domingo, 30 de noviembre de 2014

Pero, ¿quién era Anselmo Lorenzo?

Anselmo Lorenzo (1841-1914)

A los 100 años de su muerte

JUAN PABLO CALERO

Anselmo Lorenzo es y ha sido una constante referencia para los anarquistas y anarcosindicalistas españoles. No sólo en la actualidad lleva su nombre la institución que recoge la mejor colección documental del proletariado hispano, la Fundación Anselmo Lorenzo de la CNT, sino que así se llamó en los años del tardofranquismo el colectivo que, bajo el impulso de Juan Gómez Casas, tanto hizo por la articulación y reconstrucción de la Confederación anarcosindicalista. También en los años de la Segunda República y la Guerra Civil era frecuente la reedición de alguno de sus textos o la celebración de actos y reuniones bajo su efigie.

Ese reconocimiento ya se manifestaba en los últimos años de su vida. Manuel Buenacasa, que llegó a ser secretario general de la CNT, nos dice en su Historia del Movimiento Obrero español, que «al llegar a Cataluña cualquier militante joven con ganas de seguir siéndolo, se veía atraído poderosamente por el deseo de conocer al más prestigioso de nuestros hombres de entonces y notabilísimo internacionalista Anselmo Lorenzo, a quien con cariño llamábamos todos el Abuelo». Y, en un librito escrito en su homenaje con ocasión de un aniversario de su muerte, decía Higinio Noja: «Veneración nos inspiraba el Abuelo bondadoso, cuya cordialidad se traducía en frases amables y afloraba en su labios en una sonrisa. No sabemos qué sería para otros su modesta casita de la calle Casanova. Para nosotros, era un santuario. El santuario de la idea hecha carne en el simpático Abuelo».

Pero, más allá de ditirambos, ¿quién era Anselmo Lorenzo? ¿A qué debía su indudable prestigio? Inútil será buscarle en las direcciones y secretariados de las distintas organizaciones del movimiento libertario en sus años de madurez; es cierto que durante su juventud tuvo un evidente protagonismo en el establecimiento de la sección española de la Primera Internacional, pero desde que en 1881 fue expulsado de esta agrupación, cuando acababa de cumplir cuarenta años, no volvió a ocupar cargos orgánicos de relevancia.

Es éste un fenómeno que se repitió en el movimiento libertario con personalidades como Buenventura Durruti o Federica Montseny y sobre el que se ha escrito poco. Pero no me resisto a establecer un fácil paralelismo entre Anselmo Lorenzo y Pablo Iglesias, otro tipógrafo del primer internacionalismo madrileño y también llamado por los suyos «el abuelo», que desde el primer momento se encaramó a la dirección del partido obrero, y tempranamente a la del sindicato socialista, para no renunciar en toda su vida a un protagonismo personal que en ocasiones rozó el culto a la personalidad.

Tampoco sobresalió Lorenzo por su aportación teórica al corpus ideológico anarquista, que por entonces aún se estaba cimentando. Es fácil pensar, sobre todo hoy en día, que fue su condición de obrero autodidacta la causa de que su contribución al ideario anarquista resultase escasa, pero la abundancia y solvencia de su producción escrita y publicada es prueba suficiente de su sobresaliente capacidad intelectual. Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que su obra carezca de valor, sino que se dedicó más a divulgar los principios e ideas de los clásicos del anarquismo, a los que trató y con los que se relacionó personalmente, que a realizar aportaciones novedosas.

Fue autor de docenas de folletos y de libros como Criterio libertario, quizás uno de los más conocidos; El banquete de la vida, subtitulado Concordancia entre la naturaleza, el hombre y la sociedad; el póstumo Evolución proletaria, que salió con un prólogo de su amigo Fernando Tarrida del Mármol, que además escribió el prefacio para otra de sus obras, titulada Vía libre. El trabajador. Su ideal emancipador. Desviaciones políticas y económicas. También publicó Hacia la emancipación y La anarquía triunfante, además de otros textos menos conocidos, a pesar de que fueron reeditados en Francia por el movimiento libertario español en el exilio, como los titulados El poseedor romano o El pueblo: estudio libertario.

Incluso dio a la imprenta en 1893 una novela, que él mismo calificó como «Episodio dramático social», con el título de Justo Vives que fue editada en Barcelona por la revista L'Avenç, del también anarquista Celso Gomis. Y hasta tuvo tiempo para publicar un folleto de carácter profesional titulado Sinopsis ortográfica: A la Tipografía española. Reglas para el uso de las letras dudosas y de los acentos.

Pero, sin duda ninguna, su libro más conocido es El proletariado militante, una obra que recorre la trayectoria del núcleo fundacional de la Primera Internacional en España y, como consecuencia del forzado exilio, de Portugal. El texto tiene una evidente finalidad historiográfica que va más allá de la semblanza de recuerdos y personajes o la hagiografía personal; es un acta de acontecimientos y una recopilación de documentos que desvelan la modestia particular de Anselmo Lorenzo y su interés por dejar un testimonio veraz y acreditado de una historia que quiere que se recuerde como colectiva. Quizás como respuesta adelantada a su tiempo a las palabras que le dedicó a su muerte el poeta modernista Gabriel Alomar: «¡El anarquismo! ¿Cuándo se escribirá la impresumible historia de esta secta de proscriptos? El mundo vulgar no ha conocido, de todas estas abnegaciones, más que la violencia de algunos alocados, ebrios del vino generoso que no estaba preparado para ellos o la barroca desvirtuación de algunos indignos. Juzgar la escuela por la conducta de los fanáticos es una gran fuente de errores».

Escribiendo El proletariado militante, cuyo primer volumen salió de imprenta en 1901, fue el pionero en España de la historia social, adelantándose al socialista Francisco Mora que publicó su Historia del socialismo obrero español: desde sus primeras manifestaciones hasta nuestros días en 1902. Detrás de él hubo una larga lista de trabajadores que escribieron la historia de su clase o dejaron testimonio de sus luchas, entre los que merecen ser citados los anarquistas Manuel Buenacasa, Juan Gómez Casas o José Peirats y los marxistas Juan José Morato o Amaro del Rosal.

Tradujo para editoriales comerciales, como Sempere o Maucci, obras de sus amigos y compañeros, como La Gran Revolución de Piotr Kropotkin; libros de filosofía, como Historia de las ideas morales de Paul Gille; novelas, como En anarquía escrito por Hortense Grille y publicado bajo el seudónimo de Camilla Pert; y colaboró con Odón de Buen, uno de los más destacados científicos españoles de su tiempo, en la traducción de la colosal El hombre y la tierra de Elisée Reclus. En el ámbito pedagógico tradujo, entre otros volúmenes, La escuela nueva. Bosquejo de una educación basada sobre las leyes de la evolución humana, un ensayo escrito por el pedagogo J. F. Elslander que se editó por las publicaciones de la Escuela Moderna.

