viviendo y ello aumenta los beneficios de los capitalistas. ¡Ojo! que hoy no les llaman beneficios, lo califican como que las empresas son competitivas y aumentan su productividad.

Por si esto no fuera suficiente, aumenta la edad de jubilación y los años cotizados necesarios para poder tener derecho al cobro de la pensión; además bajan las contribuciones empresariales a la Seguridad Social, todo esto unido a que hay más de cinco millones de personas paradas que no contribuyen al mantenimiento de la Seguridad Social, ni al Fondo de las Pensiones, hace quebrar todo el sistema de pensiones y se fomenta un futuro de miseria para todos los que hemos estado trabajando durante toda la vida y esperamos poder jubilarnos teniendo una pensión digna.

Las consecuencias de todo esto

El hacer todas estas reformas supone que los jóvenes cada vez lo tengan más difícil para entrar a trabajar ya que si los que tienen la edad de jubilación no lo pueden hacer, nunca dejarán su lugar a gente nueva que pueda acceder a un puesto de trabajo. Esto supondrá que esta gente joven nunca podrá alcanzar los años suficientes cotizados para poder acceder a una jubilación en el futuro y esto significará que, al final, se decrete la quiebra del Fondo de Pensiones estatal, o lo que sería lo mismo, la hucha común de los trabajadores de este país. Una vez conseguido esto los empresarios dejarán de pagar la Seguridad Social, que es lo que pretenden, y conseguirán vivir en una sociedad donde ellos dejen de pagar impuestos y que si alguien los pague sean los empleados y los trabajadores.

Se habla continuamente del problema del paro juvenil y la verdad es que es un problema, pero es igual de malo el paro que se produce entre las personas mayores de 45 años, ya que con toda probabilidad ya no van a poder encontrar un trabajo digno que les permita llegar a la edad de jubilación.

Es el colmo de los colmos que los capitalistas, que las grandes corporaciones financieras, que las grandes multinacionales estén preconizando y exigiendo el aumento de la edad de jubilación y, al mismo tiempo, se estén deshaciendo de sus plantillas de trabajadores mayores de 45 años porque les resultan demasiado caros.

La discriminación salarial y laboral de la mujer es otra consecuencia de todo esto.

Buscando soluciones

La solución no es parchear dando trabajos mal pagados a los jóvenes, fomentando su contratación pagando la Seguridad Social a las empresas, etc., tampoco es fomentar el empleo de mayores de 45, o de las mujeres. La solución es rebajar las jornadas de trabajo, manteniendo (como mínimo) los salarios para que todo el mundo pueda tener un trabajo que le permita poder ganar el dinero suficiente para poder vivir en esta sociedad, en la que solo se nos ha dejado la propiedad sobre nuestros cuerpos para poder ganarnos el sustento o el dinero que nos permita obtener ese sustento.

La lucha por conseguir esto es una lucha común de todos los asalariados, seamos jóvenes, mayores, de mediana edad, seamos hombres o mujeres, seamos blancos, negros, mestizos, amarillos o incoloros; parcializar la lucha en alguno de estos segmentos es provocar nuestra desunión y facilitar que los capitalistas y los poderosos nos sigan teniendo bajo el yugo de sus leyes y sus cadenas mentales. Tenemos que ser capaces de tomar conciencia de ello y fomentar la unión igualitaria de todos los seres humanos en la lucha contra el depredador del mundo y las personas, en contra del capitalismo que solo mira por los intereses egoístas de quienes detentan el poder económico y, a la vez, político del mundo y de la sociedad. Somos la inmensa mayoría de la población y es una contradicción, completamente irracional, que nos mantengamos sumisos a las desigualdades sociales.

Tenemos que ser capaces de unirnos en agrupaciones que fomenten la solidaridad de la comunidad en contra del individualismo que nos inculcan, desde que somos pequeños, en la escuela, y que continúa siendo la pieza fundamental de la educación durante toda la etapa formativa de los seres humanos. Tenemos que formar uniones de apoyo mutuo que nos sirvan para crear una red alternativa al sistema social impuesto, y que con prácticas de propiedad colectiva en contra de la propiedad privada, germen del egoísmo, nos faciliten conseguir un mundo nuevo en el que quede erradicado el capitalismo y sus prácticas contra la humanidad y la naturaleza.

