lunes, 6 de junio de 2011

Anarquismo y terrorismo

«Los asesinatos políticos no sirven para nada,
si acaso para empeorar la situación.

Es la disposición de las conciencias lo que hay que cambiar.
La tarea a emprender es completamente moral,
en el ámbito de la mente.

El puñal no tiene nada que hacer aquí.»
P.-J. PROUDHON

Abordemos este interesante tema y enfoquémoslo desde una perspectiva anarquista para mostrar cuáles son los principios que los ideales ácratas han mantenido respecto a la táctica terrorista y el uso de la violencia en líneas generales.

A lo largo de la historia, los historiadores y los cronistas del poder han querido mostrar que el anarquismo ha sido una tendencia de claro estigma violento y terrorista que ha perpetrado acciones criminales de manera arbitraria contra lo que los anarquistas consideraban de talante nocivo. Hoy todavía, abriendo el diccionario de María Moliner, nos encontramos que anarquismo es sinónimo de terrorismo y de dinamiterismo. Nada más lejos de la realidad.

Quien quiera ser una persona medianamente objetiva se dará cuenta de que para los anarquistas el uso de la violencia ha sido siempre de forma secundaria y nunca de manera prioritaria.

Pero abordando profundamente el tema, ¿qué es lo que el anarquismo piensa del terrorismo y de la violencia? El anarquismo es un ideal social y de vida de talante humano que considera la vida como lo prioritario para cualquier persona. Pensar esto y actuar de manera contraria sería contradecir un principio lógico de la anarquía. Pero si seguimos analizando, todavía hay quien nos podría decir, y con un libro de historia en la mano, que los anarquistas han perpetrado atentados terroristas y han acciones violentas. Ante esto también tenemos mucho que contestar:

—Por una parte los atentados que a los anarquistas se les ha atribuido, se les ha dado demasiada publicidad. Primero diremos que de aquellos que cometieron atentados anarquistas su idea de anarquismo podría en algún caso ponerse en duda. Por otra parte diremos que aquellos atentados (que sólo ocupan una coyuntura específica de la historia del anarquismo) no pretendían hacer crímenes en masa para atemorizar a la población, sino que eran actos individuales donde el atentador perdía su propia vida.

—También diremos respecto a esto que el movimiento anarquista no era unánime a favor de estos actos, sino que los criticaba por no coincidir para nada con los principios, tácticas y finalidades del anarquismo. Este segundo grupo tiene la razón cuando históricamente se demuestra que ningún atentado ha conseguido llegar a la anarquía, mientras que las luchas colectivas llevadas a cabo han conseguido importantes conquistas revolucionarias.

—Cuando a los anarquistas se nos achaca el uso de la violencia, tenemos que decir que nunca se utilizó de manera placentera sino como acto de defensa contra los ataques directos de nuestro máximo enemigo, el Estado.

Si a alguien tuvieran que colocarle el letrero de terrorista y violento es a la maquinaria estatal y a aquellos que la amparan, como a todos aquellos que se esfuerzan en implantar nuevos sistemas estatales igualmente represivos.

Como anarquistas debemos condenar de manera unánime la utilización del método violento cuando éste se hace abstracto. Pero no hay que olvidar que el Estado utiliza medios violentos para represaliar al movimiento anarquista, y ante ese ataque nosotros tenemos que actuar en legítima defensa con lo que encontremos a mano. Pero ¡ojo!: nuestra defensa muchas veces no es o no tiene que ser el cóctel molotov o la bomba, sino la propaganda, el arma más eficaz del movimiento.

A todos aquellos que autodenominándose anarquistas aplauden o perpetran atentados de signo violento tenemos que decirles que están equivocados, y que fallan o bien sus ideas o bien sus medios. Nuestras dudas se resuelven con la historia. Veamos un ejemplo histórico: durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929), Durruti cometió actos violentos como robos a bancos con el fin de financiar a la organización CNT. Pero en vísperas de la Revolución de 1936, ante la propuesta de hacer lo mismo, fue Durruti quien se opuso a tal hecho aduciendo que no era conveniente en ese momento. Hemos de tener muy en cuenta en qué tiempos vivimos y cómo hemos de actuar.

Para finalizar, establezcamos los puntos básicos de la lucha anarquista:

1.- La propaganda: Sólo a través de ella conseguiremos llegar al mayor número de gente, y con ella poder mostrar al pueblo las injusticias que se cometen en cualquier rincón del mundo.

2.- La lucha de clases: Conseguir eliminar las desigualdades sociales es un objetivo prioritario y sólo es posible uniendo a los alienados contra la tiranía capitalista.

3.- Adecuación entre medios y fines: Nuestra lucha va encaminada a conseguir una sociedad sin Estado, donde los principios de libertad, igualdad y solidaridad sean lo primordial. Los métodos para alcanzar esta sociedad fraternal no deben estar en contraposición con ella.


Aunque en algunos sectores conservadores y reaccionarios
todavía se mantenga tal mito y prejuicio.

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