martes, 15 de marzo de 2011

Sobre el euskera y los vascos

Otro añadido más sobre los mitos nacionalistas, en este caso algunas cosas sobre los vascos y su lengua.

«Se ha supuesto, por motivos de continuidad lingüística, que una lengua o lenguas antecesoras del vasco se hablaría entre los habitantes prerromanos de la actual comunidad de Euskadi, así como entre los vascones; pero los documentos epigráficos encontrados en la zona, fundamentalmente en Navarra y Álava, presentan nombres latinos o latinizados, siendo estos últimos casi sin excepción de origen indoeuropeo, y en las leyendas monetales del llamado grupo vascón Villar [Francisco Villar Liebana] ha observado el uso de formas gramaticales onomásticas célticas. A esto hemos de unir el hecho de que los primeros documentos escritos que encontramos en lengua vasca no remontan la Edad Media, lo cual supone casi un milenio de diferencia con respecto a la constatación histórica de estos pueblos por los autores clásicos. La actual lengua vasca parece emparentada con el aquitano hablado hasta el río Garona en época prerromana, y también permite hacer lecturas comprensibles de algunas inscripciones ibéricas, presentando ciertas similitudes en algunos radicales y morfología verbal, pero también diferencias que parecen insalvables. Hay también que tener en cuenta que el vasco actual parece haber perdido gran parte de su vocabulario original, adoptando términos latinos previamente transformados fonéticamente, algunos célticos, como los relacionados con la organización de la familia o el sistema vigesimal, y por los modernos castellano y francés.»




El origen de los vascos


El error…

Los vascos serían los habitantes más antiguos de Europa y el euskera, la lengua más vieja del continente. «El pueblo vasco es en realidad el descendiente de un pretérito grupo de la cultura pirenaica, cuyos orígenes se remontan al pueblo indígena del norte de España del Paleolítico Superior», escribió en 1923 el prehistoriador catalán Pedro Bosch-Gimpera. A mediados del siglo pasado, basándose en la preponderancia del factor Rh negativo entre la población vasca, el químico y hematólogo británico Arthur Ernest Mourant propuso que eran los únicos descendientes puros de los cazadores-recolectores del Paleolítico, los cromañones. Los vascos serían, por tanto, europeos originales, una raza que no se mezcló con los inmigrantes neolíticos que trajeron la agricultura desde Oriente Próximo. Milenios después, su territorio fue el único peninsular que no pudo conquistar el Imperio Romano.

¿Una raza más «pura»? Ciertas características genéticas, así como su lengua, han rodeado a los vascos de un cierto misterio sobre su origen. Pero es el mismo que el resto de los europeos.

La lengua y algunas peculiaridades genéticas han provocado dudas sobre el origen de los vascos. Se ha dicho de ellos desde que proceden de los Urales hasta que son los últimos iberos o descendientes de los atlantes. Y se les ha retratado siempre independientes y resistentes a los invasores. «El pueblo vasco ha conseguido, a lo largo de los siglos, conservar y desarrollar su cultura de origen cromañonoide», escribe Louis Charpentier en El misterio vasco (1975). Para este autor, eso fue posible porque nadie consiguió someterles: los celtas no cruzaron sus tierras porque eran «territorio sagrado para los descendientes de la raza cromañón» y, luego, los romanos «aceptaron la instalación de factorías y establecimientos [romanos], que en nada perjudicaron su soberanía».

La presencia prehistórica de los vascos en el territorio que ahora ocupan y su resistencia a todos los invasores es, sin embargo, imposible de sostener desde un punto de vista histórico. No hay pruebas de la presencia del euskera en la región hasta el siglo III, cuando se supone que inmigrantes de Aquitania o el Pirineo traen la lengua vasca a lo que es hoy Euskadi. Antes que ellos, vivieron allí los indoeuropeos, a quienes deben sus nombres, por ejemplo, los ríos Nervión y Deba.

Alrededor del cambio de era, Roma conquistó la cornisa cantábrica para garantizar el suministro por mar de las tropas destinadas al norte del continente y crear rutas comerciales. Los indígenas que vivían en lo que hoy es el País Vasco —a los que sería precipitado llamar vascos— ofrecieron resistencia, aunque menor que sus vecinos astures y cántabros. El Imperio ocupó la costa y fundo los puertos de Irún, San Sebastían, Zarautz, Lekeitio, Bermeo y Bilbao, entre otras localidades.

El origen de los vascos es el mismo que el del resto de los europeos, en contra de lo sostenido por algunos autores del siglo XX. Esto ha sido confirmado por la genética, que todavía intenta dilucidar en qué medida los europeos descienden de los cromañones y de las poblaciones neolíticas. En este nuevo escenario, las peculiaridades biológicas de los vascos —incluido el Rh negativo— no hundirían sus raíces en un origen diferente al de sus vecinos, sino en factores ambientales y patógenos. Así, un análisis del ADN de 300 individuos de 10 regiones españolas demuestra que los vascos no se diferencian genéticamente de las demás poblaciones peninsulares.

Muy Historia. Nº 32 / 2010

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