lunes, 21 de noviembre de 2022

El anarquista de la bandera roja

 RICARDO FLORES MAGÓN:
EL REBELDE MEXICANO QUE LUCHÓ
POR UNA REVOLUCIÓN MUNDIAL

 Por EL AULLIDO

«La rebeldía es la vida,
la sumisión es la muerte.»

(RICARDO FLORES MAGÓN)

Un tren con una enorme bandera roja entra en la estación de la capital mexicana, centenares de proletarios esperan a que se abra el vagón. Un féretro envuelto en rojo y negro es sacado del interior. Todo el ambiente está plagado de banderas rojas (el color de la Revolución Social), cogen el ataúd y se lo llevan. Por las calles toda la gente humilde, los hijos del pueblo, muestran sus respetos. Varias pancartas con los emblemas de los diferentes sindicatos y organizaciones obreras se ven, también de algunas formaciones políticas de izquierdas. Cuando llega la corona floral del Gobierno es arrojada al suelo, alguien canta el himno nacional y es abucheado. El tren ha venido desde la frontera norte del país, ha recorrido varias ciudades y en todas partes hubo igual muestra multitudinaria de reverencia popular. El finado lleva muerto más de cincuenta días, fallecido en una prisión norteamericana en extrañas circunstancias, y en este mes de noviembre del presente año 2022 se cumple el centenario de su muerte. Se llamaba RICARDO FLORES MAGÓN y por defender la justicia social pasó una cuarta parte de su vida tras los barrotes.

Cuando se habla de una revolución como la mexicana, nos viene a la cabeza las figuras populares de Pancho Villa y Emiliano Zapata como sus mitos revolucionarios, pero no fueron los únicos. Esta revolución iniciadora de las que siguieron en el siglo XX, también la primera donde el papel de las clases populares y sus exigencias se hiciesen valer, aunque terminasen siendo manoseadas por los intereses del poder resultante. La Historia, las más veces, la cuentan los vencedores, aun así, de vez en cuando podemos oír voces que nos cuentan otra realidad, la de los herederos de los «vencidos», que nunca fueron acalladas del todo. Una de estas voces es la de este ácrata latinoamericano desconocido por la gran mayoría y considerado como uno de los precursores de la Revolución Mexicana. Al igual que su hermano mayor, Jesús, participó en las protestas estudiantiles de 1892 contra el régimen personalista del dictador Porfirio Díaz (que llevó «la paz y el progreso» al país a costa de oprimir a su pueblo), asunto que le llevó a la primera de sus experiencias carcelarias. Tras salir entró a trabajar en el periódico opositor EL DEMÓCRATA durante el año siguiente.

El periodo de poco más de tres décadas (1876-1911) en el que México estuvo bajo la mano dura de Porfirio Díaz se conoce como el «Porfiriato», este militar accedió al poder tras un golpe de Estado bajo el lema de «No Reelección», lema que incumplió constantemente. Tuvo al pueblo mexicano sometido, cualquier protesta era duramente reprimida. Un pueblo mayoritariamente campesino, oprimido por una oligarquía de hacendados (cuyas propiedades crecieron tras el expolio legal de las tierras comunales de pueblos y comunidades indígenas) que trataba a sus peones y trabajadores en condiciones de plena semiesclavitud. Y con una camarilla gobernante de tecnócratas, cercanos al dictador, llamados los «Científicos» (con mentalidad socialdarwinista), que controlaba las finanzas y las exportaciones en connivencia con inversores extranjeros. Estando la inmensa mayoría de la población mexicana al margen de los beneficios de la modernización del país que solo alcanzaba una minoría de terratenientes, industriales, grandes comerciantes y altos cargos públicos que vivían en las urbes. Contra este tipo de sistema injusto y cruel se movilizaba toda oposición política.

Junto a su hermano en 1900 fundó el periódico REGENERACIÓN, periódico inicialmente crítico con los errores del sistema judicial y su corrupción evolucionó a atacar directamente al régimen, lo que les puso en el punto de mira. Paralelo a ello, el liberal Camilo Arriaga (sobrino-nieto del diputado que presidió la comisión parlamentaria que redactó la Constitución Mexicana de 1857) invitaba a la reconstrucción del Partido Liberal en un Congreso en San Luis Potosí para el año siguiente, tras las declaraciones de un obispo que afirmaba que el país abandonó el laicismo juarista. Los hermanos Flores Magón asistieron, y Ricardo se dio a conocer con un discurso que iba más allá de lo esperado, atacó directamente al gobierno del dictador denominándolo «madriguera de bandidos». Este Congreso dio pie a la formación de una red de grupos o clubes liberales opositores en diferentes puntos de la República, sobre los cuales pronto cayó la represión.

REGENERACIÓN es clausurado y los hermanos Flores Magón son arrestados, al salir de la cárcel Jesús decide abandonar la lucha, pero es sustituido por el hermano pequeño, Enrique. Los hermanos alquilan otro periódico EL HIJO DEL AHUIZOTE que también es prohibido, mientras la dictadura reprime y encarcela constantemente a otros muchos opositores. Ante este panorama los integrantes del partido deciden exiliarse al vecino del Norte para seguir su labor propagandística y actividades contra el régimen autoritario en 1903, y en el año siguiente 1904 les siguen los hermanos Flores Magón. Pero, la sombra de la dictadura porfirista es alargada y con la complicidad de las autoridades norteamericanas la persecución continúa. Desde Texas huyen hasta Canadá, pasando antes por Missouri, para terminar asentándose en California. En 1905 se produce la primera escisión dentro de las filas del formado Partido Liberal Mexicano (PLM), Camilo Arriaga representa la facción moderada frente a la radical de Ricardo Flores Magón. Los moderados defienden una lucha simplemente política apoyando electoralmente a candidatos independientes, los radicales optan —debido a las circunstancias— por la lucha armada para acabar con la dictadura. Otro punto en controversia es que los primeros defienden una ideología meramente liberal: la defensa de las libertades políticas; mientras los segundos optan por incorporar un discurso socializante que recurra a la defensa de los derechos del pueblo trabajador, sin igualdad económica y social no puede haber libertades políticas. Los liberales moderados abandonan y el PLM se radicaliza, aunque mantiene el nombre, con una ideología más socialista. Y esta es la línea a seguir desde entonces, también a tener en cuenta, esta organización más que un partido político termina siendo más un movimiento.

