miércoles, 5 de julio de 2017

Wilhelm Schwerzmann: una vida y obra marcadas por el pensamiento libre

Wilhelm Schwerzmann y su relieve
del rostro de Gustav Landauer.

Por VERONICA PROVENZALE

Wilhelm Schwerzmann (1877-1966) fue un escultor prolífico que, en fecha no determinada, realizó un relieve escultórico del anarquista Gustav Landauer; una obra que, por decisión de sus herederos, ha sido donada al círculo libertario Carlo Vanza de Bellinzona (Suiza).

En 2014 se dedicó a Schwerzmann una exposición retrospectiva en el Centro Cultural y Museo Elisarion de Minusio (Suiza), y esta fue la ocasión de redescubrir a un artista que había vivido y trabajado durante decenios en esa ciudad: una presencia discreta, pero que ha marcado sin duda el territorio de Minusio, dejando obras importantes como las fuentes del Borriquito o del Pescador, la bella puerta de madera de la Escuela Municipal o el escudo del Ayuntamiento, con el león rampante y la espada. Obras conocidas por todos, pero de las que el autor era casi desconocido, como suele suceder con estas personalidades artísticas consideradas menores.

Se trata por ello de un artista que con su trabajo ha marcado el territorio, por ser de origen helvético: Schwerzmann es originario de Zugo y su padre era zapatero en Entlebuch, donde se crio con severas condiciones de estrechez económica. La familia era católica y él asistió a la escuela religiosa, pero inspirado desde niño por la creación libre, no se adapta a las rígidas reglas de sus enseñantes y muy pronto desarrolla una clara antipatía por el clero en general, que le acompañará toda su vida. Las dotes artísticas del joven son reconocidas y Schwerzmann puede emprender un aprendizaje artístico en Lucerna; después, a partir de 1892, asistirá a la Escuela de Bellas Artes, primero en Lucerna y después en Basilea. En 1894 se interrumpen sus estudios porque es expulsado por protestar contra los métodos de enseñanza de la dirección, y aquí ya nos podemos hacer una idea de la personalidad del artista, ya que el episodio, de por sí insignificante, demuestra que el escultor, desde bien joven, no se privaba de erigirse a favor de lo que consideraba más justo, incluso oponiéndose a la superioridad y sufriendo en primera persona el precio de su comportamiento.

Esta característica define en realidad toda la trayectoria y personalidad de Schwerzmann, marcada por el libre pensamiento, la autonomía de elegir y la aversión hacia la autoridad (tanto si se trata de la autoridad académica como política, tiránica o clerical).

Enseguida Schwerzmann se traslada a Múnich, donde asiste a la Academia de Bellas Artes, y termina de formarse en Zollikon. En torno a 1909 se establece en Zúrich y abre su propio taller y tienda, con un éxito inmediato: en esos años, Zúrich es una ciudad en expansión y se erigen edificios y sedes importantes que requieren trabajos de decoración escultórica, en los que él participa también con varias realizaciones en las fachadas de los edificios (por ejemplo, en la casa Grieder).

El duro trabajo al que se somete el escultor durante años acaba por llevarle a la extenuación y le provoca una enfermedad pulmonar; para restablecerse decide trasladarse al sur de los Alpes. El lugar escogido es Minusio, donde se instala junto a la familia: un traslado que se convierte en permanente, ya que el escultor acaba por liquidar la casa y el taller de Zúrich y desde 1915 se establece definitivamente en Minusio. Allí vivirá hasta el fin de sus días, trabajando con regularidad en el Tesino pero también en el resto de Suiza, donde es muy conocido por las fuentes, especialmente en Davos, donde fue particularmente activo (por ejemplo, la Bubenbrunnen, la Skisturzbrunnen y la fuente frente al Casino). Otros elementos característicos de su producción son las figuras de animales, que estudia y representa con evidente cariño: ovejas, cabras, gallinas, burros, osos, cabras montesas y otros muchos animales pueblan su obra, de la que emerge una profunda unión con el mundo natural. Una vasta producción que se distingue tanto por la variedad de temas como por la multiplicidad de estilos; así, obras de lúcido realismo, como el burrito flacucho por la fatiga cotidiana y los hombres inclinados bajo el peso de los sacos de harina (que Schwerzmann ha visto y estudiado en Minusio, donde precisamente había un molino, y donde se descubre su interés por la condición humana), hacen de contrapunto a las formas idealizadas de los desnudos femeninos y a veces de los familiares (la abuela, el padre, el hijo Gulli). Y a estos trabajos responden obras sufridas y acusadoras, que ponen en escena a soldados mutilados, calaveras y esqueletos ensalzadores de la bomba atómica, y otras alegorías bestiales que Schwerzmann —profundamente pacifista— arroja contra la guerra y los dictadores.