Y a pesar de ser autor de una obra tan variada como copiosa, Anselmo Lorenzo, más que como ideólogo, debe ser considerado un publicista, pues fue, sin duda, uno de los más infatigables divulgadores del anarquismo en lengua castellana, con una labor que permite compararle a Federico Urales. Por ejemplo, en uno de los periodos más difíciles para el movimiento libertario, los primeros años de la década de 1880, animó Acracia, una de las más notables publicaciones del rico catálogo de revistas libertarias, que fue fundamental como guía teórica y como enlace con el anarquismo de más allá de nuestras fronteras.

Y aunque sólo por su colaboración en esa cabecera merecería ser recordado, su actividad periodística fue abrumadora, sobre todo para alguien que debía compaginar esta tarea con el ejercicio de una profesión manual que le permitía ganarse la vida y con una activa militancia en el anarquismo y el sindicalismo de su tiempo. Con menos de treinta años, fue el redactor de la declaración de principios que se publicó en el primer número de La Solidaridad, la publicación internacionalista pionera en lengua castellana, y participó activamente en la redacción de La Federación, que fue el portavoz de los antiautoritarios en España después de la quiebra irreversible de la Internacional.

Desde entonces no dejó de estar presente en numerosos proyectos periodísticos de carácter obrerista y libertario: Ciencia Social, que en buena parte nació por su impulso personal, La Huelga General, Tierra y Libertad, La Revista Blanca y sus Suplementos, La Idea Libre… La relación no puede ser exhaustiva porque con mucha frecuencia, y es otro ejemplo de lo consecuente que era con las ideas que profesaba, no firmaba los artículos o lo hacía con seudónimo o una simple L. Hasta llegó a publicar, con tanto humor como humildad, su trabajo Las olimpiadas de la paz y el trabajo de mujeres y niños, presentado al concurso para obreros organizado por el diario madrileño El Liberal en 1900 y que ganó el tipógrafo socialista Matías Gómez Latorre.

Buena parte de esa actividad de traductor y publicista la realizó en el entorno de la Escuela Moderna que, por iniciativa de Francisco Ferrer Guardia, abrió sus puertas en Barcelona en 1901. Ambos se conocieron en París, con motivo del exilio de Lorenzo tras ser liberado del castillo de Montjuich en 1897. Por entonces, Ferrer era un republicano avanzado interesado por la pedagogía y que estaba proyectando su renovadora escuela. Desde el primer momento, Anselmo Lorenzo fue el más constante y cercano colaborador de Ferrer y de su escuela; menos impartir clase, creo que se puede afirmar que el tipógrafo anarquista participó de cuantas iniciativas y actividades se desarrollaron en el entorno de la Escuela Moderna y sus publicaciones. No en vano fue Anselmo Lorenzo el redactor del prólogo del libro póstumo de Ferrer Guardia que, con el mismo título que su centro educativo, vio la luz después de que éste fuese injustamente condenado y fusilado en Barcelona y su escuela fuese arbitrariamente clausurada.

Pero, con ser importante esta faceta de constante publicista y propagandista del ideario anarquista, no basta para justificar su prestigio entre la clase trabajadora. El auténtico valor de Anselmo Lorenzo no lo podemos buscar en sus aportaciones teóricas al anarquismo, que ya hemos dicho que fueron escasas, o en la frecuencia con que las divulgaba, pues otros lo hicieron, si no con la misma, con parecida intensidad: fue su permanente fidelidad a los principios que inspiraron a la sección española de la Primera Internacional y de los que él no se apartó en ningún momento.

Anselmo Lorenzo fue durante casi medio siglo el defensor más constante del anarquismo obrerista, sin que ni la represión policial ni el éxito aparente de otras corrientes ideológicas o tendencias ácratas le apartasen de la adhesión al viejo lema internacionalista: «la emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos» y de la defensa del modelo organizativo propuesto por la sección española y que él defendió personalmente en la Conferencia de Londres de 1871, aunque dicho canon fuese redactado por los jóvenes universitarios Trinidad Soriano y José García Viñas, quien tuvo un comportamiento personal con Lorenzo que puede calificarse con justicia de miserable.

Ni siquiera su activa participación en el proyecto pedagógico de la Escuela Moderna le alejó de la lucha sindical. Para él, la injusticia social se asentaba sobre dos pilares: el privilegio, contra el que luchaba el sindicalismo revolucionario, y el atavismo, que sólo podía ser superado por la escuela; así pues, en su opinión, ambos frentes de lucha se complementaban y su entrada en el círculo de Ferrer Guardia le permitió durante poco más de una década compatibilizar uno y otro.

No se dejó llevar por el marxismo, a pesar de que algunos de sus compañeros antiautoritarios más dogmáticos desconfiaron de él por su supuesta contaminación marxista, que sólo escondía una férrea voluntad de mantener a la clase obrera unida y alejada de rencillas más propias de la política burguesa. Difícilmente podía ser marxista quien, después de conocer personalmente a Carlos Marx y residir en su casa, había escrito «allí vi a aquel hombre descender del pedestal en que en mi admiración y respeto le había colocado hasta el nivel más vulgar, y después varios de sus partidarios se rebajaron mucho más aún, ejerciendo la adulación como si fueran viles cortesanos delante de un señor».

También desconfió que la lucha partidaria encauzada hacia la ficción parlamentaria y la participación en las instituciones políticas democráticas ofreciesen la posibilidad de transformar el sistema económico; y por eso se manifestó públicamente en contra de la participación del sindicalismo anarquista en la Comisión de Reformas Sociales, a la que los socialistas enviaron a José Mesa, y del Instituto que con el mismo nombre la sucedió. No dejaba de reconocer las ventajas de un sistema democrático, pero consideraba que correspondía a la burguesía implantar ese régimen liberal, lamentándose de que la española no hubiese sido capaz de enterrar definitivamente el absolutismo tras la muerte de Fernando VII. La respuesta que dio en 1902 a una encuesta del diario El Liberal es contundente: «Que la burguesía, incapaz de progresar, por su disposición ante el privilegio y por su adhesión hipócrita a la idea debilitante de la religión, del derecho, de la política y de la economía que le sirve de fundamento, haga voluntariamente lo que deberá hacer un día por la fuerza revolucionaria: cesar su sistemática usurpación de la riqueza social».

