Tierra y Libertad, nº 101.
(20 de marzo de 1912)
(20 de marzo de 1912)
Me refiero a la que llaman nacional los patrioteros, esa gente de charanga y delirio bélico, que llora de entusiasmo cuando le hablan de hazañas guerreras o toreras.
No se había extinguido en mi memoria el eco que la vibrante sátira de Noel dejara. Su crítica fustigadora del flamenquismo, preocupábame hondamente por lo sano y moral del sentimiento que la produjera, cuando oí vocear a los vendedores de periódicos la sensacional noticia del escandalazo número X, promovido en la plaza por el buen pueblo que a ella acudió a solazarse y barbarizarse.
Supe después que un concejal de lo mejorcito, un muchacho de buena estirpe, intelectual, Mesonero Romanos, mi simpático amigo, había estado a punto de ser linchado y comido vivo por los amadores de la tauromaquia. Ya me alegro de no ser edila, porque si a mí me ocurre el caso, me canso de llamar cosas desagradables al publiquito, y me meriendan sin darme tiempo a hacer testamento de mis bienes… Una biblioteca anticlerical.
Es preciso hacer una cruzada a favor del Ayuntamiento para que se redima de ese penoso deber, nada compatible con su cargo, que es velar por los intereses del pueblo; y como el mayor y fundamental interés del pueblo es educarse y el toreo le degrada, en las corridas sobran los representantes populares.
¡Cuánto éter venderían ayer los farmacéuticos! Sería de ver a las damiselas impresionables, almitas de pompas de jabón, suspirar medrosas y olvidarse de lo monas que están con la clásica mantilla y el ramito de claveles. ¡Pobrecitas! Ellas que son un manojo de nervios y van a la corrida a recrearse, verse así chasqueadas… ¡Qué diablo de alborotadores! Olvidar que hay señoras y hablar grueso como en un establecimiento de bebidas… adulteradas.
Va a imponerse la necesidad de inventar unas corridas blancas, como los célebres y cándidos sábados, para las niñas aficionadas a la fiesta clásica. Nada, un concurso de programas con su correspondiente premio en metálico; eso urge, es cuestión palpitante.
Porque, seriamente, señores, la mujer no debe ir a los mítines, donde se habla de huelgas, de luchas proletarias y otras cosas ordinarias y hombrunas: pero privarla del espectáculo de los toros, tan culto, tan educador, tan sentimental y delicado ¡jamás! ¿Dónde íbamos a parar? ¿Y la leyenda, la tradición, lo típico, lo característico? ¡Ahí es nada! Viva el conservadurismo y las venerandas astas. A Noel una mordaza; y si vamos a cuentas unos días de calabozo. Los toros producen riqueza, las corridas son fuentes de ingresos, la tauromaquia es sacrosanta porque la amaron nuestros abuelos… Nada de escuelas ni de educación física, de gimnasia sueca, de baños populares, de bibliotecas ídem, de conciertos para el vulgo, ni conferencias de vulgarización, ni sociedades alpinistas. Todo eso está de más, es ridículo, es engañoso, nos obscurecerá, nos sumirá en la nada, ya que desaparecerá del mundo la España flamenca y los héroes de redondel, y las mujeres, tocadas de blondas, que se pirran por los matadores en un abrir y cerrar de ojos… vencidas por tanta majeza y tanta lentejuela…
¡Heroísmo! Así dice Prudencio Iglesias. ¡Qué lastima de chico! Es cosa inerte que hasta los que no tienen pelo de tonto, como le pasa al amigo, han de alelarse con esto del toreo.
¿Heroísmo? ¿Dónde? ¿Cuándo? Lo comprendo en el pescador, afrontando día tras día, años tras años, las iras de la Naturaleza por un pedazo de pan. En el minero haciendo vida animal, sin sol, sin aire. En el rebelde jugándose la existencia por un ideal. Mas ese heroísmo de percalina y botajos, naranjas y mantones, caballos y toros asesinados, de concejales en derrota, no le entiendo. Sin duda porque no tengo de sensitiva, ni soy lo bastante femenina para esas exquisiteces.
VIOLETA
Ya vuelvo por aqui (si, mi regularidad es bastante cuestionable jeje). Curioso texto, impregnado de esa chufla tan de por aqui que tanto me gusta. Lástima que poco haya cambiado en este sentido, aunque no me imagino a Belen Esteban con mantilla y peineta.
ResponderEliminarSalud a todos.
Psd: soy Toni