¿Qué democracia?

Seguir creyendo que la democracia capitalista, que la democracia representativa va a ser la solución a los problemas que genera el sistema económico capitalista neoliberal, es como estar esperando que un olmo nos de peras para comer. La democracia actual viene de la tradición liberal que la creó para que fuera el sistema de representación de los que tenían propiedades, en el siglo XIX solo podían votar aquellos que tenían dinero. Con el paso de los años quienes pretendían acceder al poder fueron arrancando mayores cuotas de participación pero, cuando consiguieron estas dádivas, era por miedo a que las fuerzas revolucionarias que pretendían destruir el sistema fueran capaces de conseguirlo; fue entonces cuando los capitalistas buscaron fórmulas para conseguir integrar a las masas descontentas y poderlas controlar dentro de una sociedad que, a ellos, les permitiese seguir con sus negocios y su enriquecimiento egoísta.

La única democracia que puede servir a los intereses de la comunidad es la directa, aquella que integra a todos en la fase de decisión de las cuestiones que nos afectan a todos; de todo esto se habló en las plazas del 15M y les asustó de tal manera que tenían que pararlo y desvirtuarlo. En esa cuestión colaboraron aquellos que estando bien asentados en el sistema capitalista, muchos de ellos profesores de universidad, se prestaron a crear un partido que se apropiara de la revolución popular de las plazas y convirtiese esa revolución latente en una acción que se encauzase para que no pusiese en jaque todas las estructuras del sistema capitalista y de representación, integrándose en el engranaje sistémico que mantuviera dócil a la población a través de las promesas electorales y de poder popular, que se olvidan de las verdaderas ideas de fondo de las plazas españolas. Pensar que Podemos es la voz de las plazas es como creer que hay un Dios que salvará a la humanidad de la injusticia.

¿Dónde están las ideas de representación directa y de no delegar el poder de decisión que eran el espíritu esencial de las asambleas populares de las plazas españolas? ¿Nadie se ha dado cuenta de que esos partidos y agrupaciones electorales que se han creado apropiándose del espíritu del 15M, están replicando las mismas estructuras de poder y de representación a las que se decía continuamente, «que no, que no, que no nos representan»? ¿Nadie ha visto que estos partidos fomentan el culto al líder y no a la discusión horizontal asamblearia? Mientras no seamos capaces de acabar con el culto al mejor, con el culto al más mediático, con la representación delegada permanente, estamos condenados a seguir viviendo en una sociedad de amos y esclavos como la actual.

La gente se ilusiona con que en Grecia gane la elecciones Syriza y que en España Podemos haga igual, pero no nos damos cuenta que Syriza no ha sido capaz de romper con la Unión Europea que es la que está fomentando y perfilando el sistema de economía neoliberal para el capitalismo depredador, ¿de verdad somos tan imbéciles que Podemos lo hará? Cuando un partido, una fuerza política o una ideología es fomentada, diariamente, por los portavoces del sistema imperante (medios de comunicación de masas: TV, radio, etc.) es que no es un peligro para los que controlan el poder y la economía; es que están engranados en el sistema, es que son el relevo a las viejas élites políticas para conseguir que todo siga igual, para que nada cambie de forma sustancial, en definitiva para que sean la capa de pintura que tape la pintura anterior que teníamos en la pared.