Los hermanos Flores Magón, Ricardo y Enrique.

El año 1906 fue importante para la organización, es el año en el que, tras una consulta a los integrantes del partido tanto en México como en los Estados Unidos, sale a la luz su Programa político, redactado por Juan Sarabia y con aportaciones de Antonio Villarreal, Ricardo y Enrique Flores Magón solo estampan su firma como Librado Rivera, otro compañero de fatigas afín. Este programa es defendido durante unos años y resultó ser inspiración de la futura Constitución Mexicana de 1917, carta magna que fuese una de las más avanzadas del momento. Dentro se trataba temas tanto de las limitaciones de los gobernantes, como la asistencia sanitaria y enseñanza básica gratuitas, la igualdad de género, los derechos de los trabajadores y la reforma agraria, incluso de la abolición del servicio militar y la prohibición del trabajo infantil. No fue muy del agrado de los hermanos Flores Magón debido a su excesiva legalidad y moderación —para ellos se quedaba corto (sin dejar de lado, el nefasto artículo contra la inmigración china)—, y éstos después de contactar en el exilio con los sindicalistas revolucionarios de la IWW y anarquistas como Emma Goldman y otros de origen europeo ya habían asimilado una ideología libertaria, aunque su estrategia fue seguir denominándose «liberales» aunque ya no lo fuesen.

1906 fue también el año de dos hechos importantes en el México prerrevolucionario. Empezando con las huelgas de Cananea y Rio Blanco, duramente reprimidas por el Gobierno; huelgas en que agitadores vinculados al PLM estaban presentes. Así como del primer intento de sublevación armada contra la dictadura, fallida por el papel de los espías infiltrados en el PLM que dieron al traste con tal sublevación popular.

También, en 1908 hubo otro intento de levantamiento armado revolucionario que igualmente fracasó. Entre estos dos acontecimientos —en 1907— el periódico REGENERACIÓN fue sustituido temporalmente por REVOLUCIÓN.

Una figura digna de recordar, ya que fue uno de los organizadores del levantamiento de 1908, es la de Práxedis Guerrero. Hijo de terratenientes, abandona el seno familiar y su vida acomodada para ganarse el pan con el sudor de su frente como un obrero más (muy al contrario que otro con el mismo origen privilegiado como Francisco Madero). En los EEUU entra a formar parte del PLM, y adquiere una gran importancia como militante y activista mientras Ricardo Flores Magón y sus compañeros están en una de sus varias estancias en prisión. Guerrero antes que Zapata ya pronunciaba la famosa frase de «mejor morir de pie que vivir de rodillas». Con el estallido de la Revolución maderista en 1910, Guerrero entró en México con una partida guerrillera para combatir por una revolución social, pero cayó prontamente muerto a finales del año (el misterio de su muerte recuerda a la de Durruti en 1936). Lo triste es que, muy probablemente, si no hubiese caído la revolución habría ido por otros derroteros.

El PLM había preparado el camino para que surgiese la Revolución de Madero en 1910. Madero con su campaña electoral del mismo año se dio a conocer en todo el país, además de tener el apoyo de las clases medias y sectores descontentos de la oligarquía, también llegó a las clases populares, aprovechando la situación de clandestinidad del PLM que quedó relegado a un segundo plano influyente entre la gente. Con su llamamiento a levantarse contra el Gobierno de Porfirio Díaz y la promesa de devolver las tierras usurpadas a los campesinos, en varias zonas cogieron las armas y se sublevaron, lo que dio pie a la Revolución.

Aunque fracasasen los levantamientos armados de 1906 y 1908 los grupos armados pelemistas se mantuvieron. Las guerrillas pelemistas —minoritarias, pero activas— se coordinaron con las maderistas contra el enemigo común gubernamental, aunque guardando las distancias, ya que el objetivo del PLM era la revolución social, y el de Madero solo un simple cambio de poder, lo que en varios casos llevó a la confrontación. A pesar de todo, los argumentos de Flores Magón críticos contra Madero no llegaron a todas partes, y muchas guerrillas se coordinaban o se pasaban al maderismo creyendo que estaba todo acordado. Sin el empuje inicial y la experiencia de las guerrillas pelemistas hubiese sido muy difícil que la revolución se produjese, algo que fue aprovechado por los maderistas. Aun así, la iniciativa del PLM perdía terreno ante el maderismo. Recordemos que la represión contra el PLM fue mucho mayor que contra el maderismo, tanto en México como en los EEUU, por lo que su influencia se redujo. Se conoce el caso del veterano guerrillero Prisciliano Silva del PLM que al no reconocer a Madero como presidente provisional fue hecho arrestar por orden de éste, lo que conllevó duros ataques y la ruptura definitiva con Ricardo Flores Magón. Madero no era de fiar, y eso se vio después.

Ante este escenario, el poderoso vecino del norte estaba a la expectativa (movilizó tropas en la frontera y buques de guerra por las costas), y cuando vio que el viejo dictador no era capaz de parar la rebelión y ante el temor a que la Revolución fuese más que política, presionó para que Díaz abandonase el puesto y entregase el poder a Madero en 1911. (Como dato anecdótico: cuando Porfirio Díaz se embarcó al exilio con destino a Europa quiso desembarcar en la costa gallega, lo cual fue impedido por los obreros de Vigo como muestra de solidaridad internacional con el pueblo revolucionario mexicano.) Madero entró a formar parte de un Gobierno Provisional compuesto con elementos del anterior régimen y lo primero que hizo fue desarmar a sus revolucionarios, gran error del que debió de arrepentirse tarde.

