Los encuentros internacionales de Saint-Imier han permitido reunirse a numerosos grupos y militantes que son miembros y no miembros de la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA). La IFA tratará de hacer un balance de los últimos días.
Hace ciento cuarenta años, en esta ciudad, se estableció un movimiento anti-autoritario. Desempeñó un papel importante en la creación de un movimiento organizado de anarquistas. Trabajaron en pro de una profunda transformación social, y con este fin hemos participado, como IFA, en el encuentro internacional en Saint-Imier.
Lo que tenemos que ofrecer es el mejor tipo de sociedad que la humanidad sea capaz de lograr. Queremos crear un mundo en el que se haya logrado la más completa igualdad económica, es decir, que no exista ninguna propiedad personal, sino que produzcamos y poseamos todo en común, sin necesidad de dinero.
Pero además de la igualdad económica, habrá el máximo de libertad personal. Esto significa que viviremos como queramos, y nadie podrá obligarnos a hacer lo que no queramos o impedirnos hacer lo que queramos, a menos que eso limite la libertad de otros. Además, no habrá jerarquías ni opresión de ninguna clase. No será necesario un Estado o policía, porque no necesitaremos control ni coerción. Y no habrá guerras ni conflictos globales porque no tendremos enemigos políticos ni ningún deseo de apropiarnos de los recursos de otros. Eso es lo que llamamos anarquismo.
Los anarquistas rechazan la idea de que está en la naturaleza humana el explotarnos unos a otros, y que no somos iguales. Es verdad que los dirigentes y los Estados han mantenido ese sistema a través de los siglos. Esa mentira justifica el capitalismo como un sistema «natural». Se oye decir que hay una «crisis» del capitalismo, pero el capitalismo es la crisis. A escala histórica es un sistema reciente y ya ha puesto a la humanidad de rodillas en numerosas ocasiones antes de llevarnos a la situación actual. Pero a través del mundo la gente ve la mentira y resiste contra los Estados y el capitalismo como nunca antes lo había hecho, y trata de coordinar sus esfuerzos a través de las fronteras nacionales. Eso hace a la sociedad anarquista más posible que nunca.
Pero el anarquismo no es utópico. Obviamente, para que una sociedad así funcione, hay que cambiar primero muchas cosas, y nuestra tarea consiste en ayudar a desarrollar esas grandes transformaciones y proponer un análisis que sea útil para ello. La clase obrera, con la que nos referimos a todos los explotados y empobrecidos, incluidos nosotros, debe crear un movimiento de masas. Ante todo, no debe confiar la lucha a nuevos dirigentes con ideas viejas; debe definir ella misma su camino.
Hoy en día, los movimientos sociales llevan a cabo nuevas formas de organizarse que se asemejan en gran medida al anarquismo. Por ejemplo, el hecho de llevar a cabo las acciones directamente y hacerlas progresar a pesar de los obstáculos, y experimentar con formas no jerárquicas de organización. Esto incluye a los movimientos estudiantiles, la acción contra la destrucción del mundo natural y los recursos comunes, las luchas antimilitaristas, las luchas contra las cumbres del G8 y el capitalismo en general, y más recientemente, la lucha contra la austeridad que une a la clase obrera internacional. Movimientos tales como Occupy y los Indignados y movimientos similares de auto-organización y contra el sistema bancario han demostrado la importancia de utilizar la acción directa para reclamar el espacio público. Los levantamientos de los oprimidos pueblos indígenas en las últimas décadas, tales como los zapatistas, han inspirado a los nuevos movimientos sociales y han influido en el propio anarquismo. Estos nuevos movimientos crean grandes asambleas para tomar decisiones en conjunto sin líderes. Se constituyen federalmente, como organizaciones de igual estatus, sin órganos centrales de toma de decisión.
Pero estas tentativas no siempre logran éxito porque los cambios sociales significativos exigen también que cambiemos nosotros como individuos. Queremos ser libres e iguales como individuos, pero debe existir también la responsabilidad personal. La misma clase obrera tiene sus divisiones y opresiones, y sus jerarquías, que no desaparecerán solo porque no queramos tener dirigentes y porque queramos ser todos iguales. Como miembros de la clase obrera, luchamos por tanto con nosotros mismos contra nuestro propio racismo, nuestro sexismo y nuestras actitudes y prácticas patriarcales. Luchamos también contra la afirmación según la cual la heterosexualidad es la norma, o las categorías claramente definidas como «masculino» o «femenino» son «normales». Debemos identificar, y oponernos, a la discriminación y los estereotipos basado en la edad o la capacidad. Hasta que las desigualdades y la sumisión a la autoridad no sean identificadas y abolidas, no podremos ser libres, por lo que nos identificaremos y nos opondremos a ellas en los movimientos sociales y en las organizaciones de trabajadores tanto como en la sociedad en general.
Por último, para crear esta sociedad libre e igualitaria, la propia clase obrera debe derribar a los poderosos y al capital. Llamamos a esto «revolución social». Los anarquistas tratan de suscitar en el seno de la clase obrera la confianza en nuestra capacidad para tener éxito del modo más rápido y menos violento posible. Lo lograremos mejor uniéndonos a otros trabajadores para ganar pequeñas victorias. Lo hacemos mejor por la acción directa y no a través de reformas y negociación con los patronos. La acción directa significa no esperar, sino tomar lo que nos debería pertenecer a todos. Tenemos que afianzar nuestras luchas a través del apoyo mutuo. Esto significa solidaridad en tiempos difíciles. Al mismo tiempo que nos ayuda en el día a día, demostramos a la gente lo que somos. Por lo tanto, practiquemos ahora la anarquía al máximo posible según nuestra manera de organizarnos para demostrar que una sociedad anarquista es posible.
Saludamos a los compañeros del pasado, su trabajo y los sacrificios personales que hicieron para la emancipación humana. Seguimos su tarea y desarrollamos de manera crítica sus ideas, aplicándolas a nuestra situación actual. Ellos, a su vez, saludaron a la clase obrera mundial en ese momento de su historia, en su combate por una verdadera libertad e igualdad.
La IFA se ha ocupado de muchos temas en los últimos cinco días, y en particular:
-La crisis económica y las luchas sociales
-La solidaridad internacional
-El antimilitarismo
-Lo antinuclear y las energías alternativas
-La emigración
Sobre esta base, la IFA ha reforzado sus propias actividades e invita a todos los explotados a luchar por la transformación de la sociedad, por el anarquismo.
Saint-Imier, 12 agosto 2012
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