¿Y la patria?
El concepto de patria que hoy nos formamos no es el mismo de ayer; la patria de hoy no es la de ayer. En la Edad Media cada municipio era una patria y cada municipio odiaba y combatía al vecino de igual modo que hoy una nación odia y combate a la vecina.
¿Eran patriotas los pisanos combatiendo a los genoveses? ¿Son patriotas los italianos combatiendo a los franceses?
Si bestial era el odio entre municipios, bestial es también el odio actual, entre naciones.
La patria de hoy no es la de ayer, como la de ayer no era la de anteayer. La patria de los primeros romanos no era Italia, sino Roma. Espartanos y atenienses no tenían la misma patria.
Pero ¿es que todos los pueblos actuales tienen una patria? ¿Y acaso respetan, en nombre de la patria, la patria de los demás?
¿Qué patria tienen los árabes?
¿Tienen una verdadera patria los americanos?
¿Es una patria Austria?
Alemania, Francia, Italia e Inglaterra, ¿respetan la patria de los demás?
Pero, ¿qué es la patria?
No son las costumbres, puesto que las del campesino calabrés difieren de las de un torinés mucho más que las de un marsellés de las de un torinés.
No es la lengua, puesto que si oyen hablar a un campesino de las Puglias y a un milanés, verán que se entienden menos que entre torineses y marselleses. En todas las naciones se dan estos casos.
Malta, ¿es árabe, italiana, o inglesa?
¿Suiza es Suiza, o es Alemania, o Francia, o Italia? Lugano, ¿es suiza, o italiana? Ginebra, ¿es suiza o francesa? Zurich, ¿es suiza, o alemana?
Y si dividen Suiza dando a Italia la parte que habla italiano, a Francia la que habla francés, a Alemania la que habla tudesco, ¿qué quedaría de la Confederación helvética?
No son las tradiciones, porque también difieren de comarca en comarca.
¿Qué caracteres son, pues, los de la patria? Desafiamos al que quiera determinarlos, pero no con metafísicas, sino como se determinan los caracteres distintivos de una dada cosa, o de un organismo dado.
¿Qué es, pues, la patria? Las clases dominantes, cuya expresión es el gobierno, tenían necesidad de una idea para empujar a los pueblos a defender sus intereses, haciéndoles creer que lo que defendían era aquella idea, la patria, que es una abstracción. Digan al capitalista que coloque sus capitales en su patria, y no los escuchará o se reirá en sus propias barbas. Los coloca donde más le rinden.
El pensamiento no tiene patria. Todas las manifestaciones del pensamiento: la ciencia, las artes, no tienen patria. Tienen patria los gobiernos, la policía, los magistrados, los recaudadores de contribuciones, el verdugo. Son la patria. Con el pretexto de defender la patria se defiende al gobierno.
El obrero es explotado en su patria y fuera de ella. Lo mismo le explota un compatriota que un extranjero.
El burgués es más afín de un burgués extranjero que de un trabajador de su país. El obrero es más hermano del obrero de otro país, explotado como él, que del burgués de su nación. La patria del burgués es el capital. El capitalismo es internacional. La patria del trabajador no puede ser otra, por tanto, que el trabajo, que es también internacional.
Cuando el municipio era la patria, teníamos la guerra entre municipios. Ahora que la patria es la nación, tenemos la guerra entre naciones. La patria, pues, es causante de guerras. Y de igual modo que al municipio sucedió la nación, el mundo debe sustituir a las naciones. Cuando todo el mundo sea patria no habrá más guerras.
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