El triunfo de Madero fue consecuencia de la toma de Ciudad Juárez por los revolucionarios norteños Pascual Orozco y Pancho Villa, así como en el sur por los asaltos a las haciendas de los campesinos armados bajo el liderazgo de Emiliano Zapata, que combatían por más causas que la libertad política, sin ellos no hubiese conseguido nada. Lo que conllevó el miedo de las élites y forzó a pactar con la dictadura. De ahí que con su llegada al poder, compartido con los restos del Porfiriato, intentase desarmarlos. Lo que hizo que los zapatistas aún se mantuviesen en rebelión hasta que las tierras no fuesen devueltas a los pueblos; mientras los norteños se sometían a sus órdenes, hasta que Orozco también se levantase en 1912.

En ese año 1911 se produce la segunda escisión dentro de las filas del PLM, Antonio Villarreal con otros militantes, incluidas sus dos hermanas, abandonan y se pasan al maderismo (Juan Sarabia cuando sale de la cárcel también) y rechazan el anarquismo que ya defienden los hermanos Flores Magón. En ese mismo año sacan un Manifiesto más radical en el que llaman a la expropiación de las tierras y medios de producción para gestionarlo todo comunalmente (como venían haciéndolo los pueblos indígenas desde siempre). Con este Manifiesto de 1911 ponen en entredicho el Programa de 1906 que era más bien reformista, la lucha no ha de consistir solo en derribar al tirano y cambiar las leyes, sino en atacar al sistema capitalista que lo sustenta y que explota a la clase trabajadora. Los escindidos (incluido entre ellos Jesús Flores Magón, el hermano mayor abogado que abandonase el activismo antaño) intentan, poco después, convencerlos participando en unas comisiones negociadoras enviadas por Madero para que abandonen la lucha sin conseguirlo (Ricardo rechazó, incluso, la oferta de la vicepresidencia en el futuro gobierno de Madero); lo que provoca el ataque frontal del maderismo a un PLM ya anarquista.

1911, invasión pelemista de Baja California.

Una de las actividades guerrilleras de envergadura que protagonizó el PLM es la campaña en Baja California, a la que se les unieron muchos anarquistas norteamericanos y militantes del IWW, además de algunos indígenas, dándolo un carácter más internacional, que es derrotada tras el paso permitido de tropas federales mexicanas por territorio estadounidense y las divisiones internas. Este suceso vino acompañado de una ruin y difamadora propaganda mediática que les denunciaba de querer separar el territorio de México para entregárselo a los EEUU, que era totalmente falsa. Y, aun así, a día de hoy siguen muchos creyéndoselo a pies juntillas.

Como dije antes, el pensamiento político-social de Ricardo Flores Magón evolucionó hacia el anarquismo desde el liberalismo juarista, un liberalismo republicano y anticlerical. En el exilio norteamericano entró en contacto con anarquistas de origen europeo y asimiló «la Idea». Ideario que venía madurando tras las lecturas de libros de Proudhon, Bakunin y Kropotkin, así como de Marx, de la biblioteca de Camilo Arriaga. Si a esto añadimos las condiciones penosas de la represión que venía sufriendo desde hace años y las experiencias de su infancia temprana entre los indios mazatecos, los cuales practicaban la democracia directa y el apoyo mutuo como parte de sus usos y costumbres. Un pensamiento libertario que también compartía Ricardo con su hermano Enrique Flores Magón (con Jesús, no) y Librado Rivera, los tres firmaron el Programa de 1906 que luego cuestionasen con el Manifiesto de 1911. Sus críticos les denominaron como «magonistas», término que nunca aprobaron. «No somos 'magonistas' ni seguimos a ninguna personalidad», «No soy 'magonista', soy anarquista. Un anarquista no tiene ídolos», frases que dijeron como rechazo a tal definición que convertía a Ricardo en líder absoluto o caudillo de un movimiento personalista que no era cierto. Pero, debido a su frecuente uso desde entonces, voy a utilizarlo también, ya que las lenguas están vivas y, a lo largo del tiempo, el significado original de las palabras varía y termina formando parte de nuestro vocabulario. Dentro del magonismo (o 'anarcopelemismo', como también prefiero definirlo) podemos incluir a Práxedis Guerrero (muerto al comienzo de la Revolución), como también a Fernando Palomares (activo organizador en la huelga de Cananea y participe en la campaña de Baja California); añádase a Antonio de Pío Araujo (que estuvo al cargo de REGENERACIÓN y el PLM durante varios de los encarcelamientos de sus compañeros) y Anselmo Figueroa (redactor del periódico), estos dos últimos firmaron también el Manifiesto de 1911. Todos ellos compañeros de vicisitudes y batallas, entre otros.

También hubo participación femenina en sus filas, el papel como mensajeras fue vital para el movimiento, debido al machismo de las autoridades pasaban más desapercibidas. Ellas ponían en contacto a todos los grupos pelemistas, filtraban con mayor facilidad propaganda e, incluso, armas; un soporte que fue de gran importancia. Y en la región fronteriza del sur de los EEUU la publicación de muchos periódicos fue obra de ellas. También recordar que Flores Magón, al igual que Práxedis Guerrero, se pronunciaron por la igualdad entre hombres y mujeres. Sin olvidarnos del apoyo moral que le brindó al mismo Ricardo su compañera sentimental María Brousse, sin el cual le hubiese sido imposible soportar las intermitentes temporadas de cautiverio.

