domingo, 15 de febrero de 2015

Kropotkin y la teoría evolutiva


La lucha por la supervivencia ha marcado la teoría sintética de la evolución del último siglo, pero Kropotkin, entre otros, cuestionó algunos de los principios sentados por Darwin y Wallace.

ÁLVARO GONZÁLEZ MOLINERO

«Si preguntamos a la naturaleza, ¿Quiénes son los más aptos?, ¿son aquellos que se encuentran continuamente enzarzados en guerra mutua, o son aquellos que se sostienen mutuamente?, de inmediato vemos que aquellos animales que adquiere hábitos de ayuda mutua son indudablemente los más aptos. Tienen más probabilidades de sobrevivir y alcanzar, en sus clases respectivas, el mayor desarrollo de la inteligencia y organización corporal». Así recoge Kropotkin, en su Apoyo Mutuo (1907) la idea central que compone su pensamiento evolutivo. ¿Qué valor tiene repensar hoy en día el pensamiento evolutivo de Kropotkin? Ya en 1846 Marx y Engels decían que «las ideas de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes […], la clase que tiene los medios de producción material a su disposición tiene al mismo tiempo el control de los medios de producción mental» y que por tanto «las ideas dominantes no son más que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes». La actual teoría evolutiva denominada «teoría sintética de la evolución», perfilada en los años 30 del siglo pasado, y renovada en los años 80, no es más que la «la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes». ¿Quiere decir esto que estemos aquí desprestigiando toda la investigación llevada a cabo en este ámbito? En absoluto. Pero hay que tener una cosa muy clara: una cosa son los hechos y los datos, y otra cosa muy distinta es el análisis que se realiza de ellos y su interpretación. En otras palabras: el marco teórico o paradigma en el cual «vestimos» nuestras observaciones.

Kropotkin creció en una acomodada familia de la nobleza rusa. En un principio no se mostró interesado directamente por el estudio de la naturaleza, y tampoco había desarrollado todavía sus ideales. Ambas cosas ocurrieron paralelamente cuando fue nombrado secretario de la sección de Geografía Física de la Sociedad Imperial y enviado a Siberia. Esto ocurrió sobre 1870. En 1871 devino la Comuna de París, influenciándolo definitivamente en sus ideas, y la experiencia siberiana. Según sus palabras, la Comuna le sirvió para darse cuenta que el paradigma darwinista de la lucha de todos contra todos, simplemente no era universal: «Kessler, Severtsov, Mensbir y Brandt, cuatro zoólogos rusos muy importantes, y también, Poliakov, un poco menos conocido, y por fin, su servidor, siendo un simple viajero, nos enfrentamos a la teoría de Darwin que sobreestima la lucha dentro de la misma especie. Aquí [en Siberia] lo que vemos es un campo de ayuda mutua, mientras que Darwin y Wallace ven solamente la lucha por la supervivencia. Creo que tal hecho se puede explicar de la siguiente manera: los zoólogos rusos han investigado enormes zonas continentales en la zona de un clima templado, donde se pone de manifiesto y con mayor claridad la lucha de la especie contra las inclemencias de la naturaleza (fríos muy adelantados, tormentas de nieve, inundaciones, etc.), mientras que Wallace y Darwin investigaron mayoritariamente las costas de países tropicales donde las especies abundan mucho más».

¿Una teoría científica influida por el ambiente en el cual se produjo su advenimiento?, ¿ciencia influida por nada que no sea la razón humana? Aquí es donde radica la importancia del legado de las ideas de Piotr Kropotkin sobre la evolución. Nos ofrece una interpretación distinta. Una interpretación que rechaza justificaciones naturalistas del neoliberalismo propias de la teoría sintética de la evolución: «la fórmula biológica del territorialismo se traduce fácilmente en los rituales de la propiedad privada» o «un código ético basado en el código genético, y por tanto justo, es esperable» ambas frases del fundador de la sociobiología, Eward O. Wilson, «tratemos de enseñar la generosidad y el altruismo, porque nacemos egoístas» frase escrita por Richard Dawkins en su Gen egoísta (1976) y «los hombres están en decidida superioridad sobre las mujeres en muchos aspectos» y que por ello «las facultades mentales del hombre estarán por encima de las de la mujer» escrita por Darwin en su Origen del Hombre. Piotr Kropotkin rechaza profundamente estas interpretaciones, que su coetáneo T. H. Huxley se encargó de defender en su época.

Kropotkin en ningún momento rechazó que pudiera existir una «lucha por la supervivencia» y una «supervivencia de los más aptos». Lo que hizo fue expandir la teoría evolutiva hacia un terreno apenas desarrollado. El propio Darwin, hacia el final de su vida, fue incorporando más modos de evolución ante la constatación que la mera «lucha por la supervivencia» no podía dar cuenta de todos los fenómenos observados. Kropotkin se encargó de mejorar la teoría evolutiva de la siguiente forma. Estableció la siguiente dicotomía: I) Organismo contra organismo en el caso de recursos limitados, lo cual nos llevaría a la competencia («lucha por la supervivencia») y, II) Organismo contra ambiente, en caso de ambiente rigurosos, lo que llevaría a la cooperación. En palabras del propio Kropotkin: «la sociabilidad es una ley de la naturaleza como lo es la lucha mutua».

Todavía en la actualidad estas dos formas de ver la biología siguen enfrentadas. ¿Los grupos que cooperan entre ellos presentan ventajas frente a los que no lo hacen y prosperan mejora?, ¿Es posible que la cooperación sea un motor de la evolución como proponía Kropotkin o todo está sometido a una naturaleza intrínsecamente egoísta? La brillante, y recientemente fallecida, bióloga descubridora de la endosimbiosis como proceso vital en la evolución, Lynn Margulis, lo tenía claro: «la vida es una unión simbiótica y cooperativa que permite triunfar a los que se asocian».

(21/12/2013)

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