Porque para Anselmo Lorenzo la democracia parlamentaria no atajaba la raíz de la injusticia que padecían las clases populares; su amigo Tarrida del Mármol nos dice que «Pi y Margall despertó en su ánimo la duda sobre el valor del federalismo, en cuyo campo militaba, e hizo que el joven Lorenzo fijara, por primera vez, su atención en los problemas económicos. Comprendió que aquella igualdad política que él explicaba en sus artículos era una mentira manifiesta ante la desigualdad económica».

Por esa rebelión casi innata ante la injusticia y por ese agudo sentido de pertenencia a una clase social, ni creyó en el Regeneracionismo de Joaquín Costa, una corriente política que creció como fruto del Desastre colonial de 1898 y que tenía un sentido moralizador y colectivo que podrían haber sido de su gusto, ni apoyó el nacionalismo catalán, que conoció por haber vivido en Barcelona, y que consideró un señuelo de la burguesía para alejar a los trabajadores de su emancipación. En noviembre de 1901, mientras preparaba la huelga general del año siguiente, escribía: «He aquí por qué lo mejor que los trabajadores catalanes y vascos pueden hacer es ir directamente a la huelga general, a la revolución social, y dejar que catalanistas y bizkaytarras saquen las castañas del fuego con sus propias manos».

Su propia biografía y la popularidad que disfrutaba en tierras catalanas eran, por sí mismas, una declaración de intenciones contra todo nacionalismo; lo explicaba Federica Montseny en una semblanza sobre él: «Mientras unos se han complacido en presentarlo [al anarquismo] como extraño a esta tierra, como importado de fuera, otros se han empeñado en darle un carácter nacionalista y específico regional igualmente falsos y dañinos»; y contraponía la figura de Anselmo Lorenzo, «toledano de vieja cepa [que] marcó con su sello inconfundible treinta años de movimiento obrero y anarquista catalán», con la de su padre, Federico Urales, «hijo del corazón de Cataluña [que] ocupó, durante veinte años, el centro de las actividades anarquistas en la capital de España».

Pero no por ser un conocido militante dejó de ser un agudo crítico con el movimiento libertario. Con la misma firmeza se mostró hostil a aquellas corrientes del anarquismo que no reconocían el valor central de la clase trabajadora. Por decirlo con palabras de alguien tan caracterizado como Federica Montseny: «Él fue, por así decirlo, el primero que valorizó la personalidad de las masas obreras, que reconoció inteligencia y sentido constructivo al pueblo trabajador, dándole la importancia decisiva, la acción determinante que hasta entonces no se le había reconocido».

Ese reconocimiento del valor colectivo del proletariado le alejó del anarquismo individualista y espontaneísta. Para Anselmo Lorenzo, como por otro lado también lo fue para Mijaíl Bakunin, el individuo es parte de una colectividad de forma consustancial e ineludible: el Estado, artificial, debe de ser derribado; la Sociedad, que está en nuestra naturaleza humana, debe de ser reformada. Sólo la solidaridad entre los trabajadores y su acción mancomunada puede llevarles a la emancipación. Para él, no había espacio para la liberación individual ni para el escapismo; Federica Montseny nos dice: «Su concepto de las multitudes asalariadas como valor propio, como energía en potencia y como movimiento en marcha hacia la emancipación social, significa la antítesis del concepto desdeñoso y autoritario que de las masas obreras tuvieron y tienen otros sectores proletarios».

Aún era más crítico con los que recurrían a una violencia que se proclamaba revolucionaria y que por entonces se resumía en «la propaganda por el hecho». En noviembre de 1910, recién constituida la CNT, advertía desde las páginas de Tierra y Libertad: «Entre la masa informe de esos anarquistas, descuellan algunos sentimentales, impacientes y, al parecer, impulsivos, que ya saben todo, que cierran motu proprio el periodo de la propaganda y quieren abrir el de la acción: han oído hablar de "acción directa" y, como si todo el monte fuera orégano, quieren que se vaya contra los obstáculos como iba D. Quijote contra los molinos de viento [...] Medítese bien el caso, y se comprenderá que la Revolución social no ha de ser obra de un talismán poseído por un ilusionado, ni por la de un heroico Sansón, sino "por los trabajadores mismos", como enseñó la Internacional, y eso a costa de trabajo, de propaganda, de organización y de constancia, y estoy por decir, que el que no lo comprenda así, lejos de beneficiar, estorba».

Pero, entonces, ¿quién era Anselmo Lorenzo? No fue un líder sindical, ni un importante teórico, ni un publicista especialmente destacado, ni un reputado pedagogo. ¿A qué debía, entonces, su indudable prestigio? La vida y la obra de Anselmo Lorenzo, que son consecuentemente indisolubles, son la guía y el ejemplo de una inquebrantable fidelidad al anarquismo obrerista. Él fue quien mantuvo vivos y firmes los valores primigenios de la Primera Internacional en España, y España fue el territorio en el que esos valores alcanzaron un eco mayor y se plasmaron en las más hermosas realidades.

Es en el análisis de la organización y de la estrategia a seguir por el movimiento sindical, especialmente el de orientación anarquista, donde su magisterio resulta evidente, fruto no sólo de su larga experiencia sino también de su aguda reflexión y de un carácter ecuánime y poco sectario. Podemos resumir su pensamiento sindical en tres máximas: en primer lugar, la emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos y no resultado de la actuación de una vanguardia proletaria o de la acción política de unos burgueses bienintencionados. En segundo lugar, esa emancipación debe de conformar una nueva sociedad, en la que los privilegios de la burguesía no sean sustituidos por los privilegios de cualquier otra minoría: no más derechos sin deberes y no más deberes sin derechos. Y, por último, todos nosotros somos corresponsables de la marcha de la sociedad, no podemos quedarnos al margen de las injusticias sin actuar, no podemos quedarnos en la crítica sin proponer.

De ahí deriva su oposición a las cajas de resistencia, que daban un poder ilegítimo al organismo centralizado que las administraba; su antagonismo con la actuación de minorías autoerigidas en el seno de las organizaciones sindicales, como la Alianza bakuninista a la que perteneció; su desacuerdo con cualquier pretensión de dividir a la clase trabajadora, no sólo con cuestiones políticas que le son ajenas sino también con gremialismos o nacionalismos; su confianza en que la propaganda y la organización son el único camino hacia la Revolución Social, sin atajos ni componendas...

Su tozudez en la defensa de un movimiento obrero organizado, solidario y de orientación anarquista fue su principal mérito. Y no fue pequeño. Porque si el anarquismo obrerista en España se hubiese disuelto por el viento de la historia o si este sindicalismo revolucionario hubiese seguido otro camino, como sucedió en otros países, su labor hubiese sido estéril. Pero a partir de 1910, con la fundación de la CNT, y sobre todo a partir de 1936, con la Revolución Social, lo que en Anselmo Lorenzo fue teoría se convirtió en sólidas realidades. El 2 de septiembre de 1914, sintiendo cerca la muerte, escribió a Tarrida del Mármol: «deseo vivir, porque frente al impuso que ha producido a la humanidad la gente que manda, tengo la seguridad de que el proletariado emancipador, tal como yo lo entiendo, ha de hallar e imponer la solución radical y práctica, y deseo manifestar esa seguridad y sugerirla al mundo».