El lema «Tierra y Libertad» proviene del populismo ruso decimonónico y que pasó al anarquismo a través de Bakunin, y que el magonismo adoptó; sin olvidarnos de que la bandera roja del PLM llevaba las letras escritas en blanco de tal lema. El periódico ácrata barcelonés TIERRA Y LIBERTAD (años después convertido en órgano de expresión de la FAI) mantuvo estrechas relaciones con los magonistas. Aunque el lema fuese erróneamente atribuido al zapatismo, este movimiento revolucionario campesino lo adoptó tras contactar con ellos, y, además, su Plan de Ayala estaba influenciado por el discurso expropiador de los medios de producción del PLM. Se sabe que Zapata invitó a Flores Magón a que editase REGENERACIÓN desde Morelos —territorio zapatista— lo cual fue rechazado por el carácter internacionalista del magonismo. Mientras el PLM enarbolaba la bandera roja (y no rojinegra) de la revolución social, el zapatismo lo hacía con la bandera tricolor nacional, ya que el sentimiento antiestatal de los unos chocaba con el patriotismo de los otros. Pero respeto mutuo siempre mantuvieron, a pesar de las diferencias, lo que conllevó muchas críticas de parte del anarquismo internacional.

Y ya que he comentado a los pueblos indígenas, merece la pena hacer una mención al pueblo yaqui del sur de Sonora. A este pueblo le robaron las tierras en nombre del progreso y tuvo que declarar la guerra al gobierno mexicano. Las represalias fueron durísimas con ellos, a muchos condenaron a trabajar como esclavos para las haciendas, pero su espíritu rebelde (bronco) nunca se perdió. Crearon una red clandestina para armarse, red que también fue usada por el PLM en sus insurrecciones de 1906 y 1908, ya que también entre ellos entablaron contactos. Incluso los yaquis también adoptaron el lema magonista aunque modificado, como «Libertad y Tierras». No fueron los únicos indígenas que colaboraron con el PLM, como ocurrió en Veracruz y Baja California. Sin olvidarnos del activo magonista Fernando Palomares, que era indio mayo. También debemos tener en cuenta que quienes más reivindican actualmente la memoria de Ricardo Flores Magón son los mismos movimientos indígenas de Oaxaca y de otros estados mexicanos.

Ante la no aplicación de los planes iniciales dentro del maderismo surgió el descontento, como el de los hermanos Vázquez Gómez. Estos que habían apoyado a Madero se levantaron contra él al disolverse el partido que lo llevó a disputar el poder a Porfirio Díaz. Fueron de los primeros en volverse contra él, sin olvidarnos de los zapatistas que se negaban a ser desarmados y algunos grupos guerrilleros pelemistas. Madero tras unas elecciones llegó definitivamente a gobernar. Pero, la principal figura revolucionaria que surgió en esa primera etapa de la Revolución oficial fue la de Pascual Orozco. Orozco es quién abrió las puertas de acceso al poder a Madero, entonces Pancho Villa era un subordinado. Incluso el zapatismo en su Plan de Ayala lo consideró su Jefe Revolucionario. Orozco también se sublevó contra Madero a principios de 1912, junto a él se levantaron expelemistas que aunque enarbolasen la bandera roja —conocidos como «los colorados»—, Flores Magón los atacó diciendo que eran 'rojos' por fuera y conservadores por dentro, de nada fiables, ya que Orozco, a pesar de su discurso social y revolucionario, estaba financiado por la oligarquía porfirista del clan Terrazas-Creel de Chihuahua (la misma que persiguió con saña al PLM tras los intentos fallidos de revolución en los años 1906 y 1908). Madero envió al ejército comandado por el general Victoriano Huerta a combatirlo, y Pancho Villa estuvo como irregular bajo sus órdenes. Entre Villa y Huerta las relaciones no fueron buenas, Huerta intentó fusilar a Villa, éste fue encarcelado y logró escapar a los EEUU. Aquí podemos ver como el proceso revolucionario comenzaba a dar sus giros y diferentes alianzas.

La COM el 1 de Mayo de 1913, Ciudad México.

Durante este breve mandato, después de años de dictadura, el movimiento obrero volvió a organizarse y a protagonizar alguna huelga general y en ese año se creó la anarcosindicalista Casa del Obrero Mundial (COM), que junto a la rebelión orozquista, en el norte, y al no desarme zapatista, en el sur, fueron verdaderos quebraderos de cabeza del gobierno maderista. Al que se le unió los intentos golpistas de la reacción.

Como inciso conviene mencionar la figura de Antonio Díaz Soto y Gama equivocadamente incluido dentro del magonismo. Aunque fuese compañero de Camilo Arriaga y participase en la formación del PLM, abandonó la clandestinidad en 1904 tras pactar con el Porfiriato. Volvió a la palestra política en 1911 tras el triunfo de Madero, dentro de un PLM reorganizado desde México junto a otros como Antonio Villarreal, Juan Sarabia y Camilo Arriaga y, a su vez, sacaron otro periódico con el mismo nombre de REGENERACIÓN («DEGENERACIÓN» según palabras de Ricardo Flores Magón) en el que también participaba Jesús Flores Magón. Todos terminaron abandonándolo porque la línea de la dirección era diferente a la original. Soto y Gama luego pasó a la anarcosindicalista COM y de ahí a luchar junto los zapatistas. Fue quién dio más peso teórico al zapatismo. Ya como diputado agrarista quiso engañar a la familia Flores Magón de que tenía la aprobación del movimiento obrero mexicano para que el Parlamento se hiciese cargo de las exequias fúnebres de Ricardo en 1922. Y es uno de los primeros responsables de falsear el papel de Flores Magón como precursor de la Revolución Mexicana oficial.

El general Huerta enviado a la capital para someter el levantamiento militar de 1913, hizo todo lo contrario, se sumó a él y depuso a Madero, al que hizo asesinar, y así acceder al poder. Todo esto con el beneplácito del embajador de los EEUU. Frente a este golpe de Estado hubo maderistas que se opusieron, como el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, los «sonorenses» y Pancho Villa, que regresó del exilio. Zapata siguió levantisco y se opuso a este nuevo dictador. Orozco, en cambio, junto a sus «colorados», se alió con el golpista. Comenzando la segunda etapa de esta revolución. Carranza, Villa y los «sonorenses» conformaron el Ejército Constitucionalista que combatió al Ejército Federal de Huerta, igual que al sur de la capital los zapatistas continuaban la lucha por las tierras. (Por el año 1914 los EEUU ocuparon Veracruz porque vieron que Huerta se arrimaba a la Alemania del Káiser.) Los restos de las guerrillas pelemistas ingresaron dentro de las filas de estos ejércitos revolucionarios. Aun así, a pesar de los encarcelamientos constantes, Flores Magón siguió dando batalla desde California, hasta hubo un intento de formar otro nuevo movimiento guerrillero magonista que fue duramente desbaratado por las autoridades norteamericanas y sus componentes apresados con largas condenas, muy diferente fue el vecino del Norte con Pancho Villa y su gente al ser más indulgente y permitirles el suministro de armas y municiones.