Tomemos el control de nuestras vidas

La solución está en nuestras manos, en nuestras mentes; sabemos qué hay que hacer para que la humanidad viva libre y unida; sabemos qué hay que hacer para acabar con la desigualdad, sabemos quiénes son los que roban a manos llenas; sabemos que la justicia democrática del capitalismo aplica las leyes aprobadas en sus parlamentos y deja libres a todos los que se han llevado el dinero de todos nosotros; sabemos que si en vez de dar dinero a los bancos para que cubriesen sus deudas se hubiese dado el dinero a las personas nadie hubiese sido desahuciado de su vivienda; sabemos que si todo el mundo tuviese un dinero o un trabajo asegurado para poder vivir nadie estaría en la indigencia; sabemos que menos del uno por cien de la población mundial acumula las riquezas suficientes para que toda la humanidad pudiese vivir sin problemas; sabemos que las fuerzas de seguridad del Estado sirven para acabar con la protesta pero no para acabar con la injusticia; sabemos que los políticos después de dejar sus cargos son compensados por las grandes corporaciones financieras e industriales por los servicios prestados; sabemos que los ejércitos y las guerras son creadas y usados para esquilmar las riquezas naturales necesarias para la producción capitalista sin que les cueste dinero; sabemos que la religión bendice y predica para que el sistema no se desestabilice; sabemos que el sistema es una gran mentira que se ha adueñado de la mente de las personas; sabemos que tenemos que acabar con esas prácticas que someten a las personas y las destruyen; sabemos que si no actuamos con rapidez la humanidad y el planeta están condenados a la desaparición. Si sabemos todo esto ¿a qué estamos esperando? ¿Por qué seguimos votando a los títeres del sistema? ¿Por qué seguimos esperando que venga un mesías, un líder, a liberarnos? ¿Por qué no tomamos el control en nuestras manos y creamos el mundo nuevo que todos queremos?

La única alternativa que tenemos a la destrucción es tomar en nuestras manos el control de nuestras vidas y, entre todos, cambiando pareceres y opiniones de forma directa buscar la solución a los problemas que tenemos y crear un sistema de vida humano que no esquilme la riqueza del planeta y que no destruya el medio ambiente, con una economía más local que sirva para fomentar una igualdad global, sin ricos y pobres, sin amos y esclavos, sin dirigentes y dirigidos, sin fronteras y alambradas, sin muerte y destrucción.

Solo acabando con los sistemas de representación que nos propone el sistema capitalista seremos capaces de librarnos de él; solo fomentando la democracia directa en la toma de decisiones seremos capaces de tener el control de la situación; solo acabando con las estructuras de poder seremos capaces de conseguir la liberación de todos los seres vivos del planeta; solo con…

Volvamos a la calle, tomemos las plazas, hablemos como iguales, fomentemos la anarquía como la más alta expresión del orden humano, sin gobiernos, sin gobernantes y sin gobernados, sin ricos, sin pobres, sin líderes, sin mesías, sin dioses; sin fronteras, sin diferencias de razas, sin desigualdades de género, sin egoísmos, sin propiedad privada, sin todo lo que hace diferentes a los seres humanos. Si todos somos humanos, todos somos hermanos, si somos hermanos practiquemos la fraternidad y excluyamos a aquellos que fomentan lo contrario, hay que hacer una revolución integral que nos ayude a liberarnos de todos los tabúes y costumbres que nada tienen que ver con la naturaleza, ni con la humanidad. Fomentemos lo común, lo comunal, compartamos, vivamos, seamos felices, seamos libres, fomentemos la libertad y dejemos que el planeta y los que vivimos en él podamos seguir haciéndolo.

Pensemos, hablemos, compartamos y no deleguemos nuestro pensamiento, nuestra voz y nuestra riqueza natural. Por la anarquía.

Nº 323, junio 2015

domingo, 24 de mayo de 2015

martes, 5 de mayo de 2015

Con el pueblo o con el gobierno


Por ANTONIO SENTA

Cuando la Historia se repite, corre el riesgo de convertirse en tragedia. Pero aunque se quedase en farsa, no habría que alegrarse. El caso es que la Historia no se repite igual nunca, y ahora tenemos la remota posibilidad de evitar tanto la farsa como la tragedia. Viendo el entusiasmo que ha contagiado la elección de Tsipras, no se puede por menos que pensar en las pasadas ilusiones socialdemocráticas y en todas las desilusiones que les han seguido con regularidad.