Nº 316. NOVIEMBRE 2014

sábado, 29 de noviembre de 2014

El colectivismo nos hizo humanos


Por ANSELMO LORENZO

En una sociedad que haya de armonizar el individuo con la colectividad, estableciendo el monismo social que exige la igualdad de la especie, todos tienen derecho a la participación en la riqueza social, porque la humanidad vive y la Sociedad se conserva por el fundamento comunista que les vivifica.

Ese comunismo es prehumano, creó la humanidad, la conserva a pesar del inmenso obstáculo opuesto por el egoísmo creado por la ignorancia y dará a nuestra especie paz y felicidad; es fundamental, puesto que sólo por él ascendimos en la escala zoológica, y no puede restringírsele a lugar secundario ni menos al carácter de concepción sectaria.

La Sociedad está basada en la conciencia de la solidaridad humana, sobre la confianza que da a cada uno la práctica de esa solidaridad en la forma de ayuda mutua, sobre el sentimiento de la estrecha dependencia de la felicidad de cada uno con la de todos, y sobre una idea de justicia y de equidad que induce al individuo a considerar los derechos de cada uno idénticos a los propios.

Se cree por error tradicional que la Sociedad es obra autoritaria, y no se observa que existen multitud de agrupaciones humanas libremente constituidas que realizan fines superiores a las instituciones que viven bajo la tutela gubernamental. Véanse organismos sociales antiguos y modernos que mantienen viva la idea comunista como salvación de momento y como esperanza firme de regeneración: el clan, la tribu, la familia, la nación, la región, el municipio, el almend, la guilda, la artela, el mir, la hermandad, la cooperativa, el sindicato, la compañía industrial o comercial, el ateneo, la academia, etc., que aunque desvirtuados en gran parte por la falsedad de las creencias, la rutina de las costumbres y el antagonismo de los intereses, conservan siempre la parte esencialmente humana que presidió a su formación.

A pesar de la interesada negativa de todos los privilegiados, vamos a la formación de una sociedad de iguales, que empleará sus capacidades de análisis y de síntesis y sus facultades productoras en un organismo social en que se combinen los esfuerzos de todos para el bien común. ¿A qué detallar cómo? Pasaron los sistemas icarianos y falansterianos como tocados de autoritarismo. La Sociedad futura, según la más racional inducción, se compondrá de multitud de libres asociaciones, formadas espontáneamente y unidas entre sí para todo aquello que reclame común esfuerzo: federación de productores agrícolas, industriales, intelectuales y artísticos; federación de localidades; federación de transporte y de cambio; federación de estudio y enseñanza, y otras muchas. Todas ellas funcionando por espontáneos, libres y fraternales convenios, semejantes a los que actualmente celebran las compañías de ferrocarriles, las administraciones de correos, los observatorios meteorológicos, los clubs folklóricos, las academias científicas y artísticas, las estaciones de salvamento, las cooperativas de producción y consumo, los sindicatos obreros de resistencia que siguen la norma de la Internacional, etc., etc., tantos etcéteras como pueda comprender el infinito de la inteligencia individual multiplicado por el archiinfinito de la acción común.

El derecho a la salud
(1912)

viernes, 28 de noviembre de 2014

Panfleto de ESPACIO LIBERTARIO para el 29N


Estamos viviendo en una inseguridad constante, en un robo diario, en una iniquidad vergonzosa. Sabíamos que el sistema es injusto, que beneficia al sector más rico en detrimento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría. En su afán de mantener e incrementar los beneficios de las élites se han atrevido a recortar las migajas que les arrebatamos mientras asistimos al espectáculo de la corrupción generalizada.

Rechazamos la solución política que nos van a ofrecer porque el poder cambia el punto de vista de quien lo ejerce, alejándolo del de quien lo sufre. Porque es imposible meter la mano en el dinero público como se está haciendo y tener, al mismo tiempo, la sensibilidad para ponerse en el lugar de quien es desahuciado, le cortan la luz y el agua o le despiden.

Fuera del circo de las ruedas de prensa hemos visto cómo se aplica la violencia legalizada, que lo mismo saca a una familia de su casa a rastras, que vierte la sangre de quien protesta o le somete a procesos judiciales interminables con la espada de Damoclés de la prisión sobre sus cabezas. Por no hablar del endurecimiento de la legislación penal con la llamada «Ley Mordaza» con la que siguen amenazándonos para paralizar las luchas sociales. Todavía tenemos más de setecientas encausadas, entre ellas 14 personas a las que piden más de 74 años, por su participación en la manifestación que dio origen al 15M. Debemos ser conscientes de que, más que nunca, todos estamos bajo sospecha, pero también tener presente que de nuestra actitud dependerá la salida de nuestra crisis, que no de la suya. Así que si han creído que de este modo van a terminar con la protesta es que su necedad no tiene límites.

El imperio de la ley bajo el que vivimos sólo sirve para garantizar su impunidad y para limitarnos y amedrentarnos con multas, golpes y condenas judiciales o mediáticas. Con ello se intenta minar la moral de las personas, aislarlas, que eviten el pensamiento y su vida se reduzca a obedecer (en el trabajo, en la política, en la economía y hasta en el sofá ante la tele).

Ante esta situación, ¿qué proponemos? Juntarnos, organizarnos, reflexionar, actuar de manera colectiva y global, crear alternativas y denunciar el expolio a nuestra vida que supone vivir bajo el yugo del trabajo asalariado. Aisladas somos débiles, pero unidas somos más fuertes para defendernos y no acatar la voluntad de corruptas y endiosadas mandamases.

Por la garantía de las necesidades básicas a toda persona, por el avance en las libertades perdidas y por conquistar, pero también por todas las personas represaliadas en las protestas: rechazamos la represión y tomamos las calles.

¡¡No podrán pararnos!!



El Bloque Libertario se reune a las 16.45 h. en Cuesta de Moyano,
para desde ahí unirse a las 17.00 h. a las Marchas de la Dignidad.

martes, 25 de noviembre de 2014

Por la dignidad de las marchas


La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) se ve obligada a manifestar públicamente su rechazo a la incorporación de CCOO y UGT a las Marchas de la Dignidad, a la vez que muestra su repulsa a sus convocatorias paralelas realizadas para este próximo sábado 29N con el lema «Dignidad y Derechos».