Huerta fue derrocado y la división entre los revolucionarios surgió, por un lado villistas y zapatistas y por el otro, los carrancistas con el apoyo de los sonorenses. Siendo estos últimos los vencedores en la guerra civil de 1915. El ejército villista fue derrotado por el sonorense Álvaro Obregón en las batallas del Bajío, la División del Norte villista fue considerado el ejército revolucionario más grande que haya habido en la historia de América Latina, que terminó disolviéndose tras la desastrosa campaña de Sonora, a finales de ese año. Durante tal campaña Villa vio como los EEUU reconocía y daba su apoyo a Carranza, lo que provocó su desengaño, ya que hasta ese momento tuvo el apoyo norteamericano. Pancho Villa hizo como reprimenda una incursión en territorio estadounidense en 1916 lo que provocó la reacción imperialista enviando tropas a territorio mexicano para su captura: la Expedición Punitiva, que resultó ser un fracaso (aquí surgió el falso mito antiimperialista de Pancho Villa).

Uno de los momentos más inefables de la historia del movimiento obrero fue la alianza de la COM con el carrancismo para combatir a los ejércitos campesinos de Villa y Zapata (a la militancia de la COM, debido a su irreligiosidad, no le hizo mucha gracia ver a los zapatistas desfilar por la capital con la imagen de la Virgen de Guadalupe), a través de los llamados «Batallones Rojos». Tras la derrota de éstos, Carranza desarmó tales batallones, e incluso reprimió con dureza las numerosas huelgas y cerró los locales, los obreros ya no le hacían falta. Estos hechos, tanto el pacto como su ruptura consiguiente, fueron denunciados por Ricardo Flores Magón desde REGENERACIÓN. El posibilismo que inundó tal organización sindical y todo vínculo con el magonismo fue erradicado dentro de sus filas —a pesar de la militancia libertaria en su seno— llegando incluso a colaborar con el gobierno carrancista para neutralizar todo opositor al pacto. Aunque a Ricardo Flores Magón se le atribuyó formar parte del anarcosindicalismo, nunca consideró que las reivindicaciones consistentes en aumentar los salarios y reducir las horas, así como mejorías en las condiciones laborales, fuesen verdaderamente anticapitalistas; él era de la línea anarco-comunista como Kropotkin y Malatesta.

Funeral de Ricardo Flores Magón, enero de 1923.

En 1915, después de salir de uno de sus tantos encarcelamientos, Flores Magón y compañeros crearon una comuna de California para vivir juntos. Se dedicaron a cultivar árboles frutales y criar pollos, mientras algunos componentes salían fuera a trabajar para llevar ingresos al fondo común. Fue una breve experiencia hasta que volvió a ser detenido por lo que escribía contra el Gobierno mexicano. Emma Goldman fue testigo de uno de sus juicios, vio como cuando llegaba a la sala el juez, nadie se levantaba, pero cuando entraban los Flores Magón, todo el mundo —la mayoría trabajadores mexicanos— se levantaba ante ellos como señal de admiración y respeto. En 1918 se produce la ruptura entre los dos hermanos, Ricardo y Enrique, quedándose muy menguado el PLM y el periódico REGENERACIÓN. En ese mismo año Ricardo Flores Magón y Librado Rivera firman otro manifiesto dirigido a todos los obreros y anarquistas del mundo, en el que se condena al capitalismo y a la Gran Guerra que asolaba Europa, lo que les conllevó la definitiva condena a prisión de varios años y que puso fin a la vida de Ricardo.

En 1919 Zapata era vilmente asesinado a traición, Villa se mantenía combatiendo al gobierno carrancista desde la guerrilla (hasta el abandono de la lucha armada en 1920). Poco antes, en 1917 se redactó la actual Constitución mexicana, una de las más progresistas de la época, que mantenía en el poder a las clases medias; las reivindicaciones obreras y campesinas estaban plasmadas, pero sometidas. En 1920 Carranza es depuesto por los sonorenses, con apoyo zapatista (lo debió matar alguno de sus más cercanos para salvar el pellejo), dando origen al caudillismo que gobernó el país durante las dos siguientes décadas (Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, podemos incluir también a Lázaro Cárdenas), precedente del monopolio gubernamental priista que duró todo el siglo XX.

Las duras condiciones de la prisión fueron mermando la salud de Ricardo Flores Magón. La presión callejera para liberarlo fue nula en ambos lados de la frontera. Incluso rechazó una pensión que parlamentarios mexicanos querían darle. Cuando se le obligó a pedir perdón para poder salir, también se negó, ya que él no había hecho ningún mal y arrepentirse sería dar la razón a sus opresores. En la madrugada del 21 de noviembre de 1922, apareció muerto, su causa aún es desconocida, se cree que lo asesinaron, aunque otras fuentes indican que de un paro cardiaco. Fuese provocada o no su muerte fue responsabilidad del sistema penitenciario y judicial norteamericano, que le privó de toda atención médica. Cuando desde el Gobierno mexicano se quisieron hacer cargo del cadáver, su familia se negó. Fue un sindicato ferroviario quién se encargó de devolverlo a México y hacer el funeral. Entierro multitudinario. El capitalismo estadounidense lo quería muerto, por el apoyo popular que aún arrastraba su persona.

