lunes, 14 de abril de 2014

Una declaración de dependencia

 

Por JOAQUÍN ARAÚJO

Por supuesto se trata de incordiar. Vaya antes por delante que quien esto escribe habría dejado irse a Cataluña y Euzkadi hace mucho tiempo. Retener contra la voluntad del que se quiere marchar es uno de los imposibles que hacen de los humanos algo que tropieza, no en piedra alguna, sino sobre todo en sí mismo.

En cualquier caso lo que, ahora y urgentemente, necesitamos es una declaración de dependencia. Sencillamente porque dependemos de lo que ya pende de un hilo. Sin olvidar que el mejor estado de la materia es la creación de cierto tipo de dependencia entre las que destacan la cordialidad o, si se prefiere, el amor hacia alguien o muchos. Eso que consiste, insisto, en aceptar ser también parte de una asistencia mutua con ánimo de compartir y de afrontar riesgos en compañía. Dependencia, pues, liberadora.

Muy al contrario se nos quiere olvidar que dependemos absoluta y totalmente de miles de acontecimientos procedentes del derredor. Como por ejemplo de que amanezca y que un vendaval de fotones quede escanciado sin cesar sobre la piel del mundo y su envoltorio transparente que es el aire.

Dependemos que esa fuerza vivaz que es la energía solar, única opulencia real de este planeta, se haga vida en las algas microscópicas, en las hojas de los árboles y en las briznas de hierba.

Dependemos de que la placenta que en realidad es la atmósfera siga respirando lo que el verde del planeta exhala.

Dependemos de que las raíces sigan hurgando en lo invisible para que haya algo que contemplar y que comer.

Dependemos de que lo que crece siga cumpliendo con las leyes no derogadas de la Natura.

Dependemos de que el agua beba libertad, transparencia, caudales suficientes y su propia higiene, esa que sabe lograr con solo ser nómada.

Dependemos de la desbordada creación de diferencias de sí misma que la vivacidad logra y que es su suprema destreza.

Dependemos, es más, de nuestra independencia de criterios entre los que figura una clara crítica a la pretensión de ser independientes de los ciclos y procesos de la biosfera.

Dependemos, en fin, de una declaración de dependencia de los que nos hace posibles.

GRACIAS Y QUE CUALQUIER DEPENDENCIA LIBREMENTE BUSCADA Y LOGRADA OS ATALANTE.

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09/ABRIL/2014

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