miércoles, 4 de octubre de 2017

La muerte del anarquismo en Barcelona bajo la lluvia



Por ABUY NFUBEA

Llueve mucho, acabo de volver del colegio electoral de Gracia y del set de prensa improvisado donde la fiesta continúa. En la mañana fui al colegio electoral del Mercat de Sant Antoni y lo que he visto allí no me ha gustado. Gente con pinta de robocops golpeando a mujeres, niños y ancianos por gente inocente mientras los verdaderos responsables siguen tranquilos. Creo que era la imagen buscada y parecia más la época de los gobernadores civiles. Como decía Marthin Luther King: «La última debilidad de la violencia, es que ésta es un espiral descendiente, procreador de la destrucción de cada cosa que ve. En vez de desvanecer al diablo lo multiplica. A través de la violencia, pudieses asesinar al mentiroso, pero no puedes asesinar la mentira o establecer la verdad. A través de la violencia pudieses asesinar el que te odia, pero no asesinar el odio. De hecho, la violencia meramente engrandece el odio. Retornando violencia con violencia se multiplica la violencia, añadiendo una profunda obscuridad a la noche que de por si ya está desprovista de estrellas. La obscuridad no nos puede sacar afuera de la obscuridad, solo la luz lo puede hacer. El odio no nos puede sacar el odio, solo el amor lo puede hacer».

Ahora pienso que esta fisura por tanta violencia policial no se superará y eventualmente cuanto más se tarde más crecerá la legitimidad del separatismo y los actos de violencia. En la Guinea Ecuatorial de Obiang sí, pero en la  Europa de Cristiano y Messi, las imágenes son infumables.

El gobierno debe abandonar el miedo a la secesión que no puede confundirse con el miedo a un ejercicio democrático como el voto. Este miedo es falso. Rajoy con su mayoría debe convocar un referéndum ya, y pactar el porcentaje que legitimaría el SÍ. Y que voten hasta los ácratas y los migrantes sin papeles, estableciendo un tiempo de 5 décadas para el próximo referéndum. Porque si es verdad que los catalanes que no quieren la independencia son mayoría, pues que se les permita expresarlo y creo como muchos que el referéndum saldría el NO, pero tiene que celebrarse. ¡Todos los catalanes, no solo los indepes, tienen derecho a expresar su opinión y decidir su futuro. El Estado como hizo también Cameron debe movilizar a las bases del NO que en Cataluña van mucho mas allá del PP y los charnegos para evitar que estas imágenes tan fuertes se repitan.

Quisiera pensar que el gobierno tiene una estrategia. Sino es así , es un gran error de Rajoy porque esas personas agredidas y detenidas tienen nietos… y eso serà la literatura del victimismo en los próximos meses había que evitar ese grado de violencia que precipita las decisiones difíciles y esta violencia viene a demostrar a algunos que iban a votar NO, que ya tienen una razón mas —no la única— para votar ahora SÍ. Y si seguimos de esta manera, se profundizará en la crisis del Estado, el SÍ ganará la batalla de la legitimidad y mediante la violencia del Estado, le pondremos en bandeja a Puigdemont, una mayoría absoluta en las próximas elecciones que ni tiene ni se merece.

Que el referéndum fuera ilegal y que se haya tomado la via unilateral, mandando a tomar por saco el mismo ordenamiento jurídico que se invoca para la secesión, no justifica no profundizar en búsqueda de soluciones para la reconciliación desde el diálogo. Porque la Constitución española reconoce el derecho de un referéndum pactado. Y sólo en las repúblicas o monarquías bananeras hacen caso omiso de lo que dicen su Carta Magna. En ese sentido este referéndum podía haberse celebrado pactado y salir NO. De paso reforzar al PP de Cataluña que es marginal social y electoralmente.

Veo demasiada torpeza por parte del Gobierno de España en todo esto, ante la imposibilidad de abrir un escenario de diálogo y dirimir las diferencias políticas hace rehén al gobierno de su propia incapacidad. Todavía estamos a tiempo. ¿Y ahora qué? El tema era evitar lo que estamos viendo ahora en Gracia y gran parte de la responsablidad (no la culpa) la tienen los catalanes-unionistas que siguen en sus casas sin salir a defender su derecho a votar NO y esa es la razón de que los indepes sean o parezcan hegémonicos en las calles, medios e instituciones. Rajoy debe convocar urgentemente un referéndum sin miedo y que haya posiblidad de que TV pública permita hablar también a los catalanes no separatistas. Porque la cantidad de gente que he visto gritando «votarems» y cánticos propios del Movimiento de Derechos Civiles, me reafirma en la idea de que la única forma de tumbar el separatismo es en las urnas, cómo ha hecho Gran Bretaña con Escocia.