A ojos de los antiautoritarios, lo que más rechina en los apoyos a Tsipras y a Syriza es que se hacen «en apoyo del pueblo y el gobierno griegos», por parte de un amplio espectro de la izquierda, que de cualquier modo representa una esperanza.

Pero tal esperanza es vana, por una serie de motivos. Apoyando a Tsipras en su «convergencia» con el Banco Central Europeo y Merkel, se da por descontado que su éxito abriría nuevos márgenes de maniobra a ciertos movimientos que, gracias a un gobierno amigo —ahora griego, pero que puede que pronto europeo— podrían extender sus prácticas de autonomía y de conflicto frente el neoliberalismo. Parece que se tenga la convicción de que las fuerzas de los gobiernos progresistas, por una parte, y las fuerzas de los movimientos sociales, por otra, sean elementos directamente proporcionales entre sí: cuanto más sólido sea el gobierno progresista, más amplias serán las posibilidades de incidencia de los movimientos sociales.

Al contrario, las cosas van de otra forma y los dos elementos son entre ellos inversamente proporcionales: cuanto más se coloca un gobierno progresista como catalizador de las peticiones de los movimientos sociales, más se debilitan estos últimos. Tal afirmación no deriva de un acto de fe en el pensamiento de Bakunin o en las deliberaciones de algún congreso, ni siquiera del de fundación de la Internacional antiautoritaria (Saint-Imier 1872), sino que está demostrado por varios factores. Pensamos, por ejemplo, en el referéndum italiano contra la privatización del agua de junio de 2011, fruto de una movilización que duró años y en el que 27 millones de personas votaron por el agua pública. Después de la votación, la actividad de los comités ha cesado, dejando de hecho el campo abierto a que se acentúen los procesos de privatización y mercantilización en abierta violación de los resultados del referéndum. Pensamos también en todo lo sucedido en los últimos años en Sudamérica, donde formaciones nacidas en el seno de los mismo movimientos han tomado el poder y han cambiado las relaciones de fuerza en las instituciones estatales, obteniendo así dos resultados complementarios: la desarticulación de numerosas organizaciones populares y la reproducción de políticas que, lejos de ser transformadoras, se han revelado sustancialmente en continuidad con las de los gobiernos precedentes.

La lógica estatal es implacablemente adversa a los movimientos sociales, ya que se funda sobre la renuncia de la propia actividad política en primera persona para delegarla a burocracias que tienen la función de gobernar. Cada vez que antiguos militantes son «integrados» y se convierten en dirigentes y funcionarios de las instituciones de gobierno, el Estado erosiona un espacio de los movimientos sociales. El Estado no es una cosa; es una práctica, un complejo de relaciones sociales, primero en movimiento y que después se paran, para esclerotizarse.

El éxito electoral de Syriza ha sido posible solo gracias a la movilización de parte de la población griega, que ha llevado a cabo prácticas autogestionarias. En poco tiempo, su consenso electoral ha alzado el vuelo, haciéndose catalizador de movimientos en los que desempeña un papel marginal: es un partido que todavía no tiene una base militante. ¡Sólo existe por ser gobierno!

Estas formas difusas de autogestión sufren ahora el riesgo de normalización y recuperación por parte del nuevo gobierno. Cuando leemos que la autogestión de la ERT, la antigua televisión pública gestionada durante veinte meses por sus seiscientos trabajadores, será estatalizada (exactamente así: «la autogestión será estatalizada»), sabemos que la práctica estatal no podrá convivir con una práctica autogestionada. Lo saben también los mismos trabajadores de la ERT, que pretenden obtener del nuevo gobierno griego la garantía de poder continuar la programación con la misma libertad que durante los últimos meses. Lo mismo las farmacias y los ambulatorios autoorganizados o las asambleas de barrio, que dan soluciones reales de acogida a los huidos de Siria, los comedores populares, las fábricas autogestionadas, las cooperativas y los grupos de consumo.

