domingo, 21 de agosto de 2011

El santo totalitarismo

Por Enrique González Duro

Durante los años 40 la jerarquía eclesiástica fue un firme apoyo para el régimen franquista, obteniendo por ello grandes ventajas, aunque alejándose de la población que se había sentido republicana hasta el final de la guerra y que no distinguía bien lo religioso de lo político. Pero el catolicismo formalmente se expandió como nunca y, de algún modo, impregnó a toda la sociedad española y condicionó la vida cotidiana de la mayoría de la gente, tal como el cardenal Gomá y su sucesor como Primado de España, Pla y Deniel, deseaban. La Iglesia Católica había ganado con Franco la guerra y estaba ganando la paz, ante el obligado silencio de los vencidos pero no convencidos y con el apoyo del aparato del Estado. Y el conformismo religioso era recomendable para los que quería trabajar, mejorar su posición, o lograr cualquier otro ascenso o seguridad. España se vio envuelta en una suerte de «totalitarismo divino», imponiéndose modelos devocionales barrocos, que trataban de fascinar a los fieles por medio de la emotividad de lo externo, de lo grandioso: grandiosas procesiones, misas de campaña, actos de desagravio, misiones evangelizadoras, entronización de Vírgenes milagrosas, tandas de ejercicios espirituales, cursillos de cristiandad, llamadas a la vocación religiosa, apariciones milagrosas bendecidas por la Iglesia, etc. Se trataba de recatolizar a España entera, de acabar con la «absurda ignorancia religiosa del país».

Se pretendió recatolizar a las clases trabajadoras, a través de los militantes de Acción Católica, que penetraban en las fábricas, en las barriadas obreras, en los suburbios. El apostolado obrero de Acción Católica se centraba en la idea de que la pobreza era inevitable y necesaria, recalcando la nobleza del trabajo manual, pidiendo la resignación y la disciplina como «virtudes patrióticas». Ser pobre era natural y querido por Dios. El obispo de Malaga, Herrera Oria, era muy conocido por su interés por lo social. Pero creía que las raíces de los problemas sociales eran morales y nada tenían que ver con la distribución desigual de la riqueza y del poder, que la caridad era la solución a la injusticia social.

Con el paso del tiempo se fue comprobando que el proyecto recatolizador de la Iglesia española no funcionaba del todo, y en ciertos sectores prevalecía la indiferencia, cuando no el rechazo. Pero la Iglesia española seguía autosatisfecha, impregnada de ese «totalitarismo divino», mezcla de nacionalismo patriótico y catolicismo integrista, con el que ocupaba gran parte del espacio social. Hubo voces disidentes, como la del cardenal Vidal i Barraquer, que en 1940 advertía que la nueva religión del Régimen:

Consistía principalmente en promover actos aparatosos de catolicismo, peregrinaciones al Pilar, entronizaciones del Sagrado Corazón, solemnes funerales por los Caídos, y, sobre todo, iniciar casi todos los actos de propaganda con misa de campaña, de las que se ha hecho abuso. Manifestaciones externas de cultos que, más que actos de afirmación religiosa, tal vez constituyan una reacción política contra el laicismo perseguidor de antes, con lo cual será muy efímero el fruto religioso que se consiga y, en cambio, se corre el peligro de acabar por hacer odiar la religión a los indiferentes y partidarios de la situación anterior.

Pero Vidal i Barraquer desde la guerra civil vivía en Roma, ya que Franco no le dejaba volver a España.

Y la Iglesia española siguió en campaña contra la blasfemia, contra la inmoralidad de las costumbres, contra la indecencia de los vestidos de las mujeres, contra el baile y contra el baño en las piscinas y en las playas, contando con el apoyo del brazo secular del Estado y de todas las familias cristianas tradicionales.

El miedo en la posguerra, 2003.

4 comentarios:

  1. Exacto, la iglesia católica lleva los 2000 años de su existencia imponiendo su poder, cometiendo toda clase de abusos, asesinatos, corrupciones..., usando el miedo como arma, y como siempre se ha hecho a lo largo de su historia, cuando ven que el mundo se pone en contra, montan el gran numerito como el de ahora con la visita de ese jefe de la secta, para que se levante la mediocridad, los timoratos, y les ponga otra vez en su sitio...

    Excelente reportaje y estudio, me encanta vuestro blog, mis felicitaciones, lo sigo a diario.
    Un saludo de Inma

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  2. Gracias por el comentario.

    Voy a contar un hecho real de los años de la posguerra...

    En aquellos años del hambre, había que guardar colas para abastecerse con la cartilla de racionamiento. La hija mayor, entonces todavía una niña, de una familia humilde era la encargada de ir a recoger la comida. Cuando el argentino Perón y señora, Evita, visitaron la arruinada España de Franco, llevaron consigo comida, comida que les sobraba y que si no tiraban al mar. En esas fechas, en las raciones hubo alimentos extra. Pues bien, esa niña, que aguardaba la cola, cuando la tocó el turno, el párroco intervino y dijo: «¡A ésta no, qué es hija de rojos!». He aquí un ejemplo de la bondad y la caridad cristiana de ese clero.

    Y para acabar: Esa niña... era mi madre.
    ¡Maldito franquismo!

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  3. ¡Qué obsesión con expandir sus creencias! Los nuevos integristas católicos (los kikos) pretenden «evangelizar» («catolizar») China y «recatolizar» («reevangelizar») otra vez Europa con otra nueva «Cruzada». Montando el multitudinario espectáculo de ayer en Cibeles, muy al estilo de los numeritos de Franco, o los de Núremberg en los años 30.

    http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/sociedad/unos-7300-jovenes-se-declaran-llamados-para-vida-religiosa-tras-jm

    http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/sociedad/miles-jovenes-siguen-cibeles-encuentro-vocacional-camino-neocatecu

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