Puede que la CNT haya aportado poco a este movimiento por el momento. Somos una organización que funciona sin liberados y sin subvenciones, que tiene sus propios conflictos y luchas. Nos sumamos a las Marchas con la voluntad de apoyar un movimiento popular que nació desde los pueblos, barrios, colectivos sociales y organizaciones de base. No se podrá decir de la CNT que nos hemos sumado para imponer postulados propios o proponer iniciativas partidistas o en nuestro beneficio.

En nuestra opinión las Marchas de la Dignidad tienen un importante reto que afrontar para preservar aquello que las ha hecho especiales, para seguir siendo capaz de aglutinar a miles de personas y a multitud de colectivos y organizaciones, para mantener como objetivo articular una lucha común contra el sistema al margen de los cauces establecidos, y para conservar la unidad. Por lo cual debemos ser capaces, tanto personas y colectivos como sobre todo las organizaciones, de no convertir las Marchas en un espacio por el que pugnar para satisfacer intereses políticos propios, ya sean estos electoralistas, territoriales, sindicales...

Por lo tanto el primer paso debería ser no admitir a CCOO y UGT y todo lo que éstas representan en el seno de las Marchas de la Dignidad, ya que al aceptarlos se convertirían en todo menos en aquello que las hizo un referente hace menos de un año y permitió alcanzar el éxito sin precedentes del 22M. Esperamos que todos los que componemos las Marchas respondamos colectivamente ante ataques e intentos de control y manipulación como este. Sólo manteniendo su autonomía y dependencia podremos alcanzar los objetivos que proclamamos: PAN, TECHO, TRABAJO Y DIGNIDAD.

Secretariado Permanente del Comité Confederal de CNT

lunes, 24 de noviembre de 2014

La falta de una respuesta «adecuada» contra el nazismo en Ucrania hará que se propague



Si no se condenan los actos neonazis en Ucrania podría suceder que este mal se propague por Europa, considera el encargado de derechos humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Konstantín Dolgov.

El pasado fin de semana, Estados Unidos, Canadá y Ucrania votaron en contra de una resolución rusa en la ONU que condena el enaltecimiento del nazismo.

A favor del proyecto propuesto por Rusia en la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU se pronunciaron 115 países, mientras 55 se abstuvieron.

«No cabe duda de que si no hay una respuesta adecuada contra el neonazismo en Ucrania, y ahora no la hay, esta peste traspasará las fronteras ucranianas y se propagará por Europa a más países», dijo Dolgov.

Agregó que la negativa de Estados Unidos, Canadá y Ucrania de apoyar en la ONU la resolución condenatoria del nazismo habla del «rumbo que han tomado estos países».

domingo, 23 de noviembre de 2014

Espacio Libertario se suma a la manifestación del 29N

 

Al pueblo de Madrid,

comunicamos que la Asamblea coordinadora de Espacio Libertario ha decidido secundar la manifestación convocada en Madrid por las Marchas de la Dignidad este 29 de noviembre. Hacemos esto pues creemos que en el momento actual es preciso dar una imagen de fuerza contundente que muestre al gobierno de turno que existe un pueblo dispuesto a no dejarse seguir pisoteando.

Tal como se señala desde las Marchas de la Dignidad creemos que es la hora de estar en la calle, pues es desde allí donde las personas pueden confluir, organizarse, presionar y crear. Es en la calle desde donde podremos paralizar las iniciativas antisociales del gobierno actual y, sobre todo, avanzar en la construcción de alternativas de base y autónomas.

Finalmente, creemos relevante no olvidar que estamos ante una crisis sistémica que afecta a la totalidad del cuerpo social e institucional. No nos valen reformas ni nuevos partidos que no pueden más que vender humo, pues el pasado que tanto añoran algunas, ya no puede volver. Se ha cerrado una etapa, y el pseudo «estado de bienestar» se ha ido. Nosotras no somos las utópicas, creemos que es necesario crear una nueva sociedad porque seguir la presente se hace imposible.

Nos vemos este #29N en el Bloque Libertario que se unirá a la manifestación Marcha de la Dignidad. Nos encontraremos a partir de las 16.30 h. en la Cuesta de Moyano. Animamos a todas aquellas personas que se sientan cercanas a las ideas antiautoritarias a unirse al bloque libertario durante dicha manifestación.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Justicia para Amor Nuño

 

Nuevas investigaciones eximen al líder libertario de la responsabilidad en las matanzas de 1936 en el Madrid republicano.

Por JAVIER MEMBA

Hace 10 años, Jorge M. Reverte publicó La batalla de Madrid (Crítica) y afirmó en sus páginas que «Amor Nuño, de la CNT, y dirigentes de la JSU ordenaron la matanza de Paracuellos». Desde entonces, el 'entorno libertario' no ha ocultado su indignación con esa sentencia. Para sus compañeros del Sindicato de Transporte de la Confederación, donde Nuño militó y ocupó diversos cargos de responsabilidad desde su llegada a Madrid procedente de su Cudillero natal en 1934 hasta su detención en 1939, y para la familia asturiana de este anarquista fusilado el 17 de julio de 1940, Amor Nuño fue una cosa muy diferente. Así, para Carmen Águeda García, sobrina de la mujer de Nuño —María Asunción Maestre—, el libertario, además de miembro de la primera Junta de Defensa de Madrid «fue un idealista. Salvó a muchos durante la guerra. Los escondía en el número 41 de la calle O'Donnell».

Sin embargo, Paul Preston en El holocausto español (Debate, 2011), sostiene que Amor Nuño: «se mostró rotundamente partidario de los paseos al decir que la justicia expeditiva robustecía la moral revolucionaria del pueblo y le comprometía en la lucha a vida o muerte que teníamos entablada». Otro hispanista británico, el escocés Julius Ruiz, estima que «las antipatías de Preston hacia el anarquismo español» le llevan a hacer tales afirmaciones.

«Cuando Martínez Reverte publicó su libro, apenas se sabía nada de Amor Nuño. Lo cual, desde un punto de vista manipulador le convertía en una víctima propiciatoria», considera Jesús F. Salgado, un investigador de la Universidad de Santiago que acaba de publicar Amor Nuño y la CNT (Fundación Anselmo Lorenzo). «Sólo quedaba vivo Gregorio Gallego, que lo conoció escasamente, cuyos recuerdos dejó plasmados en su propio libro. Nadie podía defender a Nuño de una acusación tan grave, sobre todo al existir pruebas documentales que lo inculpaban». Pero, siempre según Salgado, «nadie había visto ni había tenido en sus manos el acta que menciona Martínez Reverte y él no aportaba copia del original».

