Se cernía la sospecha de conflicto en el subconsciente de todos. En esta ciudad, en la que ya desde hace años, la corruptela de los políticos campa a sus anchas y se viene cebando más concretamente con el negocio inmobiliario, la única manera de que los deseos de los que mandan no se hagan realidad es tomar la calle.
Ya pasó el 18 de Agosto de 2005 cuando el Sr. Juan Carlos Aparicio, entonces alcalde de Burgos, decidió acometer obras en el barrio de Gamonal, en la Avenida Eladio Perlado. Un aparcamiento subterráneo que los ciudadanos del barrio no querían por distintos motivos: agravamiento de las grietas en viviendas aledañas como ya pasó con el parking de Plaza Roma (junto a esta avenida), el alto coste de las plazas que se iban a vender o alquilar a los vecinos de un barrio obrero o la vejación comercial que iba a sufrir la zona durante las obras. Únicamente con la movilización ciudadana se paralizó la obra. Bastaron apenas un par de noches con sus días para que todo el proyecto acabara en agua de borrajas; no sin el nefasto resultado de la acción represiva que se cobró unos cuantos detenidos y procesados.
Desde la CNT de Burgos hemos consensuado una opinión sobre el bulevar de Gamonal. Observando in situ la situación y el sentir del barrio, acudiendo a las manifestaciones que se convocaron antes del conflicto tan popularmente mediatizado y hablando con los vecinos que en muchos casos conocíamos. Hemos de manifestar nuestro total y absoluto rechazo a la construcción del mismo. Qué mejor razón que la que esgrime el pueblo, la que muestran sus ojos cuando gritan «Gamonal no quiere bulevar», esa es la mayor fuerza que existe, la de un barrio unido en contra de una injusticia politizada.
Pero además, ya lo hemos visto en determinados medios, en los que, en algún caso, se ha dado la palabra a los vecinos cuya opinión es simplemente que «ahora son necesarias otras cosas». Es necesario invertir más en asuntos sociales, que para este barrio son imprescindibles (se cerró una guarderia por no querer gastarse 13.000 € en la reforma de la misma), es preciso abaratar el aparcamiento reacondicionando zonas gratuitas para el mismo. Obvio es también que en una arteria principal de la ciudad, por la que pasan miles de vehículos al día, el tráfico se vería gravemente colapsado creando un solo carril para cada sentido, cuando ahora hay dos, teniendo que circular también taxis y autobuses por el mismo. Es un despropósito en toda regla.
Mención merece también el progreso especulativo al que ha llegado el sector de la construcción en esta ciudad, donde se ofrecen contratas a dedo a pesar de que en el concurso existan mejores ofertas y donde las constructoras que más influencia tienen en el poder político son las que sobreviven. Muchas en concurso de acreedores, desgraciadamente para sus trabajadores, ya tienen los bolsillos llenos. Pero entre éstas destacan Arranz Acinas y las del grupo del famoso (hasta en la trena) magnate del ladrillo y la «comunicación» Antonio Miguel Méndez Pozo, cómplice de políticos y alcaldadas varias. Destacan por realizar, en UTEs o por separado, obras del calibre del Hospital Universitario de Burgos o del Bulevar del Ferrocarril, millonarias ambas. Y además les permiten explotar los aparcamientos de aquel a precios abusivos. Por todo esto decimos que este es otro más de sus deseos urbanísticos que tanto engordan las cuentas de políticos y gerifaltes inmobiliarios y que injustamente pagan, con su dinero y con la pérdida de bienestar social, los ciudadanos de Burgos.
Sobre el «caos» mediático que la construcción del bulevar de Gamonal ha causado dentro y fuera de España, es notoria la cantidad de información que se pierde por el camino. Se habla de radicales, barricadas y hasta de atentados y se le da más importancia que al hecho de que durante 5 días los vecinos del barrio y de otros barrios de la ciudad salgan a demostrar a los poderosos que están hartos y que no quieren que se les chulee más. Desde la mañana hasta la noche y de manera pacífica y asamblearia. No se habla de la verdadera represión en una ciudad tomada por los antidisturbios, que no dudan en propinar palizas a jóvenes y en levantar las porras contra sus madres. De entrar a los portales y amenazando con pegar a los manifestantes pacíficos. Está claro que en los medios de «información» de Méndez Pozo no se va a tratar de manera benevolente el asunto pero es que en los demás tampoco. Y determinados periodistas se escudan en el colegueo profesional para tildar de gran labor periodística la del Diario de Burgos.
La magia del efecto Gamonal ha llegado a traspasar fronteras, pero lo mejor lo tenemos aquí al lado: Palencia, Salamanca, Valladolid, Vigo, Barcelona, Madrid, Sevilla, Oviedo, Valencia, Cáceres, Zaragoza, etc. Estos días habrá concentraciones en muchas ciudades, pero, el leitmotiv que impulsa nuestros corazones. ¿Cuál es? No es odio, es todo lo contrario. Basta ya de hablar de indignados; que sí, que lo estamos, pero lo que nos hace ponernos en el pellejo de otro no tiene esencia negativa.
¡No al Bulevar de Gamonal! ¡Si a la revolución social!
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