Lo que ha sucedido en Grecia sucederá probablemente en otras partes: en España con Podemos, en Croacia con Barrera Humana, y puede que en Italia, donde —aunque no está claro— alguien podría intentar dar vida a un simulacro de «nuevo sujeto» de izquierdas. El dirigente de Syriza Argiris Panagópulos, desde la tribuna de la manifestación nacional de apoyo a Grecia celebrada en Roma el pasado 14 de febrero, ha dicho: «Quien gobierna ahora en Grecia viene de lejos, viene de Génova, viene del G8 del 2001, viene de la plaza Alimonda: ese es el patrimonio político». Quien estuvo en Génova, y ha sido marcado por ese evento, sabe que en la calle había todo un movimiento internacional que entonces como ahora rechaza la lógica de la representación y del gobierno, que huye de la disciplina, que se opone al dominio a cualquier nivel que se dé y a los intentos de hegemonía.

En Grecia, como en otros sitios, el error más grande de los movimientos sociales sería delegar una vez más las soluciones a la actual «crisis social» a los nuevos gobernantes, desmovilizándose, renunciando al esfuerzo personal, o limitándose a «hacer presión» sobre ellos. Esto podría conllevar enormes riesgos, incluido el del ascenso de la extrema derecha en Grecia y el resto de Europa, una vez evaporadas —porque se evaporarían— las promesas electorales.

La única vía posible pasa por el refuerzo de las organizaciones populares, de las iniciativas y de las prácticas de autonomía y de conflicto, de las asambleas y de la acción directa, de la extensión de la certeza de que la autogestión y el gobierno son incompatibles, de la profundización de la brecha entre gobernantes y gobernados. Esta posición es, de hecho, el único camino para salvar por mucho tiempo los movimientos sociales y para trazar dinámicas radicales de transformación social.

La única oposición fructífera a las políticas de austeridad es perseverar en la vía de la autonomía de toda expresión institucional para reforzar movimientos trasnacionales, mediterráneos, con posibilidad de arrinconar gobiernos e instituciones, y finalmente hacer las cosas por nosotros mismos.

Nº 322, Mayo 2015.

viernes, 1 de mayo de 2015

Primero de Mayo: ser o no ser. La Clase Trabajadora, protagonista del cambio


Otra vez llega el Primero de Mayo, y seguimos viviendo en condiciones de pobreza física y mental, las cuales no hemos elegido ni en la forma ni en el fondo, sufriéndolas como clase con una resignación que resulta insultante.

Hay quien piensa que lo anterior se refiere al Primero de Mayo histórico, pero no nos engañemos: tiene que ver con el Primero de Mayo aquí y ahora. Ya que en épocas pasadas, para disgusto de muchos, la clase obrera consiguió convertirse en actriz protagonista de la sociedad. Elegía su papel, redactaba su propio guión, decidiendo dónde y cómo actuar. No necesitaba apuntadores ni regidores, actuaba por sí misma en función de sus propios intereses y valores, encaminados a cambiar todas las injusticias y desigualdades sociales a las que estaba sometida. Conseguimos llenar taquilla hasta desbordar el aforo del teatro en el que querían que actuáramos, y cambiamos su realidad transformando la nuestra. Juntos, como una misma clase consciente y concienciada, éramos el espectáculo en vivo y en directo.

Este año, como todos los años electorales, asistimos a otro tipo de espectáculo: el ilusionismo político. De poco vale esperar cambios profundos metiendo sangre nueva en las instituciones. Hay una vieja verdad que a cada tanto reverdece: el poder corrompe a quien lo ostenta. La experiencia demuestra que no podemos aspirar a transformar la sociedad desde los parlamentos; en la CNT pensamos que no se puede construir un mundo nuevo, más libre e igualitario, utilizando las herramientas que nos dieron los amos.

Las operaciones Pandora y Piñata son un preestreno por la puerta grande de lo que nos espera con la «ley mordaza». Queremos aprovechar esta jornada de lucha para expresar nuestra profunda repulsa por la aprobación de dicha ley, cuyo objetivo es paralizar toda resistencia y movilización en la calle. Por ello nos solidarizamos con todos los detenidos en las últimas operaciones contra colectivos del movimiento libertario y anarquista.