Un axioma que he escuchado hoy, incluso a su excelentisimo sr. D. Juan Tomas Ávila Laurel, magnifico escritor, conde y duque de Annobon, ha sido: todo aquel que no abogue por la separación es un fascista, por tanto la pregunta es: ¿todos los catalanes que quieren que se hagan reformas para seguir unidos con España son fascistas?. Y la segunda más grave, que quizás explique la segunda y cuyo fenómeno debemos analizar sin hacer una tesis doctoral, es: ¿Hemos asistido hoy a la muerte y entierro social e ideológico del anarquismo en Barcelona?.

El 19 de julio de 1936 cuando la sublevación llegó a Barcelona, al mando de los generales Llano de la Encomieda y Goded. En las calles los anarquistas de Defensa Confederal tomaron la iniciativa enfrentándose y derrotando al Ejército. Echaron a los golpistas del Hotel Colón, Ritz y la Telefónica. Aplastaron el levantamiento desarmando a las milicias falangistas y a los insurrectos, fieles a su doctrina de ni dios ni amo, lejos de declarar el estado catalán como hizo Maciá y quiere hacer ahora Puigdemont, proclamaron la Revolución Social que instauró la colectivización en la industria y los servicios. Hoy el anarquismo ha muerto a manos de la herramienta epistemica y discursiva principal que es el catalanismo. El catalanismo (que hasta ahora no era necesariamente independentismo) de la mano cómplice de la izquierda se ha convertido en el campo político hegemonico en Cataluña con una gran habilidad y capacidad de situarse como referencia única y fáctica con un discurso potente así como una constante presencia en los debates, dominio del espacio publico y sobre todo marca, elabora y fija el discurso mediatico. Cualquiera que pretenda un mínimo de autoridad y legitimidad en la gestión publica o privada, debe asumirlo. Ese fue al menos la conclusión a la que llegaron los partidos de izquierda que historicamente han representado a las aspiraciones de los charnegos, catalanes no-independentistas (PSC-ICV-Podemos, COMUNES), una izquierda cuyo principal objetivo es ser catalanista o ser suficientemente nacionalista. Desistiendo de la labor de dar soluciones sociales cercanos de los problemas de la gente. Y no se trata de ser antinacionalistas como cierta opinión publica de Madrid, sino de ser socialistas. Al mismo tiempo que la derecha catalana CiU, herdera de Cambó y la Lliga pactaba transferencias de responsablidades con todos los gobiernos del PP era la época de las vacas doradas de España, bien de Jose Maria Aznar y Mariano Rajoy en Madrid.

Esta histeria compulsiva llevó al PSC-ICV a tratar de disputarle el espacio històrico del nacionalismo a CiU, ERC, CUP. El 'Procés' ha puesto a la izquierda en crisis y la consecuencia es que al igual que ya no se distingue en su discurso las CUP de CNT-UGT-CCOO —ya no se diferencian en sus politicas—. El PSC-COMUNES-ICV-IU, a las del nacionalismo catalanista que son vistos por los herederos de esa revolución social libertaria, muchos de ellos charnegos de Estopa o El último de la fila, como algo confuso, difusa y profusa: lo que explica el éxito inicial de Podemos en Cataluña, (antes de que Albano se alineara con el 'Proces'), cuando Pablo Iglesias enarboló la bandera negra de Durruti poniendo como cuestión principal, lo social.

La acracia por su tremendo testimonio constituyó desde siempre una romántica esperanza no sólo por su radicalidad, sino por su coherencia de una militancia que toma partido sin partidos, pero que nunca abandona la pretensión de que la conciencia fueran capaz de presentar resistencia al borreguismo. Hoy no está, ni se la espera o en el mejor de los casos está hace tiempo en las CUP. Pasé por la Plaza de Sant Pere, y vi a libertarios de toda la vida, hablo de militantes honrados y honestos que en más de mil batallas se han batido contra la injusticia en la Transición, los encierros del 2001 o el 15-M, les vi marchando bajo la lluvia, sin fusil, pero con un teléfono smartphone. Muchas eran mujeres, pero ninguna me preguntó por esas negras, indias y moras, dominicanas, colombianas, ecuatorianas o marroquíes ‘esclavizadas’ laboralmente sin contratos cobrando salarios por debajo del mínimo establecido. Ni me hablaron de Tanquem els CIEs, y mucho menos de recoger firmas por la estatua de Arcelin ni de el último mantero senegalés que los Mossos lanzaron por la ventana de su casa o de Aliu Djob… Portaban esteladas, con un estado de euforia general y lo más fuerte: exigiendo el ejercicio del derecho de la sociedad burguesa al voto. Y no para destruir el Estado, todo lo contrario, sino para construir otro Estado, en este caso el Estat Català, que nisiquiera pudo hacer Francesc Macià… ¿Si Buenaventura Durruti, Federica Montseny, Ascaso levantaran la cabeza y lo vieran?, fliparian en colores.

01/10/2017

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