A Flores Magón se le ha considerado el precursor de la Revolución Mexicana, pero ésta no fue su revolución. La suya era mundial, internacionalista, y no patriótica («Yo no creo en el Estado; sostengo la abolición de las fronteras internacionales»), por eso estuvo en California y no regreso a suelo mexicano en vida. Esperaba que todos los desposeídos y parias de la Tierra se levantasen, empezando con la población humilde mexicana. Y en este año 2022 se va a cumplir el Centenario de su muerte, irónicamente el Gobierno de México ha declarado oficialmente este su año, cuando Ricardo Flores Magón nunca quiso nada de ningún gobierno ni parlamento, los detestaba. Por ello se le tilda de sectario e intransigente, pero era su forma de pensar. El gabinete 'morenista' de AMLO que gobierna en México lo que está haciendo con ello es injuriar la memoria histórica de Ricardo Flores Magón, una figura del Pueblo y no de las instituciones y los políticos que se merece un mayor respeto. Desde aquí lo homenajeamos a nuestra manera con este número de la revista DC dedicado a su figura y legado.

¡VIVA TIERRA Y LIBERTAD!

 DESDE EL CONFINAMIENTO, 69

jueves, 22 de septiembre de 2022

Libertad política


Por RICARDO FLORES MAGÓN

Deseamos que nuestros compañeros los desheredados se penetren bien de lo que es la libertad política y los beneficios que puede reportar a los pueblos. Nosotros tenemos la convicción de que la libertad política por si sola es impotente para hacer la felicidad de los pueblos, y es por eso por lo que trabajamos con empeño por hacer entender al pueblo que su verdadero interés es el de trabajar por la libertad económica, que es la base de todas las libertades, el cimiento sólido sobre el cual puede construirse el grandioso edificio de la emancipación humana.

La libertad política da al hombre el derecho de pensar, el derecho de emitir su pensamiento, el derecho de reunirse, el derecho de ejercer el oficio, profesión o industria que le acomode, el derecho de transitar libremente por el territorio nacional, y entre otros muchos derechos y prerrogativas tiene el derecho de votar y ser votado para los cargos públicos de elección popular. En cambio de estas libertades vienen las obligaciones, siendo las principales: el pago de contribuciones para los gastos públicos, el servicio gratuito a las autoridades cuando éstas necesiten el auxilio de los ciudadanos, la obligación de servir como soldado.

Ya hemos explicado otras veces que la inferioridad social del proletario y del pobre en general hace completamente ilusoria la libertad política, esto es, no puede gozar de ella. La ignorancia y la miseria inhabilitan al hombre para pensar y emitir sus pensamientos, y aun cuando lograse pensar y emitir sus pensamientos, serían éstos de una inferioridad intelectual tan marcada que su influencia seria nula por la imposibilidad de hacerlos preponderar sobre la brillante argumentación de los hombres instruidos. Intelectualmente, pues, el proletario está subordinado a las inteligencias de los hombres cultos que por el hecho mismo de su cultura gozan de comodidades y tienen, por lo tanto, ideales que corresponden a la vida fácil de las clases altas de la sociedad, cuyo interés en conservar esas facilidades de existencia que no se fundan en un principio de igualdad y de justicia sociales, sino en la desigualdad misma, en el hecho de la diferencia dé facilidades de existencia entre las clases alta y baja de la sociedad. Se ve, por esto, que la libre emisión del pensamiento aprovecha casi exclusivamente a las clases altas. El derecho de reunión es igualmente ilusorio para el proletariado en virtud de su inferioridad intelectual que lo subordina, naturalmente, lógicamente, a las clases cultas, que, si se trata de reuniones políticas, se sirve de la masa como fuerza numérica para decidir una contienda electoral, o para hacer variar de política a un gobierno o simplemente de tablado sobre el cual exhibirse y brillar mejor.

Ilusorio es, igualmente, el derecho de ejercer el oficio, profesión o industria que se quiera. La ignorancia y la miseria inhabilitan al hombre para entregarse libremente al ejercicio de una profesión, derecho que solamente puede ser disfrutado por las clases altas que tienen dinero para sostener los estudios de sus hijos. Igualmente se necesita poseer bienes de fortuna para establecer una industria. Al proletariado no le queda otro derecho que el de ejercer un oficio, y aun para escoger un oficio se necesita gozar de alguna independencia económica y poseer cierta instrucción, circunstancias que no concurren en la generalidad de los pobres.

Lo que se ha dicho acerca de los derechos políticos aquí enumerados, se puede decir, con ligeras variaciones, de los demás. Para gozar de los derechos políticos se necesitan la independencia económica y la instrucción, y todo hombre que se dedique sinceramente a trabajar por el bienestar del pueblo debe luchar, con todas sus fuerzas, por un cambio de las condiciones políticas y sociales existentes, en otras que garanticen la independencia económica, base de la educación y de la libertad, o que garanticen, al menos, una independencia relativa, gracias a la cual pueda el proletariado unirse, educarse y emanciparse al fin. 

El derecho del voto es también ilusorio por la misma razón que hace ilusorios los demás derechos cuyo conjunto es lo que se llama la libertad política. La ignorancia y la miseria ponen a los pobres en una situación de inferioridad que los subordina, natural y lógicamente, a la actividad política de las clases altas de la sociedad. Por razones de educación, de instrucción y de posición social, las clases altas asumen el papel de directoras en las contiendas electorales. Los individuos de las clases altas, en virtud de su independencia económica, disponen de más tiempo que los proletarios para dedicarse a otras cosas distintas de las ocupaciones ordinarias de la vida, y, todavía más, muchos de los individuos de las clases directoras hacen de la política la ocupación única de su vida. Todo esto contribuye a que el proletariado que, en virtud de verse forzado a trabajar día con día para poder vivir, no puede tomar a su cargo la dirección de las campañas políticas, tenga que subordinarse a los trabajos de las clases directoras, conformándose los trabajadores con hacer el papel de votantes en las farsas electorales. La discusión de los candidatos, la confección de los programas de gobierno, el plan de la campaña electoral, la propaganda y todo lo que requiere actividad y discernimiento, quedan absolutamente a cargo de los directores del movimiento electoral, pues aun en el caso de que se formaran clubes especiales de trabajadores para los trabajos electorales, lo que en ellos se hiciera no seria sino el reflejo de lo que se hace en los clubes electorales de las clases directoras, de los cuales son mero espejo. De todo lo cual resulta que los pobres no tienen otro derecho que el de firmar la boleta electoral y llevarla a las casillas; pero sin conocer, a punto fijo, las cualidades de las personas que tienen que elegir, a quienes sólo conocen por lo que de ellas dicen los propagandistas de las clases directoras.

