Las elecciones europeas se están llevando a cabo en un contexto de aumento de la austeridad. Todos los días nos vemos sometidos a los efectos de la crisis provocada por la transformación capitalista global. Los gobiernos, los Estados y las estructuras supranacionales, como la Comunidad Europea, niegan derechos y atacan condiciones de vida, adquiridos en años de lucha, con el fin de apuntalar el capitalismo y garantizar que las empresas y los bancos no paguen el precio de una situación que ellos mismos han creado. Algunos de los problemas que afrontamos son:
— El desempleo, debido esencialmente a la privatización y la externalización.
— La privatización de los servicios sociales básicos, con la consecuencia de una oferta garantizada sólo a los pocos que se lo puede permitir, y una baja calidad de los servicios.
— La atomización social, en la que todos están obligados a ser responsables, a crear competencia entre los individuos en la lucha diaria por la existencia.
— Los puestos de trabajo y otros aspectos de la vida son cada vez más precarios; todos los días se niegan derechos.
— La consecuencia de este modelo social es el regreso de la familia patriarcal, que impone a las mujeres un papel subordinado en la sociedad.
— La inmigración se utiliza como una reserva de trabajadores a los que explotar y esclavizar en el beneficio de los jefes.
— Los métodos despiadados de producción que causan devastación en nuestras vidas y el medio ambiente.
— Una sociedad basada en la deuda, en la que las condiciones de nuestra existencia son propiedad de los bancos.
— La burocratización de la sociedad que garantiza la continuidad de las instituciones políticas y los intereses económicos de los ricos a expensas de la clase obrera.
Es en este contexto en el que se nos pide participar en la farsa llamada a sí misma democracia. Las únicas opciones que se nos presentan son los que van a continuar las políticas que benefician a corporaciones, instituciones financieras y los políticos. Uno de los principales debates reside en la función de la propia Unión Europea (UE). Algunos la ven como una forma de resolver la crisis y mantener la unidad entre las personas. Otros argumentan que deberíamos limitarnos a nuestras fronteras con el fin de recuperar el control de nuestras propias economías y las instituciones políticas. Sin embargo, cualquiera de estas soluciones contribuirá únicamente a reforzar el poder de los que nos oprimen.
La Unión Europea
La UE ha significado otra capa de poder sobre las poblaciones. Su principal objetivo es servir a las necesidades de las empresas e instituciones financieras, por lo que es un obstáculo para la emancipación de la clase obrera. La mayoría de las leyes a las que la gente está sometida procede ahora del Parlamento Europeo en lugar de los Estados individuales. La UE no tiene que respetar las condiciones locales y en su lugar impone su propia visión de Europa basándose en las necesidades del capital. La gran mayoría de las regulaciones ha consistido en aumentar el poder del capital sobre las personas. Muy pocas políticas se han dirigido a mejorar las condiciones sociales de las poblaciones europeas. Ya hemos visto la forma en que la UE ha dirigido el ataque contra el pueblo griego y la incursión del capital occidental en los activos de Europa del Este. Cualquier intento por parte de la gente para resistir a la invasión de este súper Estado ha sido firmemente impedido por los Estados individuales. Por ejemplo, el Estado puede negarse a permitir que la gente vote sobre si desean o no permanecer en la UE o, si se lo permiten, la presión es tal que el país seguirá la UE. Este fue el caso de Irlanda, Francia y los Países Bajos. Además, la UE ha creado una Europa-fortaleza, cerrando sus fronteras al resto del mundo, y tratando de convertirse en una de las policías oficiales del mundo.
¿Salirse de la UE?
Dado el tipo de problemas que nos ha creado la Unión Europea, se podría pensar que la respuesta es salir de ella. Sin embargo, la idea de que la clase obrera estaría mejor fuera de la UE, gobernado por su propio Estado, es una ilusión peligrosa. Es especialmente peligroso por el hecho de que esta es la posición de los partidos de extrema derecha que no están ni remotamente interesados en resistir al poder del Estado. Por el contrario, su objetivo sería instalar un régimen aún más autoritario, con más represión.
En primer lugar, el capitalismo es global. El poder de las corporaciones y de los bancos internacionales, la principal causa de los problemas que enfrentamos, no va a desaparecer si un país se retira de la UE. Los procesos globales inherentes al trabajo, al movimiento de la producción y al dinero a través de fronteras, motivados por la búsqueda de beneficios, continuarán. Las instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial seguirán teniendo la facultad de imponer austeridad y políticas en contra de los intereses de las poblaciones locales. Las necesidades humanas se llevarán a un segundo plano; no importa si el país se encuentra dentro o fuera de la UE.