Fuente Bubenbrunnen en Davos, Suiza.

Para aclarar ulteriormente la personalidad del artista y llegar al relieve que hace del rostro de Landauer, vale la pena volver al traslado de Schwerzmann y reflexionar sobre el destino que escoge: en el momento en que se da cuenta de que padece una enfermedad pulmonar, opta para curarse por viajar a la zona de Locarno. El clima era más benigno tras el Gottardo, pero verdaderamente lo mejor era el sanatorio que se ubicaba allí, es decir, la Colonia que desde principios de 1900 tenía su sede en el Monte Verità, en Ascona, donde se juntaban decenas de personalidades. Eran de hecho numerosísimos los artistas e intelectuales que a comienzos del siglo XIX pasaban temporadas en la colina de Ascona, y entre ellos también personalidades de tendencia socialista o anarquista, como Erich Mühsam, que llegó en 1904 a Monte Verità y siguió un régimen vegetariano y naturista, trabajando intensamente, tanto que comenzó a escribir un folleto sobre Ascona e incluso pensó en hacerse con un trozo de tierra junto al lago. Como es sabido, ese entusiasmo se evaporó rápidamente y ya al año siguiente Müsham escribe que Ascona no es un lugar idóneo porque «el individualismo y el provincianismo de sus habitantes no constituyen verdaderamente una buena premisa para las exigencias requeridas por el cooperativismo». Ese mismo año, Müsham abandona Ascona. También Gustav Landauer visita Monte Verità en 1908, al igual que Margarethe Faas-Hardegger, en 1907, para reponerse de la fatiga del trabajo, en estrecha relación con Raphael Friedeberg, que a su vez frecuentaba la colonia desde 1904. Tengamos presente a Margarethe Hardegger porque es una de las amistades que Schwerzmann cultivaba en el Tesino.

La colonia de Monte Verità a principios de siglo goza de una enorme fama internacional: damos por descontado que Schwerzmann se acerca a la zona con exacto conocimiento de los lugares, de las condiciones y sobre todo del ambiente cultural que iba a encontrar. Tenemos, por tanto, un enésimo caso de lo que he definido como «la irradiación de Monte Verità»: la colonia y su fama atraen a la región durante años a decenas personalidades con ideales precisos y una cultura específica. El perfil del mismo Schwerzmann —artista, libertario, pacifista, vegetariano, en profunda unión con el mundo animal y con la naturaleza— se alinea perfectamente con el de los habituales del Monte Verità.

Durante toda su vida, Schwerzmann permanecerá fiel a su naturaleza, que abona en la intimidad de su casa en Minusio, junto a un estrecho círculo de amistades. Entre estas hay que destacar a Margarethe Faas-Hardegger, también residente en Minusio, donde creó en 1919 la Villino Graziella, una colonia según sus ideales de la Liga Socialista. Mientras se trabajaba en la creación de la colonia, llegó al Tesino la noticia de la muerte de Landauer, al que Hardegger estaba íntimamente unida: fiel a su recuerdo, decide proseguir su obra y crear una colonia «con el espíritu de Landauer». Las estrechas relaciones entre Hardegger y Landauer, y el recuerdo de este último que fue abonado en Minusio, son sin lugar a dudas nexos que nos permiten entender por qué Schwerzmann retrató a Landauer: el escultor no solo compartía algunos principios de este, o el primero de todos, el pacifismo, sino que también frecuentaba con regularidad a Margarethe Hardegger. En este sentido es interesante señalar también la existencia de un gran relieve en yeso que los herederos consideran un autorretrato, pero que parece más probablemente otro retrato de Gustav Landauer: el artista lo tenía expuesto a la entrada de su taller en Minusio y acogía, significativamente, a todos los visitantes.

Margarethe Hardegger no abandonará ya Minusio, incluso después del fracaso de su colonia, viviendo toda su vida junto a su compañero Hans Brunner, y manteniéndose fiel a sus principios. Por su parte, también Schwerzmann se mantendrá siempre como libertario y contrario a la autoridad, fiel a sus valores y a sus ideas, además de a su naturaleza más íntima. Profundamente pacifista, el escultor se opondrá constantemente y con energía a las injusticias, a los abusos y a la guerra. En una placa que esculpió en 1942, una de las muchas obras que expresan las convicciones de una vida marcada por el pensamiento libre, podemos leer: «Lucha por la justicia y por la libertad».

Nº 347 / junio 2017

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