El derecho de votar se reduce, en tales condiciones, a la tarea de firmar una boleta y llevarla a la casilla, y con ello los trabajadores -y los pobres en general- nada ganan, como no sea el cambiar de amo, amo que no va a trabajar en beneficio de los intereses de los pobres, sino en beneficio de las clases altas de la sociedad, pues éstas fueron las que en verdad hicieron la elección.

He aquí cómo la libertad política, por si sola, no tiene el poder de hacer feliz a ningún pueblo. Lo que urgentemente necesitan no sólo México, sino todos los pueblos cultos de la Tierra, es la libertad económica que es un bien que no se conquista con campañas electorales, sino con la toma de posesión de bienes materiales, tales como la tierra y la dignificación y ennoblecimiento de la clase trabajadora por medio de mejores salarios y menor número de horas de trabajo, cosas que, como lo hemos repetido mucho, darán al proletariado la oportunidad de unirse, de estudiar sus problemas, de educarse y de emanciparse finalmente. 

Por lo expuesto se ve que, en realidad, el pueblo no ejercita, no puede ejercitar los derechos políticos; pero eso no lo descarga de las obligaciones que le impone la ley. No tiene derecho a otra cosa que a morirse de hambre; pero está obligado a pagar las contribuciones para que vivan con holgura precisamente los que lo dominan. El brillante Ejército, los polizontes de todas clases, los funcionarios políticos, judiciales, municipales y administrativos, desde los más altos hasta los más humildes, los miembros de las Cámaras legislativas federales y de los Estados y una caterva de empleados altos y bajos, tienen que ser pagados con las contribuciones de todas clases, aduanales, del Timbre, directas y municipales que pesan exclusivamente sobre los hombros del pobre, porque si bien es cierto que son los ricos los que las pagan por los negocios que tienen entre manos, sacan lo que han pagado al Gobierno encareciendo las rentas de las casas, de las tierras, de los comestibles, de las mercancías en general, siendo, por lo tanto, los pobres, los únicos que tienen que pagar los gastos del Gobierno, entre los que hay que agregar las subvenciones a la Prensa gobiernista, las gratificaciones que acostumbra dar a los más viles y más bajos de los aduladores, y las cantidades que los hombres que gobiernan sacan de las cajas de las oficinas públicas para aumentar sus riquezas.

Pero no es esta la única obligación de los pobres. Entre otras está el servicio gratuito que deben prestar, ya por medio de las rondas para cuidar los intereses de los ricos, ya componiendo las carreteras para que se deslicen mejor los automóviles de los ricos también, y por ese tenor todos los demás servicios, hechos gratuitamente por los de abajo en beneficio de los de arriba, y, como digno remate de la burla con que se paga la candidez de los pueblos, el proletariado debe dar sus mejores hijos al cuartel y sus más bellas hijas al lupanar, para que sus hijos lo asesinen cuando se declare en huelga, o reclame sus derechos y sus hijas sean manchadas por los señoritos, y los viejos también, de la santa burguesía.

Obligaciones, cargas, afrentas, miseria, prostitución, crimen, ignorancia, desunión, ése es el sombrío cortejo de males que sobre el pueblo arroja la libertad política cuando se la considera como la panacea que ha de curar todas las dolencias de la humanidad. La libertad, así, es un edificio sin base sólida e incapaz de tenerse en pie. Lo que el pueblo necesita para gozar de libertades es su emancipación económica, base inconmovible de la verdadera libertad. 

REGENERACIÓN
(12 - noviembre - 1910)

jueves, 8 de septiembre de 2022

Tierra y Libertad

   (Lema atribuido por error al zapatismo, en origen proviene del populismo ruso decimonónico y de ahí pasó al anarquismo. En México fue el lema del PLM y que adoptó el movimiento zapatista. La primera vez que se usó fue en este artículo del periódico REVOLUCIÓN —que relevaba al clausurado REGENERACIÓN.)

 

Por RICARDO FLORES MAGÓN

De las aberraciones en que incurre el derecho de propiedad, es de las más odiosas, sin duda alguna, la que pone las tierras en posesión de unos cuantos afortunados.

Las leyes escritas sancionan la apropiación de tierras; pero como dice Montesquieu «la igualdad natural y las leyes naturales son anteriores a la propiedad y a las leyes escritas», y, agregamos nosotros, deben prevalecer sobre las legislaciones artificiosas que ha forjado el egoísmo para favorecer a las castas privilegiadas, arrojando a la miseria y al abandono a la mayoría, a la inmensa mayoría de los seres humanos.

La Naturaleza no hace distingos; no formó este globo que la avaricia ha convertido en infierno de los desheredados, para que fuera la «cosa» de un reducido grupo de explotadores. Formó este globo de inagotables riquezas, fecundo, prodigioso, magnificente, para que nadie careciera de lo necesario, para que en él la humanidad toda viviera feliz y satisfecha. La Naturaleza es igualitaria: leyes semejantes, precisas, invariables, rigen la vida universal de los astros, y de la misma manera, leyes semejantes, precisas, invariables determinan el nacimiento de todos los hombres. No hay quien sea superior a los demás: todos los hombres nacen iguales, tienen idéntico origen y viven sujetos a las mismas leyes biológicas. ¿Por qué han de ser unos poderosos y otros miserables? La tierra, obra de la Naturaleza ¿por qué ha de ser el feudo de los mimados de la fortuna, en vez del patrimonio de la colectividad, de la humanidad entera?