Nuestros gobiernos, independientemente del actor que interprete el papel, no son otra cosa que meros títeres de los poderes económicos y financieros, de las élites de las grandes compañías y de la banca, que nos condenan a una vida de miseria y esclavitud, trabajando sin derechos laborales o condenados al paro, marginados, endeudados, desahuciados de nuestros hogares, acosados con impuestos y tasas, con recortes en las pensiones, sufriendo la privatización, sin servicios públicos de primer orden como sanidad y educación, obligados a emigrar del país... En el circo montado a nuestro alrededor nos distraen con los círculos de las tres pistas, llevándonos a aplaudir mentiras mediáticas, farsas electorales de cambio o aventuras militaristas, y esperando un final de la crisis económica que en realidad nunca llega, ni llegará mientras sigamos creyendo sus mentiras.

Para ser protagonistas de nuestra propia vida y cambiar la sociedad, convirtámonos todos en artistas de calle. Pero en vez de hacer reír, consigamos que la gente reaccione, pierda el miedo, y se sume a la lucha.

Construyamos la alternativa, una alternativa de clase y anarcosindicalista.

¡Aquí y ahora, Primero de Mayo! ¡Organízate y lucha!

jueves, 30 de abril de 2015

Precarios del mundo uníos


Más que el Día del Trabajo deberíamos celebrar el Día del Precariado porque ahora más que trabajadores hay curritos, explotados, temporales, becarios, autónomos, mileuristas y minitrabajadores. Los precarios aún creen que son clase media y que volverán a serlo cuando pase la crisis. Pero ni la crisis ni la precariedad son pasajeros sino un plan trazado por el sistema que viene para quedarse. El proletario aspira a mejorar sus condiciones, tiene algo por lo que luchar. El precario aspira a no empeorar las suyas, tiene miedo de perderlas si lucha.

Por JAVIER GALLEGO *

Mañana se celebra el día internacional de los trabajadores que es como dedicarle un día al lince ibérico, una especie en extinción. No sólo porque cada vez haya más parados sino porque también hay menos trabajadores, o sea, personas que tienen un trabajo. Ahora con suerte tienen varios y así completan un medio sueldo. Pero trabajadores de los de antes, con un único salario que les dé para vivir, unos derechos, unos convenios, un estatuto, una estabilidad laboral y un paro decente, de eso apenas queda.

Ahora lo que hay son curritos, currantes, explotados, becarios, mal pagados, impagados, temporales, contratados en prácticas, a media jornada, por horas, esporádicos, autónomos, mileuristas, seiscientoseuristas, trescientoseuristas y minitrabajadores con minisueldos que viven en minipisos. O en casa de sus padres. La nueva clase trabajadora es la clase precaria que, como su propio nombre indica, lo único que tiene, no lo tiene realmente, lo tiene en préstamo. Por eso vive de prestado.

Por no tener no tiene ni nombre. Tuvo que venir el economista Guy Standing a inventar un neologismo, el precariado, que es un proletario al que le han quitado los derechos laborales históricos del proletariado y su conciencia de clase. Aún no tiene historia a la que agarrarse y, por ello, tampoco el sentimiento de pertenencia a un grupo que le dé la fuerza para rebelarse. Es precario hasta en eso, en que no tiene siquiera una idea clara de sí mismo.

Sabe que está en precario, pero aún cree que es de a una clase social distinta, superior a la real. Aún sigue soñando que es clase media, el pobre. Piensa que su situación es pasajera como un catarro y que cuando todo esto se pase, será como sus padres, un trabajador con un empleo estable, un sueldo decente y una hipoteca. Y como cree que es un catarro, no hace gran cosa para curarse, solo meterse la cama a esperar.