Cuando, finalmente, Salgado localizó el documento en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam, ducho como estaba en el escrutinio de las actas de la CNT, «todas ellas pulcramente escritas a máquina, la inmensa mayoría selladas y firmadas» le sorprendió que aquella fuera «una chapuza llena de correcciones, enmiendas y añadidos». Esto llevó a Salgado a pensar que aquello era un mero borrador que no había sido aprobado ni firmado por nadie. «Cuando cotejé la fotocopia del acta con la transcripción de la misma que había hecho Martínez Reverte, pude comprobar que faltaban palabras al inicio de su transcripción, palabras que daban un nuevo sentido al borrador del acta: eximían a la CNT como organización de la responsabilidad en las matanzas de Paracuellos y Torrejón, aunque indicaban que algunos de sus destacados militantes tenían que conocer su existencia desde el 8 de noviembre de 1936».

Salgado lo tiene claro: «Con la copia completa del borrador del acta en la mano y las informaciones incluidas en las memorias de los libertarios, la manipulación saltaba a la vista». Pero seguía existiendo la duda de quién había sido Amor Nuño. Duda que en cierto sentido comenzó a sembrar el propio Gregorio Gallego, «con la torpe caricatura de Nuño que dejó escrita», estima Salgado, al describirle como un «demagogo y populachero, optimista, impulsivo, fácil presa de extremismos».

Siguiendo el consejo de Carlos García-Alix, uno de los grandes expertos en el Madrid de la Guerra Civil, Salgado decidió consultar la Causa General Instruida por el Ministerio Fiscal sobre la Dominación Roja en España que, aún siendo claramente parcial —fue la instruida por la justicia franquista en la posguerra—, da noticia de hechos cuya veracidad nadie pone en duda. El Nuño que Salgado descubrió allí, según comprobó la policía del anterior régimen tras su detención, protegió a muchas personas de la suerte que les aguardaba por sus convicciones políticas y religiosas. Entre ellos destacó el dirigente falangista Manuel García Bengoa. Siempre según Sagado y según las noticias de la Causa General, García Bengoa propuso a Nuño colaborar en la delación de sus antiguos compañeros y lograr así el indulto. Pero el anarquista prefirió seguir siéndolo y enfrentarse al pelotón de fusilamiento. Paul Preston escribe que murió a consecuencia de las palizas que le dieron tras su detención. Salgado sostiene que en el paredón lo mató una bala que le entró por un ojo destrozándole la cabeza mientras su esposa y su madre se encontraban a la espera de ir a recoger el cadáver.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Esa aristocracia insultante


Por DIEGO CAÑAMERO
Sindicalista del SAT y activista andaluz

Murió Cayetana Fitz-James, Duquesa de Alba. Una mujer que como persona tiene nuestro respeto, al igual que cualquier ser humano, pero que ha sido la representante más conocida de esa clase de señoritos andaluces que han mantenido en la miseria y el subdesarrollo crónico a nuestra tierra. Una elite social que es responsable directa del drama del desempleo masivo en el medio rural y de la pobreza extrema que hemos sufrido durante siglos. Una clase acomodada, que normalmente vive en Madrid, que acapara más de la mitad de la tierra cultivable de Andalucía, que recibe primas europeas por ello, y que no da trabajo a sus gentes y es culpable de la emigración y la despoblación del medio rural andaluz.

De las escenas más penosas que se han visto por parte del Gobierno del PSOE en la Junta, indudablemente la concesión del título de Hija Predilecta de Andalucía a la duquesa de Alba, es la que se lleva la palma. Cayetana representó el continuismo de la sociedad feudal en Andalucía hasta nuestros días y no hay mayor humillación a un pueblo por parte de su Gobierno que homenajear a sus verdugos.

El día que le concedieron ese honor nosotros estábamos en la puerta, en la calle, dejando claro que si alguien merece honores son las miles de jornaleras y jornaleros que durante toda su vida se han quemado bajo el sol y han regado los campos palmo a palmo con su sudor. Mientras Cayetana y los suyos disfrutaban de todos los privilegios habidos y por haber, nuestra gente tenía y aún tiene que mendigar en las puertas de las grandes casonas señoriales las «peonás» suficientes para no pasar hambre.

Gloria y honor para los ricos, para los nobles de sangre azul. Desprecio y persecución para los pobres, para los que hartos de tanta injusticia salen a la calle a combatirla. Salen a ocupar oficinas bancarias para señalar a los ladrones de guante blanco, salen a ocupar fincas improductivas para poner de manifiesto que mientras la duquesa de Alba recibe tres millones de euros anuales por el simple hecho de poseer 34.000 hectáreas de tierra, los jornaleros cobran 213 euros mensuales de subsidio agrario, ese tan denostado por la clase acomodada de Andalucía y de fuera. O salen a expropiar alimentos de primera necesidad en las grandes superficies para poner en evidencia que, mientras que somos medalla de oro en malnutrición infantil, las multinacionales acumulan alimentos de calidad y en cantidades extraordinarias en sus estanterías.

La duquesa ha mantenido su fortuna y la ha ampliado a costa de las jornaleras, de los inmigrantes sin papeles y a costa de unas leyes que a ella la premian y a nosotros nos persiguen. Para nosotros, para los jornaleros y para el Sindicato Andaluz de Trabajadores son las detenciones y la represión: cerca de un millón de euros de multas, peticiones de cárcel que suman ya más de 140 años, 654 sindicalistas procesados y sin visos de que esto tenga fin.

En los albores del siglo XXI, Andalucía sigue admirando a sus explotadores, al menos lo siguen haciendo sus gobiernos, sus leyes y la mayoría de sus medios de comunicación y la prueba de ello es la capilla ardiente de la duquesa, instalada en el salón más noble del Ayuntamiento de Sevilla.

Espero que Cayetana sea la última jefa de la Casa de Alba y espero que esta familia, sus empresas y todas las grandes fortunas se pongan al servicio de los pueblos y no solo sirvan para el derroche y disfrute de unos pocos privilegiados.

En el siglo XXI las duquesas, las marquesas y los condes son un insulto para los ciudadanos, pero aún más para las personas que están justo en el otro extremo de la escala social, como son las jornaleras y los jornaleros de Andalucía.

martes, 18 de noviembre de 2014

El negocio oculto de las cárceles españolas


Grandes empresas, como El Corte Inglés, Banco Santander, Telefónica o ACS, y muchos Ayuntamientos, se benefician del trabajo, apenas remunerado, de miles de presos de las cárceles españolas. También la familia Pujol-Ferrusola, que tiene tras las rejas otro de sus oscuros negocios.