En segundo lugar, el cierre de las fronteras nacionales, un movimiento impulsado por la ideología xenófoba de la extrema derecha, tendrá graves consecuencias para el espíritu de cooperación y solidaridad entre la clase obrera de Europa. La gente común tiene un historial de apoyo entre sí, independientemente de su origen nacional. Esta tradición se verá afectada si la gente antepone lo que parece ser su propio interés a la ayuda mutua. Tal vez no dé lugar a una guerra real, pero ya ha dado lugar a una mentalidad de competencia y conflicto que solo socavará la eficacia de una clase obrera europea unida. Una clase obrera dividida beneficiará a aquellos que han causado los problemas a los que nos estamos enfrentando en primer lugar, como la austeridad y las medidas represivas.
Muchos de los que apoyan la retirada de la UE parecen pensar que podemos volver a una especie de edad de oro de la prosperidad. Sin embargo, esta es otra ilusión; esa edad de oro nunca existió. Se olvidan de que su propio Estado nunca ha sido su amigo; que siempre ha sido un instrumento para imponer los intereses de una pequeña minoría sobre la mayoría. Todos los Estados operan quitando el poder a la gente. No importa si el Estado está a pocos o a miles de kilómetros de distancia; siempre estará fuera de nuestro control, actuando según sus propios intereses.
La alternativa anarquista
Los anarquistas rechazamos las dos opciones que se nos presentan: apoyar a la UE mediante el voto en las elecciones europeas, o hacer campaña para la retirada. Esto es debido a nuestra crítica básica de lo que representa el Estado. La Unión Europea, al igual que todos los Estados grandes o pequeños, se basa en ceder el poder a una minoría, que lo utilizará a favor de los intereses de la élite empresarial y financiera. Además, el internacionalismo que la UE representa es la unidad de esta élite contra la clase obrera europea. Nosotros proponemos tanto un método alternativo de organizar la sociedad como un internacionalismo alternativo que se extienda por todo el planeta.
Los anarquistas se oponen a la idea del arriba y abajo aprobada por el Estado y los partidos de izquierda. Tenemos que promover formas no jerárquicas de organización y métodos de organización. La futura organización de la sociedad que deseamos será de abajo hacia arriba sobre la base de grupos federados y coordinados a nivel internacional, independientemente de cualquier estructura estatal actual, sea nacional o de ámbito europeo. Esto incluirá todos los aspectos de la vida económica y social, tales como la producción, distribución y consumo de bienes y la prestación de servicios como la sanidad y la educación. Tenemos que tomar el control de nuestra propia educación, de tal manera que contribuya a promover nuestra emancipación de las ideologías autoritarias como la religión, el nacionalismo y el culto al líder.
Con el fin de lograr este objetivo de transformación política, económica, social y cultural global necesitamos aprovechar y fortalecer las redes internacionales y coordinaciones que ya tenemos. Tenemos que tomar medidas concretas allí donde vivimos y trabajamos, pero contribuyendo a una estrategia global. La elaboración de una estrategia de este tipo para luchar con éxito contra las fuerzas globales de la opresión y la explotación no es una tarea fácil. Sin embargo, es una necesidad y hay una serie de pasos que podemos establecer. Estos pasos pueden ser tomados por todos los que queramos crear una nueva sociedad, independientemente del país en que vivamos. Los ataques son siempre similares, por lo que podemos adoptar una estrategia común que se adapte a las condiciones locales.
— Tenemos que luchar contra las fronteras, que actúan como un filtro humano, y dejar que el capital fluya por ellas. Nuestra propuesta consiste en suprimir todas las fronteras dentro de los países y entre los países que limitan la libre circulación de personas.
— Unidos en la lucha contra los bancos por el rechazo universal a pagar deudas.
— Desobediencia civil en contra de todas las leyes represivas que nos arrebatan nuestros derechos humanos.
— Fortalecer y ampliar las luchas actuales contra la creciente precariedad de las condiciones de vida y de trabajo.
— Resistir a todos los intentos de dividirnos según la raza, el sexo o la edad.
— Coordinar las luchas contra los empleadores comunes a través de las fronteras.
— Resistir a la privatización de los servicios públicos.
— Promover redes alternativas de producción y distribución.
— Extender la solidaridad internacional para los que están siendo criminalizados como resultado de las luchas sociales.
La lucha contra la austeridad y las soluciones propuestas por los políticos, tanto a favor como en contra de la UE, no va a funcionar y, en todo caso, hará que las cosas empeoren. Quieren que validemos sus acciones, poniendo una X en un pedazo de papel, lo que les da el poder de actuar en nuestro nombre. Sin embargo, sabemos que no nos van a representar y seguirán apoyando a los ricos y las poderosas instituciones económicas del capitalismo, que están haciendo de nuestra vida una miseria. La única manera de resistir a los ataques, así como de comenzar a hacernos con el control de nuestras vidas y de nuestra sociedad, es la construcción de movimientos y redes que desafíen las fronteras, que hemos de controlar al margen de los políticos y las instituciones del Estado.
Mayo 2014
"Tenemos que luchar contra las fronteras, que actúan como un filtro humano, y dejar que el capital fluya por ellas." Donde dice "y dejar", seguramente se ha querido decir "y deja".
ResponderEliminarSalud y anarquía!