La gran trampa del sistema es hacer creer al precario que su precariedad es precaria, o sea, temporal como la crisis, que también nos han hecho creer que es crisis, o sea, un alto en el camino, cuando la realidad es que nos hemos instalado en ella para quedarnos. Es la primera generación que vive peor que sus progenitores, pero aún piensa que vivirá mejor que ellos. Paradójicamente, los padres que le han dejado este mundo en herencia a sus hijos, ahora les tienen que mantener. El sistema se lo ha montado muy bien para tenernos inmovilizados: unos cayendo por el precipicio y los otros sujetándonos.

La crisis no ha sido el detonante sino la excusa para apuntalar una situación que el neoliberalismo global lleva implantando desde antes. Desde el FMI a Díaz Ferrán pasando por nuestros gobiernos, ya nos han dejado claro que tenemos que trabajar más cobrando menos, que las empresas pueden echarnos por menos dinero, que la mayoría seremos autónomos, que nos jubilaremos con 67 años como poco y que no es seguro que tengamos una pensión. Hasta un partido que se dice renovador como Ciudadanos propone el contrato único que no es más que legalizar la precariedad permanente, valga la contradicción. Esa es la única seguridad laboral del precario: que no va a tener seguridad laboral en la puñetera vida.

Yo mismo cobro la mitad de lo que ganaba cuando empecé, soy autónomo y no tengo vacaciones pagadas ni más pagas que las que me trabaje, aunque tengo quince años más, el doble de experiencia y mayor reconocimiento. Perdonen que hable de mi libro pero es representativo de lo que le ocurre a la mayoría de gente que conozco: trabajan el doble y cobran la mitad. Incluso trabajan más del doble porque asumen el trabajo que antes hacían entre varios. O sea que cobran menos de la mitad de lo que deberían porque hacen el trabajo de más del doble de personas.

Los que trabajan. Esos privilegiados. Esa es otra de las trampas del sistema, que te sientes privilegiado si tienes trabajo, aunque sea un trabajo de mierda, aunque tengas varios trabajos mal pagados con los que reúnes lo justo para vivir. Puestos a engañarte, hasta te hacen creer que la precariedad es libertad, que así tú puedes gestionarte tu tiempo, cuando en realidad, te consumes tu vida buscando trabajo y de un trabajo a otro, organizando tu pluriempleo. Pero no te quejes que no sólo tienes trabajo, tienes varios. Esa es la gran diferencia del precariado con el proletariado. El proletario aspira a mejorar sus condiciones, tiene algo por lo que luchar. El precario aspira a no empeorar las suyas, tiene miedo de perderlas si lucha. Sabe que si no traga, hay una cola de precarios como él, dispuestos a tragar.

Así que mañana yo pediría a los sindicatos convocantes que empiecen a hablar de los precarios en sus reivindicaciones. Hasta ahora el sindicalismo no ha respondido a la nueva realidad y los precarios no sienten que los sindicatos les representen. Otra de las victorias del sistema ha sido quitarles a sus representantes, con la inestimable ayuda de algunos sindicalistas que han pasado por el aro. Lo que ha conseguido el sistema con el precariado es desactivar la lucha de clases.

Pero se está reactivando porque los precarios cada vez son más durante más tiempo y empiezan a ser conscientes de lo que son. Qué es el 15M y el movimiento indignado sino la primera manifestación del orgullo precario. Que se vayan preparando. Como dice Guy Standing (nombre que significa «tipo en pie», por cierto), el precariado empieza a ser peligroso para el sistema porque su angustia le lleva a la protesta, la violencia, el delito y la radicalización. Al sistema le convendría evitarlo. A los precarios, ponerse en pie frente al sistema. Precarios del mundo, uníos.




* Javier Gallego es el director del programa de radio Carne Cruda que se emite los martes y jueves a las 12h en www.carnecruda.es. Hoy entrevista a Guy Standing, autor de «El precariado, una carta de derechos».

lunes, 27 de abril de 2015

Descastados


Por MONCHO ALPUENTE

Una campaña electoral en la que los partidos con más presencia mediática o no están, o acaban de llegar, resulta por lo menos atípica, sobre todo cuando esa presencia se la dan, hasta la sobredosis, sus más directos rivales.

