Las multitudinarias concentraciones y acampadas que están sembrando las plazas de ciudades y pueblos desde el pasado día 15, son un claro ejemplo de la capacidad organizativa del pueblo, cuando decide ser protagonista de su propia vida; superando la «apatía», la resignación y la ausencia de una toma de conciencia con la que articular respuestas, para afrontar y construir alternativas a los múltiples problemas que hoy sufrimos el conjunto de la población: trabajadores/as, parados/as, estudiantes, inmigrantes, jubilados/as, precarios/as...
Las fórmulas organizativas desarrolladas en estas movilizaciones, evidencian la viabilidad de la participación directa por medio de asambleas para la toma de decisiones que canalicen nuestras aspiraciones, reivindicaciones y que nos hacen superar el individualismo. Haciéndonos partícipes y no espectadores/as de un sistema basado en el delegacionismo y la representatividad, que anula nuestra individualidad. Asambleas, turnos de palabra, comisiones de trabajo, responsabilidad, capacidad, organización, autogestión, coordinación, implicación y visibilización, son los dientes colectivos que mueven este engranaje, capaz de desafiar a las instituciones y provocar una expectación y un debate público que ha eclipsado la campaña electoral y los recurrentes contenidos de la prensa nacional e internacional.
Las ilusiones generadas por las masivas movilizaciones, no pueden permitir olvidarnos que esta situación, pretenderá ser instrumentalizada, desvirtuada y dirigida por entidades políticas, sociales y sindicales; que tienen más temor incluso que el gobierno a perder la poca legitimidad que aún queda en la conciencia de algún ciudadano/a. Asimismo deben analizarse en profundidad las propuestas y mensajes que emanan de estas movilizaciones. Puesto que superar el bipartidismo y una modificación de la Ley Electoral, no nos hará más libres, ni favorecerá la soberanía de cada individuo. Hemos de constatar que las reivindicaciones se centran en los necesarios cambios sociopolíticos; pero hay una carencia de denuncias y propuestas referidas al ámbito laboral: denuncia clara y explícita del papel colaborador de las centrales sindicales institucionales, de la vigente Reforma Laboral y el amplio margen legal para la ejecución de EREs y la destrucción del empleo...
La desobediencia es el elemento fundamental que ha caracterizado desde el pasado día 15, todas las movilizaciones y expresiones de protesta. Retando y desafiando una vez más, la represión y los intentos de frenar las acampadas, desde las diferentes delegaciones de gobierno y Juntas Electorales. Fortaleciendo aún más, la participación, la implicación y la toma de conciencia de la necesidad de organizarnos. Un pulso colectivo que demuestra nuestra arrolladora fuerza cuando nos asociamos y decidimos no cejar en nuestras reivindicaciones. Un latido en nuestros corazones que bombea un despertar de conciencias que nos hace reaccionar, extender la movilización, la solidaridad y la superación del miedo, como elemento neutralizador de la lucha.
Cualquier noche puede salir el Sol y en la céntrica plaza madrileña llevamos una semana esquivando el ocaso; materializando desde la práctica que no sólo es posible, sino necesario el asociarse, unirse y luchar para cambiar nuestro presente más inmediato y trazar desde la autoorganización los pilares de una sociedad sin poderes, desigualdades, represión y delegacionismo. El 22 de mayo, con más conciencia y visibilización que nunca, respondamos con la abstención, porque nosotros/as mismos/as nos hemos demostrado que la clase política ni nos representa ni la necesitamos.
Desde CNT continuamos participando y llamando a la movilización permanente y a la lucha, como medio para resolver los problemas en cualquier ámbito de nuestras vidas.
Sigamos construyendo a la vez que desobedeciendo. ¡La protesta continúa!
¡De noche como de día la lucha también es mía!
Las fórmulas organizativas desarrolladas en estas movilizaciones, evidencian la viabilidad de la participación directa por medio de asambleas para la toma de decisiones que canalicen nuestras aspiraciones, reivindicaciones y que nos hacen superar el individualismo. Haciéndonos partícipes y no espectadores/as de un sistema basado en el delegacionismo y la representatividad, que anula nuestra individualidad. Asambleas, turnos de palabra, comisiones de trabajo, responsabilidad, capacidad, organización, autogestión, coordinación, implicación y visibilización, son los dientes colectivos que mueven este engranaje, capaz de desafiar a las instituciones y provocar una expectación y un debate público que ha eclipsado la campaña electoral y los recurrentes contenidos de la prensa nacional e internacional.
Las ilusiones generadas por las masivas movilizaciones, no pueden permitir olvidarnos que esta situación, pretenderá ser instrumentalizada, desvirtuada y dirigida por entidades políticas, sociales y sindicales; que tienen más temor incluso que el gobierno a perder la poca legitimidad que aún queda en la conciencia de algún ciudadano/a. Asimismo deben analizarse en profundidad las propuestas y mensajes que emanan de estas movilizaciones. Puesto que superar el bipartidismo y una modificación de la Ley Electoral, no nos hará más libres, ni favorecerá la soberanía de cada individuo. Hemos de constatar que las reivindicaciones se centran en los necesarios cambios sociopolíticos; pero hay una carencia de denuncias y propuestas referidas al ámbito laboral: denuncia clara y explícita del papel colaborador de las centrales sindicales institucionales, de la vigente Reforma Laboral y el amplio margen legal para la ejecución de EREs y la destrucción del empleo...
La desobediencia es el elemento fundamental que ha caracterizado desde el pasado día 15, todas las movilizaciones y expresiones de protesta. Retando y desafiando una vez más, la represión y los intentos de frenar las acampadas, desde las diferentes delegaciones de gobierno y Juntas Electorales. Fortaleciendo aún más, la participación, la implicación y la toma de conciencia de la necesidad de organizarnos. Un pulso colectivo que demuestra nuestra arrolladora fuerza cuando nos asociamos y decidimos no cejar en nuestras reivindicaciones. Un latido en nuestros corazones que bombea un despertar de conciencias que nos hace reaccionar, extender la movilización, la solidaridad y la superación del miedo, como elemento neutralizador de la lucha.
Cualquier noche puede salir el Sol y en la céntrica plaza madrileña llevamos una semana esquivando el ocaso; materializando desde la práctica que no sólo es posible, sino necesario el asociarse, unirse y luchar para cambiar nuestro presente más inmediato y trazar desde la autoorganización los pilares de una sociedad sin poderes, desigualdades, represión y delegacionismo. El 22 de mayo, con más conciencia y visibilización que nunca, respondamos con la abstención, porque nosotros/as mismos/as nos hemos demostrado que la clase política ni nos representa ni la necesitamos.
Desde CNT continuamos participando y llamando a la movilización permanente y a la lucha, como medio para resolver los problemas en cualquier ámbito de nuestras vidas.
Sigamos construyendo a la vez que desobedeciendo. ¡La protesta continúa!
¡De noche como de día la lucha también es mía!
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