(junio 2013)
La mañana del pasado 26 de abril, lluviosa y fría, hacía presagiar un reparto de inclemencias con las que compensar las lluvias durante las procesiones católicas de años anteriores. El «por qué Zeñó, por queeeé… Zeñó» amenazaba como Dios del Antiguo Testamento. Pero no fue así, la tarde espléndida, el sol radiante de alegría, y la temperatura extraordinaria, en definitiva, una tarde que invitaba al hedonismo. Una prueba más de que Dios no existe.
Con el humor y la alegría características, en claro contraste con el culto a la muerte, a la tortura y al martirio de las procesiones, partía pasadas las ocho de la tarde la manifestación, en la que participaron entre 300 y 500 personas.
Buena parte de las consignas hacían referencia a la enseñanza, pero no se olvidó la libertad de expresión y manifestación.
La ficción democrática, fiel aliada en este caso del fantasma divino, volvía a conceder la exclusividad de las calles a la Iglesia católica, y por tercer año consecutivo volvía a ser desplazada la marcha atea en el tiempo; y nuevamente la espada de Damocles sobre la manifestación.
El visto bueno de la Delegación del Gobierno en Madrid, además del tono autoritario característico de estos escritos, amenaza, en términos democráticos se debe decir algo así como «se informa de las consecuencias…», con disolver la manifestación si las consignas coreadas son contrarias a la vergonzosa norma que convierte el pecado de los creyentes en delito para los que no lo son.
La enseñanza, reivindicación principal de este año. La idea de enseñanza no debería de ir seguida de ningún calificativo, si añadimos laica es porque tenemos la necesidad de diferenciarla de la religiosa que nos quieren imponer. La misión de la enseñanza consiste en demostrar a la infancia, a través de un método puramente científico, que cuanto más se conozcan los productos de la naturaleza, sus cualidades y la manera de utilizarlos, más abundantes serán los productos alimenticios, industriales, científicos y artísticos, convenientes y necesarios para la vida, y con mayor facilidad y profusión saldrán de nuestras escuelas hombres y mujeres dispuestos a cultivar todos los ramos del saber y de la actividad, guiados por la razón e inspirados por la ciencia y el arte, que embellecen la vida y justifican la sociedad.
Hasta el año que viene, nos volveremos a encontrar en el jueves… ya ateo y anticlerical.
«No perdamos el tiempo pidiendo a un dios imaginario lo que únicamente puede procurarnos el trabajo humano».
Asamblea Vecinal La Playa de Lavapiés
Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL)
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