El derecho a acaparar tierras individualmente, a adueñarse de lo que corresponde a la colectividad, es un atentado contra las leyes naturales que están muy por encima de las leyes escritas que rigen a la sociedad actual. Y ese atentado resulta más odioso si se observa que no es la laboriosidad o alguna otra virtud lo que determina el enriquecimiento de los hombres; al contrario, son pasiones bajas, el egoísmo, la avaricia, la rapacidad, las que generalmente conducen al solio de los próceres.

Uno de los mayores absurdos del régimen capitalista estriba en la injusta y desproporcionada división de las tierras. En México, para no hablar de otros países, esa división, tal como subsiste hoy, es una verdadera calamidad nacional. El territorio mexicano está poseído, casi en su totalidad, por un grupo reducidísimo de terratenientes, quedando cortas extensiones en poder de los pequeños propietarios. La masa de la población, el proletariado tan numeroso como hambriento, no posee ni un palmo de terreno.

Si examinamos esta cuestión, encontraremos que la violencia y la corrupción oficiales han contribuido principalmente a despojar a la colectividad de las tierras que por derecho natural le pertenecen. El Estado, el Gobierno, ha sido un aliado eficaz de los despojadores, de los acaparadores de tierras que en virtud de su crimen, se convierten en grandes, en poderosísimos Señores de vidas y haciendas.

La conquista española nos trajo una irrupción de soldados aventureros y de nobles ambiciosos que mediante la influencia de que gozaban cerca del trono de España o cerca de los Virreyes, les era fácil, sencillísimo, obtener títulos de propiedad sobre terrenos rústicos o urbanos, aunque éstos pertenecieran de antiguo a los indios. Desalojar a los indígenas de sus tierras era cosa trivial y corriente en tiempos de la dominación española, lo mismo que ahora. Así se formaron grandes propiedades, muchas de las que, pasando de generación en generación, aún subsisten en poder de los descendientes de los despojadores primitivos.

Ya independientes, vino la interminable sucesión de guerras civiles que engendraron el caudillaje, tan ávido de riquezas como los dominadores ibéricos. Cualesquier «caudillo» que se insurreccionaba y que alcanzaba éxito en la aventura, una vez encaramado al Poder, se llamaba a sí mismo 'salvador de la patria' y en premio a sus meritorios servicios se adjudicaba terrenos y más terrenos. Sus compañeros de armas también tenían parte en el botín y se improvisaban rancheros o hacendados.

Desde los tiempos del presidente Bustamante hasta las revoluciones de Díaz, los «caudillos» que luchaban por el medro personal y no por la defensa de ideales, jamás perdieron la oportunidad de hacerse de un pedazo de la patria. Hubo «caudillos» que llegaron a poseer estados enteros. En nuestra época tenemos ejemplos vivientes de esos voraces detentadores de tierras, siendo el principal Luis Terrazas, amo y señor de Chihuahua y de parte de Sonora.

Los «caudillos» no reconocieron límites a su ambición: Santa Anna fue dueño de haciendas incontables, lo mismo que Márquez, Miramón y Mejía. Santiago Vidaurri se declaró propietario de gran porción de Nuevo León y Coahuila, y lo mismo hizo Manuel González en Tamaulipas y Guanajuato, Pacheco en Tamaulipas y cien más cuyos nombres callamos.

Habiéndose apoderado los «caudillos» y los favoritos del Gobierno de todas las tierras apetecibles, siendo ya difícil encontrar aunque sea un sobrante qué denunciar, los hombres de dinero y de influencia que quieren engrandecer su feudo, entablan por cualquier pretexto pleitos con los propietarios pequeños e indefectiblemente triunfan en nuestros corrompidos tribunales.

Así, los terratenientes van absorbiendo rápidamente el territorio nacional, que, puede asegurarse, está en manos de unos cuantos. Pero tales propiedades son perfectamente ilegítimas y el pueblo tiene pleno derecho a apropiárselas y distribuirlas de una manera equitativa. Esta solución justa y radical del problema agrario no es de nuestros días, es de un porvenir todavía remoto, bien lo sabemos. Estamos aún distantes de la época en que la colectividad tome posesión de las tierras y se evite así que por medio de ellas, se explote al trabajador que las cultiva y que ve con cólera y desesperación que los productos pasan a los cofres de los propietarios holgazanes e insolentes.

Estamos muy lejos de abolir la explotación del hombre por el hombre, pero nuestro deber es avanzar hacia ese fin noble y fulgente. No podemos instituir nuestra sociedad sobre la base de la igualdad económica porque nos falta educación; no podemos enarbolar como regla de conducta la sentencia de Proudhon: «la propiedad es el robo», pero sí podemos contribuir al mejoramiento del proletariado y a ponerlo en aptitud de que más tarde destruya el monstruo de la explotación y se emancipe por completo.

No suena aún la hora de que la colectividad entre en posesión de todas las tierras, pero sí se puede hacer en México lo que ofrece el Programa del Partido Liberal: tomar las tierras que han dejado sin cultivo los grandes propietarios, confiscar los bienes de los funcionarios enriquecidos bajo la actual Dictadura y distribuirlas entre los pobres. Y esas tierras y esos bienes son inmensos. Hay muchas tierras sin cultivar y favoritos de la Dictadura como Limantour, Terrazas, Corral, Torres, Cárdenas, Molina, Reyes, Dehesa y muchos más, han formado fortunas colosales y son dueños de grandes extensiones de terreno.

El Partido Liberal no defiende principios de relumbrón: lucha por las libertades políticas y por la emancipación económica del pueblo. Quiere para los oprimidos reformas positivas, reformas prácticas. Al mismo tiempo que por la conquista de los derechos cívicos, se preocupa porque el trabajador obtenga mejores salarios y pueda hacerse de tierras.

Por eso nuestro Programa es de verdadera redención, por eso nuestro grito de combate será:

¡TIERRA Y LIBERTAD!

REVOLUCIÓN
N.º 8, 20 julio 1907