Conscientes por fin de haber perdido la confianza de la masa electoral, la cabezas visibles del bipartidismo tratan de recuperar posiciones frente a los avances de Podemos por la izquierda (se supone) y Ciudadanos por la derecha (se sabe) formaciones acosadas y bombardeadas desde todos los ángulos del poder bicéfalo. El que fuera tercero en la discordia IU se descompone se fragmenta y se descoloca mostrando una fragilidad que proviene, entre otras cosas, del dominio del aparato del PC, descabezado también y experimentado verdugo de cualquier disensión interna en nombre de un centralismo democrático que tiene más de lo primero que de lo segundo. La herencia del gran hermano Stalin sigue asomando el colmillo retorcido aunque sus más caducos representantes hayan sido desplazados, quitados de en medio de momento, para dar paso a una nueva y un tanto ilusa nueva generación llamada para limpiar sus siglas y airear esa casa común que huele a rancio.

A Podemos y a Ciudadanos les están haciendo campaña sus enemigos (que hablen de mí aunque sea bien) pero también hay quien mete baza en este concurso de desafueros para obtener su hueco en los telediarios que acogieron con fruición las declaraciones del candidato de Vox (Ultravox) por Andalucía sobre la islamización que según su insano criterio pretende llevar a cabo Pablo Iglesias y que culminaría con la defenestración de todos los homosexuales de Al-Andalus desde la torre de La Giralda. Disparates y despropósitos para todos en el aperitivo de la temporada electoral, grandes rebajas en Podemos con Pablo Iglesias como amado líder y déspota ilustrado en ciernes controlando una formación nacida (también es un suponer) para el pluralismo en la que cualquier tipo de culto a la personalidad debería ser descartado. Pero así funciona la mecánica de nuestra joven y caduca democracia. Como recordaba el añorado maestro García Calvo, la democracia sería el poder del pueblo pero el pueblo no quiere el poder, quiere (añado de mi cosecha) poder hacer las cosas de otra manera.

viernes, 17 de abril de 2015

Inicia su marcha PRISMA, circular informativa gratuita de AMOR Y RABIA de periodicidad irregular

NI DIOS, NI AMO, NI NACIÓN

Cuando nació hace dos décadas Amor y Rabia, el objetivo era difundir informaciones y provocar debates; hacer pensar, en definitiva. Por desgracia, el fin del monopolio de los medios de comunicación burgueses ha pasado a ser sustituido por el uso de la internet como canal de propaganda nacionalista, imperialista y reaccionaria, y las consecuencias están a la vista; paradójicamente, en el momento en que se dispone de la mayor cantidad de información de la historia, el triunfo de la propaganda del poder es absoluto.

El silencio cómplice de la izquierda ante las salvajes agresiones contra Libia o Siria, el triunfo de la burguesía catalana en usar el nacionalismo como arma ideológica para someter a la izquierda y poder seguir su tarea de derribo neoliberal, o el éxito de Rusia en reunir en torno suyo a la extrema derecha y la extrema izquierda en el Donbás son ejemplos del actual triunfo de las élites sobre el pueblo gracias al control de la información.


Prisma nace con la intención de combatir la propaganda del poder y ayudar así a cuestionar lo que desde arriba nos pretenden hacer creer, mediante una selección y resumen de las informaciones más interesantes aparecidas en la red o en la prensa internacional. No es un sustituto de la revista Amor y Rabia, sino un complemento cuya periodicidad regular permita mostrar una actualidad diferente a la de los medios de comunicación burgueses. Prisma es la circular del Grupo Editorial Amor y Rabia, de periodicidad irregular, y para obtenerla (en formato PDF) basta con suscribirse escribiendo a: colectivo.editorial.ayr@gmail.com. Con Prisma queremos complementar nuestra cuenta en twitter, abriendo una vía de comunicación con quienes nos leéis: para redactar un número de Prisma nos orientaremos con los tweets que hayan generado mayor interés (RTs o FAVs).