El mundo de las cárceles en España es un tema tabú, del que muy poca gente, salvo los que tienen familiares dentro, conoce su verdadera realidad. Como ocurre en nuestro mundo, del sufrimiento de los demás siempre hay alguien que obtiene provecho económico. Eso ocurre también intramuros. Los presos se han convertido en los nuevos esclavos del siglo XXI porque el Estado de Derecho se suele estrellar con los muros de las prisiones, como dice en una entrevista en este mismo número la abogada Charo González.

El negocio de las cárceles ha sido denunciado en numerosos foros de Internet, en publicaciones radicales o de apoyo a presos y en blogs de escasa repercusión. Los medios de masas casi nunca recogen noticias que pongan en duda a la institución penitenciaria. Sin embargo, lentamente, gracias sobre todo al testimonio de presos y organizaciones humanitarias o de apoyo a los reclusos, va emergiendo la información a la superficie.

El Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias (OATPP), dependiente de Instituciones Penitenciarias, funciona como una empresa de trabajo temporal (ETT) y tiene a más de 12.000 presos trabajando en unos 200 talleres. A ellos hay que sumar los que están bajo el control del CIRE (Centro para la Iniciativa de la Reinserción) de la Generalitat catalana, que va por libre. Los internos están cobrando sueldos ínfimos, no tienen derechos laborales y están generando una producción por valor de millones de euros con grandes beneficios para las empresas que los utilizan y que además tienen la ventaja de que se ahorran el pago de luz, agua, teléfono e incluso parte de las cuotas de la Seguridad Social, que corren a cuenta de la Administración; y todo ello gracias a los convenios con la OATPP.

El número de reclusos «trabajadores» aumenta año a año y se ha multiplicado por tres en tan sólo una década. En teoría estos organismos que contratan presos para el exterior hablan de «programas de reinserción», aunque lo cierto es que se ha convertido en un negocio lucrativo para muchas empresas. En la memoria de Instituciones Penitenciarias de 2012 se mencionan unos beneficios en todo el Estado de cinco millones de euros (con ventas de 162 millones) gracias a la actividad productiva de los internos de todas las prisiones: un total de 12.217, de los cuales 3.119 producían para empresas privadas.

Cien empresas, quinientos clientes

Amadeu Casellas estuvo preso en las cárceles españolas durante más de veinticinco años y acaba de publicar el libro Un reflejo de la sociedad. Crónica de una experiencia en las cárceles de la democracia, en el que denuncia con nombres y apellidos a los que se enriquecen con los reclusos. Entre ellos están la familia Pujol-Ferrusola, Telefónica, El Corte Inglés, ACS, el Banco Santander y Ayuntamientos de toda España, pero hay muchos más.

El más llamativo es el de la familia Pujol-Ferrusola, porque entre sus negocios también está este penitenciario, aunque no ha salido a la luz tras destaparse el escándalo sobre las actividades de la saga. Marta Ferrusola, esposa del ex presidente Jordi Pujol, estuvo en la directiva del CIRE a finales de la década de los noventa, aunque nunca se la veía por su despacho. El ex recluso Amadeu Casellas la denunció en su día sin éxito ante la Fiscalía porque decía que cobraba un «sueldazo» sin acudir a su puesto de trabajo. Por otro lado está la empresa Servivending, que suministraba productos y máquinas expendedoras al CIRE y que al parecer fue puesta en marcha por uno de los hijos de Jordi Pujol, aunque actualmente sólo aparece como administrador único Manuel Antolín Aznar.


Según fuentes que investigaron al CIRE, la familia Pujol estuvo desde el principio en esta entidad. Se les conoce también un negocio de flores dependiente de esta institución. Estas iniciativas pronto pasaron a otras manos porque, según las citadas fuentes, «los Pujol ponían en marcha el negocio y luego lo vendían».

El Corte Inglés se enriquece con los presos por partida doble. Por un lado los tiene trabajando para sus tiendas en unas condiciones precarias y por otro lado son luego los propios reclusos los que adquieren esos productos. La multinacional de Isidoro Álvarez suministra sábanas, mesas, camas, bandejas de comida, sillas, ropa para penados y funcionarios, mantas, colchas y hasta los lotes higiénicos. Y son los presos los que están fabricando todo el material textil con sueldos que no pasan de 200 euros al mes. También Correos usa presidiarios como mano de obra, cobrando menos de 12 euros por ocho horas de trabajo.

Otras muchas empresas y sectores se nutren de la mano de obra barata de las cárceles. Por ejemplo, el de fabricación de automóviles. En las cárceles se fabrican los salpicaderos de Seat, Volvo y Renault. También se producen las pastillas de frenos de casas muy conocidas como Jurid. En Lérida los presos le fabrican a la bodega Raimat cajas de fruta de madera y cartón. Hay imprentas donde se hace casi todo el material de los juzgados y audiencias de Cataluña. En Gerona, los presos confeccionan con sus manos los álbumes de fotos que fabrica la empresa Manuart.

Otro de los que saca tajada del negocio de las cárceles es el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, a través de su empresa ACS. Construye las cárceles y después cobra el alquiler, como es el caso de Brians 2, la prisión de Manresa, la de Figueras, la de Tarragona y muchas más por todo el territorio español. Por cada una de ellas, dice Casellas en su libro, «cobra al mes más de un millón de euros». Florentino Pérez fue uno de los constructores que se benefició del Plan de Creación y Amortización de Centros Penitenciarios que supuso la construcción de 46 nuevas infraestructuras penitenciarias en el periodo 2006-2012, con una inversión de 1.647,20 millones de euros, además de otros 1.504 millones ya aprobados por anteriores Consejos de Ministros. Otras empresas que también se han beneficiado son COMSA y Ferrovial. De la primera, su consejero delegado es Josep Miarnau, mientras que Ferrovial está presidida por Rafael del Pino Calvo-Sotelo. También participan del reparto del pastel FCC, grupo de empresas de las hermanas Koplowitz.

Otros productos que hacen los presos son los mosquetones para practicar la escalada y el rápel. También hay trabajos para empresas externas de carpintería metálica, confección industrial o cultivo en invernadero, a los que hay que añadir las tareas para las propias prisiones, como cocina, panadería, mantenimiento, jardinería y lavandería.

Telefónica hace también negocio a costa de los presos, pues mantiene una situación de monopolio. Ello es posible porque todos los reclusos deben comprar obligatoriamente las tarjetas de Telefónica para llamar a su familia, amigos, abogados, etc. Cada tarjeta cuesta un mínimo de 5 euros y pueden hacer dos llamadas a móvil si llaman dentro del territorio español. Si es al extranjero, el coste de la llamada se dispara. Los presos pueden llamar cinco veces a la semana con un coste mínimo de 10 euros semanales por preso. Como en España son más de 60.000, calcúlense los beneficios.

En Euskadi los presos trabajan para Eroski y Citroën. En Cataluña el Grupo Codorniu tiene a condenados trabajando para bodegas de Lleida. Otras empresas que utilizan la mano de obra barata de los presos son Saveco, Valeo (automóviles) y Asimelec (electrónica y comunicación).

Además OATPP tiene contratos con Ayuntamientos de toda España y todo signo político. Las Cámaras de Comercio de muchas provincias firman convenios con esta entidad. También tiene convenio con las cárceles la Confederació d’Associacions Empresarials de Balears (CAEB).

Se calcula que más de 100 empresas y 500 clientes particulares contratan presos, aunque la cifra real es difícil de conocer ya que los datos no se hacen públicos y no aparecen en el BOE. En este sentido hay que mencionar al blog en apoyo a los presos, Punto de Fuga, que está haciendo un meticuloso trabajo de investigación sobre estas empresas.

Las denuncias sobre explotación de presos empiezan a ser cada vez más numerosas. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía informó recientemente de que unos 12.000 reclusos están empleados en la cárcel con sueldos de hasta 0,5 euros a la hora y entre 80 y 300 euros al mes. Señalan que la vulneración de derechos laborales de los presidiarios es «un problema casi desconocido» que niega horas extra o vacaciones y «aporta un subsidio de desempleo máximo de 100 euros».

Otras fuentes coinciden en que los presos empleados no tienen pagas extraordinarias, horas extra o vacaciones ni por supuesto posibilidad de denunciar su situación a través de los sindicatos, porque éstos están ausentes de las cárceles. Al obtener la libertad, por haber cotizado, no disfrutan del subsidio de excarcelación —426 euros, hasta en 18 meses— sino de la prestación por desempleo que apenas llega a los 100 euros, por lo que muchos internos prefieren no trabajar. Los salarios, según estos informadores, oscilan entre los 120 a los 150 euros al mes, con horarios de 8 horas diarias, cinco días a la semana.



El Banco Santander hace caja

Valentín Matilla González es un ex recluso que estuvo tres años en Villabona (Asturias) y fue excarcelado en noviembre de 2013. Corrobora lo que publica Casellas: «Hay negocios en todas las cárceles, pero sólo algunas se consideran "productivas", porque fabrican para empresas». No es el caso de la prisión de Villabona, pero sí, por ejemplo, de la del Dueso (Cantabria), «a la que todos quieren ir porque trabaja con muchas subcontratas y hay mucha indigencia. Para que te trasladen tienes que portarte bien y por supuesto hay tráfico de influencias».

Habla de El Corte Inglés, el suministrador «oficial» de los objetos de consumo de los presos: «Si un interno quiere tener una televisión, no puede ir al mercado libre, sino que tiene que comprarla en El Corte Inglés». El sistema es el siguiente: aparece por las cárceles cada 15 días lo que los internos llaman «el demandadero», que recoge las necesidades de productos y objetos de los reclusos. Luego acude a El Corte Inglés a por ellos.

También el Banco Santander se beneficia de una situación de monopolio porque los presos solo pueden tener sus ahorros en la entidad de Botín. Incluso, si se mandan transferencias, tienen que ser a través de este banco.

Los presos gastan e ingresan a través de una tarjeta vinculada al Santander. Pueden ingresar un máximo semanal de 100 euros, lo que ocurre habitualmente los miércoles. Si, por ejemplo, el ingreso se hace un jueves, hasta el siguiente miércoles no se cobra, «así que imagínate qué negocio hace el Santander con el dinero de todos los presos de España durante los días que no pueden hacer uso de él».

Matilla conoció a muchos presos que venían de otras cárceles españolas y le contaron los negocios de cada localidad. Pone el caso de Alcalá-Meco, en el que un director trasladó la panadería de la prisión al exterior para aumentar el negocio.

En el Centro de Integración Social (CIS) de Villabona se preparan los destinos remunerados para algunos internos. Por ejemplo, para el sector de limpiezas, en el que la remuneración es de 150 euros mensuales. En la cocina las condiciones laborales «son un escándalo», según Matilla, en referencia a las largas jornadas y la escasa remuneración. Luego están los cursos de jardinería remunerados que se realizan a través de convenios entre instituciones penitenciarias y muchos Ayuntamientos españoles. Los presos aseguran que no existen tales cursos, sino que son enviados a trabajar igual que los empleados municipales, cobrando unos 300 euros mensuales con la misma jornada laboral que sus compañeros; además, aseguran, tienen que pagarse el transporte.

El Ayuntamiento de Langreo fue el primero de Asturias que firmó un convenio con la prisión de Villabona a través del CIS. En teoría los reclusos trabajan en un taller de formación para aprender un oficio y luego reinsertarse en la vida laboral. Lo cierto es que no es así. Son peones utilizados (sin recibir ninguna formación) en las tareas de jardinería del Ayuntamiento. No está con ellos ningún monitor o formador sino que son grupos de 3-4 personas acompañados de un empleado municipal que les indica la tarea a realizar.

Los presos con los que contactó esta revista aseguran que para este tipo de trabajos no se hacen nóminas sino que «te dan un papel de mala manera». En Villabona, dice Matilla, los destinos remunerados «los maneja un tipo, la mano derecha del director de seguridad, que por supuesto funciona por medio del tráfico de influencias, con sus chivatillos y una cola de gente esperando para que les reciba y les de un trabajillo».

Antiguamente había economatos que ahora han pasado a denominarse «boutiques». Este cambio de nombre ha supuesto simplemente un aumento de precios de los productos que se venden.

Funcionarios a cuerpo de rey

Pero no son sólo los empresarios los que sacan tajada de los presos. También se benefician muchos funcionarios de prisiones, que utilizan entidades públicas, como el CIS o el CIRE, desde las cuales se mueven todos estos negocios, muchas veces camuflados como talleres de formación, y cuya filosofía empresarial no es por supuesto explotar a los presos sino «integrarles en el mundo laboral».

Según Casellas los empleados del CIRE «viven a cuerpo de rey y son parte del entramado que explota a los presos». ATLÁNTICA XXII intentó ponerse al habla con Instituciones Penitenciarias para preguntar sobre estas denuncias, aunque indicaron que por «vacaciones» nadie podía atender a la llamada de la revista. Lo mismo ocurrió con otro de los organismos denunciados por Casellas en su libro, el CIRE. Su directora, Elisabeth Abad i Giralt, eludió contestar a las preguntas de esta revista, aunque desde el gabinete de prensa mandaron un mensaje en el que afirmaban que el CIRE tiene un objeto más social que económico y que «es una empresa pública de la Generalitat de Catalunya que se ocupa de la reinserción de las personas privadas de libertad, mediante la formación en oficios y el trabajo penitenciario».

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 34, SEPTIEMBRE DE 2014